El ferry (de nombre, “el Rey del Cocibolca”) nos llevó hasta el puerto de San Jorge de Rivas, y de allí a la loca terminal de autobuses, compartimos taxi con un señor muy alto que trabajaba en la ciudad… y que nos ayudó a pactar un precio justo con los voraces taxistas, por los 1o minutos de trayecto.
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A las 10:00 ya estábamos calentando los asientos del bus esperando que saliera hacia la ciudad de la que tanto habíamos oído hablar… a las 11:00 seguíamos allí, pero mucho más sudados. A las 11:30, Òscar intentó organizar la RPCPdB, la “revolución del pueblo contra la parsimonia de los buseros”, con un resultado nada alentador:
- las cosas son así.
- eso no va a cambiar.
- por mucho que uno se queje… no hay nada que hacer!
Esas eran sus palabras y su paciencia… infinita!. para pasar el rato, nos comimos unas tajaditas de maduro (las chips de Nicaragua).
ferry San Jose del Sur (Ometepe) – San Jorge (Rivas) = 55,0 c$/pers.
bus de Sa Jose a Granada = 30 c$/pers.
bolsita de tajadas = 5 c$
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La Colonial Granada!, sí, es verdad que la majestuosa plaza del Parque de Colón es impresionante , sí, es cierto que su catedral luce de un amarillo mostaza que realza los límites de su belleza, sí, es verdad que la Casa de los Leones mantiene su majestuosa presencia ante el paso del tiempo y que el Convento de San Francisco recién pintado, ilumina todas las fachadas que lo roden… pero lo más cierto es, que se te cae la baba con esas casas abiertas a la calle ya sus inmensos patios interiores, frescos, verdes, decorados con muebles viejos y usados, que mecen delicadamente los años de historia y los momentos íntimos de las familias, las abuelas, bisabuelas y tatarabuelas, aún viven en ellos!.
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Coincidimos con la festividad de la Independencia de America Central del 15 de septiembre.
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La ciudad efervescente de actividades acogía a turistas de todo el país. Salieron las comparsas con sus bailes, y sus batucadas, al más puro estilo Americano… con las majorettes y los uniformados, pero también los trajes tradicionales tenían su espacio.
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Descubrimos un pequeño restaurante un poco alejado del centro, el “Café Isabella”, dónde pudimos disfrutar de la cara más sosegada de la gran Sultana y de comida autóctona. Desde su terraza de madera pintada “victoria” fresca en mano, se sucedían las escenas cotidianas frente a nuestros ojos.
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La señora que marcha a buscar pan con su carro y saluda largo y tendido, a la estanquera de la esquina; Abuelos que espolean a los burritos que tiran de sus carros de 2 ruedas; niños corriendo tras una pelota; una pareja en bici, él pedalea, ella (la enamorada) subida de costado al eje delantero.
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Por la tarde, visita al volcán Masaya. Pagamos la entrada y el guarda nos subió en su polvoriento jeep hasta el mirador… no habíamos contado con el transporte, ni tampoco con que necesitaríamos un trapo para los vapores, ni con las sandalias de treck para hacer el circuito nocturno; aunque no iba tan estupenda como otras
mini-bus de Granada a Masaya = 20 c$/pers, sermón GRATIS!.
entrada y tour nocturno = 300 c$/pers, risas GRATIS!
horario Masaya (parque nacional) de lunes a domingo de 9:00 a 16:45
bus interurbano de vuelta a Granada = 12 c$, empujones GRATIS!
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MASAYA
La visita nocturna a las fumarolas y a la cueva de los murciélagos fue estupenda, y aunque tuvimos mala suerte porque no pudimos avistar el cráter incandescente por la gran masa de vapores que emanaban del Masaya, nos reímos mucho con el guardaparques, y con su gracioso acento inglés cuando reprendía a algunos turistas demasiado intrépidos.
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Pasamos un último día en Granada, regalándonos un desayuno gourmet en el “Casa San Francisco” (csfgranada@yahoo.com) un hotel restaurante precioso; paseando, comprando chocolate en el “Chocomuseo” (ChocoMuseo@gmail.com), sentandonos en el malecón frente al lago, y buscando tiendas de artesanía autóctona, en los talleres de Arts & Craft alrededor de la calle Libertad.…
Y hasta aquí! fin de la cita, como digo en el título! Habíamos dado la vuelta a Nicaragua, habíamos vivido con su gente entre cafetales, animado a un cerdo embadurnado de grasa, y sufrido los buses; nos habíamos refugiado en una islita, habíamos disfrutado del béisbol con los garífunas, pescamos langosta y cazamos cocodrilos; nos habíamos asustado por la fúria de las tormentas, habíamos subido volcanes y ahora llegaba la hora de volver a casa.
Espero que hayáis disfrutado tanto como nosotros
hasta el próximo viaje! Salut!
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