Nuestra última etapa comienza en Corcubión, localidad que bordeamos en la etapa anterior para acceder a Finisterre desviándonos desde Cee: Tras dejar atrás la Playa Langosteira nos internamos en este pueblo cuyo nombre dio lugar a diversas teorías, una de las cuales atribuye sus orígenes al dialecto celta que se hablaba en estas tierras en tiempos remotos significando “círculo de lago” en referencia a la forma de su ría, curviforme, abarcando una pequeña península que se introduce en la ría del mismo nombre. En la Edad Media formó parte del Señorío de Altamira, manejado con mano férrea por los Moscoso (como no, esa familia de la que en lo que llevamos de ruta no habremos oído hablar). No se libró tampoco de los asedios y saqueos de las tropas napoleónicas durante la Guerra de Independencia, desarrollando en el XIX un gran potencial económico a raíz del desarrollo de la industria del salazón. Corcubión es la cabeza del partido judicial desde 1812, de ello su relevancia.
El centro histórico de esta villa fue declarado Bien de Interés Cultural en 1984, destacando en el mismo la Iglesia de San Marcos del siglo XV, en estilo gótico, su talla insignia es una del propio San Marcos, del mismo siglo, y que la leyenda cuenta que acabó en estos lares tras ser arrojada desde un barco veneciano (existieron relaciones comerciales con la República Veneciana acreditadas) en el transcurso de una galerna, tras lo cual esta amainó. Leyendas aparte la realidad parece ser que fue una donación de los Señores de Altamira, según demostrarían los símbolos de su Casa grabados en la talla. Un ejemplo más antiguo de arquitectura religiosa de la localidad es la Iglesia de San Pedro de Redonda, de estilo románico, datada en el siglo XIII.
El centro histórico de esta villa fue declarado Bien de Interés Cultural en 1984, destacando en el mismo la Iglesia de San Marcos del siglo XV, en estilo gótico, su talla insignia es una del propio San Marcos, del mismo siglo, y que la leyenda cuenta que acabó en estos lares tras ser arrojada desde un barco veneciano (existieron relaciones comerciales con la República Veneciana acreditadas) en el transcurso de una galerna, tras lo cual esta amainó. Leyendas aparte la realidad parece ser que fue una donación de los Señores de Altamira, según demostrarían los símbolos de su Casa grabados en la talla. Un ejemplo más antiguo de arquitectura religiosa de la localidad es la Iglesia de San Pedro de Redonda, de estilo románico, datada en el siglo XIII.
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El Castillo del Cardenal defendía al pueblo y la ría de los ataques desde el siglo XVIII, formando parte de los sistemas de arquitectura defensiva erigidos y puestos en funcionamiento en dicha época para defender esta costa, en orden a lo dispuesto por el Marqués de la Ensenada, ministro de Fernando VI, mentor entre otros de obras magnas de la arquitectura bélica de España, como el Arsenal y el Castillo de San Felipe en Ferrol. Desgraciadamente en la actualidad es propiedad de un particular pudiendo verse únicamente desde su exterior. Para acceder hay que tomar la AC-552 hasta llegar al cementerio, allí tomamos un desvío a la izquierda que se encuentra justo al lado de la urbanización "Las Hortensias" y que llega hasta el faro de Corcubión. A unos 2 kms veréis el castillo.
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La antigua cárcel del partido, construida en 1858 y situada en el puerto, es actualmente un centro de exposición y venta de artesanía comarcal. En la parte más antigua del pueblo podréis observar numerosas casas blasonadas, recuerdo de épocas en que las familias más poderosas de la comarca pugnaban por contar con una residencia en la villa.
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Para comer o cenar es recomendable el restaurante Doña Ximena, para unos vinos o tapear los locales del paseo marítimo están bastante bien, en especial el bar Alborada. Todo ello sin olvidarnos del asueto y tranquilidad en la playa de Quenxe, pequeña, recogida y de transparentes aguas.
Nuestro itinerario continúa tomando el camino hacia la cercana Cee, parándonos en el Cabo del mismo nombre pudiendo observar al fondo el pueblo y en el centro de la ría las Islas Lobeiras (un archipiélago de islotes rocosos de pequeño tamaño, protagonista de múltiples naufragios). Con una historia en paralelo a Corcubión, sus hechos históricos están claramente vinculados a los de este. Destaca la Iglésia de Santa María da Xunqueira, del siglo XVI en estilo gótico, incendiada por los franceses, fue recosntruida en el XIX, conservándose el altar, aunque la talla original de la virgen también se perdió en dicho asalto.
