
Paseando por las calles de Roma, no lejos de sus monumentos céntricos, podemos encontrar la Iglesia de la Inmaculada, este lugar de culto está situada a menos de 200 metros de la plaza Barberini, y a 538 m de la plaza España. Tiene una sobria fachada y un modesto tamaño que hace que pase desapercibida a los turistas que pasan por delante. Construida entre los años 1626 y 1631 bajo las órdenes del Papa Urbano, encontramos actualmente bajo ella un museo dedicado a los capuchinos.
El museo presenta ocho estancias donde explican los orígenes y la historia sobre la vida de la orden y de personajes que les sirvieron de inspiración como ejemplo. En ella podemos encontrar obras de Caravaggio como Saint francis in meditation y varias piezas como retablos o sellos usados hace siglos por la orden capuchina. Sin embargo, lo que llama la atención del lugar, es la cripta situada al final del museo, justo debajo de la iglesia. Un osario famoso al mismo nivel que el osario de Seldec de la República Checa o la capela dos ossos en Portugal.
Hasta no hace mucho, encontrábamos el camino directo a su cripta, donde poder admirar entre el horror y la fascinación sus diferentes salas, sin tener que pagar más que la donación que quisiéramos dar. Actualmente hay que pagar 6€ para atravesar el museo y llegar al osario. El negocio es el negocio…
La historia del lugar se remonta 1631, cuando finalizada la construcción de la iglesia. El cardenal Antonio Barberini miembro de la orden de los capuchinos y hermano del papa Urbano VIII, ordena exhumar y trasladar los restos de los frailes enterrados en el convento de san Buenaventura en el Quirinal (su cementerio principal) hacia la Cripta.
La cripta (u osario), contiene los restos de alrededor de 3700 frailes y pobres enterrados en éste lugar entre 1528 y 1870, que fue el tiempo que la Iglesia Católica permitió el entierro en las Iglesias.
Aunque ha pasado por varias remodelaciones, se cree que éste Collage de huesos donde los frailes venían a reflexionar sobre la vida y a orar fue construido entre 1732 y 1775. Las primeras menciones sobre la atípica ornamentación datan de 1775 cuando el marqués de Sade visitó el lugar.
La autoría de la distribución de los huesos y su orden tampoco está del todo clara, pues se cree que pudo haber sido diseñado por el padre Raffele un talentoso capuchino muerto en Roma en 1805 aunque otros autores identifican la obra con el padre Norbert Baumgartner de Viena (1710 – 1773), un pintor capuchino responsable de algunos de los trabajos de la iglesia que se encuentra encima de la Cripta. Otro nombre que también entra en las apuestas es el Ennemond (Edmond) Alexandre Petitot (1727 – 1801) quien visito roma de 1746 a 1750. Fuere quien fuere, los huesos fueran ordenados de forma “artística”, formando diferentes motivos cargados de gran simbolismo, aunque la mayoría de los huesos se utilizan para trazar diseños ornamentales, encontramos algunos esqueletos intactos cubiertos de los hábitos franciscanos. Lejos de mostrar el diseño de alguien con la mente retorcida, la finalidad es mostrar que el cuerpo es simplemente un recipiente para el alma.
También ha y que entender la “moda” del momento en el que se creó el lugar, pues los maestros capuchinos predicaban con una calavera en la mano, siendo un periodo de culto rico y creativo para sus muertos.
Como dato curioso, la tierra que encontramos en la cripta es tierra santa, traída desde Palestina (o Jerusalén) cuando comenzó a enterrarse en éste lugar.
En la cripta podemos encontrar 6 salas unidas entre sí por una larga galería de unos 60 metros donde la única luz que entra es la luz natural que se filtra a través de las grietas y pequeñas lámparas fluorescentes.
1. CRIPTA DE A RESURRECCIÓN
En la pared del fondo los distintos elementos del esqueleto humano forman el marco en el va encuadrado el lienzo que representa a Jesús cuando ordena a Lázaro salir vivo del sepulcro; la fe cristiana en la resurrección es la clave interpretativa de esta obra de arte característica de un cementerio. [Los paganos enterraban a sus muertos en una necrópolis (ciudad de los muertos), mientras que los cristianos los enterraban en cementerios (lugar donde duermen) a la espera de la resurrección comentada en la biblia.]
2. CAPILLA PARA LA MISA
Es la única de las 6 salas en la que no se ven huesos, ya que en ella se dice la misa para que los difuntos se libren del sufrimiento del purgatorios como se puede ver en el retablo en el que María con el Niño parece invitar a san Félix de Cantalicio y a san Francisco de Asís, San Antonio de Padua y a un ángel a librar las almas del fuego. En el muro de la izquierda se conserva, por voluntad propia, el corazón de María Felipe Peretti, tataranieta de Sixto V, que era muy devota de los capuchinos.
