Escapada un tanto extraña, y es que estaba planeada para ocupar todo el fin de semana del 8 al 10 de abril, pero que recortamos finalmente al dar un tiempo malísimo para todo el finde, especialmente para el domingo, por lo que teníamos miedo de encontrarnos problemas para volver por el Huerna.
Extraña también porque la idea era ir a Las Médulas, pero nos quedamos sin ir, porque daban mucha lluvia para el sábado (llovió fuerte a ratos por la mañana), así que nos contentamos con visitar El Bierzo y de probar un poco la noche ponferradina. Así las cosas, y sin apenas planificación ya que llevaba preparada una ruta por Las Médulas y un par de visitas cercanas; por lo que tuvimos que improvisar e ir planeando el recorrido sobre la marcha. Al final nos salió una escapada bastante maja, recorriendo (en coche, eso sí) un buen tramo del Camino de Santiago a su paso por El Bierzo.
Para el alojamiento tiramos de Airbnb, y es que encontramos una habitación bastante amplia en un piso en pleno centro por 30€, pero el mismo día de hacer la reserva, el anfitrión tuvo que cancelarla ya que no iba a estar en Ponferrada.
Seguimos buscando y encontramos una habitación perfecta, solo que algo alejada del centro (no tanto como parece en el mapa, estaba a 10 minutos escasos del Castillo), en una zona bastante tranquila y con aparcamiento a la puerta.
El piso está muy limpio, el baño es completo y la anfitriona (Rosana) es muy amable, recomendándonos bastante acertadamente sitios para cenar y también para visitar en la comarca. Una elección muy buena. ¡Ah! Y se me olvidaba lo mejor de todo, el precio: 27€ la noche para los dos (meter el código ESPAGNE2015, CROATIE2015 o NORVEGE2015.
La preparación nula, llevaba notas de Ponferrada, sobre todo de la historia y de monumentos; esa parte sí estaba preparada. Pero como dije antes lo demás fue todo sobre la marcha, y es que ante el mal tiempo (y el no ir a Las Médulas, porque para hacer una ruta así lloviendo...) tuvimos que improvisar un plan por El Bierzo.
Día 1- Viernes 08/04/16: Un paseo por Ponferrada
Salimos ya de tarde, así que llegamos a Ponferrada con el tiempo justo para dejar las maletas y dar un paseo aprovechando los últimos minutos de luz.
La idea era salir a la hora de comer de Avilés, pero no pudo ser, me liaron en las prácticas y cuando pusimos rumbo al Bierzo la aguja corta del reloj había superado ya hacía rato las cuatro. La primera, en la frente.
Para ahorrarnos pagar el peaje del Huerna entero decidimos cruzar la preciosa Comarca de Babia, que es Reserva de la Biosfera y a la que tengo unas ganas enormes por razones senderistas, y es que tiene muchísimos rincones preciosos y apenas conozco un par de ellos. Lo que se ve desde la carretera promete, y mucho.
Tras cruzar esta bonita comarca arribamos a Villablino, la capital de la cuenca minera leonesa. Llevamos hora y media de coche y paramos a tomar el aire y un refresco, que no hay prisa por llegar a Ponferrada, total, que más da a las 7 que a las 7 y media si la idea es cenar y tomar algo de noche... Villablino no destaca por su belleza, es más bien el típico pueblo grande con todo tipo de servicios, pero como todas las localidades tiene algún rincón bonito. Además se celebraba ese viernes una fiesta mexicana, por lo que en el bar nos invitaron a probar diferentes fajitas y salsas de nachos. Buena decisión hacer aquí un alto en el camino.
Y llegamos finalmente a Ponferrada, nuestro destino. Aprovecho para contaros un poco la historia de esta bonita ciudad:
A orillas del Sil, en torno a la actual Ponferrada se tiene constancia de asentamientos desde el Neolítico, incluyendo la época romana. Sin embargo, Ponferrada nace como tal en la Edad Media, y es que en 1082 el obispo de Astorga ordena la construcción de un puente sobre este río para ayudar a los peregrinos que realizaban el Camino de Santiago. Este puente se refuerza con hierro, lo que da nombre al asentamiento que crece alrededor del puente (Pons Ferrata -Puente Fortificado-) Los Templarios se hicieron poco después con el control de este asentamiento, y es que se encargaban de la defensa del Camino; construyen un castillo y la amurallan, empezando a llegar población de aldeas vecinas.
