El segundo día de nuestra estancia en Roma, visitamos el Vaticano. Es un lugar donde todo el mundo os dirá que tenéis que reservaros un día completo para visitarlo. Nosotros en una mañana lo hicimos todo, y eso que visitamos el Vaticano por dentro, las tumbas de todos los papas, subimos a lo alto de la cúpula, y visitamos los museos Vaticanos.
A nosotros nos salió un día muy malo, con lluvia y algo de frío. Quizá eso ayudara a que no hubiera demasiada aglomeración de gente. Lo primero que hicimos fue contemplar la inmensidad de la Plaza de San Pedro. Es una pasada, uno de los sitios que más me han impresionado, con toda la historia, tradición, religión y literatura que tiene tras ella. En la Plaza de San Pedro hay que buscar un punto desde el cual todas las columnas que rodean la plaza, se ven una detrás de otra como si solo hubiera una. Nosotros lo encontramos casi a ojo, pero si echáis un vistazo al suelo, el punto está marcado, así que os será más sencillo encontrarlo.
Nos pusimos a hacer cola para entrar al Vaticano. Vimos a algún miembro de la Guardia Suiza, pero no demasiados. Yo esperaba verlos por todas partes. Ya dentro del Vaticano, paseamos por toda su planta, deteniéndonos en algunas capillas, como la primera a la derecha donde está la Piedad de Miguel Angel, una auténtica obra maestra. Al salir, nos dirigimos a la planta inferior donde están las tumbas de los papas. Como no, la más fotografiada y visitada era la de Juan Pablo II. Como curiosidad, hace poco encontré esta webcam donde puede verse a tiempo real. Lo siguiente que hicimos fue subir a la cúpula del Vaticano, donde las vistas son espectaculares. La subida la hicimos toda andando, pero hay ascensores que pagando algo, te suben gran parte del recorrido. Allí hicimos unas fotos y vuelta para abajo.
Lo siguiente fueron los museos vaticanos. Para ello hay que salirse de la Plaza de San Pedro, y hacer bastante cola. Total, luego para nada. Nosotros no somos muy amantes de museos, y el único motivo por el que fuimos, es ver la Capilla Sixtina. Yo me encontré lo que me esperaban, porque ya estaba avisado de que aquello no era muy grande, y así fue. La contemplamos durante unos minutos, y salimos habiendo visto el Vaticano en unas 4-5 horas.
De allí, nos dirigimos a la Piazza Navona, donde se encuentra una importante y preciosa fuente, la Fontana dei Quattro Fiumi. Representa a 4 de los ríos más importantes del mundo: Nilo, Ganges, Danubio, y Río de la Plata. Es una fuente ideada por Bernini, y está junto a la iglesia de Sant'Agnese in Agone, ideada por Borromini. Dicen que existía mucha rivalidad entre Bernini y Borromini, y que por eso ninguno de los "dioses" de la fuente de Bernini, mira hacia la iglesia de Borromini, pero creo que leí algo diciendo que eso era solo una leyenda, porque la fuente no estaba allí en un inicio y se trasladó más adelante o algo así. El caso es que sí, ninguno de esos "dioses" mira hacia la iglesia. Ademas de la fuente de los cuatro ríos, se encuentran también en la Piazza Navona, la fuente de Neptuno y la del Moro.
Abandonando la Piazza Navona, continuamos hasta el cercano Panteón de Agripa. Es un edificio muy simbólico, sobre todo por el óculo que corona la cúpula. Se trata de un agujero circular, que le da al panteón una luz especial, y por el que, como no podía ser de otra forma, entra el agua en los días de lluvia. Este edificio data aproximadamente del año 25-27 a.C. por lo que impacta mucho su grado de conservación. Fue una pena que nos lo encontramos en obras, por lo que la mitad de la fachada estaba con andamios y tapada, lo que nos impidió hacer buenas fotos del exterior.
Estaba siendo un día duro, pero aún no había acabado. Queríamos ver la Boca de la Verdad, en la iglesia de Santa María in Cosmedin, pero llegamos tarde y ya estaba cerrado el acceso. Así que nos dirigimos de nuevo al centro, para dar un paseo por la Plaza de Venecia, la vía del Corso, y volver a la Fontana di Trevi y a la plaza de España. Estábamos agotados, así que nos fuimos ya hacia el hotel para descansar de cara a nuestro último día en Roma.