3. CRIPTA DE LAS CALAVERAS
En esta sala podemos ver que la hornacina central destaca una clepsidra alada formada con huesos de omoplatos. En las paredes laterales hay 2 capuchinos tendidos en actitud de descanso dentro de hornacinas de forma curvilínea. De la bóveda del pasillo cuelga una lámpara de una estrella de 8 puntas. La bóveda del pasillo enriquece la clave interpretativa con un nuevo elemento: el cráneo con omoplatos que le sirve de alas.
4. CRIPTA DE LOS HUESOS DE LA “PELVIS”
En las paredes laterales encontramos 2 capuchinos descansando dulcemente bajo un arcosolido. En el fondo representa 3 hornacinas con capuchinos con la cabeza inclinada hacia delante; os 2 de los laterales están bajo un arco en ruinas; el del centro bajo un gran baldaquino de huesos de la pelvis de los que cuelga un friso de vértebras. El rosetón central de la bóveda esta formado por 7 omoplatos adornados con vértebras.
5. CRIPTA DE LAS TIBIAS Y DE LOS FÉMUR
Las paredes laterales tienen cuatro hornacinas en cada parte con capuchinos de pie y vestidos con el hábito. En la pared del fondo, hay una cruz dentro de un círculo, debajo de él el escudo franciscano (el brazo desnudo de Cristo y el brazo vestido de san Francisco de Asís), con una corona encima. En el suelo hay 18 cruces indicando otras tantas sepulturas. La cornisa oval central de la bóveda tiene un circulo adornado mandíbulas y 2 grandes flores laterales realizadas a base de huesos omoplatos y adornos de vertebras que cuelgan. En la bóveda del pasillo hay 3 estrellas de 8 puntas, y en la del centro cuelga una pesada lámpara.
6. CRIPTA DE LOS TRES ESQUELETOS
Los 2 pequeños esqueletos de la pared del fondo sostienen con una mano un cráneo alado. En el centro de la bóveda hay un esuqeleto muy fino, metido en una almendra, símbolo de la nueva vida. Con la mano derecha sostiene una guadaña símbolo de la muerte que siega a todos como la hierba del campo; y con la mano izquierda sostiene una balanza, símbolo de las buenas y malas obras valoradas por Dios al juzgar el alma. La bóveda del pasillo tiene cuatro pequeñas estrellas de 5 puntas que rodean la gran estrella de 8 puntas de la que cuelga una lámpara. En el muro opuesto a la puerta destaca un reloj con una esfera única para indicar que la vida continúa en la eternidad.
También mencionar un memento mori que encontramos en una de las capillas; donde hay una placa donde puede leerse en varios idiomas: “Qué estás ahora, que una vez fuimos, lo que somos ahora, tú serás”.
Como en el lugar está prohibido a hacer fotos, las imágenes que aquí se muestran son las postales que pueden comprarse. La información detallada esta extraída de internet, folletos que ellos tienen y del libro THE CAPUCHIN CEMENTERY de Rinaldo CORDOVANI.
INFORMACIÓN:
LA CRIPTA DE LOS CAPUCHINOS (iglesia de la inmaculada)
Dirección: Via Vittorio veneto, 27 00187, Roma
Info: + 39 06.42014995
Precio: (Enero 2014) 6€ / 4€ reducida
El museo presenta ocho estancias donde explican los orígenes y la historia sobre la vida de la orden y de personajes que les sirvieron de inspiración como ejemplo. En ella podemos encontrar obras de Caravaggio como Saint francis in meditation y varias piezas como retablos o sellos usados hace siglos por la orden capuchina. Sin embargo, lo que llama la atención del lugar, es la cripta situada al final del museo, justo debajo de la iglesia. Un osario famoso al mismo nivel que el osario de Seldec de la República Checa o la capela dos ossos en Portugal.
Hasta no hace mucho, encontrábamos el camino directo a su cripta, donde poder admirar entre el horror y la fascinación sus diferentes salas, sin tener que pagar más que la donación que quisiéramos dar. Actualmente hay que pagar 6€ para atravesar el museo y llegar al osario. El negocio es el negocio…
La historia del lugar se remonta 1631, cuando finalizada la construcción de la iglesia. El cardenal Antonio Barberini miembro de la orden de los capuchinos y hermano del papa Urbano VIII, ordena exhumar y trasladar los restos de los frailes enterrados en el convento de san Buenaventura en el Quirinal (su cementerio principal) hacia la Cripta.
La cripta (u osario), contiene los restos de alrededor de 3700 frailes y pobres enterrados en éste lugar entre 1528 y 1870, que fue el tiempo que la Iglesia Católica permitió el entierro en las Iglesias.
Aunque ha pasado por varias remodelaciones, se cree que éste Collage de huesos donde los frailes venían a reflexionar sobre la vida y a orar fue construido entre 1732 y 1775. Las primeras menciones sobre la atípica ornamentación datan de 1775 cuando el marqués de Sade visitó el lugar.

