![]() ![]() Sovereign 28 de Julio de 2012 ✏️ Blogs de Mediterráneo
Impresiones del Crucero "Sovereign", sus instalaciones, sus excursiones, etc.Autor: RuperCDP Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (15 Votos) Índice del Diario: Sovereign 28 de Julio de 2012
Total comentarios: 6 Visualizar todos los comentarios
Etapas 4 a 6, total 8
Esa noche fue la única que nos dimos cuenta de los meneos del barco ya que se balanceó un poco en el trayecto entre Túnez y Nápoles. No se si es lo habitual, porque había quien decía que el trayecto entre Mónaco y Barcelona era el peor y ni nos enteramos. Supongo que cada uno contará la película según le vaya.
Pues nada, ese día teníamos el "regalo" de desembarcar a las nueve de la mañana y no teníamos que madrugar demasiado. Así que en el mismo plan que el día anterior, nos arreglamos con tiempo para ir a desayunar y volver al camarote a por las cosas, ya que íbamos con tiempo. Sin embargo fuimos al restaurante el Duero y aunque la entrada y las colas para coger comida del buffet apenas existían, sí que había mucha gente y los camareros no daban abasto, con lo que tardaron bastante en servirnos el café y en mi caso quería probar el pan tostado y en eso tardaron más en traerlo. Aún así, como dije, desayunar en dicho restaurante es una pasada. Después de eso, pasamos por el camarote a por cosas necesarias. Así que nos aprovisionamos de bronceador, gorra y una botella de agua que pedimos el día antes en el bar. No pusieron ningún problema a darnos durante el crucero las que pedimos, por lo que eso de que las cobran debe pasar desde hace muy poco. En cualquier caso era agua del tiempo, que se calienta muy rápido en un día caluroso como ese y donde íbamos a ir a Pompeya. DESEMBARCO CAÓTICO Uno de los peores momentos del crucero fue el desembarco de Nápoles pero sobre todo por culpa de la gente que en algunos casos tiene muy poca vergüenza, si puede pasa por encima de quien sea y provoca situaciones de tensión. El caso es que pienso que la tripulación del crucero podía haberlo organizado un poco mejor ese día. El desembarco en esta ocasión iba a ser por la cubierta 4, es decir, en la recepción y por donde habíamos entrado al crucero en Barcelona. Allí nos citaron y allí se juntó todo el mundo que iba a salir del barco, provocando una considerable aglomeración (me consta que Iberocruceros sentaba a la gente en su teatro y les iba haciendo salir ordenadamente). El problema fue que cuando Marta Rossi empezó a llamar por megafonía a los del primer turno, todo el mundo estaba mezclado y aglomerado y llegar a la salida era difícil por lo que empezaron los empujones. A ello se unieron los "listos" que se dieron cuenta el día anterior que nadie controlaba en las tarjetas si te colabas y así lo hicieron y con todo el descaro porque tenían la tarjeta a la vista en muchos casos y se veía que no era su turno. Ahí empezaron las protestas y voces de los que se sentían agraviados y recriminaban a los pobres chicos de animación (que estaban organizando la salida), que no controlasen la tarjeta, a lo que ellos pedían a la gente que fuesen civilizados (angelitos, pensar que el español es una persona cívica y con modales). Por si fuera poco, "parió la abuela". Y es que cuando ya estaban en otros turnos, llegaron muchos de los primeros que no se enteraron del aviso por megafonía, y que también llegaron en avalancha. Todo ésto me produjo un poco de vergüenza ajena, porque por el medio había niños y gente mayor, en medio del tumulto y de los empujones. Así que si queréis mi consejo, si vais a ir en el "Sovereign" y en Nápoles se sale por la cubierta 4, esperad a que se vaya la mayoría, porque desde las nueve de la mañana hasta las 8 de la tarde que vuelve a salir el barco tenéis tiempo de sobra, incluso para regresar con unas cuantas horas de antelación. EL TRASLADO A POMPEYA Por fin estábamos fuera del barco y después de pasar por la terminal del puerto, donde no nos pidieron ningún documento para salir, comenzamos nuestra excursión por libre. En Nápoles tienes tres opciones: Quedarte en la ciudad, que es feísima, o mejor dicho, muy descuidada, irte a la bella isla de Capri (para lo cual hay que coger un ferry en otro dique cercano a donde está el "Sovereign") o irte Pompeya. Esta opción es por la que nos decantamos, ya que habíamos escuchado maravillas de las excavaciones. Y las opciones para ir a Pompeya eran tres. Por una parte coger la excursión del barco, que además de la visita, incluía un recorrido panorámico en autobús por Nápoles y que era muy cara. La otra era coger una excursión externa, que no era nada cara e incluía la guía, y que os puede resultar atractiva. En nuestro caso veíamos el tema de ir por libre claro y no queríamos depender de horarios y de ir en un grupo grande detrás de una guía si podíamos evitarlo, aunque para nosotros también es una opción muy válida. En cualquier caso, fuimos por libre, teniendo la guía de la Web de Coppi, que viene a ser como el "ángel de la guarda" de los que queríamos ir por libre. En este caso, salimos de la terminal y seguimos adelante por el extenso aparcamiento donde te van a abordar taxistas para llevarte a cualquier lado (no tan pesados como los vendedores de Túnez). Fuimos a tiro fijo a la avenida que discurre en paralelo al puerto, y al cruzarla nos encontramos con un kiosco donde nos vendieron el abono para coger el transporte público y los trenes de cercanías por 8,5 euros todo el día. Realmente le dices al chico del kiosco que quieres ir a Pompeya y ya te lo vende directamente porque está más que acostumbrado. En la web de Coppi ponía que teníamos que coger allí mismo el bus 1 para ir a la estación de trenes circumvesuviana, aunque nos encontramos con que realmente el bus era un tranvía, cuyo recorrido finalizaba precisamente donde ese quiosco. Lo cogimos y tras algunas paradas y después de abandonar ese paseo marítimo y girar a la izquierda ya nos encontramos con esa estación de trenes. Allí pedimos un horario al personal de la estación que amablemente nos lo dio y nos dijo qué tren debíamos coger. Era un cercanías que iba en dirección a Sorrento y que salía cada media hora, tardando en llegar a Pompeya entre 25 y 40 minutos, en función de las paradas. Eso sí, el tren en cuestión muy viejo y con muchos meneos, me recordó a los regionales que había en España hace más de 20 años en algunas zonas, siendo el aire acondicionado bajar la ventanilla y con mucha gente dentro. Finalmente llegamos a la estación, que se llama "Pompei Scavi" poco antes de las 11 de la mañana. POMPEYA. UN LUGAR IMPRESCINDIBLE PARA VISITAR Tras salir de la estación y caminar algunos metros llegamos a la entrada de las excavaciones de Pompeya y nos dio un "bajón" cuando vimos la tremenda cola que había para comprar las entradas. Nos armamos de paciencia en la cola pensando que íbamos a estar hora y media al menos, entretenidos en charlar con otra gente que estaba delante nuestra y que también venía del barco. Curiosamente, una de esas personas tenia los manuales de la "Web de Coppi" impresos al completo, con post its y encuadernado (y yo que pensaba que me había pasado teniéndolo todo muy planificado). Por fortunal, lo que parecía una cola tremenda, apenas duró 20 minutos, porque realmente va muy rápido y hay muchas ventanillas abiertas. Un