En un principio el día de hoy debería ser diferente a lo que fue, pero debido a las reservas que nos puso la Oficina Imperial al final el día fue un tanto extraño.
El día sería tal cual:
A primera hora de la mañana teníamos reserva en el Palacio Imperial de Kyoto. Este día fue extremadamente caluroso, con 40º a la sombra. Ya estábamos acostumbrados al calor, de hecho ya eramos unos japoneses más, con nuestra toalla al cuello, nuestro paraguas y un pulverizador de agua que no duraba ni 5 minutos fresca.
El Palacio Imperial de Kyoto y sus jardines ocupan una vasta extensión de terreno en medio de un parque en medio de Kyoto. Para más inri, tiene muy pocas zonas de sombra, y eso nos influyó en que no disfrutáramos mucho la visita.
El edificio principal está cerrado al público, pero pudimos ver varios aposentos, así como las diferentes zonas dedicadas a los jardines.
Lo bueno que tiene este tipo de visitas guiadas es que en todas te encuentras con audio-guías, así que aunque la visita sea en japonés no hay problema en conocer un poco más la historia de este gran país.
Una vez fuera del Palacio Imperial, la siguiente visita programada era la Villa Imperial Katsura, de las más bonitas de Japón según ellos mismos; pero esto sería después de comer. Teníamos bastante tiempo para poder ver y conocer, así que decidimos pasarnos, con algo de prisa, por el Templo Koryu-ji.
Fue una vista curiosa, ya que se dice que Koryu-ji es el templo más antiguo de Japón. No está precisamente cerca de la Villa Imperial Katsura, pero teníamos tiempo.
El edificio ha sido varias veces destruido y reconstruido, pero siempre se ha mantenido fiel al original. Lo más importante del templo, a parte de su antigüedad, es una pequeña figura de madera rindiendo culto a Bodhisattva Maitreya, llamada Hōkan Miroku.
Una vez fuera, y después de haber comido, nos dirigimos a la Villa Imperial Katsura.
Bastante más grande que la Villa Imperial Shugakuin, es algo más ostentosa. Más o menos viene a ser de la misma disposición, con un estanque, varias casas de té y una pequeña montaña desde donde se obtiene una genial panorámica.
La villa, utilizada anteriormente como Palacio de retiro, pertenece a la Familia Imperial, aunque según nos dijo el guía, no aparecen mucho por allí. Aún y así, la tiene cuidada excelentemente, no en vano sus jardines son considerados Tesoro Nacional.
Una vez vista la Villa Imperial Katsura, teníamos 2 posibilidades. Una, ir al bosque de bambú de Arashiyama; o dos, ir a Gion y probar suerte a ver si veíamos alguna Geisha.
Mientras que las geishas no eran algo que veríamos con total seguridad, el bosque no se movería de ahí... así que fuimos a Gion.
En general, todos los distritos de geishas que hemos visto (Gion en Kyoto e Higashichaya en Kanzawa) son bastante semejantes. Parece que te adentres en la época Edo debido a la arquitectura de las calles, conservando el estilo tradicional japonés.
Fue llegar a Gion y no tuvimos ni que esperar 10 minutos para ver nuestra tan deseada Geisha. Hay que decir que apareció de la nada, y si no llegamos a seguirla, habría desaparecido en nada también.
Siempre a paso ligero, casi sin cruzar la mirada con nadie, únicamente se paró delante de un taxi, donde había dos geishas en los asientos traseros, para hacerles el saludo de rigor. Una vez hecho, desapareció en una casa de geishas.
Nosotros ya estábamos contentos. Hay que decir que yo no era partidario, yo prefería ir al bosque de bambú, pero mereció la pena.
Una vez llegamos al hotel, nos duchamos, cenamos en el "restaurante de siempre" y nos fuimos a descansar.