![]() ![]() Sicilia: recorrido básico de ocho días en septiembre. ✏️ Blogs de Italia
Recorrido básico de una semana por los lugares más típicos de Sicilia (Catania, Etna, Taormina, Cefalú, Palermo, Monreale, Segesta, Selinunte, Agrigento, Villa del Casale, Noto, Ortigia y Siracusa) a mediados de septiembre.Autor: Artemisa23 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (11 Votos) Índice del Diario: Sicilia: recorrido básico de ocho días en septiembre.
01: Sicilia, sí o sí al fin.
02: Llegada a Catania. Recorriendo Catania (I).
03: Recorriendo Catania (II).
04: Acercándonos al Etna.
05: Taormina.
06: De Catania a Palermo pasando por Cefalú. El interior de la isla en fotos.
07: Cefalú.
08: Recorriendo Palermo (I).
09: Recorriendo Palermo (II).
10: Palermo de noche. La leyenda de la Testa di Moro.
11: Monreale.
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Etapas 1 a 3, total 21
El deseo de visitar Sicilia venía de muy lejos en el tiempo. La idea inicial siempre fue movernos con coche de alquiler, pero por imprevistos familiares tuvimos que anular el viaje dos veces con todo preparado y reservado. El año pasado parecía el momento idóneo, pero nuevamente se torcieron las cosas y por diversas circunstancias el coche dejó de ser una opción. Estaba un tanto harta de aplazarlo, así que decidí ir sí o sí. Como me resulta cansado moverme de un lado a otro en transporte público cargando con la maleta, pues hay que planificarlo muy bien y se pierde bastante tiempo, me apunté a un tour cultural para mayores que recorría muchos de los lugares que me interesaba conocer en un principio. Aunque no es su fórmula favorita, mi marido decidió acompañarme a última hora. También tenía interés en dar una vuelta por Sicilia.
![]() ![]() Antes de partir procuré documentarme para optimizar al máximo posible el tiempo limitado de que disponíamos, porque ocho días son muy pocos para Sicilia: estábamos casi seguros de que nos quedaríamos con ganas de más.
![]() ![]() ![]() Así fue y a nuestro regreso estuvimos de acuerdo en que la isla nos encantó y volveremos a no mucho tardar para ver con tranquilidad muchos sitios que nos quedaron pendientes, sobre todo en zonas rurales, de costa y las Islas Eolias. Esperemos que haya suerte en el futuro y no surjan más problemas. De momento, me quedo con lo positivo: por fin hemos visitado varios de los destinos imprescindibles; quizás, los más complicados para llevar coche.
![]() ![]() Huyendo de las fechas más calurosas, nos decidimos por el catorce de septiembre, si bien yo hubiese preferido abril o mayo, cuando las temperaturas aún no son demasiado altas y hay más horas de luz. Pero tuvo que ser así. Luego no resultó mal, pues no pasamos excesivo calor, aunque unas cuantas tormentas nos chafaron varios planes; claro que con eso es necesario contar en el Mediterráneo a finales del verano.
![]() ![]() ![]() Al tratarse de Italia, no voy a explayarme contando detalles que conoce todo el mundo (entrada con DNI o pasaporte, euro como moneda oficial, roaming con la misma tarifa que en casa…), así que paso directamente al relato. Como de costumbre, mi intención con el diario es compartir una experiencia personal, comentando lo que me parecieron los lugares que visité, pero sin ánimo de aconsejar, pues, aparte de que se me da mal, cada persona es un mundo y no hay mejor viaje que el que prepara cada cual según sus gustos y circunstancias.
![]() Hicimos unos 1.100 kilómetros por carretera durante ocho días (siete noches), en un itinerario básico que incluía Catania, Monte Etna, Taormina, Cefalú, Palermo, Monreale, Segesta, Selinunte, Agrigento, Villa Romana del Casale, Ragusa, Noto y Siracusa. En fin, casi todos destinos tan típicos y tópicos como ineludibles en una primera visita a Sicilia.
Recorrido aproximado del viaje según Google Maps.