Durante los siglos XIII y XIV empieza un gran crecimiento, gracias fundamentalmente al Camino, que atrae a campesinos, comerciantes, artesanos e incluso judíos, que se asientan en las afueras. En 1312 desaparece la Orden del Temple por su gran poder acumulado, pasando la ciudad por manos de varias familias nobiliarias hasta que los Reyes Católicos la reclaman como propia tras una disputa entre el Conde de Lemos y su hijo, lo que llevaría a diversas batallas y sitios a lo largo del siglo XVI, que siguió creciendo a un ritmo sostenido, hasta que en el siglo XIX cayó en una cierta decadencia al pasar a formar parte de la provincia de León, llevándose la capital gran parte de la actividad económica; si bien como capital del Bierzo mantuvo una cierta riqueza, fundamentalmente de la actividad minera, hoy en declive.
Dejamos las maletas en la habitación y ponemos rumbo al centro, dando un paseo por el casco antiguo mientras sopesamos donde y como cenar. Nos habían recomendado hacerlo de tapas, y mientras dábamos una vuelta íbamos echando un ojo a los distintos bares (en el día siguiente os cuento bien todo lo que es el centro de Ponferrada, esto no es más que un aperitivo)
Lo único que vimos el viernes que no veríamos el sábado es lo cerca que están los Montes Aquilianos de Ponferrada. Que ganas de conocerlos y de patear todo el Valle del Silencio, tiene que ser precioso.
La zona de tapeo está en torno a la Plaza del Ayuntamiento y la Calle del Reloj. Tomamos unas cañas y fuimos tapeando, aunque no es el Húmedo está bien; y acabamos en La Bicha, donde ponen las patatas típicas ponferradinas (una especie de bravas), calamares y mejillones. Muy bueno todo y nada caro. Lo malo encontrar mesa en fin de semana.
Por esa zona se puede luego tomar algo, y eso hicimos, aunque tampoco alargamos mucho la noche, y es que no había demasiado ambiente (por Ponferrada se sale más los sábados) y queríamos aprovechar el día siguiente.
Día 2- Sábado 09/04/16: Un paseo por Ponferrada
Nos levantamos a eso de las 9 y media, y tras ducharnos y demás nos despedimos de Rosana y de su marido para llevar las maletas al coche. Teníamos la idea de ir hasta el centro andando, pero nos comentó la existencia de un aparcamiento gratuito justo detrás del Ayuntamiento, y allí que nos fuimos en coche, para salir luego más rápido de la ciudad y aprovechar más el día. Bueno, para que mentiros, allí que nos fuimos en coche por vagancia. Aparcamos aquí y atravesamos la Calle Ancha
Y en menos de dos minutos desde este aparcamiento (está en la Calle Obispo Osmundo, 8; por si queréis meterlo en el GPS) llegamos a la Plaza del Ayuntamiento, que acoge el edificio consistorial ponferradino. Este edificio barroco, construido a caballo entre el siglo XVII y XVIII marca el centro de la ciudad.
A su derecha se encuentra uno de los símbolos de Ponferrada, la Torre del Reloj. Está situada sobre una antigua puerta de la muralla, el Arco de las Eras; y fue construída en el siglo XVI.
Esta plaza tiene además varias casonas muy bonitas.
Y en el centro se encuentra una estatua dedicada a Pepe Cortés, un barquillero ponferradino, aunque nacido en la localidad orensana de Parada de Sil, muy querido en la ciudad.
Pasamos bajo el Arco de las Eras y la Torre del Reloj para pasar a la Calle del Reloj, la columna vertebral de Ponferrada.
Desde aquí se ve el famoso reloj que da nombre a la torre.
