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Ya se van terminando nuestras vacaciones! Este día improvisamos un poquito y fuimos más de relax.
Desayunamos rápido bajo la sorpresa mirada de las dueñas de la posada que al parecer no sabían que veníamos con bebé y nos fuimos hacia la primera parada de la ruta: Liérganes.
Es un pequeño pueblo rural pero que cuenta con bastantes servicios, comercios, etc, tiene un casco histórico bastante apañado y encima tiene río y leyenda del hombre pez. ☺
Fuimos a un punto de información a por un mapa y callejeamos por el pueblo, a mí me gustó, se estaba muy bien:
Fue una visita corta y ya nos fuimos hacia Laredo, queríamos ver su famosa playa pero lo cierto es que nos decepcionó bastante. Además empezó a llover y fuimos corriendo a buscar algún sitio para comer.
Encontramos uno cerca que supuestamente recomendaban en TripAdvisor, el bar “Crimea”, un horror!! No vayáis… La comida estaba horrible. Además por la noche tuvimos algún episodio de intoxicación, así que avisados estáis.
Salimos de allí por patas y nos fuimos con el coche hacia “El túnel” que hay cerca del casco histórico. Es un túnel que atraviesa la montaña hasta llegar a un espigón:
Luego callejeamos un ratito por el casco histórico, nos tomamos el café en una terracita y nos fuimos hacia el siguiente punto de la ruta: Noja.
Cuando llegamos a Noja se notaba el ambiente que había, cuanta cantidad de gente! Nada que ver con Laredo ni de lejos.
Es un pueblo de veraneo bastante apañado. Aquí ya nos cansamos de patear y decidimos ir al tren turístico (estas cosas las hacemos pocas veces) para que esta vez nos llevasen a nosotros.
Ay el tren… eso parecía una montaña rusa!!
Cómo se movía, el peque estaba entretenido eso sí, pero yo toda apurada intentando que no se me escurriera ni un milímetro. El paseo en tren es un poco decepcionante la verdad, hace un recorrido por algunas urbanizaciones, el polideportivo, un poco por la playa y no mucho más. En fin, es una turistada total.
Cuando bajamos fuimos a dar una vueltecita por la playa:
Y ya se iba haciendo la hora de cenar, quisimos compensar un poco la terrible comida y tanteamos en algunos sitios que tenían buena pinta para cenar… pero al final decidimos volver a “La Chata” en Isla, que no nos defraudó la última vez.
Aquí nos despedimos de Cantabria a lo grande:
Langostinos a la plancha, chuletillas de lechal, lomos de lubina, sorbete de limón al cava y tarta de queso, dos copas de vino y dos dobles por 55€. Buenísimo todo, para variar.
Volvimos a la posada a pasar la última noche, mañana quedaba un día largo de coche hasta volver a Valencia.
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