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Diario de viaje de dos parejas por el país escocés, durante 12 días.Autor: VITOGUAY Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.7 (6 Votos) Índice del Diario: ESCOCIA
01: viaje a Escocia
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Nuestro viaje a Escocia.
Nuestro viaje partió de Madrid hacia Edimburgo, con vuelo Easyjet. El más barato que encontramos, con diferencia; teniendo en cuenta que viajar a la capital escocesa es caro, esta compañía fue la más rentable. Eso sí, son muy restrictivos en cuanto al equipaje de mano, y hay que tener en cuenta los límites de peso y bultos antes de facturar, máxime teniendo en cuenta que es un viaje de varios días, y en el cual se necesita ropa de abrigo vayas en la estación que vayas. Una vez llegas al aeropuerto, en la misma puerta de salida te encuentras la parada del autobús Airlink, que en poco más de quince minutos te deja en la estación central, y por un precio irrisorio. El hotel elegido fue el económico Easyhotel. Ya habíamos tenido la experiencia en Londres con estos minihoteles, y la verdad, para estar todo el día pateando y sólo utilizar el hotel para lo básico, merece muchísimo la pena. Y a la pareja que viajaba con nosotros no le costó trabajo acostumbrarse a las pequeñas dimensiones. Estaba en la calle comercial de Edimburgo, a mano de todo, muy limpio y el precio baratísimo (unas 29 libras por persona/noche. Eso sí, no cuenta tienes que pagar aparte si necesitas que te limpien la habitación, y no cuenta con cafetería, aunque teníamos un Starbucks justo al lado). Nuestra estancia en Edimburgo fue de tres días, tiempo de sobra para ver la ciudad, ya que es bastante pequeña. Recomiendo que el primer día se haga una visita con los guías de Sandeman’s, los de la camiseta roja, que en cuatro horas, y por la voluntad, te enseñan lo imprescindible del casco antiguo, con un montón de datos históricos y anécdotas, y que sirve para tener una primera impresión de la ciudad que luego se conocerá con más detenimiento. Además, como la visita termina para la hora de comer, te sugieren un pub que está muy bien y te dan un bono descuento para el menú y la pinta de cerveza. Se puede visitar su página web, donde dicen el punto de encuentro y la hora a la que comienza la visita. Entre las atracciones que no te debes perder en Edimburgo, además de las que te vengan reseñadas en la guía que compres, serían: - El castillo: se invierte al menos medio día para verlo por completo, y se hace imprescindible la audioguía. Recomiendo haber leído algo sobre la historia de Escocia y de sus reyes para saborear mejor cada rincón. Permite además unas maravillosas vistas de la ciudad. ![]() ![]() - la catedral de St. Giles (y buscar el ángel gaitero de la capilla del cardo). Rebosa historia, que es imprescindible conocer antes de acceder a ella. - el Museum of Scotland (con un montón de curiosidades, entre ellas la oveja Dolly disecada). - una visita guiada al Mary King’s close para poder ver un barrio entero bajo tierra. - Una buena opción al caer la tarde es contratar con Sandeman’s la ruta de los fantasmas. Esta sí que es previo pago, pero merece la pena; visitas algunos cementerios de noche y aprenderás muchas costumbres escocesas, sobre todo en lo que atañe a las brujas. Al final del recorrido te invitan a una pinta en un pub conocido del centro. En definitiva, Edimburgo es una ciudad en la que todo está muy a mano, y pasear por sus calles es muy agradable, incluso por la noche, tanto por el centro histórico como por los aledaños de algunos de sus parques privados. En cuanto a las compras, tienes de todo, desde las típicas tiendas de suvenires, hasta tiendas de segunda mano que merecen muchísimo la pena (no os perdáis W. Amstrong and Son, en Grassmarket, enorme y con cosas chulísimas), pasando por tiendas con todo lo que