Tras caminar esta calle, llegamos a la Plaza Virgen de la Encina, antes de seguir pateando la ciudad nos sentamos a desayunar en La Lechera, donde nos tomamos unas tostadas y un café para coger fuerzas por 2.30, recomendable.
Esta plaza acoge varios edificios notables. El más importante de ellos es la Basílica de La Encina, un templo que se tardó en construir casi 150 años entre los siglos XVI y XVIII, estando a caballo entre el Renacimiento y el Barroco.
Se construyó sobre la antigua iglesia medieval de Santa María, y está completamente metida entre edificios, por lo que es complicado tener una buena visión de su fachada, neoclásica, y es que se reformó en el siglo XIX
Nos asomamos al interior, es bonito, es la típica iglesia barroca muy recargada de decoración. Aunque se nota la escasez de fondos al construirla, y es que solo están decoradas ciertas partes del templo, dista mucho de una catedral o basílica barroca de una gran ciudad; lo cual es comprensible teniendo en cuenta el tamaño de Ponferrada.
La plaza acoge además varios edificios muy bonitos. Toda la zona entre las dos plazas, con la Calle del Reloj de por medio, es realmente bonito.
En el centro de la misma encontramos una estatua de la Virgen de la Encina, la patrona del Bierzo.
Desde aquí se ve el principal monumento de la ciudad, el Castillo Templario, que visitaríamos en unos minutos.
Para llegar a él tomamos la Calle Gil y Carrasco, donde se encuentra el Museo de la Radio Luis del Olmo, y es que este reconocido periodista es ponferradino. Está en un bonito edificio, la Casona de los Escudos, de estilo barroco tardío. No entramos por falta de interés y por la entrada (2.5€); actualmente todos los museos de la ciudad son gratuitos los miércoles.
Justo enfrente está la Oficina de Turismo, entramos a por información del Bierzo más que de Ponferrada en sí, y es que ya habíamos visto todo lo de la ciudad, y es que el centro es realmente pequeño, como nos confirmó la amable chica que atendía, que nos ayudó bastante para planificar nuestro día por El Bierzo.
En la parte de abajo de la calle se encuentra la Iglesia de San Andrés, un sencillo templo barroco con un bonito retablo, que no pudimos ver al estar cerrada, una pena.
Y aquí se encuentra el símbolo de Ponferrada, el Castillo Templario, una fortaleza construida por esta legendaria orden religiosa a finales del siglo XII sobre un antiguo emplazamiento fortificado celta y después romano.
Los templarios se hicieron los dueños del pequeño asentamiento de Pons Ferrata para proteger a los peregrinos que iban camino de Santiago. Esta orden creó dos sistemas que siguen funcionando hoy en día, las letras de cambio (que hoy en día serían las tarjetas de crédito) y la red de hospederías en las peregrinaciones; aplicando ambas en Ponferrada.
Pero volvamos a 2016, y es que a la entrada hay unos carteles muy útiles para preparar una visita a Ponferrada, os los dejo por aquí.
Tras pasar por taquilla entramos al recinto del Castillo, que tiene una parte bastante derruida. Sin embargo da la impresión de estar cuidado para el viajero, lo que es de agradecer.
Desde la parte del Castillo Nuevo, que acoge una interesante exposición, se tienen buenas vistas del Sil a su paso por Ponferrada.
Esta exposición tiene 3 piso. El de abajo es sobre los templarios, muy sencilla, con un vídeo de un caballero contando su historia y algunos trajes. La del medio (por la que se entra) es de la vida en la Edad Media; y la de arriba es sobre los castillos de la zona occidental de Castilla y León, con un entretenido vídeo corto con imágenes de dos docenas de fortificaciones.
La visita continua por el paseo de ronda, y nuestro paseo por las murallas no fue agradable por la lluvia fuerte que nos acompañó durante un rato, menos mal que fue solo media hora y que pasamos buena parte a resguardo, aunque luego mejorara el día haber ido a Las Médulas hubiera sido un gran error.
Nos metemos al Palacio de la fortaleza por la parte superior. Aquí está el Tempus Libri, una colección de libros medievales cedidos por un particular para ser expuestos. Está interesante.