consejo: Pedid en la taquilla un mapa de la excavación ya que os va servir de mucho (Pompeya es inmenso). La entrada cuesta 11 euros pero fueron de los mejor invertidos en cualquier museo o atracción que haya visitado en mis viajes. Así pues nos pusimos manos a la obra sin saber muy bien donde ir, así que lo organizamos por los sectores (o barrios) que tiene marcado el mapa. Hay que decir que puedes coger una guía escrita complementaria gratuíta y una audioguía, aunque no se el precio, para enterarte de lo que visitabas. Nosotros fuimos por libre con la guía escrita. Nos dimos crema para empezar a caminar y rápidamente quedamos asombrados por el buen estado de conservación de las calles y viviendas de Pompeya. Comenzamos el recorrido por la parte donde estaba el teatro y fuimos haciendo un recorrido detenidamente por las diversas calles que había hasta llegar al anfiteatro, que esto ya nos lleva un cacho, ya que tienes la posibilidad de entrar en varias de las casas para ver restos de la vivienda, en algunos sitios lo que era la cocina, mosaicos y murales en muchos casos en buen estado, etc. Probablemente con una guía y de forma organizada nos hubiésemos enterado mejor de algunas cosas de las que estábamos visitando, pero tampoco nos importó excesivamente, y además estábamos casi solos, ya que al ser un sitio muy grande, tampoco hay aglomeraciones. Es un sitio para quedarte pasmado durante horas. Sí que me gustó mucho ver las domus de la gente importante de Pompeya, con su claustro y patio interior y las diferentes dependencias, y las termas, en algunas de las cuales habían cadáveres de gente petrificada por la lava. Impresiona verlo. Después de haberlo visto casi todo, llegamos al Foro (la plaza principal de las ciudades romanas), que es donde hay restos arqueológicos de más valor, con diversos templos consagrados a las divinidades romanas. Allí cerca encontramos un bar-pizzería, donde inmediatamente compramos una botella grande de agua fresca, porque la que teníamos del barco estaba ya imbebible por el calor. A todo ésto llevábamos ya más de dos horas caminando bajo bastante calor, aunque estábamos protegidos con gorras y crema, pero el cansancio ya hacía mella. Vimos la última parte de Pompeya que nos quedaba, la cual estaban muchos tramos inaccesibles por obras, así que dimos por finalizada nuestra excursión por Pompeya, que nos duró algo más de tres horas. Es cierto que es un lugar para visitar tranquilamente durante todo el día por su gran valor, pero el tiempo que empleamos es más que suficiente para cualquier persona, ya que si estás más, con el calor que hacía vas a quedar agotado. De hecho nosotros pagamos una pequeña penitencia al "perdernos" y salir por una puerta distinta a la que entramos. Lo que nos valió una caminata extra de casi un kilómetro de vuelta a la estación de trenes. EL REGRESO AL BARCO Y NÁPOLES Eran algo más de las tres de la tarde cuando llegamos a la estación y teníamos unos cuarenta minutos de espera para el siguiente tren que iba a Nápoles, por lo que decidimos comer y cogimos dos trozos de "Pizza al Taglio" y dos coca colas por 9 euros, que para matar el hambre es la mejor opción sin que te sangren, aunque tampoco era la mejor pizza que he probado. Así hicimos la espera hasta que llegó el tren de vuelta a Nápoles. Debo decir que en mitad del recorrido también están las excavaciones de Ercolano, que es otro pueblo romano que quedó sepultado por la erupción del Vesuvio, y había gente que se bajó allí. Teniendo en cuenta que el barco no partía hasta las 8 de la tarde y si después de Pompeya estás aún con fuerza, puede ser hasta interesante, pero nosotros no lo hicimos. Llegamos a la estación de trenes y tocó esperar unos 20 minutos más o menos hasta que llegó el tranvía número 1 de vuelta al puerto. Eran casi las cinco de la tarde cuando llegamos, y teníamos tiempo de sobra para ir a visitar cosas de Nápoles por libre, pero entre el cansancio y que la ciudad tampoco nos motivaba especialmente (a pesar que en la "Web de Coppi" venían sitios monumentales más o menos cercanos al puerto), volvimos al barco. La impresión de Nápoles es que es una ciudad decayente con muchos edificios viejos y poco cuidados, con lo que casi se te quitan las ganas de pasear por allí. Eso sí, todo lo que hayáis escuchado de Nápoles es leyenda urbana. No te van a atracar a punta de navaja según bajes (como llegué a escuchar a alguna gente asustada). La zona cercana al puerto es bastante concurrida y no tiene peligro en ese sentido, más durante el día. Eso sí, vigilad las carteras y los bolsos, porque de eso si abunda, sobre todo en las aglomeraciones, donde aprovechan cualquier despiste los señores carteristas, y muchas veces no son kosovares ni musulmanes, sinó gente bien vestida para que no estés tan alerta. Pero bueno, eso de los carteristas ocurre en cualquier otra gran ciudad, por lo que no debe daros "miedo" salir a Nápoles. NOCHE TROPICAL EN EL BARCO En la terminal del puerto también encontramos tiendas de todo tipo de artículos, destacando licores como el Limoncello, aunque tampoco nada que nos llamara especialmente la atención. Así que embarcamos inmediatamente, y decidimos cambiarnos para ir a la piscina. Teníamos tiempo de sobra así que encontramos unas tumbonas en el solarium, ya que aún quedaba gente por embarcar y en esa zona siempre había menos problemas. Así que fuimos al bar a pedir unos refrescos y a ver tranquilamente el show de los animadores y las gymkhanas que planteaban a los que querían participar. Todo ello salpicado con un baño rápido en la piscina. Yo me entretuve un rato con las vistas desde el barco, de toda la ciudad de Nápoles y de su bahía, incluído el Vesuvio, antes de salir del puerto. Pero si algo destacaba por encima de todo era el majestuoso barco que teníamos al lado de Norwegian Cruises al cuyo lado éramos los hermanos pobres, vamos un crucero de auténtico lujo con unas balconadas impresionantes. Estuvimos en esa zona hasta que partió el barco a eso de las 20:00 h. Vimos el diario de abordo y encontramos con que era la "Noche Tropical" y que el espectáculo eran danzas brasileñas, y como el anterior show ya iba también de danzas, como que pasamos olímpicamente de ir. Nos preparamos para la cena y comimos bien a gusto gracias a los consejos del camarero que acertaba con sus sugerencias de platos, tuvimos una conversación bastante animada de diversos temas con Nidia, la persona que nos servía las bebidas, acerca de lo que vimos en Pompeya. Lo cierto es que estábamos reventados y queríamos ir ya a descansar, Aùs así fuimos a tomar al Spinaker algo de tranquilos, sin estar mucho tiempo, ya que el sueño empezaba a hacer mella, más por el cansancio de la "pateada" por Pompeya y el calor que por otra cosa. Al día siguiente además tocaba volver a levantarse temprano ya que llegábamos a Roma, y había muchas ganas de ver esa ciudad. Etapas 4 a 6, total 8
Llegaba probablemente el momento cumbre del crucero; la escala para ir a Roma, donde casi todo el pasaje se bajaba del barco para ir a ver una de las ciudades con más encanto y reclamos turísticos del mundo. Bueno, había que armarse de voluntad, porque iba a ser un día donde no íbamos a parar quietos y como nos dijo la guía que nos llevó por Roma, Luana: "¡Qué estresante es la vida del turista!"