El Castillo del Príncipe, “hermano” del Castillo del Cardenal , también del siglo XVIII, fue mandado construir por Carlos III, como parte del entramado defensivo de la costa. También de titularidad privada, para acercarse a ver su exterior debe tomarse la carretera de Cee a Carnota y al llegar a Ameixenda tras pasar la fábrica de carburos, lo encontramos en un desvío a la derecha.
La Iglésia de San Adrián de Toba, de estilo románico, levantada en el siglo XIII, forma parte de un culto a este santo con gran cantidad de seguidores e incluso con una romería campestre multitudinaria que se celebra cada 16 de junio. Justo al lado cuenta con un área etnográfica donde pueden verse viejos molinos de agua restaurados. Para llegar se debe seguir la AC-552, tomando a la altura de Bazarra el cruce hasta Toba.
Nuestro itinerario continúa tomando el camino hacia la cercana Cee, parándonos en el Cabo del mismo nombre pudiendo observar al fondo el pueblo y en el centro de la ría las Islas Lobeiras (un archipiélago de islotes rocosos de pequeño tamaño, protagonista de múltiples naufragios). Con una historia en paralelo a Corcubión, sus hechos históricos están claramente vinculados a los de este. Destaca la Iglésia de Santa María da Xunqueira, del siglo XVI en estilo gótico, incendiada por los franceses, fue recosntruida en el XIX, conservándose el altar, aunque la talla original de la virgen también se perdió en dicho asalto.
El Castillo del Príncipe, “hermano” del Castillo del Cardenal , también del siglo XVIII, fue mandado construir por Carlos III, como parte del entramado defensivo de la costa. También de titularidad privada, para acercarse a ver su exterior debe tomarse la carretera de Cee a Carnota y al llegar a Ameixenda tras pasar la fábrica de carburos, lo encontramos en un desvío a la derecha.
La Iglésia de San Adrián de Toba, de estilo románico, levantada en el siglo XIII, forma parte de un culto a este santo con gran cantidad de seguidores e incluso con una romería campestre multitudinaria que se celebra cada 16 de junio. Justo al lado cuenta con un área etnográfica donde pueden verse viejos molinos de agua restaurados. Para llegar se debe seguir la AC-552, tomando a la altura de Bazarra el cruce hasta Toba.
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Muy recomendable un paseo por la Alameda, con preciosas edificacions del siglo XIX como la Casa Mayán, de estilo tradicional, con galerías y balcones, y del siglo XX como la Casa Guillén y la antigua Casa del Ayuntamiento (actual sede del conservatorio).
Las mejores playas de esta localidad son Estorde, tranquila y segura en el interior de la ría (decir como curiosidad que en la parroquia del mismo nombre veranea habitualmente el futbolista Fernando Torres) y Gures, muy tranquila y con un mirador cercano con estupendas vistas.
El restaurante Insua es uno de los mejores de la localidad (cuenta con alojamiento) y tiene una carta muy maja. Excelente calidad-precio, aunque económico no es, hay que decirlo.
Pero dejamos atrás Cee, para adentrarnos en la tierras de Dumbría: Una de las zonas más ancestrales de nuestro recorrido, de terreno montañoso y con una única salida al mar, habitada desde el Megalítico, en el Medievo fue dependiente del Arzobispado de Santiago, no siendo hasta que en plena Guerra de la Independencia contra los franceses sufrió los desmanes de sus tropas, tras hacerles frente valientemente sus habitantes, siendo masacrados por el ejército napoleónico, tardando décadas en recuperarse de aquel golpe, tal como pasó en otras poblaciones de nuestra ruta…
Esta zona cuenta con una cantidad tal de lugares destacados que merecería una etapa por sí misma, pero dado su extensión geográfica, haremos un recorrido en formato triangular (sur-norte-sur-este-oeste) por lo más destacado a mi entender, aun a riesgo de dejarnos cosas en el tintero. Un enlace para hacernos a la idea de lo que veremos y su situación:
www.dumbria.com/ ...grande.gifLas mejores playas de esta localidad son Estorde, tranquila y segura en el interior de la ría (decir como curiosidad que en la parroquia del mismo nombre veranea habitualmente el futbolista Fernando Torres) y Gures, muy tranquila y con un mirador cercano con estupendas vistas.
El restaurante Insua es uno de los mejores de la localidad (cuenta con alojamiento) y tiene una carta muy maja. Excelente calidad-precio, aunque económico no es, hay que decirlo.
