Por fin llega el gran día: 17-IV-2013, voy a ver a Meat Loaf en concierto (confío en que no se haya dejado el taca-taca en casa).
Me he levantado con tiempo para desayunar tranquilo y editar la etapa anterior (aún sin fotos). El desayuno en el hotel es abundante y está bueno. Ahora me voy a dirigir a la estación de autobuses (son las 8:57) porque tengo el bus a Chester a las 9:35 y quiero llegar con tiempo. Por cierto, que con tiempo reservé el billete de tal manera que sólo pago 9 Lb por el viaje de ida y vuelta (unos 90 minutos de duración).
Empieza el día torcido. Hace sirimiri mientras me acerco a la parada de autobús de Manchester. Llego con veinte minutos de adelanto (todo un reto, pues soy de los que les gusta llegar puntual a los sitios, en el sentido más literal del término). Pero al de unos treinta minutos sigo sentado, pregunto por el bus a Chester y me dicen que ya ¡se ha marchado! Pero si estoy esperando en el anden como un desgracia’o. Pues te jodes, Iñaki, porque ha salido desde otro andén distinto al anunciado en los paneles. Con el cabreo del quince (mío y de otros pasajeros) pido la hoja de reclamaciones y la muy inútil me da una encuesta de satisfacción; le digo para que me cambie al siguiente bus y la tía me dice que sale dentro de 5horas y media; le digo que llegaría Chester a la hora que tendría que coger el bus de vuelta, que me devuelva el dinero; se queda con una cara de pocos amigos y me imagino que me habrá mandado a la mierda (ventajas de no conocer la lengua de Shakespeare, digo yo).
Con mi cabreo del quince me voy a la estación de tren y veo que en 17 minutos sale un tren para Chester. Así que sin mirar itinerario, tiempo de recorrido ni nada he comprado un billete. Resulta que el billete de ida y vuelta sólo cuesta 0’10 Lb más que el de ida, así que por si acaso me he pillado el de ida y vuelta en el mismo día por 11’9Lb.
El tren sale puntual. Es una carraca como el que te lleva al aeropuerto, pero la mitad de enano. Hace múltiples paradas, pero en hora y media me deja en Chester. La estación está fuera del nucleo urbano, pero es tan pequeño que con el gps del móvil me ha llevado unos cinco minutos llegar a la oficina de turismo ubicada junto al ayuntamiento y la Catedral Anglicana,;donde he cogido un mapa de la ciudad.

Ahora, más tranquilo después de comprobar que hay unos tres trenes a la hora para Manchester Piccadilly y que supuestamente puedo coger cualquiera de ellos con mi billete, me he acercado a la Catedral. A diferencia de lo que pone la guía de Trotamundos de 2012, la entrada es gratuita, pudiendo hacer una donación de 3 Lb voluntaria. Para los previsores, tiene baños públicos justo en la entrada.

Lo primero que he hecho ha sido ir a la cafetería ubicada dentro de la propia catedral (un acierto de la guía), donde el ambiente es muy relajado, tienen self-service para tomar algo a precio muy ajustado. Además, me desahogo del cabreo de hace dos horas poniendo por escrito lo acaecido. Ahora a terminar mi chocolate caliente, visitar la catedral y echar un vistazo al pueblito (pues no parece ni siquiera una ciudad).
La catedral es de grandes proporciones, pero lo que más llama la atención por fuera es el color rosáceo de la piedra empleada.
Respecto a Chester en general, esperaba otra cosa. Me explico: con la fama de ciudad medieval esperaba algo parecido a Tallin, sin embargo me voy con la sensación de haber estado en un bonito pueblo, limpio y cuidado al detalle, pero hecho para el turista-consumista. Es una sensación que casi todos hemos tenido en viajes que hayamos hecho, pero no deja de dar pena. ¿Realmente es necesario un abuso tal del comercio para potenciar una localidad bonita por sí misma?

Al que le guste ir de tiendas tiene el centro peatonalizado de las calles Watergate, Bridge, Eastgate, Foregate,… donde seguro que hay sitios agradables para tomar algo. Otra opción es alejarse a descansar al Grosvenor Park, por ejemplo; o circundar la ciudad y disfrutar el recorrido por las murallas, muy bien restauradas. Eso sí, en caso de que os haga el viento que también hoy me ha hecho, id abrigaditos.
Tras la mala experiencia con el autobús y vista la cantidad de trenes para Manchester, he adelantado la vuelta para llegar con tiempo a la apertura de puertas del concierto. Esta vez el tren es un señor tren. El viaje dura sólo una hora y se parece a los de media distancia de RENFE... eso sí, estamos en Inglaterra, enmoquetado (no he comprobado el baño).
Llego al albergue para comer un bocata o algo y mirar el mail. Jodé, tengo mensaje de los de ticketmaster... me pongo pálido mientras lo abro... igual es un recordatorio... igual es para desearme un feliz concierto... o igual es para que HAN CANCELADO EL P... CONCIERTO POR ENFERMEDAD de no sé qué músicos... que no me preocupe que lo van a reubicar en el tiempo!! Pero esto qué es, humor inglés?!
La verdad es que tampoco estoy tan de bajón... creo que era una posibilidad que llevaba meses barajando. Eso sí, el disgusto no me lo quita nadie. Y como las penas se llevan mejor entre gente a la que también han jodido, pues me acercaré al Arena para compartirla con gente que no haya mirado el mail aún.
Ya de vuelta al albergue he decidido descansar un poco, comer algo y salir, después, al skybar del Hilton. Está en el otro extremo de la ciudad, así que he tardado unos 25 minutos en llegar. Voy hacia el ascensor y un tipo me dice que no puedo subir porque llevo una camiseta deportiva

Total que de vuelta hacia el hostel me detengo cerca de piccadilly gardens donde me tomo algo mietnras escucho música en directo... con mi camiseta del Athletic, faltaba más. El pub se llama el unicornio.
Llegar al albergue a medianoche, ducha ardiendo de nuevo y a dormir que mañana toca madrugar para ir a liverpool.