se pueda necesitar para el montañismo y deportes de aventura (en nuestro caso, que fuimos en el mes de julio y con ropa bastante ligera, tuvimos que hacer uso de estas tiendas para proveernos de forros polares, leotardos, botas de trecking, bufandas, guantes… nos pilló un frío tremendo, y ningún día de los que estuvimos subimos de los 9 grados, además de la humedad y la dichosa lluvia, que no nos abandonó ni un solo día). Recomendamos para las cenas el pub Dirty Dik’s, en Rose St, una calle plagada de bares; fuimos asiduos a él por las buenas pintas y las contundentes hamburguesas de ternera (nada que ver con las de plástico americanas, te sorprenderán gratamente, si eres capaz de comerte una entera). Además, a buen precio y muy animado. El cuarto día nos dispusimos a recoger el coche de alquiler, contratado con la empresa Arnold Clark. Aunque pueda parecerte lo contrario (a nosotros nos tardaron dos semanas en contestar al primer correo) son muy formales, te incluye un seguro a todo riesgo y de precio no encontrarás nada igual. El día iba a trascurrir por las Tierras Bajas, para volver de nuevo a Edimburgo y hacer noche antes de poner rumbo hacia el norte. Nuestra primera parada fue la Capilla Rossling, vinculada a los templarios, realizada por William St. Claire y que te sonará por la película del Código Da Vinci. Te recomiendo que recopiles información en español sobre la misma antes de visitarla, pues esconde en su interior muchos relieves y máscaras medievales que no debes pasar por alto. ![]() ![]() Al estar tan cerca de la frontera inglesa desempeñó un papel clave en las guerras de independencia del s. XIII, y cambió de manos varias veces. Visitado en una ocasión por María Estuardo, pasó por muchas vicisitudes que merece la pena saber antes de visitarlo. ![]() Todas las tierras bajas están jalonadas con castillos y abadías interesantísimas, pero obviamente para la excursión de un día no da tiempo ni a una décima parte. Por ello te recomiendo que tengas muy claro lo que quieras visitar, y calcules el tiempo que se tarda en coche de un lado a otro. Ten en cuenta que en Escocia las carreteras no son como en España, y la mayoría son de doble sentido, por lo que tampoco se puede correr mucho. En nuestro caso elegimos ver estos sitios, pero hay otras elecciones que serían buenas para visitar. El quinto día, abandonamos Edimburgo para poner rumbo al cercano Palacio de Linlithgow, en la región de West Lothian. Te recomiendo que antes de entrar, des un agradable paseo hasta el lago, donde las ocas salen a tu encuentro, y rodear el perímetro del palacio y admirar su grandiosidad y su arquitectura. Aunque no cuenta con cubierta, puedes acceder a casi todas las dependencias. El patio principal, una maravilla, está presidido por una fuente que se cuenta que emanaba vino en vez de agua. ![]() ![]() ![]() Erigido por Eduardo I en 1300, fue visitado por William Wallace, Robert de Bruce o María Estuardo, que estuvo prisionera en él. En el s. XIX el nivel del agua del lago descendió más de un metro, y la isla en la que se encuentra el castillo duplicó su tamaño, pero en su día, la fortaleza ocupaba casi todo el islote. Atención si pensáis hacer picnic en un bonito área habilitada con mesas y unos baños prefabricados que hay cerca, a la vuelta del islote. Los mosquitos parecen leones. ![]() ![]() Pero el plato fuerte del día sin lugar a dudas fue Dunnotar Castle, a tan sólo unos minutos de Aberdeen. Hay un pequeño aparcamiento cerca del acceso, y en nuestro caso no tuvimos problemas en colarnos para verlo de cerca, a pesar de que eran más de las siete de la tarde y que estaba cerrado el castillo en sí (tan sólo hay una pequeña puerta de alambres sin candado ni nada, y tampoco teníamos intención de entrar al interior del castillo). El paraje es increíble. Merece la pena que bajes hasta la bahía y admires la costa con el castillo