La autoría de la distribución de los huesos y su orden tampoco está del todo clara, pues se cree que pudo haber sido diseñado por el padre Raffele un talentoso capuchino muerto en Roma en 1805 aunque otros autores identifican la obra con el padre Norbert Baumgartner de Viena (1710 – 1773), un pintor capuchino responsable de algunos de los trabajos de la iglesia que se encuentra encima de la Cripta. Otro nombre que también entra en las apuestas es el Ennemond (Edmond) Alexandre Petitot (1727 – 1801) quien visito roma de 1746 a 1750. Fuere quien fuere, los huesos fueran ordenados de forma “artística”, formando diferentes motivos cargados de gran simbolismo, aunque la mayoría de los huesos se utilizan para trazar diseños ornamentales, encontramos algunos esqueletos intactos cubiertos de los hábitos franciscanos. Lejos de mostrar el diseño de alguien con la mente retorcida, la finalidad es mostrar que el cuerpo es simplemente un recipiente para el alma.
También ha y que entender la “moda” del momento en el que se creó el lugar, pues los maestros capuchinos predicaban con una calavera en la mano, siendo un periodo de culto rico y creativo para sus muertos.
Como dato curioso, la tierra que encontramos en la cripta es tierra santa, traída desde Palestina (o Jerusalén) cuando comenzó a enterrarse en éste lugar.
En la cripta podemos encontrar 6 salas unidas entre sí por una larga galería de unos 60 metros donde la única luz que entra es la luz natural que se filtra a través de las grietas y pequeñas lámparas fluorescentes.
1. CRIPTA DE A RESURRECCIÓN
En la pared del fondo los distintos elementos del esqueleto humano forman el marco en el va encuadrado el lienzo que representa a Jesús cuando ordena a Lázaro salir vivo del sepulcro; la fe cristiana en la resurrección es la clave interpretativa de esta obra de arte característica de un cementerio. [Los paganos enterraban a sus muertos en una necrópolis (ciudad de los muertos), mientras que los cristianos los enterraban en cementerios (lugar donde duermen) a la espera de la resurrección comentada en la biblia.]
2. CAPILLA PARA LA MISA
Es la única de las 6 salas en la que no se ven huesos, ya que en ella se dice la misa para que los difuntos se libren del sufrimiento del purgatorios como se puede ver en el retablo en el que María con el Niño parece invitar a san Félix de Cantalicio y a san Francisco de Asís, San Antonio de Padua y a un ángel a librar las almas del fuego. En el muro de la izquierda se conserva, por voluntad propia, el corazón de María Felipe Peretti, tataranieta de Sixto V, que era muy devota de los capuchinos.
3. CRIPTA DE LAS CALAVERAS
En esta sala podemos ver que la hornacina central destaca una clepsidra alada formada con huesos de omoplatos. En las paredes laterales hay 2 capuchinos tendidos en actitud de descanso dentro de hornacinas de forma curvilínea. De la bóveda del pasillo cuelga una lámpara de una estrella de 8 puntas. La bóveda del pasillo enriquece la clave interpretativa con un nuevo elemento: el cráneo con omoplatos que le sirve de alas.

