Iquitos, viajando por la selva por libre. ✏️ Blogs de Peru

El barrio de Belen también conocido como La Venecia Amazónica, merece un punto y aparte en nuestra visita a Iquitos.

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El Barrio de Belen es considerado un lugar turístico de Iquitos, sin embargo la visita a Belen esta operada íntegramente por operadores turísticos. Belén es un barrio que creció a orillas y estacionalmente sumergido en un afluente del río Itaya. Estas crecidas del rio que sumerjen casi totalmente las casas, hacen que, existan dos tipos de construcción, las casas que mediante neumaticos de coches flotan o las que se contruyen elevadas hasta 5 metros por encima del suelo, para, en epoca de crecida acceder a ellas directamente desde el bote y el resto del tiempo, subir escaleras hasta la vivienda.
Es considerado como uno de los lugares con mayor indice de pobreza de todo Sudamérica y los operadores turísticos hacen su agosto en este lugar habiendo creado un casi monopolio para visitarlo, amparados en la fama de peligroso que este tiene.

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Belen es un lugar único, mágico e imprescindible a mi juicio, para visitar, abrir bien los ojos y sobre todo aprender. Obviamente no es recomendable visitarlo de noche, nosotros, no sin cierto miedo mas aún acompañados de un niño, decidimos visitarlo por nuestra cuenta. Agarramos un mototaxi cerca de nuestro hotel y en aproximadamente 20 minutos, por unos 10 soles nos encontrábamos recorriendo las calles del popular barrio de Belen.

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Disfrutamos de la mayor parte del día allí, visitamos el mercado, que, me atrevería a decir, debe ser uno de los mercados con mas variedad de frutas del mundo, comimos, charlamos mucho con la gente. Hay una constante cuando se viaja, en los lugares mas humildes, esta la gente mas buena, poder compartir historias con las señoras del mercado, los dueños de las los pequeños botes mientras paseábamos por el río es algo maravilloso y que siempre voy a agradecer.

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Una idea para nosotros muy importante, era que el crío, pudiera ver un lugar tan humilde, ver lo felices que están los niños con lo poco (en terminos occidentales) que tienen, darse cuenta y llevarse esta experiencia, para, poder aprender que no puede estar pensando en tener cosas o agarrarse rabietas porque no le compran esto o aquello. Pero, en realidad, esta lección que pretendíamos darle, se convirtió también, en la misma lección para nosotros.

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En Belén la sensación es que la gente no tiene nada, pero a la vez lo tiene todo. Para empezar, al conversar con la gente, te das cuenta, la extraordinaria relación de respeto y solidaridad que tienen unos con otros. Es habitual que en la crecida del río allá casas que quedan dañadas, ya que un par de metros arriba o abajo puede ser la diferencia entre pasar una época de lluvias feliz o tener que salir nadando de tu propia casa, de cuando en cuando se producen incendios por lo precario de sus instalaciones eléctricas y calamidades varias... En este lugar, como se saben abandonados por el estado o instituciones, tienen una filosofía de arrimar el hombro y sonreír aún en las peores situaciones. Esta actitud ante la vida le hace a uno ruborizarse por la mezquindad que en demasiadas ocasiones tenemos en las sociedades, supuestamente “desarrolladas“.

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En definitiva, visitar el barrio de Belen, mezclarse, navegar por su río, darse cuenta que es posible tener una discoteca flotante de 12 metros cuadrados donde reunirse y compartir cuando no alcanza para mas y que esto no es incompatible con ser feliz, es un aprendizaje que pocos lugares ofrecen de una manera tan cruda y tan auténtica. Y todo esto, amigo mío, si visitas el barrio de Belen con una agencia turística, será algo que te perderás, porque basándose como no en nuestros miedos, organizan unas visitas, en las que cambian contigo dinero por fotos de “pobres“, un intercambio que, a los pobladores de Belen no los deja absolutamente nada a cambio. Esta demostrado que, uno debe tener miedo y agarrarse la cartera al entrar a un Banco, en lugares como este, con las precauciones lógicas del caso, lo único que corremos riesgo que nos roben es un pedacito de nuestro alma.

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Para concluir, me gusto mucho conocer Iquitos. Me parece mucho mas interesante que Madre de Dios, a pesar de ser un destino menos conocido, aunque mi destino de selva favorito sigue siendo la ruta Tarapoto-Moyobamba-Cuispes.
Iquitos es un lugar auténtico, el lugar perfecto para los que quieran experimentar el Ayahuasca, perderse en la selva o desconectarse del mundo sin salir de una ciudad. Un lugar para no separarse del repelente, sudar mucho y terminar gastando mas en cervezas que en cualquier otra parte del mundo. Volveré a Iquitos, no tengo dudas al respecto.

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