Visitas clásicas y la Cité des enfants ✏️ Diarios de Viajes de Francia

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Día 02/05

Sigue lloviendo en Paris. La anterior vez que visité la ciudad fue en Enero, y aunque la temperatura era bastante fría, vi el sol mucho más que en esta ocasión.

Con los niños, no es fácil hacer previsiones de horas.
Por este motivo, salimos con 15 minutos de retraso sobre la hora prevista, y llegamos al entorno de la catedral de Notre Dame alrededor de las 10:20. Eso nos supuso 1h30´de cola para subir a las torres. Sólo chispeaba, de forma que nos pareció buen momento para hacerla. Cuando estábamos arriba, en la galería de las gárgolas, colocaron en la plaza un cordón de seguridad y nos desalojaron por amenaza de bomba. Después de hora y media esperando con los cuatro enanos, y la lluvia…. No pudimos subir a la segunda torre ni ver la campana. Menos mal que la amenaza de seguridad no fue real.

Paseamos por el mercado de las flores, y llegamos a la Sainte Chapelle. Tuvimos que elegir entre esta y la Conciergerie, porque veíamos a los niños un poco “al límite” de visitas artísticas. De forma que, como llegamos antes a la primera, fue la que visitamos. Quedamos impresionados con las vidrieras, pero de nuevo esperamos más colas de las que hubiéramos querido. Mi hijo pequeño insistió en ese momento en que era la última maravilla del arte Gótico que veíamos ese día. Y así fue.

Paseamos por el barrio latino y fuimos a comer a una crêperie. Cumpliendo objetivos esenciales del viaje, no despreciamos ni las galettes ni los crêpes dulces. También nos atendieron bien, se esforzaron por que nos entendiéramos y pagamos alrededor de 70€ por familia.

Queríamos haber ido a los jardines de Luxemburgo, pero de nuevo llovía. Así que fuimos a ver la famosa librería Shakespeare & company, donde tuvimos que contenernos para no hacer demasiadas compras, y donde hubiéramos pasado más rato si no fuera por el miedo a que en algún momento alguien tirase una estantería o se sentara demasiado cerca del gato que custodia un sofá en la primera planta.

Ya que la lluvia no nos daba tregua, y el museo de historia natural (otra de nuestras visitas propuestas) estaba ya cerrado, decidimos dar un paseo en batobus, confiando en que la lluvia cesara y poder pasear por el entorno del Petit y el Grand Palais. No lo hizo, pero nosotros paseamos. De forma que, a pesar de los impermeables, acabamos calados. Nuevo batobus y a casita, pasando primero por la catedral de Notre Dame, que pudimos visitar en ese momento mientras se celebraba una misa, con la música del órgano de fondo.

Esa noche, compramos unas pizzas (“a emporter”) e hicimos una cena casera escuchando musiquita y charlando tranquilos. De nuevo, había sido un día completo.

Sabemos la clase de niños que llevamos con nosotros, pero nos demostraron otra vez más que son unos “todo terreno”

Día 03/05

El último día en la ciudad, el propósito era “museístico”. Queríamos empezar en el D´Orsay. Habíamos leído en la web que tiene un recorrido para hacer de forma libre con niños, y era nuestra intención comenzar por ahí. Pero de nuevo llovía. Y en esta ocasión con ganas. Cambiamos el orden para evitar la cola bajo la lluvia.

Fuimos en primer lugar al parque de la Villette, para visitar la Cité des sciences et de l´industrie, y la Cité des enfants. Nos encantó. A niños y a mayores. Y pasamos allí toda la mañana.
En un edificio enorme, conviven las exposiciones permanentes, varias exposiciones temporales y la propia ciudad de los niños. Esta, se visita en “sesiones” de hora y media, que se quedan un poco justas. Está dividida en dos tramos de edades, 2 a 7 y 5 a 12. Entramos a esta última zona, y había varias secciones: juegos de agua, el cuerpo humano, la fábrica, el jardín y el estudio de tv. Todo interactivo, original, divertido y educativo. Podíamos haber pasado allí todo el día. Pero queríamos ir al museo D´Orsay.

Comimos en un hipopotamus, y la verdad es que nos sorprendió gratamente. De nuevo, la media por familia estuvo alrededor de 70€.

Metro hacia el Museo….y decepción. Aunque faltaba una hora para el cierre, ya no nos dejaron ponernos en la cola.

Al menos había salido el sol.

Fuimos, por el puente de Solferino hasta el jardin de las Tullerias, y aprovechamos el mejor tiempo de toda nuestra estancia para pasear.


Visitamos la plaza de la Concordia, la Madeleine, paseamos por los Campos Elíseos y vimos (aunque de lejos) el Arco del Triunfo.

Desde Campos Elíseos, cogimos un bus que nos dejó en los Campos de Marte. Allí, jugaron un rato, se revolcaron por el suelo e hicimos otra serie de fotos que nos encantará ver siempre, de su primer viaje a Paris.

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Nuestra intención era que pudieran ver la Torre iluminada. Así que habíamos reservado (de nuevo con el Tenedor) un bistró a 200m de la plaza de Trocadero. Se llama Poincaré, y fue otro éxito. Comimos muy bien (algo estrechos de espacio, pero es Paris) y por 60€ por familia.

Después de cenar, estuvimos viendo la Torre. Con una luna llena de fondo, y la iluminación, parecía que estábamos delante de un decorado. Es uno de los momentos que más han contado los niños a todo el mundo.

Vuelta a casa…
Este día tocaba organización, maletas y recoger el apartamento, porque por la mañana temprano salíamos para Disneyland.

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