en lo alto; eso sí, mucho cuidado con la bajada de piedras, mi amiga se hizo un esguince que fue arrastrando todo el viaje. ![]() El quinto día, tras un buenísimo desayuno en el buffet del hotel, nos pusimos con el coche rumbo a Huntly Castle, cerca de la zona de Speyside. Allí vivió la familia de Robert de Bruce durante varios siglos, aunque hoy en día está habitado por el fantasma de una joven con vestido blanco, que se tiró de la torre por no permitírsele vivir su amor con un criado. Es bonito el paseo arbolado hasta la llegada al castillo. ![]() ![]() ![]() ![]() Dormimos en un B’nd B Sunnyholm Guest House, en una zona residencial muy tranquila pero a pocos minutos andando del centro (en la cuesta de subida al hotel te encontrabas el famoso Tortilla Asesina, que por cierto estaba vacío). La dueña, una señora mayor, nos trató como a sus nietos, y después de cenar pasamos una buena velada hablando y tomando cervezas en su jardín. Eran las doce de la noche y no termina de anochecer, lo cual te desconcierta un poco. Las dos habitaciones para 4 personas nos salieron por 124 libras con desayuno, y con baño dentro de la habitación; precio medio para lo que suele costar un b’ b en Escocia. Estaba muy limpio, sin lujos, pero fue de agradecer la amabilidad de sus dueños. ![]() ![]() ![]() Ullapool es un pueblo costero bellísimo, y muy animado por los turistas que paran allí antes de tomar el ferry, en medio de la zona más despoblada de Escocia. En 1773 el navío holandés Héctor partió de su puerto con 170 montañeses de Escocia a bordo para emigrar a América y Australia víctimas de las Clearances. Hoy en día se piensa que en EE.UU. y Canadá hay 140.000 descendientes de este navío. Bien merece la pena antes de partir en el barco tomar un tentempié en unas de sus acogedoras cafeterías, con unos pasteles que ya entran por los ojos y que están deliciosos. ![]() Es obligado probar en la isla el Black pudin, que sabe un poco como a morcilla, y el White pudin, también de sabor peculiar. Os recomiendo que los degustéis. En nuestro caso nos los ofrecieron con el desayuno. La capital de la isla es Stornoway, y allí es donde os dejará el ferry. En nuestro caso, llegamos demasiado tarde para encontrar algún pub que sirviera comidas, por lo que nuestra cena tuvo que reducirse a un par de pintas, y comenzar la búsqueda de nuestro B’B, el Loch Roag guest house, que estaba a las afueras. Como no encontrábamos el hotel por las indicaciones del correo, tuvimos que llamar a su dueño, que sin dudarlo salió en coche en nuestra búsqueda en mitad de las llanuras de Lewis. Nuestras habitaciones estaban en el piso de arriba, abuhardilladas, de madera y con baño en su interior. Muy acogedoras y limpias. Su dueño era extremadamente amable. El desayuno de la mañana riquísimo y muy contundente. El único inconveniente, que nos quiso cobrar más dinero del que habíamos acordado con él por correo, y tuvimos que discutir acaloradamente con él antes de ir a visitar la isla. 7º día. Nuestra primera parada fue el Butt of Lewis, el punto más septentrional de la isla, y erosionado constantemente por las marejadas del Atlántico y las tormentas. Su faro fue diseñado por David Stevenson en 1860 para ayudar a los marinos, aunque su construcción fue demorada constantemente por la peligrosidad de las aguas en el transporte del material por mar, estrellándose más de un barco contra las rocas. Decir que en momento de su construcción había muy pocas comunicaciones por tierra en la isla. ![]() En la costa oeste de la isla visitamos Callanish Stones, conjunto megalítico del III milenio ac. formado por 13 piedras que conforman una cruz celta, cada una con una media de 4 mt. de altura, y realizadas en piedra de gneiss, originaria de la isla. Aunque los lugareños alimentaron la leyenda de que fueron puestas allí por gigantes, en verdad tuvieron una función funeraria. A