Deja de llover, así que seguimos por el paseo de ronda, en dirección al Castillo Viejo, los restos más antiguos de la fortaleza templaria. Está totalmente en ruinas
Desde la Torre del Homenaje tenemos muy buenas vistas del centro histórico de Ponferrada. Y también de la zona más residencial.
Cerramos la visita del Castillo y de la propia ciudad viendo el patio del Palacio de la fortaleza.
De aquí nos vamos al coche para dejar atrás la capital berciana, una ciudad pequeña con cierto encanto y que nos gustó mucho.
Información práctica
Acceso: En el centro de Ponferrada
Horario: Consultar foto en la etapa
Precio: Consultar foto en la etapa
Web: www.ponferrada.org/ ...templarios
CONCLUSIONES DE PONFERRADA: Ponferrada es una ciudad pequeña con un casco histórico muy pequeño, pero está lleno de encanto. A medio camino entre León y Lugo queda fuera del turismo de masas, pero la gente que pasa por delante sin parar comete un gran error; y es que en las estrechas calles que unen el Ayuntamiento con el Castillo se asientan preciosos edificios y estatuas que son el alma del Bierzo. Además, el propio Castillo es un monumento impresionante, con cientos de años de historia mezclada con leyenda.
Para visitar Ponferrada valdrá con 3 horas para el viajero medio, y es que como digo el centor es tremendamente pequeño, llevando el Castillo un poco más de tiempo. Si se quieren visitar más museos llevará algo más, pero tampoco hay ninguno rompedor y diferente (o eso creo). Para mí es una parada imprescindible si se pasa por la zona, y es que se ve muy rápido y es muy bonita.
Cogimos el coche y nos hacemos, de forma exprés y sin ningún esfuerzo, una etapa del Camino de Santiago, llegando en menos de media hora a Villafranca del Bierzo
En la zona de Villafranca del Bierzo se encontraron ya vestigios neolíticos, además de restos celtas y romanos. Según la leyenda el asentamiento fue creado por vaqueiros asturianos (de Tineo y Luarca) que bajaban de las brañas de la zona de Leitariegos; si bien las pruebas documentales hacen referencias al monasterio benedictino fundado en 1070 para ayudar a los peregrinos a alcanzar la tumba del apóstol Santiago, trayendo además los monjes a esta zona el cultivo de la vid. Este monasterio atrae a una buena cantidad de francos, que se asientan en estas tierras, dando nombre al pueblo “Villa Francorum” A finales del siglo XII el rey Alfonso VII le otorga el señorío a su hermana Sancha, Villafranca va pasando de mano en mano entre reyes castellanos que le dan un fuerte empujón, haciéndola crecer; sin embargo al pasar a formar parte de las propiedades eclesiásticas a mediados del siglo XIV entra rápidamente en decadencia, siendo un lugar peligroso y es que al amparo de la oscuridad en sus calles estrechas eran frecuentes los asaltos a peregrinos.
La situación mejora un poco a finales del siglo XV, creciendo una incipiente burguesía y un fuerte gremio artesanal, lo que permite la construcción en los siglos posteriores de los importantes edificios que podemos ver hoy en día. El convento cluniense cae en desuso en el siglo XVI, pero numerosas iglesias son construidas por todo el pueblo, que se convierte en un referente en la Ruta Jacobea, siendo un centro comercial, artístico y cultural.
En la Guerra de Independencia fue el Cuartel General del Ejército de Galicia, lo que le sirvió para ser saqueada por el ejército francés y también por fugitivos ingleses. Los franceses desmantelaron el Castillo, robaron los objetos de valor de todas las iglesias y quemaron el archivo municipal. En 1822 se crea la provincia de Villafranca del Bierzo, que incluía todo El Bierzo y Valdeorras (actualmente en Ourense), hecho que aún se recuerda de forma continua en esta comarca, y es que gran parte de la sociedad berciana pide la independencia de León por razones históricas (esta provincia decimonónica) y geográficas (el Valle del Bierzo forma parte de la Cuenca del Sil, zona de gran influencia gallega –basta con oír a cualquier berciano hablando para entender esta influencia-) Este hecho marca además la mayor importancia de Villafranca sobre Ponferrada de esa época. En 1833 se divide entre las de Ourense y León, desapareciendo la quinta provincia gallega..
