En la capital del sudeste asiático: Bangkok ✏️ Diarios de Viajes de Asia Sudeste

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Bangkok

13 de enero de 2011 – Dia 16 del viaje por el sudeste… Bangkok

Bangkok es una de esas ciudades que amé. Definitivamente para mí, la mejor ciudad del sudeste asiático. Tiene todo lo que tiene que tener una ciudad para que sea mi destino favorito (y al que siempre pienso en volver!!!): templos antiquísimos a la sombra de gigantescos centros comerciales, rascacielos altísimos y casas en ruinas, cafés y restos con la cocina de todo el mundo y mercaditos para comer comida local estupenda…Bangkok es una mezcla de pasado, presente y futuro en cada calle, espléndida y asombrosa y con miles de cosas para ver y hacer… en fin, con esta presentación no quedan dudas de que amé mis días en Bangkok.

Llegamos de noche, por lo que no tuvimos mucho tiempo para ver la ciduad. Nos tomamos un bus que sale desde la planta baja del aeropuerto que nos llevó hasta el centro y desde allí un taxi hasta el hotel donde nos íbamos a hospedar… si Bangkok me gustó mucho, el Hotel Rambutrí tuvo mucho que ver con eso!!! lejos, el mejor alojamiento de todas las vacaciones… llegamos a las nueve de la noche (las empleadas del hotel bastante agretas por cierto pero bueno… dejamos las cosas y nos fuimos a caminar por la zona de Kao San Road… la gran calle del sudeste asiático!!)

La mañana comenzó temprano. Al lado del Hotel hay un barcito al cual, además de robarle internet todo el tiempo, nos hicimos habitué de almuerzos y desayunos. Allí empezaban cada uno de nuestros días en Bangkok. Caminamos por la Soi (calle) Rambutri algunas cuadras viendo toooooodos los lugares que había aquí para comer y disfrutar… evidentemente nos iban a faltar días en Bangkok! llegamos luego a Kao San Road, la gran calle del sudeste asiático… una bulliciosa peatonal donde se puede comprar y probar lo que sea…

Anduvimos un largo rato caminando por Kao San… la verdad que Bangkok es una ciudad muy calurosa, como pocas!! La veo distinta a Kuala Lumpur o Singapur, es mucho más asiática, no tan occidental… nos metimos, por ejemplo, en un gran mercado – feria al borde del gran canal… y todo lo que uno imagina de un viaje por Asia lo teníamos delante de nuestros ojos… un mercado repleto de puestos vendiendo carnes al aire libre, todo tipo de pescados, tortugas, sapos y víboras… en fin, lo que sea para comer!!. Gatos que iban y venían, puestos con extrañas frutas (la fruta del dragón es lo más exótico que he visto en mi vida en frutas).

Seguimos nuestra caminata hacia el WAT INTRAWIHAN, un templo que tiene un enorme buda de pie en su frente, de unos cuarenta metros de alto… imponente! Luego nos fuimos hacia otro templo, el WAT BENCHAMABOPHIT que era algo realmente majestuoso. Completamente revestido en mármol, con enormes tejados rojos en varios niveles, y decoración dorada en su interior, era algo fantástico… brillaba con el fondo del cielo celeste de Bangkok.

Paseamos por el Rio Chao Pharaya y seguimos viaje de vuelta hacia el hostel. La piscina de la terraza nos esperaba en una tarde calurosísima… costó la caminata realmente, y el sol estaba terrible pero la recompensa de la pileta hacía que cualquier esfuerzo valga la pena.

A la tarde me fui solo a seguir recorriendo la ciudad ya que a mi compañero de viaje no le gustaba mucho la onda de pasear por templos y prefirió quedarse en el hotel. Me fui caminando hacia los jardines reales (SANAM LUANG) … hay algunos templos en la zona de los jardines que son bellísimos, allí también está el Museo de Historia Nacional… y si uno sigue caminando llega a los enormes murallones del gran palacio… realmente impresionante!! (vi al palacio por fuera, no entré porque ya iba a cerrar y quería recorrerlo con tiempo!!)

