Antes de comenzar nuestra aventura, teníamos claro que queríamos regresar al lugar donde todo empezó. Hace casi justo un año, y como ya explicamos en nuestro diario anterior con pelos y señales, nosotros vivimos en la provincia de Murcia pero nos fuimos a casar a un lugar muy especial del Pirineo aragonés, en pleno Valle de Benasque, en una casita que nos enamoró desde el principio. Se trata de un antiguo caserón que ha sido completamente reformado en hotel rural con encanto por sus dos dueños, unas personas muy especiales. La casa se llama EL ACEBO DE CASA MURIA (página web), en honor a la familia que vivía antaño y al acebo que todavía hoy perdura desde entonces. Allí, en plena naturaleza y a los pies de los Pirineos, nos dimos el sí, en el día más feliz de nuestras vidas. Y allí volvimos un año después, saliendo en coche desde Murcia y llegando en unas 7 horas de camino, haciendo paradas en Valencia y Zaragoza. Nos alojamos un par de noches en su habitación más espléndida, El Torreón, que consta de tres plantas. Una experiencia que os recomendamos fervientemente.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Y es que para nosotros, el Pirineo aragonés tiene algo especial. ¿Nunca habéis experimentado esa sensación de sentiros de un lugar en el cual en realidad no habéis nacido? Pues eso nos sucede a nosotros con las tierras aragonesas.
Jenny y José Luis, los dueños de Casa Muria, nos recomendaron una de las muchas excursiones que se pueden realizar por la zona, la ruta de las tres cascadas de Ardonés en Cerler, una ruta que merece muchísimo la pena, nosotros tardamos unas tres horas en hacerla porque nos detuvimos bastantes veces a hacer fotos, sobre todo a la última de las cascadas, que es la más impresionante. Aquí os dejamos un mapa del recorrido y unas fotos que hablan por sí solas:
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Después de esos dos días maravillosos y con mucha pena dejamos CASA MURIA, y al saber que nos encontrábamos cerca del Valle de Boí, decidimos cruzar a territorio catalán y visitar las famosas iglesias románicas de la zona. Primero visitamos St. Climent y Sta. María de Taüll, y más tarde St. Joan de Boí y Sta. Eulàlia de Erill la Vall. Una excursión interesante para los amantes del arte románico y de los bellos paisajes.
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Después de unas horas de camino llegamos a casa de mis padres en la provincia de Barcelona, desde donde cogeríamos el avión al día siguiente en dirección a Münich. ¡Por fin empiezan verdaderamente nuestras vacaciones!