A partir de entonces Villafranca cae en decadencia, y es que pese a tener más población que Ponferrada representaba todos los valores del Antiguo Régimen (pequeña nobleza, terratenientes, clero), frente a la moderna sociedad ponferradina basada en el comercio y a la industria; obviamente Villafranca se queda muy atrás y ve como Ponferrada le quita toda la actividad económica, dejándola muy alejada y como una población menor del Bierzo, situación que se mantiene hoy en día. Villafranca sigue viviendo a día de hoy, como en los últimos años del Camino de Santiago, teniendo un centro histórico singular y que se mantiene intacto.
Aparcamos casi al final del pueblo, en la zona de la Alameda, y nos dirigimos al centro para comer. La Alameda es un parque casi al final del pueblo, pero cerca de la Plaza Mayor
Ahí mismo está la Oficina de Turismo (cerrada al ser mediodía) y la Iglesia de San Nicolás el Real, un gran convento construido en el siglo XVI y que fue la sede de la Diputación del Bierzo en el siglo XIX. Actualmente acoge el Museo de Ciencias Naturales.
Vamos ya buscando donde comer, y pasamos por la bonita Travesía de San Nicolás
Llegando rapidamente a la Plaza Mayor, que acoge bonitos edificios típicos bercianos. Es el centro neurálgico de Villafranca.
También acoge el Ayuntamiento de Villafranca, en un palacete de piedra.
Aquí comimos en El Casino, tenían un grupo enorme en el comedor y la verdad, la comida dejaba mucho que desear, para nada recomendable. Incluso dejé un trozo de filete de pollo por estar poco hecho. Muy mal, picamos en la turistada del Camino. Además una de las camareras era amable, pero la otra fue terriblemente borde con nosotros.
Lo único bueno del restaurante es que tenían folletos con el menú, y en ese folleto venía un útil plano turístico de Villafranca con las principales atracciones. Nos pusimos en marcha, yendo primero a la Iglesia de San Francisco, sobre unas escaleras. Es sorprendente la cantidad de iglesias que hay en Villafranca.
Esta iglesia fue construída en 1285 por Doña Urraca, aunque su aspecto actual viene dado por una reforma en el siglo XVI
Al estar en un alto, desde aquí se tienen muy buenas vistas del pueblo. A lo alto destacaban el Castillo y la Iglesia de Santiago, reinando sobre Villafranca.
Desde este alto debemos bajar para acceder al Castillo, debiendo cruzar el Arroyo de la Barbuliña, dejando atrás San Francisco
Llegamos al Castillo de Villafranca del Bierzo, construido a principios del siglo XVI y desmantelado por los franceses en la Guerra de Independencia; estado ruinoso que se mantiene hasta el día de hoy.
Por encima está la Iglesia de Santiago Apóstol, un templo románico, de los más antiguos del Bierzo. Tiene la Puerta del Perdón, es la única Puerta jacobea a lo largo de todo el camino (además de la del Obradoiro, claro); y es que en año santo si un peregrino por accidente o enfermedad no puede llegar a Santiago, puede recibir aquí la gracia jacobea.
De aquí bajamos siguiendo el Camino de Santiago, que atraviesa Villafranca pasando por calles con mucho encanto.
No es de extrañar, a la vista de estos rincones y callejuelas, que Villafranca haya sido nombrada Conjunto Histórico-Artístico.
Llegamos al Río Burbia, que pasa por Villafranca. Lo cruza el Puente Medieval, que es uno de los símbolos de la ciudad.
Dándonos la vuelta tenemos una buena vista de Villafranca, y de sus principales monumentos. Y en ese extremo del puente (en el del centro urbano), hay una estatua de un peregrino, recordando la enorme vinculación entre esta localidad y el Camino.