Pero dejamos atrás Cee, para adentrarnos en la tierras de Dumbría: Una de las zonas más ancestrales de nuestro recorrido, de terreno montañoso y con una única salida al mar, habitada desde el Megalítico, en el Medievo fue dependiente del Arzobispado de Santiago, no siendo hasta que en plena Guerra de la Independencia contra los franceses sufrió los desmanes de sus tropas, tras hacerles frente valientemente sus habitantes, siendo masacrados por el ejército napoleónico, tardando décadas en recuperarse de aquel golpe, tal como pasó en otras poblaciones de nuestra ruta…
Esta zona cuenta con una cantidad tal de lugares destacados que merecería una etapa por sí misma, pero dado su extensión geográfica, haremos un recorrido en formato triangular (sur-norte-sur-este-oeste) por lo más destacado a mi entender, aun a riesgo de dejarnos cosas en el tintero. Un enlace para hacernos a la idea de lo que veremos y su situación:
Situada en la parroquia de Casanova de Buxantes, la Iglesia de San Pedro de Buxantes es la obra magna del Barroco en esta comarca, construida en el siglo XVIII, cuenta con una excelente cantería y una torre campanario, del mismo autor de la Torre del Reloj de la catedral de Santiago de Compostela. Para llegar deberemos tomar el desvío hacia Brens a la entrada de Cee, girando a la izquierda a unos 3 kms para finalmente llegar a Casanova.
En la parroquia de Berdeogas veremos la Iglesia de Santiago, construida entre los siglos XVI-XVIII, con diversas influencias aunque eminentemente barroca, es otra de las destacadas, con su torre rematada en una cúpula, además de un fantástico conjunto etnográfico completamente integrado en una carballeira (robledal) compuesto por un molino de agua, un antiguo palomar y un hórreo en un excelente estado de conservación, como bien decíamos en un entorno de gran belleza y tranquilidad.
En la parroquia de Berdeogas veremos la Iglesia de Santiago, construida entre los siglos XVI-XVIII, con diversas influencias aunque eminentemente barroca, es otra de las destacadas, con su torre rematada en una cúpula, además de un fantástico conjunto etnográfico completamente integrado en una carballeira (robledal) compuesto por un molino de agua, un antiguo palomar y un hórreo en un excelente estado de conservación, como bien decíamos en un entorno de gran belleza y tranquilidad.
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Muy cerca del embalse del río Xallas, se encuentra Olveira, en ella podemos ver la Iglesia de San Martiño, del siglo XII, posteriormente modificada en el XVIII, cuenta con varios retablos barrocos, además de un hórreo centenario y un cruceiro. Pero su monumento estrella es la Pedra da Arca, dolmen megalítico de los mejor conservados del mundo, prácticamente puede verse en su estado primitivo. Situado en una planicie, supuestamente pudo formar parte de una gran necrópolis megalítica según los estudios realizados. Se encuentra en el Lugar da Filgueira en la aldea de Cerqueda.
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Y llegados a este punto de nuestra ruta, ha llegado la hora de dirigirnos al culmen de esta etapa: Regresamos hacia Buxantes para siguiendo la carretera que lleva al embalse de Santa Uxía, descender desde allí al mirador do Ezaro, con una de las vistas más impresionantes de A Costa da Morte: la fervenza (cascada) del río Xallas, con una caída libre de cien metros, mediante la que vierte sus aguas al mar, lo que lo convierte en único en su género en toda Europa.
Desde allí podremos contemplar también la ría del Ezaro con la desembocadura del Xallas y las laderas del imponente Monte Pindo, el Olimpo Celta.
Indicar, para aquellos que no dispongan de tiempo para detenerse de forma tan detallada en la ruta o que simplemente desean ir directamente al Ezaro, que desde Cee-Corcubión es posible llegar sin pasar por el interior de Dumbría a través de la C-550 que bordea la costa hasta allí.
Desde allí podremos contemplar también la ría del Ezaro con la desembocadura del Xallas y las laderas del imponente Monte Pindo, el Olimpo Celta.
Indicar, para aquellos que no dispongan de tiempo para detenerse de forma tan detallada en la ruta o que simplemente desean ir directamente al Ezaro, que desde Cee-Corcubión es posible llegar sin pasar por el interior de Dumbría a través de la C-550 que bordea la costa hasta allí.
