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Después de levantarnos y desayunar, salimos a la explanada del hotel porque nos esperaba un autobus para realizar una visita panorámica con guía.
Nuestro guía era un chico joven, muy simpático que no paró de explicar cosas y contar chistes. Es una pena que los chicos no pillaran sus "ironías" pero yo me lo pasé muy bien. Decía cosas para ver si los alumnos reaccionaban como "cuando Austria dominaba el mundo bajo el reinado de nuestro emperador Carlos" (se refería a Carlos I) o "el alemán, ese idioma tan bonito que fue creado para el amor", pero nada, los alumnos debían de estar todavía medio dormidos...
La primera parada fue en el palacio Belvedere.
Allí nos explicó cosas de este palacio de veraneo, sus jardines y que dentro se expone, entre otras obras, El Beso de Klimt. Nos dejó unos minutillos para ver los jardines y tirar las fotos de rigor.
La siguiente parada era el Schönbrunn, el palacio de verano de la familia imperial con sus impresionantes jardines y con el zoo más antiguo del mundo.
De ahí nos fuimos hacia el centro, pero antes de bajar, el bus nos llevó por el anillo que rodea el centro de la ciudad, mientras nuestro guía nos iba explicando que era tal edificio, aquella iglesia o ese palacio.
El guía nos dejó en Albertinaplatz no sin antes explicarnos que había por los alrededores: Ópera, Cripta Real, el complejo de palacios Hofburg, etc etc
Era ya la hora de comer, por lo que dejamos sueltos a los alumnos y quedamos con ellos para más tarde, para hacer la vuelta al hotel. Nosotros nos fuímos a comer a un buffet libre al lado de la Albertina que, la verdad, a mi no me gustó mucho.
Después de la comida nos fuimos andando por dónde nos había llevado el bus horas antes, para ver las cosas con un poco de calma.
El Parlamento de Austria
Monumento a la Liberación, erigido por los soviéticos al acabar la II Guerra Mundial
Como parecía que íbamos bien de tiempo, decidimos volver al Belvedere, pero se ve que nos equivocamos y en vez de subir por una cuesta por la que hubieramos entrado antes, seguimos un poco más y nos topamos con los jardines botánicos que hay a su lado, por lo que los atravesamos...
...y finalmente entramos al Belvedere y sus jardines
Para volver al centro, esta vez tomanos un tranvía y así aprovechamos para ver un poco más de la ciudad en transporte público. Nosotros bajamos en la parada de Schottentor, donde confluyen varías líneas.
Y ya de allí nos fuimos hacia el centro a esperar a los alumnos.
Todavía teníamos tiempo por lo que decidimos probar algo de la repostería vienesa en una pastelería que vimos
Y mientras se hacía la hora, mi compañera se fue a un par de tiendas y yo, como parece que ya es tradición en mis visitas a Viena, esperé sentadito en el banco de la placeta de Petersplatz, al lado de la iglesia de San Pedro y viendo pasar los carruajes.
Y una vez recogido el "ganado"...
...esperamos a que llegara nuestro tranvía para volver al hotel
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