El vuelo de Bilbao a Manchester ha sido bastante mejor de lo que esperaba. Han sido unos 100 minutos, con Easyjet, ¡en asientos que cabía! Ya pueden aprender los de vueling.
Desde el aeropuerto hay un servicio de trenes que te llevan en 24 minutos a la ciuad de manchester, a la estación de Piccadilly (4Lb)
Me alojo en un albergue bastante céntrico (tres minutos de piccadilly gardens), el hatters hostel. He reservado tres nohes, incluido desayuno, en habitación mixta de 8 personas (amplia) por 20 €/noche. La primera impresión es que está bastante bien. Cuenta con cocina equipada y salón muy amplio con wifi gratuita; y además, la chica que me ha atendido al principio en el mostrador hablaba un español con acento mañico (lo cual hace más fácil los trámites iniciales). Me edito tras pasar la primera noche: puedo decir exactamente el número de muelles del colchón, porque mi espalda los ha memorizado hasta el día del juicio final; las duchas están vacías y sé la razón... el agua se evapora antes de llegar al suelo, mi espalda también es testigo de los ronchones de piel quemada; también he de reconocer que el wifi va muy bien y que el desayuno está realmente sensacional para estar incluido en el precio. Además, en cualquier momento del día puedes usar la cocina y tomar tostadas, café... Fin de la edición.
El día de hoy lo tenía pensado para patear la ciudad, en la medida en que me quedara tiempo (eran las 14:00 cuando he salido del hostel). Por cierto, me he olvidado la cámara de fotos en la habitación, así que testaré las del móvil por si puedo subirlas, aunque no me fío. Lo primero que llama la atención en la ciudad son los edificios construidos con ladrillo por muchas partes; si bien, después he encontrado también una Manchester de edificios de cristal.
Museo del fútbol (sí, como suena)
Por supuesto también me ha llamado la atención el hecho de que los enchufes sean tipo americanos (tres agujeros) y que cuando cruzas la calle no tengas pasos de cebra y además te vengan por el lado contrario de donde sistemáticamente miras. A esto último no me acostumbro.
Guiado por la trotamundos, que ha mejorado bastante, aunque aún no llega a ser una lonely, me he dirigido en primer lugar hacia el museo de ciencia y de industria. La entrada es gratuita, pudiendo dejar después un donativo (que te recomiendan de 3 lb). En conjunto son cinco edificios pero que no he completado porque ha habido un momento que no he sabido pasar de uno a otro. Es interesante y distinto. En mi caso a las 15:00 he asistido a una exhibición sobre la industria del algodón (muy importante en el siglo XIX y de la cual Manchester era pionera incluso con anterioridad). Como mi inglés es parecido a mi dominio del esperanto, lo que más me ha interesado ha sido cuando ponían a funcionar las máquinas enormes (vaya ruido) necesarias en el proceso de creación de las telas.
Me daba un poco de corte marcharme sin dejar donativo, así que... me he escaqueado por la tienda de recuerdos, que tiene salida propia.
Al lado del museo está el Hilton, un edificio ultramoderno (eufemismo de feo) al que espero poder acercarme. Me gusta subir al skybar de los hoteles mega-altos. Tal vez esta noche.
Relativamente cerca (Manchester no es muy grande y no tardas más de 40 minutos en recorrer de punta a punta del típico mapa turístico) se encuentra el Museo de la Historia del Pueblo, poco publicitado en la ciudad. Es igualmente gratuito y recorre brevemente la historia moderna y contemporánea de Inglaterra. A mí estos museos de historia son lo que más me gustan.
Durante todo el día corre un viento en Manchester constante, incordiante y fresco. Por eso, en la salida del museo he visto pasar a un shuttlebus y me he subido. En Manchester hay tres líneas de autobuses que recorren la zona histórica (la que sale en los mapas de turismo) y lo mejor es que son gratuitas y con una frecuencia de entre 6 y 10 minutos, según la línea.
Me he bajado en la Catedral anglicana, que por desgracia está en obras y no permite la entrada. Por fuera, no es nada del otro mundo, sinceramente.
Muy cerca está el Centro comercial Arndale (un edificio inmenso, pero que cuenta con dos ventajas: baño público y no hay viento)
Sigo mi recorrido por la ciudad dirigiéndome a una zona de lo más curiosa, que no viene en la guía, pero que ya había leído en el foro: El chinatown de Manchester. Es más pequeñito de lo que me esperaba, pero no deja por ello de llamar la atención. Es como en la películas.
Camino hacia el albergue me he detenido en Piccadilly Gardens, que a decir verdad, tiene menos de verde que el jardín de un bifamiliar. Han colocado una atracción de esas para valientes que quita más sitio. No obstante, el lugar estaría muy bien para descansar SI NO HICIERA TANTO VIENTO.
Ya de allí, tras comprar cosillas en el super para la cena de estos días, me he dirigido al albergue, donde estoy escribiendo este primer esbozo.
Por cierto, no he dicho nada del concierto porque aún no me fío. Me da hasta miedo comprobar si sigue en pie o está cancelado. La verdad es que en Manchester no hay publi por ningún sitio.
Desde el aeropuerto hay un servicio de trenes que te llevan en 24 minutos a la ciuad de manchester, a la estación de Piccadilly (4Lb)
Me alojo en un albergue bastante céntrico (tres minutos de piccadilly gardens), el hatters hostel. He reservado tres nohes, incluido desayuno, en habitación mixta de 8 personas (amplia) por 20 €/noche. La primera impresión es que está bastante bien. Cuenta con cocina equipada y salón muy amplio con wifi gratuita; y además, la chica que me ha atendido al principio en el mostrador hablaba un español con acento mañico (lo cual hace más fácil los trámites iniciales). Me edito tras pasar la primera noche: puedo decir exactamente el número de muelles del colchón, porque mi espalda los ha memorizado hasta el día del juicio final; las duchas están vacías y sé la razón... el agua se evapora antes de llegar al suelo, mi espalda también es testigo de los ronchones de piel quemada; también he de reconocer que el wifi va muy bien y que el desayuno está realmente sensacional para estar incluido en el precio. Además, en cualquier momento del día puedes usar la cocina y tomar tostadas, café... Fin de la edición.
El día de hoy lo tenía pensado para patear la ciudad, en la medida en que me quedara tiempo (eran las 14:00 cuando he salido del hostel). Por cierto, me he olvidado la cámara de fotos en la habitación, así que testaré las del móvil por si puedo subirlas, aunque no me fío. Lo primero que llama la atención en la ciudad son los edificios construidos con ladrillo por muchas partes; si bien, después he encontrado también una Manchester de edificios de cristal.
Museo del fútbol (sí, como suena)