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El Monte Pindo es un macizo granítico de 620 metros de altura, en el cual se pueden disfrutar de las vistas más impresionantes de esta ría, además de poder ver las ruinas del Castillo de San Xurxo, destruido en las Guerras Irmandiñas. También es frecuente la presencia de caballos salvajes. Si en toda Galicia el culto ancestral a las piedras continúa en auge, en el Pindo ese culto ha sido el eje central de su historia. Los cronistas romanos ya hacían referencia al mismo y aludían al coraje de los celtas que en dicho lugar resistieron a las legiones romanas en su proceso de conquista, habiendo incluso quien lo identificó con otro monte mítico en la leyenda celta de Galicia, el Medulio, lugar de la batalla entre los últimos celtas libres de toda la Galaecia y las legiones de Roma, que finalizó con la derrota de estos, decidiendo madres e hijos ante la derrota de sus maridos y padres y la evidencia segura de la esclavitud, acabar unos con otros con sus vidas antes de someterse al yugo de Roma…Otra de las leyendas, cuenta que fueron los celtas los que esculpieron estas piedras para rendir un homenaje a sus dioses, a esta se acogieron los escritores románticos gallegos, como el mencionado Eduardo Pondal, para reivindicar nuestra herencia celta y un simbolismo ancestral, acuñando ese sobrenombre de Olimpo Celta para este monte. Para llegar al mismo debemos acercarnos al pueblo de O Pindo en la ladera del monte que da al mar, siguiendo la AC-550. Puede ascenderse hasta lo alto, pero hay que tener en cuenta que tiene tramos de cierta dificultad.
Y llegamos al final de nuestro periplo por esta maravillosa costa, Carnota: a su entrada una playa de arena blanca, la más larga de Galicia, con siete kilómetros de longitud, recibiendo distintos nombres según la parte. Poblada desde época megalítica, en la Edad Media fue feudo de los Trastamara, siendo arrasadas sus fortificaciones en las Guerras Irmandiñas, pasando a formar parte del Señorío de los Moscoso (en el siglo XVI hubo un momento en que gobernaban toda la costa), sufriendo igualmente el saqueo francés en la Guerra de Independencia.
El Hórreo de Carnota está reconocido como el segundo más grande de Galicia (el más grande está en Araño en Rianxo de 37 metros), con sus 34,76 metros de largo, fue declarado Monumento Nacional, impresionante su majestuosidad y conservación teniendo en cuenta que su construcción se remonta a 1768. Existe uno en Lira (muy cerca) de 35 metros pero menor grosor, lo que hace suponer la existencia de una rivalidad a estos efectos…Además de estos, de enorme tamaño, decir que existen catalogados en esta localidad la friolera de 884 hórreos.
Y llegamos al final de nuestro periplo por esta maravillosa costa, Carnota: a su entrada una playa de arena blanca, la más larga de Galicia, con siete kilómetros de longitud, recibiendo distintos nombres según la parte. Poblada desde época megalítica, en la Edad Media fue feudo de los Trastamara, siendo arrasadas sus fortificaciones en las Guerras Irmandiñas, pasando a formar parte del Señorío de los Moscoso (en el siglo XVI hubo un momento en que gobernaban toda la costa), sufriendo igualmente el saqueo francés en la Guerra de Independencia.
El Hórreo de Carnota está reconocido como el segundo más grande de Galicia (el más grande está en Araño en Rianxo de 37 metros), con sus 34,76 metros de largo, fue declarado Monumento Nacional, impresionante su majestuosidad y conservación teniendo en cuenta que su construcción se remonta a 1768. Existe uno en Lira (muy cerca) de 35 metros pero menor grosor, lo que hace suponer la existencia de una rivalidad a estos efectos…Además de estos, de enorme tamaño, decir que existen catalogados en esta localidad la friolera de 884 hórreos.
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La Iglesia de San Mamede nos espera mostrando su torre-campanario de cuatro cuerpos con cúpula, pináculos y cornisa. En estilo neoclásico con clara influencia barroca, se erigió en 1775. Las lápidas de su cementerio siguiendo la costumbre popular (de orígenes paganos) se encuentran orientada hacia su altar. Para llegar debemos pararnos en la C-550 en la aldea de O Viso, girando a la derecha y a unos 500 metros se encuentra en el lado izquierdo de la carretera.
La Iglesia de Santa Comba de Carnota, es un edificio barroco construido al igual que San Mamede en 1755, sus muros son de cantería granítica. Situada al lado del Hórreo, esta construida sobre las ruinas de un antiguo templo románico, habiendo resistido los asaltos de las tropas napoleónicas.
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Es muy recomendable una visita a Punta Insua, tomando la salida desde la C-550, para acercarnos a su faro con magníficas vistas.
Recomendar para comer el restaurante Miramar y casa Fandiño (estupenda comida casera), ambos con alojamiento también.
Y aquí termina nuestro viaje por esta maravilla del mundo, de España, de Galicia…