![]() ![]() Distribución del itinerario por días. 1. Llegada a Catania. Recorrido y noche en Catania. 2. Volcán Etna y Taormina. Noche en Catania. (143 Km). 3. Cefalú y Palermo. Noche en Palermo. (250 km) 4. Palermo. Noche en Palermo. 5. Monreale, Segesta y Selinunte. Noche en Agrigento. (218 Km). 6. Valle de los Templos de Agrigento y Villa Romana del Casale. Noche en Ragusa. (186 Km). 7. Noto, Ortigia y Siracusa. Noche en Catania. (164 Km). 8. Catania y vuelo a Madrid por la tarde. Unos pocos datos sobre Sicilia. Con casi seis millones de habitantes, Sicilia es la cuarta región más poblada de Italia tras Lombardía, Lazio y Campania, y la más extensa pese a ser una isla, eso sí, la más grande del Mediterráneo, con 25.583 km2. De forma triangular, los romanos la llamaban por esa causa Trinacria, si bien su nombre actual deriva de Sikelia, la denominación anterior que le dieron los griegos debido a que sus primitivos habitantes eran los siculos, asentados en la isla desde el II milenio a.C.
![]() ![]() Ocupada por los fenicios en el siglo IX a.C., fue colonizada por los griegos, que fundaron ciudades importantes como Siracusa y Catania. En el siglo V a.C., llegaron los cartagineses, y los romanos consiguieron hacerse con toda la isla en el año 212 a.C.
![]() ![]() ![]() ![]() Tras la caída del Imperio Romano, aparecieron sucesivamente los vándalos, los hérulos y los ostrogodos, hasta que en el año 535 el General Belisario incorporó la isla al Imperio Bizantino, al que pertenecería durante cuatro siglos. A partir de 1061, fue conquistada por los normandos, capitaneados por los hermanos Roberto y Roger Guiscardo, siendo este último el primer Conde de Sicilia. Su hijo Rogelio II fue coronado en 1130, dando origen así al Reino de Sicilia. En 1282, la matanza de franceses conocida como "Vísperas Sicilianas" acabó con el reinado del angevino Carlos de Anjou, y dio pasó a la influencia de la Corona de Aragón. Tras numerosas vicisitudes, disputas y tratados, en 1738, Sicilia y Nápoles fueron entregadas a Carlos de Borbón (futuro Carlos III de España), que inauguró la dinastía de los Borbones hasta que fueron derrotados en 1860 por Giusepe Garibaldi, lo que convirtió a Sicilia en parte del Reino de Italia en 1861.
![]() ![]() ![]() Etapas 1 a 3, total 21
![]() Llegada a Catania. Recorriendo Catania (I).Llegada a Catania. Primera parte del recorrido por esa ciudad. Entramos y salimos por Catania. Los vuelos fueron con Iberia, despegaron puntuales y no hubo incidencias dignas de mención... hasta la cinta de recogida de equipajes, donde faltaron las maletas de más de veinte personas, algunas de nuestro grupo (por fortuna, las nuestras, no). El carrito que las transportaba se perdió en algún punto del aeropuerto de Barajas
![]() ![]() ![]() Nos alojamos tres noches en Catania, dos noches en Palermo, una en Agrigento y otra en Ragusa. Nuestra guía de habla española era una chica chilena casada con un siciliano y que había residido varios años allí. En esta ocasión, no llevamos un guía local fijo, sino que en cada destino con visita incluida nos acompañaba un guía de ese lugar. Como suele ocurrir en estos casos, hubo de todo: excelentes, buenos y ni fu ni fa. Afortunadamente, llevábamos auriculares, lo cual me encanta, pues me da mucha libertad de movimientos, permitiéndome oir las explicaciones del guía (si me interesan) sin necesidad de estar pegada a él (o ella).
![]() Catania. Nos alojamos en el Hotel Villa del Bosco, situado en un punto elevado de la ciudad, a unos cinco kilómetros del centro. Se podía llegar en autobús y taxi. Se trata de un antiguo palacio que sin duda conoció tiempos mejores, tanto como residencia noble como en versión hotelera.