unos 2 Km del conjunto fuimos a visitar el Dun of Carloway, una estructura de la Edad de Hierro con fines defensivos, ubicada en una loma rocosa. ![]() Nuestra visita turística en Lewis tenía ahora como objetivo la villa de Gearrannan Blackhouses. ![]() Nos pusimos rumbo a Tarbert, con la intención de coger otro ferry que nos llevara al plato fuerte del día, la isla de Skye. En Tarbert, donde puedes visitar las fábricas de Kilt, y pasear por sus apacibles calles, comimos en un pequeño restaurante, llamado Firstfruits tearoom. La comida abundante y muy buena, y de postre unos pasteles riquísimos, eso sí, ni una gota de alcohol, pero muy bien de precio. ![]() Como nuestro B’B lo teníamos en Portree, en el trayecto decidimos hacer algunas paradas turísticas antes de parar allí. Nuestro primer destino: Rubha Hunish, una vez pasados los restos del castillo de Duntulm que vimos a lo lejos. ![]() ![]() Siguiendo el sentido de las agujas del reloj fuimos a visitar la famosa Kilt Rock, acantilado formado por la actividad volcánica de la isla hace unos 60 millones de años. Su nombre se debe a que las paredes rocosas van formando pliegues, como si fuera una falda escocesa. Ello es debido a que la roca fundida del volcán se abrió camino entre las capas de roca arenisca de la montaña, y al enfriarse se formaron las sorprendentes columnas del acantilado. Tras deleitarnos con las vistas, pusimos rumbo a Portree, no sin antes divisar a lo lejos, desde la carretera, el Old man of Storr, una gran piedra de 46 mt de altura. Al hacerse ya tarde descartamos la idea de visitarla más de cerca, ubicada en la zona conocida como “El santuario”, un paisaje casi lunar que sin lugar a dudas, si nuestro viaje hubiera tenido más días, seguro que no nos lo perderíamos. Ya en Portree lo primero que hicimos fue buscar nuestro B’B antes de salir a cenar. La casa, ubicada en una zona residencial del pueblo, se llamaba An Arcasaid (37 libras/ pers), y allí nos hospedaríamos las dos siguientes noches. Estaba retirada del puerto, pero a tan solo un paseo agradable de unos diez minutos andando, y con una gasolinera justo en frente, lo que fue de agradecer. La dueña era de lo más amable, las habitaciones limpias y con todo lo necesario para nuestra estancia de dos días en la isla. El desayuno muy abundante, en una gran mesa de comedor donde se te brindaba la oportunidad de charlar con los demás huéspedes, cada uno de una punta del mundo. ![]() 8º día. A la mañana siguiente comenzamos nuestra ruta visitando la destilería Talisker (carretera B8009), en Carbost. Aunque la destilería fue construida en el s. XIX, tras un incendio hubo que reconstruirla en 1960. Es un whisky muy valorado entre los escoceses, de un sabor, según los entendidos, muy especial, pues está hecho al modo tradicional y con agua proveniente justo encima de la destilería, a través de una red de tuberías y pozos. Es un single malt que se utiliza para hacer otros whiskys, como el Johnny Walker o el White Label. De allí fuimos al castillo de Dunvegan. En sí merece la pena pasear por sus jardines y la visita a su interior, pues es un museo con objetos y pertenencias de la familia McLeod. ![]() ![]() ![]() Neist Point, el lugar más bonito sin lugar a dudas de todo el viaje, es un farallón natural que conecta con el Mar del Norte, con vistas a un acantilado y al faro. El descenso no requiere gran problema, pero ojo que luego viene la subida empinada de vuelta. Pero el esfuerzo físico merece la pena con creces. Sentarse junto al mar para escuchar el romper estruendoso de las olas es de lo más relajante, y con paciencia os podrá pasar como a nosotros: avistamos a una ballena adulta con sus dos crías; se dejaron ver sin problema, todo un espectáculo de la naturaleza, junto a cormoranes y otras aves. ![]() 9º día. Antes de partir rumbo al continente por el Puente de Skye decidimos pasar un