![]() ![]() Bueno, al tema. La hora de desembarco era las 8 de la mañana en Civitavecchia, que viene a ser el puerto para cruceros y ferrys de Roma, y está aún a 80 kilómetros. ¡Y yo pensando que el puerto de toda la vida de Roma era el de Ostia! El caso es que ya después de varios días en el crucero ya tenías unas rutinas creadas al levantarse y eso fue lo que hicimos. Siguiendo las recomendaciones del camarero en la cena anterior, fuimos a desayunar a eso de las siete y cuarto para evitar las colas de la gente que suele ir un poco más justa de horario, y al ser aún poquitos en el restaurante "Duero", nos sirvieron con rapidez y pudimos estar muy tranquilamente. Bajamos al camarote a terminar de preparar el kit turístico con la gorra, el bronceador y la botella de agua que se volvería caldo horas más tarde ![]() ![]() En vista del caos de la salida de pasajeros del día anterior, teníamos el segundo turno de desembarco, pero pensamos que si se volvía a repetir, esperaríamos tranquilamente, ya que teníamos una excursión contratada y no iban a salir hasta que estuviese todo el mundo en el autobús. Sin embargo, en esta ocasión la salida estuvo mucho mejor montada, porque fue similar a la de Túnez. El punto de encuentro era la cubierta 3 (donde las fotografías), y a partir de ahí se formaba un pasillo para que en fila se bajase hasta la cubierta 1, donde se salía. Me sorprendió que al primer turno de salida, apenas había gente; no sé si porque muchos no se enteraron de dónde era la salida, si no habían acabado de desayunar o qué. Rápido bajamos nosotros, en cuanto llamaron a nuestro turno y la cola fue fluída, ya que aquí fuera del barco no te pedían ningún documento, ya que Italia es Unión Europea, mientras que en Túnez había cierta retención por el control de pasaportes. Aún así y dentro de que no había colas, me sorprendió la cara que es capaz de echarle alguna gente, como una señora que se coló delante mía pasando por debajo de la cinta que delimitaba el pasillo, y cuando algunos se lo recriminaron ella contestó: "¡Es que tengo que caminar bastante hasta el comienzo de la cola!" La gente se echó a reir de la jeta que gastaba la paisana, pero llega a tocar con otra gente y es entonces cuando se dan las discusiones y malos ratos, que por otra parte no merece la pena meterte en ellos porque has ido de vacaciones y a pasarlo bien. ¿POR QUÉ NOS DECANTAMOS POR UNA EXCURSIÓN CON AGENCIA EXTERNA? (OJO, QUE SEPÁIS QUE TENÉIS QUE ANDAR 15 MINUTOS HASTA EL PÁRKING DE LOS AUTOBUSES) Como siempre, hay tres opciones. En este caso la primera y que llenó muchos autobuses de cruceristas (creo que llegué a contar 20) fue la excursión de Pullmantur, e igual ese es el motivo por el que no había muchas aglomeraciones en la salida, ya que éstos salen por otro sitio. Honestamente, la única ventaja que le veo es que los autobuses esperaban a la puerta del barco, pero lo que nos echa para atrás es que por excursiones y rutas idénticas a la de cualquier agencia externa, te cobraban entorno a los 80 euros, aunque te ofertaban también otras opciones más económicas como el simple traslado a Roma por 20 euros, que estuvieses a tu aire y volvieses al bus a la hora indicada. Intentan meter mucho miedo con el tema de que con las excursiones oficiales si hay retraso el barco tiene que esperar y que si se hace por libre o con agencia externa no se espera. En este crucero no escuché ningún caso que se quedase en tierra. Eso sí, lo que nos decantó a nosotros a coger una excursión con agencia externa fue la poca seguridad que nos ofrecía ir por libre, aunque luego no era para tanto. Creo que es una buena opción, pero si eres de los que te preocupas y estresas con los horarios es mejor ir organizado. Los trenes en Italia en muchas ocasiones van con retraso, hay casos en los que no hay sitio e incluso en otros cancelaciones. Aquí lo mejor puede ser volver con bastante tiempo y coger el tren sobre las cuatro de la tarde de vuelta a Civitavecchia, teniendo en cuenta que el trayecto es de una hora y que el barco parte a las siete. De hecho, todas las excursiones organizadas regresaban de Roma sobre las cuatro. El tema es que la estación de trenes de Civitavecchia está a 15 minutos andando del barco, al lado del párking de autobuses y del castillo-fuerte Michelangelo (la única cosa monumental de la ciudad) y que por 9 euros tienes un bono para ir y volver en tren a Roma y montar en el metro tantas veces quieras. Teniendo en cuenta que la zona monumental esta a dos paradas en metro de la estación central de Roma (Termini) y que solo el Vaticano está un poco más alejado, luego pensé que la opción era muy económica y que solo había que tener un poco de cuidado con los horarios (no apurarlos), pero en honor a la verdad con la agencia externa quedé muy contento. Cogí la excursión con S2S, como podía haberla cogido con otra agencia, ya que los precios eran muy similares. En este caso nos costó 27 euros por cabeza, más luego otros dos euros por los auriculares para seguir a la guía y otros 13 que me quise gastar por entrar al Coliseo. Esta empresa también ofertaba ir a la capilla sixtina pagando la entrada o simplemente pagar los 27 euros y tener un visita guiada por Roma sin pagar entradas. Como veis, hay diferencia de los 80 euros de hacer lo mismo con Pullmantur, pero el "peaje" es tener que caminar 15 minutos desde el barco, atravesando el puerto hasta que llegas al párking de autobuses. Cierto es que hay autobuses gratuítos para salir del puerto, pero hay colas y normalmente tienes que esperar bastante, por lo que lo más práctico es ir andando, en un paseo que no se hace nada pesado a primera hora de la mañana. De hecho el camino al párking es claro, ya que hay gran cantidad de gente del barco que se dirige en la misma dirección. Por último deciros que todas las compañías externas te garantizan que si llegan tarde al barco y ha zarpado, se ocupan de tu alojamiento y traslado al siguiente puerto. Por lo visto, nunca les ha pasado y llegan con margen por lo general de hora y media al barco, pero también está por ver que pase la primera vez y a saber en qué condiciones cumplen con lo garantizado. Pienso que riesgos hay, por mínimos que estos sean. LA EXCURSIÓN CON ENTRADAS AL COLISEO CON S2S Voy a contar mi experiencia con esta compañía tratando de ser lo más objetivo posible, que no creo que sea muy diferente con cualquier otra, por lo que lejos de mi intención hacer publicidad. De hecho, ya os digo que me gustó más la