![]() El edificio principal resulta tan atractivo como decadente, un auténtico laberinto de pasillos y salones, donde parece que has retrocedido en el tiempo, lo que tiene su lado bueno y su lado malo. El bueno es el indudable encanto que rezuman sus vetustas paredes; el malo, el deficiente mantenimiento de que adolecen muchas de las antiguas mansiones sicilianas. Y como tal la voy a tratar, razón por la cual me voy a extender algo más en el comentario que suelo dedicar a los hoteles donde me alojo.
![]() Las dos primeras noches, nos instalaron en un edificio situado detrás del principal, otro palacete no tan glamuroso. Si bien no pudimos por menos que admirar el elegante balcón con balaustrada de nuestra habitación que se asomaba al jardín y a la piscina (más bien una especie de estanque), tuvimos que lidiar con multitud de mosquitos que se colaban por los huecos sin rejilla del sistema de aire acondicionado; y picaban, claro. La decoración con cortinas casi negras era de lo más peculiar y el cuarto de baño de lo más incómodo que he utilizado nunca, como podréis imaginar viendo la foto; bueno, quizás sea imposible imaginarlo sin haberlo "probado". No acostumbro a poner fotos de los inodoros, pero en este caso no me he podido reprimir
![]() ![]() A nuestro regreso la última noche, estábamos dispuestos a negarnos a alojarnos de nuevo en esa parte del hotel, pero, afortunadamente, nos llevaron al edificio principal, donde el asunto mejoró bastante; y no había mosquitos. Por lo demás, el personal era amable y procuraban ayudar en lo que estaba en su mano, que no era mucho. En cuanto a lo positivo, desde el salón de desayunos la vista de Catania resultaba más espectacular de lo que muestran las fotos. Y durante las cenas en un salón de estilo decimonónico nos servían platos caseros de gastronomía local y vinos sicilianos. El resultado fue dispar.
Recorriendo Catania. Catania la visitamos en dos días: el de llegada y el de partida, ya que nuestro avión despegó casi a las ocho de la tarde. Para no liar las cosas dispersando la información, pondré de una vez, en esta etapa y la siguiente, todo lo que vimos durante esas dos jornadas.
![]() Primero, tuvimos una visita guiada a pie por el centro de la ciudad con una guía local que duró unas tres horas. El resto del tiempo anduvimos por nuestra cuenta, para lo que me fue de mucha utilidad un plano turístico que nos facilitaron muy amablemente en la recepción del hotel.
![]() Empezó en la Piazza Stessicoro, donde se hallan los restos del Anfiteatro Romano, del siglo II d.C., uno de los más grandes del imperio, pues podía albergar a 15.000 espectadores. De forma elíptica, medía 125 X 105 metros en sus vértices, con una circunferencia exterior de 309 metros. Se ha mantenido en el subsuelo, cubierto por los edificios de la ciudad, durante siglos, lo que seguramente ha facilitado su conservación. Las gradas se excavaron en la lava y contaban con 32 filas de asientos y el conjunto estaba revestido de mármol.
![]() ![]() Alrededor, varios edificios notables como los Palacios Tezano, del Toscano y Beneventano, y la Iglesia de San Biagio. En un extremo de la plaza, está la escultura dedicada a Vinzenzo Bellini A esa hora, la luz era terrible para tomar fotos.
![]() Seguimos por la Avenida Etnea, una de las más importantes y extensas de Catania con sus tres kilómetros de longitud. En días claro, al fondo se divisa la imponente estampa del volcán. No tuvimos esa suerte. Siempre muy concurrida, está flanqueada por edificios e iglesias, la mayor parte de arquitectura barroca, ya que la ciudad tuvo que reconstruirse casi por completo tras un catastrófico terremoto que acaeció en 1693. En ella, convergen calles y callejones a los que conviene asomarse para apreciar algo diferente.