Por supuesto también me ha llamado la atención el hecho de que los enchufes sean tipo americanos (tres agujeros) y que cuando cruzas la calle no tengas pasos de cebra y además te vengan por el lado contrario de donde sistemáticamente miras. A esto último no me acostumbro.
Guiado por la trotamundos, que ha mejorado bastante, aunque aún no llega a ser una lonely, me he dirigido en primer lugar hacia el museo de ciencia y de industria. La entrada es gratuita, pudiendo dejar después un donativo (que te recomiendan de 3 lb). En conjunto son cinco edificios pero que no he completado porque ha habido un momento que no he sabido pasar de uno a otro. Es interesante y distinto. En mi caso a las 15:00 he asistido a una exhibición sobre la industria del algodón (muy importante en el siglo XIX y de la cual Manchester era pionera incluso con anterioridad). Como mi inglés es parecido a mi dominio del esperanto, lo que más me ha interesado ha sido cuando ponían a funcionar las máquinas enormes (vaya ruido) necesarias en el proceso de creación de las telas.
Me daba un poco de corte marcharme sin dejar donativo, así que... me he escaqueado por la tienda de recuerdos, que tiene salida propia.

Al lado del museo está el Hilton, un edificio ultramoderno (eufemismo de feo) al que espero poder acercarme. Me gusta subir al skybar de los hoteles mega-altos. Tal vez esta noche.

Relativamente cerca (Manchester no es muy grande y no tardas más de 40 minutos en recorrer de punta a punta del típico mapa turístico) se encuentra el Museo de la Historia del Pueblo, poco publicitado en la ciudad. Es igualmente gratuito y recorre brevemente la historia moderna y contemporánea de Inglaterra. A mí estos museos de historia son lo que más me gustan.
Durante todo el día corre un viento en Manchester constante, incordiante y fresco. Por eso, en la salida del museo he visto pasar a un shuttlebus y me he subido. En Manchester hay tres líneas de autobuses que recorren la zona histórica (la que sale en los mapas de turismo) y lo mejor es que son gratuitas y con una frecuencia de entre 6 y 10 minutos, según la línea.
Me he bajado en la Catedral anglicana, que por desgracia está en obras y no permite la entrada. Por fuera, no es nada del otro mundo, sinceramente.

Muy cerca está el Centro comercial Arndale (un edificio inmenso, pero que cuenta con dos ventajas: baño público y no hay viento)
Sigo mi recorrido por la ciudad dirigiéndome a una zona de lo más curiosa, que no viene en la guía, pero que ya había leído en el foro: El chinatown de Manchester. Es más pequeñito de lo que me esperaba, pero no deja por ello de llamar la atención. Es como en la películas.

Camino hacia el albergue me he detenido en Piccadilly Gardens, que a decir verdad, tiene menos de verde que el jardín de un bifamiliar. Han colocado una atracción de esas para valientes que quita más sitio. No obstante, el lugar estaría muy bien para descansar SI NO HICIERA TANTO VIENTO.

Ya de allí, tras comprar cosillas en el super para la cena de estos días, me he dirigido al albergue, donde estoy escribiendo este primer esbozo.
Por cierto, no he dicho nada del concierto porque aún no me fío. Me da hasta miedo comprobar si sigue en pie o está cancelado. La verdad es que en Manchester no hay publi por ningún sitio.