Tercer día:
Nos levantamos y fuimos a desayunar, este día si que desayune en condiciones, ¡¡¡¡ya me encontraba en plenas facultades!!!!, habíamos decidido ir al aquapark de Costa Teguise (el único de la isla) pero amaneció nublado en Playa Blanca, aun así nos arriesgamos a ir hasta allí, ya que a lo mejor hacia bueno, y no nos equivocamos.
Aquapark Costa Teguise:
Una vez llegamos a Costa Teguise debieron ser entre 20 y 25 minutos de coche localizamos el parque acuático y acto seguido buscamos un supermercado para comprar para hacer unos bocatas y unas bolsas de patatas para comer dentro del parque.
La entrada fueron 22 euros (un poco caro) mas 2,50 euros si querías hamacas que te medio obligan a alquilarlas porque no hay hierba en la que poder tumbarte así que…. Mas el pago de las consignas para dejar los bártulos que no me acuerdo cuanto era, vamos, una timada pero bueno, ¡¡¡ estábamos de vacaciones!!!
Había unos loros que los tenían en jaulas que si te arrimabas te intentaban picar, eran malísimos.
Nos echamos bien de crema (aun así me queme) y ha hacer el gamba por los toboganes, no había muchas atracciones pero aun así nos lo pasamos bomba, la que mas nos gusto es la siguiente; era como si fuera la taza del WC y tu caías por el desagüe,
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¡¡ como nos reímos!!, también en las que usabas los flotadores tipo donuts.
Creo que éramos los únicos españoles en todo el recinto, todo lo demás extranjeros. De todas formas el aquapark era un poco cutre pero para pasar un rato divertido vale.
Estuvimos hasta las 17:00 mas o menos, desde las 12:30 y como la profesión se lleva dentro (los que me conocéis ya sabéis cual es) les hice ir hasta el Gran Meliá Salinas para verlo, ayyyy que hotelazo, el que vaya por allí y tenga la oportunidad de visitarle va a alucinar.
Cuando ya nos íbamos vimos el monumento al campesino de camino y paramos en la casa Fundación de César Manrique que estaba al lado.
Fundación Cesar Manrique:
¿Quién era César Manrique?, (1919-1992) nació en Arrecife, Lanzarote, isla en la que su trayectoria artística ha dejado huellas imborrables. Es imposible imaginarse Lanzarote tal y como es hoy sin César Manrique. Era pintor, escultor, arquitecto, ecologista, conservador de monumentos, consejero de construcción, planeador de complejos urbanísticos, configurador de paisajes y jardines.
Sus obras mas representativas: creó una serie de esculturas llamadas Juguetes de Viento que forman parte muchas de ellas del paisaje Lanzaroteño: Esculturas todas con movimiento que el propio viento presente en la Isla se encarga de modelar. (el mirador del rió, los jameos del agua, el monumento al campesino, jardín del cactus, cueva de los verdes, montañas de fuego….)
La fundación se conoce con el nombre de Taro de Tahiche lo que era la vivienda del artista que luego se recicló en museo y sede de la FCM (Fundación César Manrique). Taro se denomina a la construcción con piedras superpuestas, sin argamasa; en frente de la casa se encuentra uno de estos taros.
“Se levanta en un terreno muy peculiar y original, sobre cinco burbujas volcánicas y un jameo. La construcción de la que fuera su casa comenzó en 1968, junto con las obras de Los Jameos del Agua y el Monumento al Campesino. En la planta subterránea y aprovechando las burbujas creó cinco salas diferenciadas: la de la fuente, la blanca, la roja, la negra y la amarilla. Las burbujas son de ocho metros de diámetro y cinco de altura, abiertas y decoradas de igual color que sus nombres. En el interior del jameo el artista integró la piscina, de idéntico diseño al de Los Jameos del Agua, pero de menor tamaño.
En la planta alta, lo que antes eran las dependencias domésticas, están las salas del museo donde se puede contemplar la obra de Manrique, además de otras obras pertenecientes a su colección privada de autores como Picasso, Miró, Chillida, Guerrero, Chirino, Sempere, etc.”
Una vez terminada la visita fuimos hacia Playa Blanca pero a la altura de Arrecife vimos a lo lejos, en el mar, una chimenea de un barco que nos sonaba, no podía ser, ¡vaya coincidencia estaba allí atracado el Costa Serena!, nos hizo muchísima ilusión, ya que fue nuestro “hotelito” de las vacaciones anteriores, no nos pudimos acercar mucho, pero aún así echamos unas fotillos.
Arrecife no nos gusto mucho la verdad, una ciudad, la capital de la isla sin mas, no tiene el encanto del resto de la isla, además siempre que pasábamos por allí nos perdíamos así que encima lo cogimos manía. A lo mejor para vivir esta muy bien pero como zona turística…. ( no quiero que nadie se sienta ofendido si opina lo contrario de Arrecife, solo doy mi mas modesta opinión y si a alguien le sienta mal, que acepte mis mas sinceras disculpas)
Cuarto día:
Decidimos usar este día de relax e ir a visitar y pasar el día en las famosas playas de Papagayo.
Bajamos hasta el pueblo de Playa Blanca, fuimos a un súper Dino cadena de supermercados que esta bien de precio y que esta por toda la isla y hacia las playas.
Playas de Papagayo:
En un enclave natural de gran belleza se encuentran estas playas; playa mujeres, playa de las coloradas, playa de la cera y muchas mas.
El camino hacia la playas es recomendable hacerlo en coche por el que hay que pagar una pequeña tasa en concepto de su conservación 3 euros por vehiculo, además el camino es de tierra en el que se levanta mucha polvareda y hay una distancia considerable desde la casetita donde pagas la tasa hasta llegar a las playas.
Nosotros estuvimos en playa mujeres que es la mas ancha de todas con unos 90 m de ancho, ya que hacia muchísimo calor y no nos apetecía andar mucho desde donde dejásemos el coche hasta la playa y viceversa pero si que dimos una vueltita por la zona para ver las playas desde arriba.
Sinceramente, a mi me desilusionaron un poco, me las imaginaba con el agua mas cristalina como en tantas fotografías las había visto, pero no fue así, pero probablemente casi seguro fue por que el mar estaba bastante revuelto ese día y no pudimos apreciarlas en todo su esplendor, una pena, espero que el día que vuelva pueda volver a ilusionarme con verlas de esa manera. Dato muy importante; ir con provisiones de bebida y comida porque por allí no hay nada donde comprar.
Nos colocamos detrás de unas mini dunas para que no nos diera mucho viento, con lo cual mas calor pasamos y yo como siempre aun echándome crema de factor alto me achicharre.
Estuvimos unas 3 horitas pero no comimos allí, fuimos al hotel y comimos nuestros bocatas y laminerias en una de las terrazas de nuestras habitaciones mirando a Fuerteventura. El resto de la tarde ya os lo podéis imaginar piscinita, hamaquita y vaguear hasta la hora de cenar.