ALBERT DOCK: Prontito estábamos en pie, esta vez no por las gaviotas o la luz, sino por algo mucho más desagradable, el despertador. Teníamos pensado ver el puerto y el museo marítimo antes de ir a comer, así que después de desayunar y recoger las cosas que nos quedaban, pusimos rumbo a la calle. Primera sorpresa, debía de haber hecho mucho frio esa noche, porque un recodo del río estaba congelado. Hacía un viento helado y muy fuerte, también más notable seguramente por estar en el puerto. Con mucho frío y empeño llegamos a las dársenas del Albert Dock, la parte central del puerto, justo donde está el Echo Arena (pabellón donde se dan conciertos etc.) y la noria que os comenté. No subimos por falta de tiempo, así que no os puedo decir horarios ni precio. Como eran las 9:30 y el museo marítimo no estaba abierto todavía, dimos un pequeño paseo hasta las llamadas tres gracias. Son tres imponentes edificios al fondo del puerto que merecen ser vistos aunque sea por fuera. Son el Royal Liver Building, Pier Head e India Building. Al India Building se puede entrar pero solo para ver su sala central.


MUSEO MARÍTIMO Y MUSEO BEATLES: Visto esto y después de unas fotos fuimos al museo marítimo. Está abierto de 10:00 a 17:00 y es gratuito. Tiene una exposición del Titanic y el Lusitania, ya que ambos se construyeron en los astilleros de Liverpool, y por todo el museo se muestran maquetas de barcos, fotos de guerra etc. Es bastante curioso. Por todo el museo veréis urnas en las que podéis depositar un donativo para su mantenimiento, así que el que quiera puede hacer su aportación.
Antes de irnos, paramos en la tienda de recuerdos, pero como es fácil de imaginar, es bastante cara. Un ejemplo son los imanes a 4 libras, así que como nos habían dicho que había varias tiendas de recuerdos fuera, allá que fuimos. El museo marítimo junto con el de los Beatles forman una especie de cuadrado en el puerto, que posee en su interior un embarcadero, por lo que andéis por donde andéis vais a estar rodeados por agua. Justo en el perímetro de ese recuadro hay varios restaurantes y tiendas de souvenirs. Nosotros entramos en una y compramos una taza de Liverpool, una cajita de galletas típicas de mantequilla y un imán del Super Lambanana por 10 libras. Justo en el lado opuesto del museo marítimo, enfrente de la noria, está la entrada al museo de los Beatles, que en ese momento estaba abarrotado. Su horario es de 9:00 a 19:00 y el precio son 18 euros. Dentro tiene un Starbucks con temática de los Beatles abierto hasta las 19:00 y una tienda de la misma temática abierta hasta las 18:00, ambas se pueden visitar sin necesidad de pagar entrada. Nosotros no lo vimos porque no somos fans y teníamos poco tiempo, así que volvimos al apartamento para recoger las maletas, taxi de nuevo a Hannover Street y a comer.

LIVERPOOL ONE: Pegado a nuestra calle más visitada, Hannover Street, está el centro comercial Liverpool One. Es un centro comercial abierto, con multitud de restaurantes. Nosotros fuimos a comer a uno que se llama Red Hot, ya que nuestra amiga trabaja allí. Es un buffet libre con comida de muchos tipos. Italiana, mediterránea, hindú, china… aunque lo más mediterráneo que vi, fueron las ensaladas. Lo recomiendo por precio y por comida, todo muy bueno. A pesar de ser el día de la madre, comimos sin agobios, también gracias a que nos reservaron mesa en la parte de arriba. Por unas 10 libras comes genial, aparte la bebida, pero como nosotros pedimos jarra de agua, no hubo gastos extra.
VUELTA A CASA: A las 3 aproximadamente, fuimos a Hannover Street para coger el bus que nos llevaba al aeropuerto. En esta misma calle, un poquito más arriba del supermercado Tesco, en su misma acera, hay varias paradas de bus juntas. Id a la segunda de ellas y esperad al bus número 81A. Nosotros cogimos este, aunque también había otro que paraba en la misma parada y te llevaba hasta el aeropuerto. Mirad los cartelitos con los horarios porque pone claramente cual va, eso si, es importante que el número vaya acompañado de la A (nosotros supusimos que era por la palabra Airport). No tardó mucho en llegar, a pesar de haber perdido uno. Como las marquesinas de las paradas de bus están al revés, mirando hacia las aceras en vez de hacia la calzada, cuando quisimos pararlo, el conductor nos dijo que se sentía, que no le había dado tiempo a parar…. Así que a esperar al siguiente. El 81 A llegó rápido, además tenía dos plantas, una última visita desde arriba a la ciudad y en 40 minutos y 2,10 libras menos cada uno en el bolsillo, llegábamos al aeropuerto. Hacía un viento tremendo…así que con el frío que hacía y que casi salía volando, no hice la típica foto al submarino amarillo que hay nada mas salir del aeropuerto. Tanto tiempo buscándolo y al final no le hice foto.
El vuelo salió con un poquito de retraso, suponemos que por el viento que hacía. Aun así las azafatas de Easyjet fueron pidiendo las tarjetas de embarque y la documentación mientras que esperábamos a que llegara el avión, y así se agilizó muchísimo todo el proceso. Lo malo, que tuvimos que bajar a la pista andando con un frio siberiano y un viento huracanado… toda una aventura… pero la organización fue perfecta. Como todo el mundo llevaba asientos asignados, cada uno se sentó donde le correspondía y colocaba sus maletas en el maletero correspondiente. Solo 15 minutos después de la hora prevista, salíamos rumbo a España. El avión se movió un poco, pero normal con ese tiempo tan malo. Eran las 7 de la tarde… y a las 21:20, puntuales, aterrizábamos en Barajas.
Después de un fin de semana tan intenso (me daba la sensación de haber estado una semana fuera) estábamos en casa. Ahora sólo quedaba una cenita y ducha rápidas y a la cama, que al día siguiente había que empezar con la rutina, no sin antes soñar durante la noche con un próximo destino… ¿Cuál será? Solo el tiempo lo dirá…