Cogimos el ferry que nos llevó a Armadale.
Estamos en Skye!!!
Pusimos rumbo a Elgol, para hacer un crucero que nos llevara a Loch Coruisk, ahi descubrimos esas carreteras estrechas, con ovejas por todos lados, y unos paisajes nuevamente, espectaculares.
Tras llegar a Elgol finalmente no hicimos el crucero ya que estaba muy nublado y pensábamos que nos llovería y no podríamos disfrutarlo.
Nos volvimos a Portree, y pasamos allí la tarde, paseando por la bahía y buscando algún sitio donde cenar.
Cenamos en la parte alta del pueblo, una mariscada y unas vistas....
Ruta por SKYE,
ahora llegamos a la parte que para mí ha sido la más increible de Escocia, la ruta alrededor de Skye..
Nos dirijimos hacia The Storr via The Old Man of Storr, encontramos el aparcamiento a la izquierda de la carretera, y allí comenzamos la ascensión, no es nada más que un paseo, entre pinos, de muy fácil ascenso. Cuando sales de los pinos, puedes ver una panorámica de la isla, con las nubes en la costa, sin palabras, tras andar un rato más, pudimos llegar a los pies de The Storr, descansasmo y volvimos al coche.
Pusimos rumbo hacia Kilt Rock, por más fotos que había visto, no podía imaginar lo que encontré: el agua cae al mar tras salvar un desnivel de más de 50 metros, un bellísimo paisaje de los acantilados y el mar.
Sin duda, un sitio mágico.
Compramos unas latas en una gasolinera y vimos desde el coche Quiraing, ya que empezábamos a estar cansados.
Comimos a las orillas de un lago, disfrutando de ese espectáculo natural que nos ofrece Escocia, y en especial Skye.
Nos echamos la siesta en el parking de Dunvengan y luego la visita

Sin duda lo más bonito, los jardines y el paseo que te puedes dar hasta el final de ellos, viendo las marismas.
Nos empezamos a dar prisa en volver al coche, aún teníamos que llegar a Neist Point Lighthouse y el camino era largo, tras millas por esas carreteras estrechas, no estábamos preparados para el espectáculo. Pasear por ese acantilado, la vista del litoral con los acantilados gigantescos...
Llegamos hasta el faro y ahí nos sentamos a ver como caía el sol.
Sin palabras.
Fue una vuelta a la isla muy cansada pero cada milla que recorrimos, mereció la pena.
Cada paisaje que vimos era más bonito que el anterior, y cada monumento natural más impresionante.
Sin duda, la mejor etapa de nuestro viaje.