organización en Roma que en Florencia. En el caso de S2S (no sé si en el resto igual), la empresa es una simple intermediaria que contrata guías y personal de la zona, que creo que también hace servicios con otras compañías. Eso sí, la asistencia y las visitas guiadas es en castellano. En la excursión desde Civitavecchia teníamos una encargada del autobús que nos acompañó hasta Roma, allí se hacía cargo la guía y la vuelta era por nuestra cuenta y solo con el conductor, sin nadie de la compañía, que no me gusta mucho eso, aunque sí teníamos un teléfono para emergencias. En lo que respecta a nosotros, fuimos paseando hasta la zona del castillo donde estaba el párking y allí ya había una persona de S2S para organizarnos. A los pocos minutos llegaron los autobuses y fuimos montando según íbamos llegando; a nosotros nos correspondió el 2 y en cuanto se completó salimos para Roma. El autobús era nuevo aunque antes de salir hubo quejas porque el motor estaba apagado y no funcionaba el aire acondicionado pasando calor. Se presentó la responsable del autobús y a eso de las nueve menos cuarto salimos en dirección a Roma. Ella nos explicó el plan de viaje y pasó por los asientos cobrando los 13,5 euros de la entrada al Coliseo y los dos de las audioguías que aquí era obligatorio cogerlas. A los 20 minutos de salir paramos en un área de servicio para que quien quisiese fuese al baño. Me sorprendió mucho que en un trayecto no muy largo se hiciese una parada así, ya que en el caso de Florencia era un recorrido mayor y ahí si que no se paró. El caso es que estuvimos casi 15 minutos parados y el conductor volvió a apagar el contacto y dejarnos sin aire acondicionado lo que originó que unos compañeros andaluces se lo tomasen a guasa y vacilasen al conductor ![]() ![]() ![]() De nuevo en ruta, la encargada nos repartió las audioguías y nos explicó cómo funcionaban. Además desde que entramos en Roma nos iba explicando cosas de la ciudad y de los sitios que íbamos pasando mientras nos dirigíamos al Vaticano, incluída la historia de un castillo a orillas del Tíber donde escapaban los Papas cuando había una invasión. Sobre las diez de la mañana llegamos al Vaticano, donde nos dejó el autobús y se despidió la encargada dejándonos ya con la guía, Luana. UNA VISITA POR ROMA CON BUEN SABOR DE BOCA La verdad es que la guía era muy profesional y nos hizo la visita muy amena; a mí me encantó. De principio tenía una pañoleta atada a una caña de pescar de bastante altura que agitaba continuamente con lo que se le distinguía bien donde estaba en caso de aglomeración. Y el hecho de tener las audioguías te permitía estar a cierta distancia siguiendo sus explicaciones, sin necesidad de estar en un corro cercano a ella. Vamos, que lo considero impresicindible aunque no te obligasen a cogerlos. Así que presentación y primeras indicaciones. "Cuidado con las carteras, que en el Vaticano también hay carteristas" y dejó muy claro que no dejaban entrar al Vaticano con camisetas de tirantes, así que algunas mujeres tuvieron que comprarse algún foulard que vendían los vendedores ambulantes. Tuvimos una suerte increíble, ya que ¡¡¡¡No había colas para entrar en el Vaticano!!! ![]() ![]() ![]() Tiré muchas fotos ya que allí está permitido y la guía nos dejó tiempo libre para seguir viendo cosas a nuestro aire en la basílica. Tiempo que aproveché para cumplir con la tradición de tocar un pie a la escultura de San Pedro, ya que tampoco había casi cola, cuando por lo visto normalmente te pasas mucho tiempo de espera. Habíamos quedado en la entrada de la basílica y aún así tuvimos que esperar unos minutos más a que llegase una persona del grupo que se había despistado. No pasaba tampoco nada porque íbamos muy bien de tiempo. Después bajamos la escalinata para estar en la plaza donde Luana nos explicó todos los detalles a tener en cuenta, como la precisión con la que se había hecho la columnata. Nos indicó el edificio desde donde saluda el Papa y que estaba en el mismo bloque que la Capilla Sixtina y donde se pone la chimenea de la fumata blanca y negra cuando se tiene que elegir nuevo Papa. Así que salimos del Vaticano y fuimos a una tienda que estaba allí mismo donde la gente podía ir al baño, tomar algo y comprar un souvenir. A pesar de su situación no me pareció caro, ya que me costó 2,5 euros un té y un botellín de agua, aunque quien quería ir al baño sí que tenía que aguantar una cola larga. En esa tienda tenías los típicos sovenirs además de los rosarios para la venta propios del lugar. A las 12 y media quedamos con nuestra guía y nos dirigimos hacia el autobús, ya que nos íbamos a la zona monumental. La verdad es que nos hicieron un recorrido panorámico de lo más completo donde nuestra guía nos enseñó entre otras cosas un edificio muy grande que le llamaban la "tarta de boda" o algo así, la residencia del Primer Ministro, una de las calles más comerciales de Roma, etc. El bus nos dejó cerca de la Fontana de Trevi, que era una plaza mucho más estrecha de lo que me esperaba aunque me pareció impresionante. Eso sí, era el único sitio de Roma que encontramos aglomeración de gente; y es que la mayoría de excursiones dejaban allí a los viajeros para que comiesen. Nosotros no fuimos menos. Luana nos explicó la historia de la Fontana di Trevi y cómo había que lanzar la monedita (con la mano derecha y cruzando por encima del hombro izquierdo, de espaldas a la fuente), nos recordó la escena del baño de la "Dolce Vita" y nos rogó que no se nos ocurriese imitarlo ya que estaba prohibido ![]() ![]() En nuestro caso no fuimos a plaza España y preferimos estar tranquilamente por allí. Así que lo primero que hicimos fue el protocolo de lanzar la moneda con sus correspondientes fotos, sin demorarnos mucho porque había mucho turista que quería hacer lo mismo. Y luego fuimos a dar una vuelta por los puestos de souvenirs de la zona, aprovechando yo para comprar los típicos imanes y dos lápices con la cabeza de Pinocho. Después ya nos fuimos a comer, al sitio que nos dijo Luana y fue un acierto. Una pizzería en la misma Fontana di Trevi, donde comí un trozo de pizza con la masa fina y crujiente que sabía muy bien, tomé una coca cola y de postre un helado pequeño de tiramisú (que maravilla de helado) por unos seis euros. A las dos de la tarde quedamos de nuevo con nuestra guía y comenzamos el paseo andando por la zona monumental. A pesar de los avisos, hubo gente que no llegó a tiempo, aunque tenían un número de emergencia y quedaron con Luana