![]() ![]() ![]() ![]() Pasamos junto a la Iglesia de la Colegiata, de 1768, con techo abovedado y decorado con pinturas al fresco; el coro del ábside está considerado el segundo en importancia después del de la Catedral. Entré a verla más tarde.
![]() ![]() ![]() ![]() Enseguida, llegamos a la Plaza de la Universidad, decorada con cuatro farolas de bronce en las que se representan leyendas populares de Catania. Rodeada de palacios, entramos en el principal edificio universitario para ver su claustro. Enfrente, el Teatro Machiavelli y un pequeño parque infantil con la curiosa figura de un elefante azul y rojo.
![]() ![]() ![]() Unos pasos más adelante, alcanzamos la Piazza del Duomo, presidida por la Catedral de Santa Ágata, construida a finales del siglo XI sobre los restos de unas termas romanas. Por entonces, estaba dotada de un sistema defensivo y su estilo fortificado aún se aprecia en el crucero, que conserva su originaria arquitectura medieval al igual que los ábsides. La fachada y la cúpula son del siglo XVIII, y el campanario, del XIX.
![]() ![]() El interior consta de tres naves separadas por pilares. En la central, se encuentra la tumba monumental del insigne músico local Vinzenzo Bellini. En el altar del ábside derecho, se veneran las reliquias y el tesoro de la patrona de la ciudad, Santa Ágata, que sufrió martirio en el año 250. Destaca la caja del relicario, de los siglos XV y XVI.
![]() ![]() En el exterior, frente al templo, se halla otro de los símbolos de Catania, la Fuente del Elefante. Es un lugar muy animado, donde los visitantes persiguen (perseguimos) la típica foto de recuerdo incluso a sabiendas de que casi inevitablemente saldrán con “bicho”. Además de la Catedral, en la misma Plaza están el Palacio del Elefante, donde se ubica el Ayuntamiento, que estaba tapado con lonas por restauración, y, enfrente, el Palazo del Chierici, a la izquierda en la foto de abajo.
![]() ![]() ![]() Al fondo de la plaza, en una bocacalle, a la izquierda, está la Puerta Uzeda, que comunica la Plaza del Duomo con el puerto, y cuyos dos lados se ven en las fotos. A la derecha del Palazo del Chierici , se halla la Fontana del Amenano, construida en 1867 y que tiene la particularidad de que se surte de un río subterráneo. Tiene su encanto, pese al reflejo del sol, la suciedad acumulada en su base y a las obras que impedían tomar una foto decente.
![]() ![]() Aquí acabó la visita guiada. El resto lo hice por mi cuenta en diversos momentos y lo comento en la etapa siguiente. Etapas 1 a 3, total 21
Tras la Fontana del Amenano, aparece otro imprescindible: la Peschería o Mercado de Pescado, una lonja con puestos no solo de pescado sino también de frutas y verduras. Se puede pasar entre los tenderetes u observar el ambiente desde la parte alta de una de las calles, donde hay terrazas y restaurantes que presumen de ofrecer menús de pescado fresco.
![]() ![]() Seguí un rato hacia el puerto, alejándome del casco histórico, pero no me gustó lo que vi. Al volver sobre mis pasos, empecé a caminar bajo un enjambre de paraguas de colores que, a modo de inmenso toldo, cubren varias calles y plazas para proteger a los paseantes del tórrido sol veraniego. Ese día, aunque la temperatura no era demasiado alta, también se notaba el calor. Por cierto que, mirando bien, se puede encontrar alguna que otra sorpresa
![]() ![]() ![]() Anduve sin rumbo, metiéndome por callejuelas estrechas, donde se alternaban casas de muros agrietados, cubiertos de grafitis –algunos de dudoso gusto y otros con impronta de arte urbano- junto a palacetes de balcones imponentes, con frisos y esculturas, cuyas caras rotas parecían quejarse de su mal estado al enfocarlas con mi cámara. A cada paso, una iglesia, una terracita, un bareto, gente yendo y viniendo, artísticas rejas rotas, escombros, papeles y botes desperdigados por el suelo… En fin, un contraste siciliano en pleno centro monumental de la segunda ciudad de la mayor isla del Mediterráneo que no se puede obviar.
