Nos levantamos prontito, a las siete y cuarto... y bajamos a desayunar. Suerte (suerte no... planificación :D) que habíamos llevado antifaces para dormir, porque más allá de los Pirineos... no hay persianas

Fuimos al Aldi a habituayarnos, para hacer cena y comida para el día siguiente.
Montados en nuestro Fabia, nos dirigimos a la Fernsehetur (el pirulí, vaya).
Caminos mucho bajo un sol abrasador de 28ºC, sorprendidos a cada paso. La Universidad, el centro de Congresos... pero lo mjor, con diferencia el Plant und Blomen, un parque cuando menos espectacular. Dos lagos enormes, jardines japoneses, gene tumbada al sol, leyendo en terrazas (y era lunes...) y una zona de juego infantil digna de un Aquapark. No queríamos irnos de allí... debimos de estar una hora.
De vuelta al coche, condujimos a la zona del NeuesRat. La RepublikPlatz, conronada con una estatua ecuestre... genial. Y de camno, como no, otro parque con vistas al ELba, yenormes grúas al fondo.
Íbamos después camino al Hafen (puerto) cuando nos paramos en el Cruise Center. Lo más parecido a un paseo marítimo. Lleno de restaurantes, tiendecitas y barcos colosales. Comimos un bocata en el Nordsee que tanto me gusta... con vistas al Eba.
Tomamos rumbo a Dinamarca... y al llegar a la frontera alemana, a Puttgarden... yo juro que estaba convencidad de que había un puente que unía Alemania y Dinamarca... de 20 km.... pero va a ser que no. EL hombre de Scandinavian Lines se pensó que yo estaba como un cencerro. Por lo visto, habrá un puente (en unos diez años...) pero ahora NO hay puente. Así que 1 hora de Ferry y 75 eurazos... c'est la vie.
El viaje por el Mar Báltico precioso. Pudimos salir a cubierta, y ver ese mar azul que se mezclaba con el azul impoluto del cielo... una pasada.
Ya en Dinamarca, sorprende el paisaje. Es obligatorio llevar las luces siempre encendidas. Es llano (altura media de 30 m. sobre el nivel del mar, el pnto más alto son 130 m). Verdes llanuras con granjas.
Esta primera noche fuimos a Stege, en la isla de Møn. Encontramos nuestro hote, Stege Nord. Debe su nombre al lago, y fuimos a Møns Klint. Son unos acantiados espectaculares, de 100 m., que mueren en una diminuta plaa de negras piedras en el Mar Báltico. Un espectáculo de la naturaleza, pero que vale 496 escaones (en total 992). Precioso.
De vuelta a la cabaña (pone que es un hotel, pero es una habitción en una cabaña, sale por 47€ la habitación doble con desayuno), Jose me hizo la cena (macarrones a la bolognesa). Un día largo... como último detalle, las duchas danesas. Lo había leído, pero hay que verlo.
En el aseo, la ducha está en el techo, (sin mampara ni nada), con lo que se pone todo irremediablemnete perdido (inodoro, lavabo).
¡ah! día sin fútbo, aunque sí nos enteramos de los resultados...