Algo que me llamó mucho la atención durante la caminanta por Bangkok es la cantidad de enormes retratos del rey y la familia real que hay distribuidos en las esquinas y avenidas de la ciudad con hermosas ofrendas florales… las caras del rey y la reina están por todos lados!

Seguí mi caminata hasta el WAT SUTHAT, un bellísimo templo que está a la entrada del barrio llamado Little India, y luego el WAT THEPTHIDARAM donde pude ver una ceremonia de oración de los monjes… fue un momento muy intenso, con algunos cantos y plegarias… la devoción a buda es total! Para ingresar a los templos hay que descalzarse y luego se juntan las manos delante de la cara para hacer la reverencia a buda para luego arrodillarse y besar el piso varias veces.

La última posta de esta larga caminata fue el cerro donde se encuentra el WAT SAKET, un pequeño templo, ubicado en la “montaña dorada” (phukhao thong) con una enorme estupa dorada en su cima… y unas vistas panorámicas de la ciudad realmente fabulosas. Conocí ahí a Mercedes, una chica argentina que estaba terminando ese día sus vacaciones por el sudeste y con ella me volví caminando de vuelta a khao san… era una larga caminata pero charlando y compartiendo anécdotas de viaje, se pasó rápido.

De vuelta al hotel, ducha y cena y un paseo por los shoppings de Bangkok. Picu quería recorrer el outlet de adidas pero nunca llegamos… volvimos a khao san y nos encontramos con un flaco que vendía todo tipo de insectos cocidos para comer… y bue… tuve que hacer el esfuerzo jejejeje! un escorpión, cucarachas, guzanos, y ranitas fueron el menú para cerrar este largo día…

Bangkok es una ciudad excelente… se las recomiendo!!!!

Día 17 – En Bangkok, recorriendo el palacio real… 14 de enero de 2011

Bangkok tenía mucho para mostrar y por más que caminase todo el día, siempre quedaría algo más por ver. Desayunamos en el bar vecino del hotel que nos proveía de wi fi y luego nos fuimos caminando hasta el palacio Real, llamado Grand Palace, que además albergaba el templo del buda de esmeraldas…

El Gran Palacio es la antigua residencia real, ahora el rey vive en un palacio adjunto mucho más moderno (y protegido!) y este espacio solo lo usa para ceremonias importantes. Es realmente deslumbrante, con brillo por donde se lo mire y decoraciones magníficas. Me podría quedar horas admirando cada detalle. Decenas de cientos de personas deambulan sacando fotos a todo, en todo lados… el gran palacio deslumbra a cada viajero. Y el templo del Buda esmeralda, que se alberga en su interior, también es bellísimo. Brilla con todo su esplendor y las decoraciones de cada muro parecen infinitas.El Gran Palacio fue construido en 1782 como residencia para la familia real a orillas del Chao Phraya. Rodeado de murallas, en su interior se encuentran edificaciones de estilo tai y algunas de estilo victoriano. Cuando se atraviesan las murallas, se descubren innumerables construcciones que sorprenden por su belleza. Destacan el Dusit Maha Prasat, un vestíbulo construido en forma de cruz. Las cuatro alas están cubiertas por tejados escalonados y en el centro se erige la aguja de las nueve tiaras, soportada por cuatro garudas (el rey de los pájaros en la mitología india). Éste fue el primer edificio que se construyó en el Gran Palacio. En el centro del recinto se encuentra la Residencia Chakri, de estilo europeo, donde se albergan las urnas funerarias de los reyes. En su interior se encuentra el trono donde el rey recibe a las delegaciones extranjeras. El Chedi de Oro, de estilo Ayuthaya contiene diversas reliquias budistas y el Templo de Angkor, réplica de otro templo de Camboya. Sorprenden las innumerables figuras mitológicas por todos los rincones, el dorado y los detalles de algunos pabellones como el de los Guardias, los chedis de diversos estilos que se alzan por todas partes y la tranquilidad que envuelve el ambiente.