![]() ![]() ![]() ![]() La Vía Giuseppe Garibaldi me condujo hasta la Piazza Mazzini, con casas porticadas en las esquinas, cuyo origen se remonta al siglo XVIII. Más adelante, en la Vía Vittorio Emanuele II, increíblemente escondido entre los edificios -el acceso está en el portal de una de ellas-, está el Teatro Romano Antico, construido en tiempos de Augusto junto a la acrópolis de la que fue colonia griega y que podía albergar a 7.000 espectadores. La entrada para ver el conjunto comprende también los restos del Odeón. No puedo poner fotos porque las de ambos monumentos y otras más se me borraron a causa de un problema que tuve con la tarjeta de memoria de la cámara y que no advertí hasta pasado un buen rato. En las calles de los alrededores, casas con bonitas fachada en diverso estado de conservación.
![]() ![]() ![]() Castillo Ursino. Su nombre significa “castillo del oso”. Fue construido en torno a 1239 por el rey Federico II de Suabia -a quien está dedicada la plaza donde se ubica-, que lo utilizó como una de sus varias residencias en la isla. Actuó también como sede del Parlamento durante las llamadas “Vísperas Sicilianas” de 1282, durante las que se produjeron una serie de matanzas contra los franceses que acabaron por liquidar el reinado de Carlos de Anyou, iniciándose acto seguido el predominio de los reyes aragoneses.
![]() En un principio, el castillo se encontraba junto al mar, sobre un peñasco y rodeado por un foso. Pero las erupciones del Etna y los terremotos fueron cambiando la orografía, de modo que ahora se sitúa a un kilómetro tierra adentro, pues la colada de lava de la erupción de 1669 copó las partes bajas del terreno en su camino hacia el puerto. El terremoto posterior derribó el exterior del castillo, que tuvo que ser reconstruido. La parte norte es la que se ha conservado mejor. Allí todavía son visibles las marcas del trabajo diario de los obreros judíos, árabes y cristianos, que aludían a su religión.
![]() El castillo fue restaurado a partir de 1930, cuando comenzaron también las excavaciones del foso y la construcción de la escalinata del patio interior, donde se exponen fragmentos arquitectónicos de la antigua Catania, así como obeliscos, sarcófagos y columnas. Y es que actualmente el castillo alberga el Museo de la Ciudad.
![]() No iba con la idea de entrar, pero en la taquilla me ofrecieron a muy buen precio la visita conjunta del museo y de una exposición temporal de Caravaggio que quería ver. Luego, no me arrepentí.
![]() Fui a mi aire, utilizando los carteles en italiano e inglés. Además de las estancias del interior del castillo, en las diversas plantas se exhiben objetos de todo tipo, entre los que destacan hallazgos de esculturas griegas y romanas, algunos procedentes de monumentos como el Anfiteatro, el Teatro, el Odeón, las Catacumbas de Domitilla… Me pareció interesante.
![]() También vi colecciones de pintura y escultura medieval y de épocas posteriores. Algunos cuadros de la segunda mitad del siglo XIX me gustaron especialmente por su toque romántico.
![]() Igualmente, pude divisar buenas panorámicas a través de las ventanas del piso superior. La visita me gustó, aunque no la considero imprescindible para las personas poco aficionadas a los museos o si se dispone de poco tiempo en Catania.
![]() ![]() Desde allí, me dirigí a la Pinacoteca del antiguo Monasterio de Santa Clara, situada a unos doscientos metros del castillo de Ursino, donde estaba la exposición “Caravaggio, la verita de la lucce”.
![]() Había aforo limitado, así que me apuntaron en una lista de espera incluso con la entrada pagada. Tenía unas treinta personas delante y tardé alrededor de media hora en pasar. Se permitía hacer fotos sin flash. Vi cuadros de Caravaggio y de otros pintores destacados (Luca Giordano, Mattia Preti, José Rivera...) No voy a hacer una descripción detallada porque ocuparía mucho espacio y no tendría demasiado sentido aquí al tratarse de una muestra temporal ya finalizada.