4. CRIPTA DE LOS HUESOS DE LA “PELVIS”
En las paredes laterales encontramos 2 capuchinos descansando dulcemente bajo un arcosolido. En el fondo representa 3 hornacinas con capuchinos con la cabeza inclinada hacia delante; os 2 de los laterales están bajo un arco en ruinas; el del centro bajo un gran baldaquino de huesos de la pelvis de los que cuelga un friso de vértebras. El rosetón central de la bóveda esta formado por 7 omoplatos adornados con vértebras.

5. CRIPTA DE LAS TIBIAS Y DE LOS FÉMUR
Las paredes laterales tienen cuatro hornacinas en cada parte con capuchinos de pie y vestidos con el hábito. En la pared del fondo, hay una cruz dentro de un círculo, debajo de él el escudo franciscano (el brazo desnudo de Cristo y el brazo vestido de san Francisco de Asís), con una corona encima. En el suelo hay 18 cruces indicando otras tantas sepulturas. La cornisa oval central de la bóveda tiene un circulo adornado mandíbulas y 2 grandes flores laterales realizadas a base de huesos omoplatos y adornos de vertebras que cuelgan. En la bóveda del pasillo hay 3 estrellas de 8 puntas, y en la del centro cuelga una pesada lámpara.

6. CRIPTA DE LOS TRES ESQUELETOS
Los 2 pequeños esqueletos de la pared del fondo sostienen con una mano un cráneo alado. En el centro de la bóveda hay un esuqeleto muy fino, metido en una almendra, símbolo de la nueva vida. Con la mano derecha sostiene una guadaña símbolo de la muerte que siega a todos como la hierba del campo; y con la mano izquierda sostiene una balanza, símbolo de las buenas y malas obras valoradas por Dios al juzgar el alma. La bóveda del pasillo tiene cuatro pequeñas estrellas de 5 puntas que rodean la gran estrella de 8 puntas de la que cuelga una lámpara. En el muro opuesto a la puerta destaca un reloj con una esfera única para indicar que la vida continúa en la eternidad.

También mencionar un memento mori que encontramos en una de las capillas; donde hay una placa donde puede leerse en varios idiomas: “Qué estás ahora, que una vez fuimos, lo que somos ahora, tú serás”.

Como en el lugar está prohibido a hacer fotos, las imágenes que aquí se muestran son las postales que pueden comprarse. La información detallada esta extraída de internet, folletos que ellos tienen y del libro THE CAPUCHIN CEMENTERY de Rinaldo CORDOVANI.

INFORMACIÓN:
LA CRIPTA DE LOS CAPUCHINOS (iglesia de la inmaculada)
Dirección: Via Vittorio veneto, 27 00187, Roma
Info: + 39 06.42014995
Precio: (Enero 2014) 6€ / 4€ reducida