para que se uniesen de nuevo en Piazza Navona. Paramos delante del panteón, con su obelisco, donde nos dio todo tipo de detalles y posteriormente continuamos hacia Piazza Navona que la pasamos muy de largo. Una pena porque es un sitio impresionante y que me hubiese gustado estar más tiempo. Eso sí, la guía nos dijo que lo mejor era recorrer Roma perdiéndose y descubriendo sus calles y sin seguir una ruta definida y eso es lo que me gustaría hacer en un futuro. De nuevo cogimos el autobús y nos dirigimos a la última parada, el Coliseo, que era lo que más ganas tenía de ver, y por lo que nos cogimos las entradas. Llegamos a las tres, después de ver en el autobús lo que es el "foro" (otra cosa que me gustaría haber visto detenidamente) y bajar andando por el arco de Constantino y ver unos centuriones romanos (dignos de "Asterix y Obélix" por sus barrigas ![]() ![]() Entramos y tras pasar el torno, ya nos adentramos en este impresionante monumento. De nuevo Luana nos lo explicó con todo lujo de detalles y nos dejó una media hora para sacar todas las fotos que quisiéramos y perdernos por sus entrañas. A nosotros nos dio tiempo de salir fuera y buscar los mejores ángulos para sacar una foto del Coliseo desde el exterior. A las cuatro y cuarto montamos en el autobús de vuelta a Civitavecchia y Luana se llevó las felicitaciones de los viajeros, llegando alguno a rogarle que nos acompañase e hiciese de guía en Florencia... Lo cierto es que se le echaría de menos allí. Como ya dije, regresábamos solos con el conductor, en un trayecto de más o menos una hora, donde fuimos en la tranquilidad más absoluta, ya que todos fuimos durmiendo como lirones casi todo el viaje, jeje. Estábamos tan reventados del calor y de caminar, que nos marcamos una considerable siesta. Así, todavía adormecidos, llegamos a Civitavecchia a eso de las cinco y media de la tarde, con hora y media de margen. Y tras bajar, optamos directamente por no esperar el autobús que metía a la gente en el puerto y decidimos ir andando tranquilamente, aunque aquí el trámite fue más lento. En el trayecto, primero nos hicieron enseñar la tarjeta del barco en un primer control donde el agente del puerto se asustó porque le abordó todo el mundo a la vez ("¡Piano, piano!" nos dijo ![]() ![]() PISCINA, GRILL Y CIRCO Sobra decir que a estas alturas ya teníamos unas rutinas cogidas, y que seguimos. Así pues entramos en el "Sovereign" sobre las seis y tras un paso rápido por el camarote a dejar las cosas, nos subimos hacia la cubierta de la piscina con su inconfundible olor a pies al salir del ascensor y pasar por delante del buffet panorana. ![]() Cogimos unas tumbonas en la cubierta que está por encima de la piscina y tras ir a por las bebidas estuvimos un rato contemplando el puerto y el barco de MSC que estaba al lado. Como siempre, me metí una baño rápido para refrescarme en medio de los niños y tras secarme decidimos ir a "merendar" al grill, que estaba abierto hasta las siete. Habíamos comido a la una y cuarto un trozo de pizza y había que entretener el estómago hasta la hora de cenar (las diez), pero había mucha gente en la misma situación que también fue al grill por lo que hubo que hacer algo de cola, ralentizada porque algunos dan vueltas adelante y hacia atrás en la barra, cogiendo todo lo que se encuentra por delante. En mi caso cogimos unos sandwiches para comer algo ligero y de forma muy tranquila en la tumbona, al tiempo que veíamos como partía el Sovereign. Tras esto bajamos a cambiarnos al camarote y a pensar qué hacer por la noche. Era la noche de blanco y negro y respeté las sugerencias de vestirme de ese color aunque no era necesario, y vimos que el espectáculo era un número circense de una pareja chilena llamada "Astro Dúo". Así que tras pedir los mojitos nos fuimos a la zona de palcos donde estuvimos las dos veces anteriores, dándonos cuenta de que había menos gente que entonces. En mi caso, no me esperaba el "Circo del Sol" pero el espectáculo me decepcionó en cierta forma, aunque aguantamos hasta el final. Había algún número que estaba elaborado de malabares y otro que jugaba más con los efectos visuales que con la propia habilidad del dúo, aunque a mí lo que no me gustó eran los prolongados gags humorísticos que a mi tampoco me hacían mucha gracia pero porque eran más infantiles que otra cosa y que duraban mucho entre número y número. El que sí me hizo mucha gracia fue el mago de la Noche del Capitán, que en esta ocasión si que hizo un gag muy gracioso vacilando a Marta Rossi y su compañera mientras daban las instrucciones para el desembarco del día siguiente. Nos sobraba tiempo antes de cenar, así que dimos una vuelta por la cubierta 5 donde echamos un vistazo rápido a la tienda de souvenirs, ya que el resto de tiendas no nos llamaba la atención y a una especie de mercadillo de ropa. Y antes de entrar a cenar fuimos a ver las fotos que ya estaban reveladas y que en nuestro caso no eran muchas, ya que tampoco nos prestamos a sacárnoslas; teníamos una al embarcar en Barcelona, otra en la escalera del "Día del Capitán" y otra cenando. Entramos a cenar, donde nos encontramos con que los camareros tenían un vestuario distinto al de los días anteriores, más informal. Así que en este caso volvimos a estar hablando de nuevo con Nidia y nos dijo que ese día al acabar la cena los camareros iban a hacer una animación y que nos quedásemos, además que después iba a haber una fiesta en la zona de la piscina con todo tipo de frutas para comer. Nos animamos a tomar un godello y nos dejamos aconsejar para cenar por las propuestas del camarero. Y aunque estábamos muy cansados del tute del día, Nidia nos insistió y convenció para quedarnos; y así de repente sonó la música y los camareros hicieron una coreografía, para posteriormente organizar una conga en la que nos animamos y acabamos participando casi todos los comensales, fue divertido. Me había llamado la atención lo de la fruta, pero estaba muy cansado. Aún así subimos a tomar un café, pero eso incluso sobró porque estaba prácticamente dormido, por lo que no quedó más que rendirnos a la evidencia e ir a dormir. Y es que al día siguiente volvía a tocar otra jornada larga... La de visitar Pisa y Florencia. Etapas 4 a 6, total 8
Después de las excelentes sensaciones que nos dejó los días anteriores Pompeya y Roma, el jueves llegábamos a la escala de Livorno, donde tenía muchas ganas porque me había creado unas altas espectativas con las imágenes que había visto de Florencia.