![]() Además de visitar el castillo y la exposición, agradecí deambular por esta zona de Catania, pues en las ciudades (evitando zonas conflictivas, claro está) intento moverme no solo por las calles y avenidas principales sino también por otras más recónditas y menos turísticas, más “feas”, que dirían algunos. Y en Sicilia, se aprecia muy bien ese aspecto decadente que tanto me gusta fotografiar, aunque con cierta pena por su evidente deterioro.
![]() ![]() Vía Crociferi, la calle de las Iglesias. Al igual que en el resto de Sicilia, en Catania hay un montón de iglesias, así que no se trata de visitarlas todas, pero merece la pena entrar en alguna, aunque haya que pagar entrada. Claro que eso depende de los gustos de cada cual.
![]() En la Vía Crociferi (una calle no muy larga) aparecen nada menos que cinco iglesias, una detrás de otra. Para llegar allí, fui hasta la Plaza de San Francisco de Asís (foto de arriba), presidida por la fachada de la Iglesia dedicada al Santo (estaba cerrada) y con una escultura del Cardenal Dusmet en su centro.
![]() Subiendo hacia la derecha, crucé el Arco di San Benedetto y, atraída por un cartel informativo que prometía maravillas, decidí entrar en el Monasterio e Iglesia de San Benedetto, previo abono de la entrada (no recuerdo el precio, pero no fue barata pese a tener descuento de senior). Al final, quedé satisfecha, pues las pinturas son bellísimas y está muy bien conservada, quizás ha sido restaurada hace poco tiempo.
![]() ![]() ![]() ![]() No tenía intención de entrar en más iglesias, pero, casi enfrente, me llamó la atención un cartel que prometía las mejores panorámicas de Catania desde la cúpula de la Iglesia de San Giuliano, incluyendo la cima humeante del Etna. Y, claro, con mi gusto por los miradores, caí en la tentación, aunque sabía que lo de divisar el volcán, como que no. Primero, visité el interior de la iglesia, incluyendo la Sacristía y el subsuelo, que, estando allí sola, me pareció muy húmedo y tétrico.
![]() ![]() ![]() Luego subí a la cúpula, pasando antes por la celosía que utilizaban las monjas de clausura para asistir a la misa. Hay varias terrazas y miradores con bonitas panorámicas de la ciudad.
![]() ![]() Unas flechas conducen por diversas escaleras y pasadizos. Parando de vez en cuando para tomar fotos, la subida no se me hizo dura, aunque fue larga. Y es que nunca pensé alcanzar la linterna hasta tener la mismísima cruz de la cúpula al alcance de la mano. Me pareció impresionante: Catania a mis pies en 360 grados. Lástima que faltase la guinda del Etna, escondido entre las nubes esa mañana.
![]() ![]() ![]() De nuevo en la calle, recorrí la zona del Mercado de Arte de San Miguel, en cuyos alrededores hay bastantes bares en los que la gente local tomaba sus consumiciones (era sábado).
![]() Seguí por la Vía Etnea y, tras un buen rato, llegué a la Piazza Roma, frente a la cual está el Parque Bellini, una zona ajardinada con esculturas, fuentes, escalinatas y un coqueto quiosco en la parte más alta desde donde, dicen, también se divisa el Etna. Y digo “dicen” porque yo, claro, no lo vi. Alrededor, varios edificios muy estilosos. Después, me tomé un descanso, sentándome a tomar un rico tiramisú en una de las terrazas del parque.
![]() ![]() ![]() Por comentarios que había leído, iba con pocas expectativas respecto a Catania. Quizás por eso, la ciudad me gustó más de lo que me había imaginado en un principio. Aun así y pese a que, lógicamente, me faltaron sitios interesantes por ver, en principio me parecieron suficientes los dos días que pasamos allí.
![]() ![]() ![]() Etapas 1 a 3, total 21
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