Despertamos antes de las 6 y sobre las 6:15 nos levantamos. Lo primero, ver el día que hacía. Bien!! Despejadito. La verdad es que fue algo habitual el que rompiera el día todo despejado y a medida que pasaban las horas se cubriera parte del cielo.
Bajamos y cogimos el tren hasta el Agora, el restaurante de la playa del Tropical. Desayunamos otra vez al lado de la playa. Descubri que había yogures y tomamos un par de ellos. Son hechos en la República y están muy buenos.
Hay que tener cuidado en dejar la mesa sola con comida, porque andan algunos pájaros por allí que se suben a las mesas que tienen comida y picotean lo que pueden. Dejo una foto más abajo de uno de ellos.
Al terminar de desayunar encontramos dos tumbonas con sombrilla y fuimos a por ellas.
Un ratito tumbados y a andar. Esta vez nos dirigimos, viendo al mar, hacia la derecha. Pasamos primero por la zona de donde salían algunos de los catamaranes de Tropical Storm, las lanchas de parasailing o las lanchas rápidas. Lo malo de esa zona, el olor a gasoil y a motores que hay. Ni que decir tiene que no das dos pasos sin que te "ataquen" intentando venderte una u otra actividad o para que vayas a ver su puesto de regalos.
Pasamos por parte del complejo Barceló y llegamos hasta un muelle que hay en medio de la playa. La verdad es que no se veia mucha gente en los Barceló, aunque tambien hay que decir que todo el complejo tenía una extensión enorme.
Dimos vuelta en el muelle y volvimos hacia nuestra sombrillita.
Allí probamos el primer coco. Uno de los señores que limpian los jardines y recogen las papeleras nos lo dio a probar. La verdad es que yo nunca lo habia probado de esa forma al natural. Un poco insípido.
Fuimos a comer en el Agora y al acabar pensamos en coger una pedaleta para darnos una vueltecilla por el mar. Preguntamos en el puesto de deportes acuáticos y la chica nos dijo que habíamos tenido suerte proque hubo dos personas que anularon sus reservas y había dos disponibles. Si no tendríamos que haber esperado al día siguiente. Si hubiésemos querido un catamarán, nos dijeron que se alquilaban de un día para otro.
Subimos a la pedaleta y a darle a los pies


De vuelta a la sombrilla, cogí las gafas y el tubo y a bucear. Esta vez llevé la cámara dentro de la funda estanca. La idea es muy buena, ya que metes la funda dentro y puedes hacer fotos dentro del agua sin que se estropee la cámara. Las fotos debajo del agua no es que sean una maravilla, sobre todo porque salen algo movidas. El mar nunca está "quieto" por lo que su movimiento tambien te afecta a tí y a la cámara, de ahí que la mayoría salgan movidas. Pero alguna se salva

Volví a ver a mis amigos del día anterior, el pez globo, las "agujas" y la langosta escondida en su agujero entre otros. Vaya gozada

Vuelta a la sombrilla. A eso de las 6 de la tarde recogimos los bártulos y nos fuimos a ducharnos y a prepararnos para la cena.
Antes de cenar, mientras esperábamos dando una vueltecilla descubrimos que ese día había mercadillo en el hotel. Puestos con todo tipo de artesanía, collares, pulseras, bebidas, puros, etc. Como no, los vendedores intentando que los compraras a ellos. Te preguntaban de donde eras y te regalaban, a la chica un collar de conchas azules y al chico otro con un colgante de madera con una especie de totem que al parecer simboliza un dios del amor o algo así.
Echamos un ojo para coger algún detalle para llevar de recuerdo y decidimos que lo haríamos despues de cenar. Aunque antes de cenar fuimos a una de las tiendas del hotel para comparar precios, porque al no conocer lo que compras nunca sabes si estás pagando de mas o de menos. En la tienda, las muñecas iman costaban 5$, los collares 96 pesos y las camisetas de niño 224 pesos. Ya teníamos una referencia.
Antes de ir a cenar nos encontramos con dos chavales que te hacían una foto con dos loros. Curioso.
Fuimos al Ma Maison a cenar. Teníamos para las 21h. El restaurante me pareció impresionante. La comida riquísima. La única pega, nuevamente el frío por el aire acondicionado, pero nada que no se pueda solucionar con una chaquetita jeje.
Tras cenar, de vuelta al mercadillo, compramos cinco tortugas de madera por 28$. Fue lo único que compramos en ese mercado.
Nos retiramos a dormir, que al día siguiente nos esperaba la excursión a Río Chavón-Isla Saona


