Después de la visita al palacio, seguí solo la caminata. Realmente la belleza de Bankok no deja de sorprenderme. No puedo creer que estoy caminando por estas calles viendo todo esto. Me resulta como casi mágico observar esas cúpulas, las decenas de imágenes de buda y las enormes estatuas. Son imágenes que alguna vez vi en la tele en algún documental y nunca creí que iba a llegar a ver en vivo y en directo.

Fui a ver otro templo, del otro lado del río que atraviesa la ciudad. Me costó llegar pero disfruté mucho de la caminata. Crucé por varios mercados locales, algunas calles muy complicadas para cruzar y finalmente por el enorme puente que une a las dos grandes mitades de la ciudad. El WAT PRAYUM es el templo donde me dirigía. En los mapas que tenía, realmente parecía más cerca.

El WAT PRAYUM es conocido como el templo de las tortugas porque su portal de ingreso está rodeado por un enorme piletón con decenas y decenas de tortugas acuáticas. Tuve una pequeña dificultad en este templo: se me cayó la cámara de fotos!! (insulté a todos los budas, putié mucho porque se aboyó el lente… pero bue). Pensé que se había roto pero por suerte andaba bien (se había corrido el botón del autofoco entonces parecía que se había roto esa función pero finalmente me di cuenta del detalle!). Este pequeño accidente me quitó bastante las ganas de seguir dando vueltas.

Me volví para el hostel en un tuc-tuc por unos 50 bath. Después del susto y las puteadas por la cámara no quería ver nada más. Un buen chapuzón en la pileta del Rambutri limpiaría toda la mala onda. Además, el agua estaba buenísima.

A la tarde, ya casi la nochecita, fuimos con Ezequiel a la parte moderna de la ciudad para hacer algunas compras. Me sorprende lo grande que son los shopping, de ocho o nueve pisos cada uno… desde relojes de rubíes hasta ferraris y kimonos, de todo se consigue. Son verdaderas mecas del consumo, donde literalmente se puede consumir cualquier cosa!

Esa noche mi compañero de viaje se volvía para Malasia y de ahí a Buenos Aires. Volvimos al hotel temprano para que termine de armar sus cosas dado que a las cuatro de la mañana lo pasaba a buscar la trafic para ir al aeropuerto. Para mí era un momento de sensaciones diversas porque de algún modo comenzaba un viaje nuevo. Ahora estaría en Asia, pero solo. Con todo lo que eso implicaba. Me generaba mucha expectativa!!!

Me desperté para despedirlo. Me tomé un cafecito en el Seven Eleven de al lado del Hotel y luego a dormir de vuelta. Un detalle que me había olvidado de contar es que este día recibir un mail muy lindo: un amigo de la infancia se casaba y me invitaba a su casamiento. Me puso muy contento realmente y me quedé pensando largo rato en los amigos que andaban lejos y hacia mucho no veía.

Día 18 – Recorriendo el mercado flotante… 15 de enero de 2011

Hoy comenzaba un nuevo viaje por el sudeste asiático… Ezequiel ya estaba en Malasia listo para volver a casa y yo tenía casi un mes más de viaje. Solo por un par de semanas y luego, si todo iba bien, me encontraría con nacho, nuevamente en Bangkok. Pero para eso faltaban muchos días, muchos kilómetros y algunos países en el medio.

Me levanté temprano porque había arreglado con una agencia para ir de excursión al mercado flotante en las afueras de la ciudad de Bangkok. En realidad, la ciudad de DAMNOEN SADUAK está a unos ochenta kilómetros de la ciudad de Bangkok y es conocida como la Venecia del Sudeste Asiático por su sistema de canales de navegación que reemplazan las tradiciones calles de cualquier ciudad.