Volvemos sobre nuestros pasos para ver el último monumento que nos quedaba, la Colegiata de Santa María, construida en el siglo XVI sobre el antiguo monasterio benedictino que dio origen a Villafranca.
De estilo barroco y viendo las vidrieras vimos que el interior prometía, pero estaba cerrada a cal y canto. Una pena.
Y aquí pusimos a nuestra visita a Villafranca del Bierzo, siendo aún las 5 de la tarde, por lo que decidimos hacer algo más para redondear el día.
CONCLUSIONES DE VILLAFRANCA DEL BIERZO: Villafranca es pequeña, pero toda ella está plagada de iglesias y conventos, dándole un aspecto impresionante. Es un pueblo modelado con el Camino, y me costaría mucho decidirme entre Ponferrada y esta localidad, la verdad. Pasear su casco histórico de iglesia en iglesia es la mejor forma de conocerla.
Un par de horas son suficientes para el viajero medio, y es que las visitas son todas exteriores y las distancias no son demasiado grandes. Es una parada a tener en cuenta en un viaje por la zona, e incluso como parada para estirar las piernas en un viaje largo (perfecto para un Madrid-Galicia por ejemplo)
De aquí nos vamos a Cacabelos, un pequeño pueblo cercano, que cruza el Camino de Santiago, por hacer tiempo más que nada, que era pronto para volver a casa.
Aparcamos junto a la Oficina de Turismo, situada en un bonito edificio. Entramos a por un plano, tienen un museo arqueológico, bastante pobre por lo que vemos desde el mostrador. Así que nos vamos directamente a patear el pueblo.
Cacabelos no destaca por su belleza, que se encuentra concentrada en la Calle de Santa María, modelada por el Camino de Santiago y arteria del pueblo desde la Edad Media
Al principio de esta calle se encuentra la Iglesia de Santa María, consagrada en 1108 y reconstruida casi al completo en le siglo XVI.
Y al final la Ermita de San Roque, construida a finales del siglo XVI sobre los restos de la antigua Ermita de la Vera Cruz.
Volvemos por la Plaza Mayor, que acoge el moderno Ayuntamiento de Cacabelos, sin mayor interés.
Y pasamos por una rotonda con una columna romana con un millario debajo, en honor al pasado romano de la zona.
Por consejo de la chica de la oficina de turismo nos vamos al Castro de la Ventosa, un asentamiento prerromano cerca de Cacabelos que recibe ese nombre por las fuertes rachas de viento que soplan en lo alto. La ubicación es típica de un castro, y es que es un punto alto en medio de la llanura berciana, viendo los posibles movimientos del enemigo desde lejos.
Las vistas son muy abiertas, pero la cima también lo es, por lo que debemos caminar bastante para tener vistas distintas. Por detrás de Cacabelos asoma Ponferrada. Al sur, la zona del Morredero y el Valle del Silencio, en los Aquilianos.
En el punto más alto se encuentra un vértice geodésico, tras el cual asoma el Macizo Galaico, que separa Galicia de Castilla y León.
Y por ahí asoman Las Médulas, los picos rojos que sobresalen, una pena no haber podido verlas más de cerca.
Y para despedirnos del Bierzo una foto para el recuerdo. Un placer haber conocido estas tierras tan bonitas.
Y de aquí a casa, para ahorrar el peaje fuimos hasta Astorga por autopista, de ahí a Hospital de Órbigo por nacional y luego comarcal hasta el Huerna.
CONCLUSIONES
LO IMPRESCINDIBLE
· Ponferrada: Encanto concentrado
· Villafranca del Bierzo: Modelado por el Camino
LO MENOS RECOMENDABLE
· Cacabelos: Bien poco que ver
LAS SORPRESAS
· Villafranca: Mucho en poco
· Castillo Templario: Una lección de historia y leyenda
LAS DECEPCIONES
· El tiempo
NOS QUEDAMOS CON GANAS DE...
· Patear Las Médulas
· Santiago de Peñalba y Aquilianos
· Entrar a los Ancares
Un saludo viajeros!
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