buen rato visitando el pueblo de Portree y hacer algunas compras. Es uno de esos pueblos de los que piensas “no me importaría nada vivir aquí”, aunque luego piensas en el clima tan poco bondadoso que tienen, y el aislamiento general de las islas escocesas, y es fácil echar de menos España. Al cabo de un rato de viaje llegamos al lugar más emblemático de toda Escocia, el castillo de Eilean Donan, construido en el s. XIII para defender las tierras de Kintail. Se alza en una isla donde confluyen tres rías, enclave de singular belleza cerca de Dornie. El nombre proviene del santo irlandés del s. VI, el obispo Donan, que viajó a Escocia en 580. En las proximidades del castillo hay varias iglesias consagradas a este santo, por lo que es posible que crease una comunidad cristiana en la isla. Desde entonces hasta el s. XIII la zona fue víctima de las incursiones vikingas, y este tipo de castillos fue una forma esencial de detener el avance. Merece la pena destacar que a principios del s. XVIII, un destacamento español de 50 soldados que apoyaban la causa jacobita tomó el castillo, y mientras esperaban recibir más armamento de España, construyeron un polvorín, pero el gobierno inglés mandó tres fragatas para acallarlos. Es el castillo emblemático del whisky Cardhú, y se alquila para spots publicitarios o películas como Los Inmortales o El mundo nunca es suficiente. ![]() Pero el atractivo actual del pueblo es el Canal de Caledonia, en el que entra el Lago Ness por el norte, diseñado por el ingeniero Thomas Telford en 1803. Sin embargo nunca fue un éxito comercial, porque se construyó demasiado estrecho en algunos tramos, y la mayor parte del tramo aún usa la ruta marítima. Ver el funcionamiento de las esclusas es algo curioso que bien merece la pena contemplar. No obstante, el pueblo tiene poco más que ver. Para nosotros, además de para contemplar a los barcos a través de las esclusas, sirvió de avituallamiento de gasolina y de algunas compras, aunque no disponíamos de tiempo para visitar el Centro de Clansman (da una visión de lo que fue la vida de los clanes en el s. XVIII). Además, llovía a cántaros, por lo que decidimos tomar de nuevo rumbo para la siguiente parada. La intensa lluvia no cesaba, por lo que nos quedamos sin ir a visitar las cercanas cataratas de Foyers. Seguimos conduciendo un poco más, y aprovechando un claro paramos el coche para hacer un picnic y estirar las piernas en un bonito bosque cerca de la carretera. Llegamos hasta una gran área de servicio para ver el Viaducto de Glenfinnan, famoso por aparecer en la película de Harry Potter. Fue construido a finales del s. XIX en estilo victoriano, sobre el lago Shiel, con 21 arcos y 30 mt de altura. El tren conecta Fort William con Mallaig, aunque funciona más como tren turístico desde 1984 (Jacobite Express). Justo en frente se puede admirar el Monumento de Glenfinnan, que conmemora el levantamiento de Bonnie Prince Charlie en armas en 1745, y la llegada a la zona de todos los clanes de las Highlands para ayudarlo en la última rebelión nacional. En lo alto de la columna se alza un highlander anónimo símbolo de los hombres que lucharon por la causa y que murieron por ella. ![]() Como el pueblo es muy frecuentado por senderistas, la mayoría de ellos tienen su punto de encuentro en el hotel donde nos hospedamos, donde un letrero situado en la entrada hace referencia a la famosa masacre: “Prohibida la entrada a vendedores ambulantes y miembros del clan Campbell”. El hotel fue uno de los mejores en los que estuvimos hospedados: unas habitaciones amplias, muy bien decoradas, y sobre todo un hotel muy animado. Destaca su restaurante, con unos platos contundentes y muy buenos, y una sala donde se agolpan todos los huéspedes después de cenar para relacionarse, escuchar música en directo y beber toda clase de cervezas escocesas. Contrasta un lugar tan animado en