Sin embargo, si Roma era un sitio donde tenías que ir corriendo y era imposible ver todo, en Florencia había muchas cosas que ver, pero estaba todo concentrado en la misma zona, por lo que ibas muy sobrado de tiempo. Eso sí, el viaje desde Livorno era matador (más de 100 kilómetros). Así pues, como la hora de desembarco en Livorno volvía a ser las 8 de la mañana, volvimos a repetir rutinas sin apurarnos demasiado y volvimos a desayunar al restaurante "El Duero" con total tranquilidad, ya que no había gente. Esperamos a que nos sirviesen el café y el zumo y nos fuimos a coger cosas, en esta ocasión decidí no esperar por el pan, ya que el día antes vi que era pan Bimbo tostado, y en cambio cogí un bollito de pan. Curiosamente, durante el desayuno tuvimos en la mesa a una familia asiática, creo que de las primeras ocasiones que compartimos con gente de otra nacionalidad o idioma distinto al español. EL DESEMBARCO Y LAS OPCIONES DE QUÉ HACER EN LIVORNO Ese día fue el que nos tocó desembarcar los primeros, y fuimos a por las cosas al camarote (el kit con el bronceador, el agua, la gorra, etc.), cuando nos sorprendieron al empezar a avisar por megafonía que podíamos salir los del primer turno, casi 15 minutos antes de la hora prevista. Ya estábamos listos, con lo que salimos y al llegar a la cubierta 3 estábamos casi solos y salimos inmediatamente. El procedimiento era exactamente el mismo que en Roma y que en Túnez, y lo cierto es que las salidas estaban siendo bastante ágiles y el único momento de caos fue el de Nápoles. Sales del barco y te das cuenta que estás en un puerto inmenso, el de Livorno, que es de los más importantes de mercancías en Italia y allí te puedes perder. De hecho si quieres ir a la ciudad de Livorno, tienes que coger un autobús para salir de allí. Una vez allí, tienes muchas opciones. La más habitual es ir a Florencia, que es la que hace la mayoría, e incluso combinarlo con Pisa. Hay gente que quiere ir más tranquilo y se limita a ir a uno de los dos sitios, o incluso los que ya las conocen o no quieren aglomeraciones y se van a sitios menos concurridos como Lucca, Siena o incluso se quedan en Livorno, que tienes sus cosas que ver. De nuevo para organizar tus excursiones tienes tus tres opciones habituales. La de ir por libre, que era un poco más agobiante, sobre todo si quieres ir a Florencia y Pisa, aunque recomendable si vas a uno de los dos sitios. Sobre todo es complicado para llegar a la estación de trenes de Livorno, ya que primero tienes que coger un bus para salir del puerto, y cuando estás en la ciudad, tienes que coger otro autobús para ir a la estación de trenes. Luego, si paras en Pisa, son unos 20 minutos andando hasta la torre, aunque el desplazamiento es corto (20 minutos en tren) y lo bueno de Florencia es que la estación de trenes está en plena zona monumental, aunque hay que tener en cuenta que es casi hora y media de trayecto y no se puede ajustar mucho, ya que a la vuelta tienes que volver a coger dos autobuses desde la estación de trenes de Livorno para llegar al barco. Pero, como digo, si vas a un solo sitio, es una opción muy válida. Por otro lado está la duda de ir con la excursión de Pullmantur o con una agencia externa. Y yo aquí lo volví a ver más claro si cabe, ya que la diferencia de precio volvía a ser considerable y en esta ocasión los autobuses de la naviera paraban delante del barco, pero los de las agencias externas estaban al mismo lado, es decir, dabas la vuelta a un edificio y allí estaban. MI EXPERIENCIA CON S2S EN LA EXCURSIÓN DE FLORENCIA Y PISA Yo había reservado la excursión con esta compañía por 28 euros, porque como digo quería ir a Florencia y Pisa y me parecía arriesgado ir por libre. Al salir antes de tiempo del barco y ser del primer turno, todo fue muy rápido; nos subimos al bus 1 y salimos rápido. Pero debo decir que aunque no estuvo mal, el nivel del personal que nos llevó en esa excursión era inferior al que nos atendió en Roma. Era como comer caviar y pasar a comer chóped ![]() Antes de arrancar, se subió a presentarse la coordinadora del viaje, Simona, quien lo primero que nos dijo es que la forma de organización era muy distinta a Roma y que no comparásemos (al menos nos avisó). Y, eso sí, tuvo el detalle de darnos un mapa de Florencia por pareja para el rato que tuviésemos libre. Eso sí que se agradeció. En honor a la verdad, debo decir que no estuvo mal organizada del todo, pero el sabor de boca agridulce nos lo dejó la guía de Florencia por lo que explicaré luego. Simona nos dejó claro que le llamásemos ante cualquier contratiempo, porque en muchos trayectos en el autobús íbamos a estar solos. En el trayecto inicial hasta Pisa íbamos a estar acompañados por una responsable, pero de Pisa a Florencia y en la vuelta de Florencia a Livorno regresábamos solos. En cualquier caso, salimos rápido y nos fuimos en dirección a Pisa. Se nos presentó la responsable del viaje y en la casi media hora de camino no paró de hablar y explicar detalles de la excursión, eso sí, se agradeció los detalles que dio de la zona monumental, la historia de la torre de Pisa y demás, porque ya íbamos con algo de conocimiento y en Pisa íbamos a estar solos. No sé si el resto de excursiones les pasó lo mismo. Llegamos a un párking de autobuses en Pisa, ya que no pueden ir a la zona de la torre, y desde allí teníamos algo más de 15 minutos andando, explicándonos a priori la responsable del bus como ir, ya que no nos acompañaría. Eso sí, el hecho de salir pronto de Livorno, nos permitió tener casi hora y media de estancia en Pisa, lo cual es mucho más que suficiente, ya que allí solo hay que ver tres edificios en una zona muy pequeña. El paseo hasta allí fue tranquilo ya que apenas hay tráfico, aunque hay que tener cuidado en un paso a nivel sobre el ferrocarril. Así, después de pasar por algunos primeros puestos de souvenirs llegamos a una especie de entrada amurallada y nos encontramos de repente con la