A nosotros nos salió un día muy malo, con lluvia y algo de frío. Quizá eso ayudara a que no hubiera demasiada aglomeración de gente. Lo primero que hicimos fue contemplar la inmensidad de la Plaza de San Pedro. Es una pasada, uno de los sitios que más me han impresionado, con toda la historia, tradición, religión y literatura que tiene tras ella. En la Plaza de San Pedro hay que buscar un punto desde el cual todas las columnas que rodean la plaza, se ven una detrás de otra como si solo hubiera una. Nosotros lo encontramos casi a ojo, pero si echáis un vistazo al suelo, el punto está marcado, así que os será más sencillo encontrarlo.
Nos pusimos a hacer cola para entrar al Vaticano. Vimos a algún miembro de la Guardia Suiza, pero no demasiados. Yo esperaba verlos por todas partes. Ya dentro del Vaticano, paseamos por toda su planta, deteniéndonos en algunas capillas, como la primera a la derecha donde está la Piedad de Miguel Angel, una auténtica obra maestra. Al salir, nos dirigimos a la planta inferior donde están las tumbas de los papas. Como no, la más fotografiada y visitada era la de Juan Pablo II. Como curiosidad, hace poco encontré esta webcam donde puede verse a tiempo real. Lo siguiente que hicimos fue subir a la cúpula del Vaticano, donde las vistas son espectaculares. La subida la hicimos toda andando, pero hay ascensores que pagando algo, te suben gran parte del recorrido. Allí hicimos unas fotos y vuelta para abajo.
Lo siguiente fueron los museos vaticanos. Para ello hay que salirse de la Plaza de San Pedro, y hacer bastante cola. Total, luego para nada. Nosotros no somos muy amantes de museos, y el único motivo por el que fuimos, es ver la Capilla Sixtina. Yo me encontré lo que me esperaban, porque ya estaba avisado de que aquello no era muy grande, y así fue. La contemplamos durante unos minutos, y salimos habiendo visto el Vaticano en unas 4-5 horas.
De allí, nos dirigimos a la Piazza Navona, donde se encuentra una importante y preciosa fuente, la Fontana dei Quattro Fiumi. Representa a 4 de los ríos más importantes del mundo: Nilo, Ganges, Danubio, y Río de la Plata. Es una fuente ideada por Bernini, y está junto a la iglesia de Sant'Agnese in Agone, ideada por Borromini. Dicen que existía mucha rivalidad entre Bernini y Borromini, y que por eso ninguno de los "dioses" de la fuente de Bernini, mira hacia la iglesia de Borromini, pero creo que leí algo diciendo que eso era solo una leyenda, porque la fuente no estaba allí en un inicio y se trasladó más adelante o algo así. El caso es que sí, ninguno de esos "dioses" mira hacia la iglesia. Ademas de la fuente de los cuatro ríos, se encuentran también en la Piazza Navona, la fuente de Neptuno y la del Moro.
Abandonando la Piazza Navona, continuamos hasta el cercano Panteón de Agripa. Es un edificio muy simbólico, sobre todo por el óculo que corona la cúpula. Se trata de un agujero circular, que le da al panteón una luz especial, y por el que, como no podía ser de otra forma, entra el agua en los días de lluvia. Este edificio data aproximadamente del año 25-27 a.C. por lo que impacta mucho su grado de conservación. Fue una pena que nos lo encontramos en obras, por lo que la mitad de la fachada estaba con andamios y tapada, lo que nos impidió hacer buenas fotos del exterior.
Estaba siendo un día duro, pero aún no había acabado. Queríamos ver la Boca de la Verdad, en la iglesia de Santa María in Cosmedin, pero llegamos tarde y ya estaba cerrado el acceso. Así que nos dirigimos de nuevo al centro, para dar un paseo por la Plaza de Venecia, la vía del Corso, y volver a la Fontana di Trevi y a la plaza de España. Estábamos agotados, así que nos fuimos ya hacia el hotel para descansar de cara a nuestro último día en Roma.