Uno de los lugares más divertidos y pintorescos que se pueden visitar durante una estancia en Bangkok es, sin duda, el mundialmente conocido mercado flotante de Damnoen Saduak. Se presenta como un destino obligado y por eso, obviamente, está plagado de turistas. Por eso lo mejor es ir bien temprano a la mañana para evitar verlo lleno de hordas de visitantes que desvirtúan lo que hace años era un lugar de lo más auténtico, pero a qué lugar no le ocurre esto ya por desgracia.

Se trata de un sistema de canales flanqueado por algunas casitas de madera que sirven como improvisados restaurantes, bares y tiendas y que hacen más acogedor el verdadero sentido de este sitio: el comercio flotante. Para disfrutar mejor de la experiencia y ayudarles a mantener el negocio montado en torno a este lugar, lo mejor es alquilar la correspondiente barca, con la que darás una vuelta de una hora entre las vendedoras y sus barcas-tienda, que tratarán de colocarte plátanos, souvenirs, cremas curativas, especies, platos de arroz y un sinfín de productos.

No está de más disfrutar de un buen regateo mientras te balanceas en la barca sobre un agua no muy cristalina. El recorrido es entretenido y el contacto con los lugareños es muy interesante. Las mujeres tailandesas con ropa de tonos índigos y sombreros de paja reman en sus barcas mientras preparan deliciosos platos. La verdad es que caminando por DAMNOEN SUDUAK uno se siente en Asia verdaderamente, son imágenes casi de película y al igual que el gran palacio, un paraíso para las fotos. De hecho la tapa de la lonely planet que me acompaña como fiel guia de este viaje, tiene una foto de este lugar.

Pasamos toda la mañana recorriendo ese precioso lugar. Después del mediodía ya estábamos de vuelta en Bangkok, almorcé y me fui a recorrer el Museo de Historia Nacional. Es el mayor en todo el sudeste asiático. La construcción del siglo XVIII, acoge una de las colecciones de arte más extensas, interesantes y completas de la historia de Siam. El recorrido por sus salas es imprescindible para comprender la evolución del arte tai. Aquí están representados todos los periodos y estilos. Pintura, instrumentos musicales, cerámica, restos arqueológicos, herramientas, etc. se exhiben de forma didáctica. En las inmediaciones se encuentra el Teatro Nacional, que combina estilo tai y occidental, donde se pueden ver representaciones de danza, música y teatro.

Volví caminando de Museo hacia el Hotel. Me sentía contento porque ya caminaba por Bangkok como si hubiera vivido siempre aquí. Lástima que esa noche ya me iba. Pasé a buscar las ropa que había dejado en la lavendería. Agarré la mochila, armé todo y me fui para la estación de tren. Esa noche viajaba a Laos.

Llegué relativamente temprano a la estación de tren, casi a las seis y el tren salía a las ocho de la noche. Pero tenía que dejar la habitación del hotel libre y no sabía con qué me iba a encontrar en la estación de trenes…

La estación de tren estaba repleta de gente, algunos mochileros, muchos locales y mucha policía. A las seis de la tarde sonó por los parlantes el himno nacional y todo el mundo se puso de pié y cantó el himno. Tailandia no dejaba de sorprenderme.

El tren estaba mucho mejor de lo que esperaba. Me tocó el coche 3, de segunda clase, no por rata sino porque ya no había primera. El tren me resultó un poco extraño porque tiene dos asientos y una sola cama pensé (luego me di cuenta que esos dos asientos se hacían cama!!) En fin, nos repartieron almohadas, sábanas y frazadas y me compré una sopa para comer… mientras tanto, los motores del tren ya se ponían en marcha y una sirena comenzaba a sonar.

A las ocho de la noche partimos. A horario. Viajaremos toda la noche hacia el norte a la frontera entre Tailandia y Laos. La ciudad donde debo bajarme del tren se llama NONG KHAI, igual allí termina, no es difícil. Ahí se curza caminando a laos por el Puente de la Amistad y se toma otro tren hasta Ventianne, a poquito kilómetros, capital del país vecino.

Pablo Garcia
polviajero.com

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