mitad de un paraje totalmente virgen, donde no es rara la visita de los más variopintos animales (a nosotros salió a nuestro encuentro un precioso ciervo mientras paseábamos antes de la hora de la cena a orillas del río). Sin lugar a dudas visitar Glencoe y hospedarse en este hotel es de lo más recomendable del viaje. ![]() ![]() Entre los monumentos más visitados de la ciudad está el McCaig’s Tower, un anfiteatro de granito que imita al Coliseo y del que se tienen unas fascinantes vistas de la bahía. Fue idea de un empresario de la zona para dar trabajo a los habitantes de Oban. A las afueras se pueden visitar los jardines de Arduaine, o el castillo de Dunollie, aunque si se dispone de poco tiempo, como era nuestro caso, es mejor optar por recorrer sus calles principales, muy animadas desde primera hora de la mañana, y ver las variopintas fachadas de sus casas. ![]() En el mismo lago pero en el lado opuesto visitamos el histórico castillo de Kilchurn, del s. XV, uno de los edificios más fotografiados de Escocia. Fue construido por el clan Campbell en una isla no mucho más grande que el castillo, aunque ahora está conectada con el continente al subir el nivel de las aguas (ojo con los mosquitos hasta llegar andando hasta el castillo, muerden como leones). Se puede visitar su interior, con una torre del homenaje de cinco pisos y un patio rodeado por una muralla. El edificio fue seriamente dañado en el s. XVIII por un rayo, abandonándose por completo; aún pueden verse restos de una de las torres en mitad del patio, lo que da testimonio de la violenta tormenta. Decir queda que el pintor Turner pintó el castillo en 1802, lo que da muestra del romanticismo que la zona evoca. En nuestro caso hicimos un picnic en la ladera del castillo que da al muelle del lago, mientras observábamos las bellas vistas mientras comíamos. Decir queda que no éramos los únicos que tuvimos la fascinante idea. ![]() ![]() Pero el verdadero atractivo de la localidad se debe a su muelle, desde el que es fácilmente accesible el Loch Lomond, con vistas impresionantes al lago y a la montaña. La profundidad media del lago es de 37 m, aunque en algunos tramos alcanza los 190 m. Se trata del mayor lago de Gran Bretaña en tamaño, y el segundo, después del Lago Ness, en volumen. Numerosas islas se encuentran dispersas por el lago. ![]() 11º día. Nuestro viaje estaba llegando a su fin, y no queríamos perdernos por nada, por aquello del romanticismo que entrañaba, el Loch Katrine y la cercana abadía de Inchmahome Priory. Llegamos muy temprano, justo estaban abriendo el embarcadero que nos llevaría hasta las ruinas de la abadía. El nombre del lago deriva del gaélico ceathairne, que significa campesino, haciendo en verdad alusión a una banda de levantadores de ganado de entre los que destacaba Rob Roy, que nació en un pueblo cercano. El lago abastece de agua a la cercana Glasgow (es de agua dulce). Pero su inaccesibilidad hizo poco conocida su belleza hasta que Walter Scott escribiera su poema “la dama del lago”, en 1808. El Inchmahome priory se sitúa en una isla en medio del lago Menteith, el único verdadero lago de Escocia. Se trata de una ruina de los agustinos, fundada en 1238 por el conde de Menteith para salvar su alma y para demostrar su condición de importante terrateniente, proveyendo además a su familia de un lugar para su descanso final. El barco tarda 7 minutos en llegar hasta la isla donde está ubicado, de una belleza indescriptible. ![]() ![]() Volvimos por la tarde a Edimburgo (está a menos de una hora de Stirling, y conectadas bien por autovía, la única que vimos en todo el viaje), para descansar un poco antes de cenar y despedirnos de este bellísimo país, que sin duda cautiva cada uno de sus rincones, y por el que bien merecería la pena volver.[b] 📊 Estadísticas de Diario ⭐ 4.7 (6 Votos)
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