torre, la catedral y el Baptistero en un espacio muy ajardinado. Pisa es sota, caballo y rey. Esas tres cosas en un espacio muy masificado de turistas de todo el mundo, y eso que a la hora que llegamos decían que no había muchos. Estando por libre, lo primero que hicimos fue ver y fotografiar por fuera el baptistero y la catedral, y luego ya nos fuimos a ver la torre desde sus diversos ángulos y sacar infinidad de fotografías de distinto tipo, convirtiéndonos en los típicos guiris de los que muchas veces he renegado ![]() ¡Cómo no!... También hicimos la originalísima foto de sujetar la torre, al tiempo que podías ver a muchísima gente estirando los brazos haciendo lo mismo. La torre en sí es preciosa, aunque la sensación era un poco agobiante, ya que eran sobre las nueve y media de la mañana pero el calor ya era insoportable en una gran explanada (menos mal que en Florencia había sombras). Posteriormente mi novia fue a los servicios, donde había una cierta cola y (por supuesto) eran de pago, habiendo una persona expresamente para cobrar. Aprovechamos que la taquilla estaba cerca para ver cuánto costaba subir a la torre: 15 euros. Tampoco nos pareció excesivamente caro para lo que es el monumento, pero era en turnos cada media hora y nosotros no teníamos tiempo. Por último, nos pusimos a ver los puestos de souvenirs, aunque no vimos nada que nos convenciera y decidimos esperar a Florencia si queríamos comprar algo. Después de eso, volvimos andando tranquilamente hacia el autobús, ya que habíamos quedado a las 10:20 para salir hacia Florencia, y en el trayecto pudimos ver la educación de algunos conductores, a pesar de no haber casi coches, uno casi nos atropella en un paso de peatones (manda narices que en Nápoles no pase nada y en un sitio aparentemente tranquilo como éste sí ![]() De nuevo apareció Simona, que nos explicó que íbamos a ir solos sin responsable en el autobús hacia Florencia y que allí nos esperaría la guía. Así pues, el conductor emprendió la marcha por la autopista de peaje de Pisa a Florencia, en un trayecto en el que algunos aprovechamos para echar una cabezada, ya que era algo más de una hora de viaje. FLORENCIA, NICOLETTA Y SU FLOR Algo más allá de las once y media llegamos a Florencia, dejándonos el bus, justo delante de la estación central de Florencia (Santa María de Novella), donde nos esperaba nuestra guía, Nicoletta. Debo decir que le puso voluntad, pero después de tener a Luana en Roma, no hubo ni punto de comparación. Para empezar, ella tenía como señuelo para que la siguiésemos una flor de gomaeva que tampoco levantaba mucho ![]() Tampoco nos explicó si íbamos a tener audioguías, ya que todos las queríamos, y más después de ver el panorama, y se lo tuvimos que preguntar porque ya nos asustábamos y nos dijo "Si, ahora", sin más. Nos llevó a la contigua plaza de Santa María de Novella llevándonos al servicio donde (cómo no) había que pagar. Luego ya nos explicó que teníamos que esperar a una gente que nos trajesen las audioguías a quienes las quisiesen. A los cinco minutos aparecieron dos personas con un maletín y empezaron a vender las audioguías por dos euros formándose algo de retención porque éramos 50 personas. Me pareció menos operativo que el día antes en Roma, donde se nos dio en el mismo autobús para no perder tiempo. Así pues, todos con sus auriculares era imprescindible, porque Nicoletta tenía una voz bastante baja y con una cadencia monótona. Nos explicó el recorrido que íbamos a hacer y nos dijo que al acabar podíamos ir a comer al restaurante "Finisterre", que tenía precios razonables. Ya era distinto que en Roma, ya que ella lo dijo sin que le preguntase nadie, por lo que me mosqueó un poco. Después de ver por fuera la iglesia de Novella, callejeamos un poquito para llegar al gran atractivo de Florencia; el Duomo (la catedral). Impresionante toda ella cubierta con marmol de tres colores, pero con una aglomeración de gente descomunal, con lo que era muy difícil sacar fotos. Nicoletta nos dio una explicación demasiado extensa sobre la historia, técnicas arquitectónicas, las familias ricas de Florencia, etc. Y a mí la historia me gusta, pero cuando una persona se enrolla demasiado y su tono de voz es monótono hace que desconecte. Tras la catedral, fuimos por una calle comercial de Florencia, camino de la plaza de la Signoria y nos metió en una iglesia que tampoco le vi mayor atractivo, y de hecho posteriormente en las guías no he visto nada sobre ella. Pasó de largo de la Plaza de la República, que parecía bonita, y nos llevó a dicha plaza de la Signoria, que era más amplia. Nos explicó que era el centro político y civil de Florencia. La torre de la Signoría es uno de los principales reclamos y ahora es museo. En su interior está el David de Miguel Ángel, aunque fuera hay una réplica con la que todo el mundo se suele fotografíar. De todas formas en esa misma plaza hay muchísimas esculturas originales del renacimiento, que me harté a tirar fotos. De hecho, Nicoletta seguía a lo suyo, con extensas explicaciones sobre los Medici y el entorno político de Florencia, el renacimiento etc. Repito que me parece muy interesante, pero tampoco lo supo vender bien y al final casi toda la gente acabó por tener los auriculares puestos, pero pasando de la guía y tirando fotos a su aire por la plaza. Los comentarios entre la gente empezaban a denotar que estábamos todos un pocos cansados de la guía y el momento más cómico fue cuando un niño preguntó "¿cuando comemos?" a los que el resto empezamos a reir ![]() ![]() Allí Nicoletta se despidió, no sin antes recordarnos que allí estaba el restaurante "Finisterre" si queríamos comer. Pasamos por allí, pero los precios no nos parecían tan económicos como ella decía; de hecho no sé si alguien fue a dicho establecimiento. Lo mejor es que era la una del mediodía y teníamos casi tres horas para estar a nuestro aire hasta la hora que habíamos quedado en esa misma plaza para coger el autobús. Lo