Unos 200 kilómetros nos separan de Essaouira a la que tenemos previsto llegar al atardecer.
A la altura de Tamri hicimos una parada porque la vista del acantilado y la playa es fabulosa y….porque había una manada de…no sé….algo más de 100 camellas y sus crias (bueno, dromedarias),… calculo fatal; a las que llevaban a beber a la laguna que forma la desembocadura del río del mismo nombre: Tamri.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Resultaba un contraste muy original ver un animal de desierto cruzando a la orilla del mar.
En esa misma laguna hay puntos de observación de aves. Tamri también con extensas plantaciones de plátanos.
En el camino también paramos para ver y fotografiar el árgan, árbol que solo crece en el sur de Marruecos y cuya zona ha sido declarada por la UNESCO, Reserva de la Biosfera en 1998.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El fruto tarda un año en madurar y de él se obtiene un aceite cargado de ingredientes naturales con un gran poder en la regeneración celular.
Poco antes de llegar a Essaouira atravesamos un pueblecito en el que, a lo largo de su calle principal, tenían montadas brasas en las que cocinaban algo que penamos sería carne. Paramos y comprobamos que eran sardinas. Sardinas que teníamos que comprar en los puestecillos de un pequeño mercado, y posteriormente dárselas al propietario de las brasas para que nos la hiciera y comérnoslas. Estaban buenísimas.
Y como estaba previsto, al atardecer llegamos a Essaouira. Nos instalamos en el Riad Zahia y nos lanzamos a la calle a turistear.
Essaouira es una pequeña ciudad a 180 kilómetros al oeste de Marrakech, encantadora, acogedora, de visita imprescindible, y si puedes dedicarle mas de un día, mejor, porque una vez que la conoces te atrae y te pide quedarte un poco más.
Su medina fue declarada por la Unesco, Patrimonio de la Humanidad en 2001. Ciudad amurallada, con una plataforma almenada de 200 metros de longitud, con cañones fundidos en España, conocida con el nombre de la Skala de la Kasbah y lugar casi obligado de paseo. Calles anchas repletas de talleres de artesanos, tiendas, cafeterías y también estrechas y frescas con sus típicas puertas azules.
Durante la ocupación portuguesa a finales del siglo XV, éstos le dieron el nombre de Mogador.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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Triste e irremediablemente el viaje va llegando a su fin. A la mañana siguiente y tras el desayuno, nos dirigimos al punto del que partimos dos semanas antes: Marrakech.
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Ocaso en Essaouira
Ocaso en Essaouira
Llegamos al anochecer y nos despedimos de Jota, con tristeza por el fin del viaje, y con alegría por habernos mostrado ese Marruecos que no imaginábamos que existía, que él tanto quiere y al que prometemos regresar mas pronto que tarde.
Gracias Jota y ¡¡hasta pronto Marruecos!!!