primero que hicimos fue buscar un sitio para comer, y encontramos en la misma plaza con otra gente de la excursión una especie de pizzería en porciones para recalentar, que nos valió para pasar el trámite de una forma más o menos barata; trozo de Calzone (con mucha masa y no mucho contenido, eso sí) y coca cola y listo. El siguiente paso fue ver los puestos de souvenirs del entorno de la Plaza Santa Cruz que tampoco nos llamó la atención demasiado y fuimos a las tiendas, que eran un poco más caras, pero las cosas eran de más calidad. Mi novia se compró un anillo de cristal y yo algún souvenir que estaba bastante bien. Nos encontramos también con una tienda de Pinocho, con una figura grande sentada del muñeco donde mucha gente nos tiramos una foto. En ese momento fue cuando empezamos a disfrutar de verdad la visita a Florencia. Era la hora de comer y la sobremesa y casi ya no había gente y además estábamos a nuestro aire, por lo que volvimos a ver con mucha calma la plaza de la Signoría y el Duomo y tirar fotos sin agobios, aparte de ir a una plaza de la República con su arco donde Nicoletta no nos había llevado y que a mí me gustó. Callejear por las calles del entorno y cruzarnos con otra gente del barco. Gente de nuestra excursión se encontró con la de Pullmantur, y resultó que tanto en Roma como ese día en Florencia habíamos hecho exactamente el mismo recorrido que ellos, por lo que su enfado era considerable por el dinero de más que se habían gastado. Regresamos a la plaza de la Santa Cruz y como nos sobraba aún tiempo, regresamos al río a contemplar de nuevo con calma el Puente Vecchio. Al final habíamos disfrutado la excursión por Florencia y mereció la pena y contemplo lo de la guía como algo de mala suerte que te puede tocar, y lo mismo en otro autobús tuvieron una guía fenomenal. A la hora convenida apareció otra vez la responsable de la excursión, Simona, e hizo recuento de todos antes de ir caminando al autobús. Salimos unos minutos más tarde de las cuatro, y el bus callejeó mucho por Florencia, atravesando el río y llevándonos a una especie de colina donde se veía una panorámica de la ciudad antes de coger una carretera llamada la Grande Strada, que era una especie de autovía gratuíta para ir a Livorno. Ni que decir tiene que aprovechamos para echar una cabezada hasta que llegamos al puerto. Llegamos a las cinco y media de la tarde, y como estábamos al lado del barco pudimos embarcar inmediatamente, con bastante tiempo para hacer más cosas. EL RESTO DEL DÍA MUY RELAJADOS. LLAMÓ LA ATENCIÓN UN ESCULTOR DE HIELO No había prisa ni ganas de ir a la carrera, eso sí, volvimos a ir a relajarnos a la piscina, encontrando rápidamente unas tumbonas libres en la zona del Solarium. Así pues, pedimos algo para beber y después de un chapuzón rápido, nos fuimos al grill a por unos sandwiches, ya que nos había gustado el sistema del día anterior, y para la cena aún quedaban unas cuantas horas. Así continuamos con el plan estresado de estar tumbados, y me puse a contemplar las panorámicas desde el barco. Y es que desde allí se veía Livorno, que parece también una ciudad interesante para visitar, en contraste al feo e industrial puerto. Esperamos a ver la maniobra del barco de salida del puerto a eso de las siete de la tarde, llamándome la atención que el "Sovereign" era remolcado por dos lanchas para maniobrar. Decir, que en el puerto también nos volvimos a cruzar con el crucero de "Norwegian Cruises" que nos encontramos en Nápoles, teniendo mucha envidia de los que allí estaban ![]() ![]() Estábamos cansados y después de ver a lo lejos la isla de Elba (creo que es donde Napoleón estuvo encarcelado hasta su muerte) bajamos al camarote a descansar. Pasamos olímpicamente del espectáculo, ya que lo que habíamos visto no nos entusiasmó salvo el número de magia, y a pesar que Marta Rossi el día antes nos lo vendió como algo innovador de lo que estaban orgullosos. No intentamos investigar si realmente merecía la pena. Antes de la cena, fuimos de nuevo a tomar algo en el bar y ver de nuevo las fotos, ya que teníamos nuestras dudas si cogerlas. Y a eso de las diez menos cuarto fuimos ya al restaurante "Guadiana". Como todas las noches, muy relajados, con un godello de no muy buena calidad pero que se agradecía, y haciendo caso a las recomendaciones del camarero para comer. Lo cierto es todos sus consejos eran buenos y eso es de agradecer, tanto para ésto como para los horarios en el día a día. La cena buena y muy relajados. Al final, el camarero nos dijo que al día siguiente nos iban a pasar una encuesta sobre el grado de satisfacción del crucero, y con un apartado sobre el restaurante que agradecería que la hiciésemos. No nos pidió expresamente que les pusiésemos una nota alta pero empezamos a intuír que la opinión de los clientes era muy importante para la compañía en lo que se refiere a sus empleados, lo mismo que para otras cosas son cutres y no les importa. Le tranquilice y le dije que estábamos encantados con ellos, lo cual era cierto. Nidia nos recomendó una especie de velada en la zona de piscina a eso de las once y media de la noche, porque había una persona que hacía esculturas en hielo. Y efectivamente, subimos a la piscina, donde los animadores habian creado diversos talleres de ocio y juegos populares, pero lo más espectacular era un hombre haciendo en el momento esculturas de hielo, que a mí me gustó mucho. Tampoco estuvimos mucho más porque se estaba levantando viento y hacía hasta frío. Total, que acabamos la jornada en el bar panorámico 360, donde no habíamos estado desde el primer día, ya que estábamos un poco cansados del Spinaker. Tomamos algo tranquilamente y a dormir, ya que al día siguiente el desembarco era a las siete de la mañana. Etapas 4 a 6, total 8
📊 Estadísticas de Diario ⭐ 4.9 (15 Votos)
![]() Total comentarios: 6 Visualizar todos los comentarios
CREAR COMENTARIO EN EL DIARIO
Diarios relacionados ![]() ![]() ![]() ![]() ![]()
![]() |