DÍA 7: PETRA ✏️ Diarios de Viajes de Asia Central y Oriente Medio

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Nos levantamos a las 6:00 para desayunar rapidito y estar a las 7:00 en la puerta de Petra. La entrada son unos 20 JOD (aunque si vas más de un día te hacen bastante descuento). Merece mucho la pena pegarse el madrugón porque a esas horas no hay muchos turistas y puedes hacer las fotos sin mucha gente. En verano, también es aconsejable entrar prontito para evitar el sol, pero en las fechas en las que íbamos no hacía demasiado calor.

Dicen que para verlo todo se necesita una semana, pero nosotras con un día completito vimos todo lo básico e, incluso, hicimos una ruta adicional. En todo momento, puedes hacer el trayecto en burro, caballo o camello, pero nosotras decidimos hacerlo todo andando.

Es verdad que habíamos visto muchas fotos de Petra con anterioridad y que nos habían contado lo increíble que era, pero una vez allí te das cuenta que Petra no decepciona. Impresiona mucho el paraje natural donde se encuentra, las grandes paredes de piedra arenisca con vetas multicolores que van cambiando de color con la luz a lo largo del día, los monumentos excavados y tallados en la roca, viviendas trogloditas y tumbas.

La vía de acceso a Petra es el desfiladero o Siq de 1,2 km de largo y 100 m de profundidad. Cuanto más te adentras, más profunda es y más oscura. Cuando se termina, se divisa el Tesoro, justo cuando menos te lo esperas. El tesoro es el monumento más conocido de Petra, completamente tallado en la roca. En el interior no hay nada, es completamente diáfano. Aquí conocimos a un chileno, Armando, que nos estuvo acompañando a lo largo de toda nuestra excursión en Petra.

Vamos paseando por la calle de las fachadas desde donde tomamos una de las rutas alternativas al Altar del Sacrificio. Se tarda aproximadamente 45 minutos en subir y 1 hora en bajar por otro camino. Nos lo pensamos dos veces si subir o no porque no sabíamos si nos iba a dar tiempo a ver todo lo básico que ponía en la guía. Pero después, estuvimos encantados por haber subido porque luego te da tiempo a todo y esta ruta merece muchísimo la pena. En este trayecto se puede ver: monumento al León, triclinum del jardín, tumba del soldado romano, tumba del renacimiento, tumbo del frontón partido, etc. Las vistas desde arriba son impresionantes.

Volvemos al camino principal y vemos: el teatro romano, tumba de la urna (entramos, hay eco y un guía canta para que oigamos el eco), tumba de seda (desgastada), tumba corintia, tumba de palacio.

Continuamos por la calle columnada y vemos: palacio de la niña (está derruido), un teatro...

Dentro de Petra, hay dos restaurantes donde comer. El más barato es Tent Bedouin, donde por 6 JOD te puedes tomar un sándwich. Si quieres buffet, te cuesta 10 JOD. El más caro se llama Restaurante Basin, un buffet por 16 JOD y no incluye el agua. Teníamos que haber llevado el embutido que al final no nos comimos en el Mar Muerto.

En la comida llamamos a Mohammed Al-Zalabeh, el del campamento Sunset de Wadi Rum para contratar un tour por Wadi Rum del día siguiente. Dicen que es mejor reservarlo de antemano y así lo hicimos, ya que a este hombre lo recomiendan en todas las guías y foros. Está muy bien, nos organiza todo y nos manda un taxi a las 8:30 al hotel para que nos lleve directamente a su casa. Son 30 JOD el taxi de Mohammed, si lo pillas directamente en Petra son sólo 25 JOD pero estos te dejan en el centro de visitantes de Wadi Rum, no te llevan dentro del pueblo, y hay 8 km de distancia, por lo que te puede salir por el mismo precio o más.

Después de comer, subimos al Monasterio, 850 escalones y 45 minutos de subida. El camino es muy bonito y no se hace nada duro como pensábamos, se aguanta muy bien. El Monasterio es un imponente edificio también cavado en la roca. En la cima, hay un mirador que se llama “fin del mundo” donde hay vistas asombrosas; se puede observar el Desierto de Araba, Israel, Palestina... Hablamos con los beduinos que tienen sus puestos ahí. Hay un beduino que dice ser hijo del jefe de los beduinos, que nos invita a un té.

Nos quedamos prácticamente los últimos en el Monasterio, cuando iba atardeciendo por lo que decidimos ir bajando. A la vuelta, las beduinas que están en los puestecillos van recogiendo y van bajando detrás nuestra por lo que y tenemos la oportunidad de hablar con ellas y hacernos unas fotos.

Por el camino, nos vamos encontrando con varios beduinos que nos invitan a sus Tents que tienen en la montaña a pasar la tarde y a tomar un té, pero estábamos tan agotados de todo el día y de llevar más de 10 horas en Petra, que preferimos volver a nuestro hotel.

Una vez abajo, nos ponemos a hablar con una pandilla de beduinos que nos ofrece montarnos en sus burros de forma gratuita. Ahora teníamos que deshacer todo el camino andado pero a esas horas no quedaba ningún turista, estaba atardeciendo y casi no quedaba luz. También tenía su encanto ver Petra al atardecer, sin turistas, viendo cómo la piedra va cambiando de color, y poder charlar con los beduinos que se estaban recogiendo. Salimos casi a las 19:00 por lo que podemos decir que casi estuvimos casi 12 horitas en Petra.

Nos duchamos y nos vamos a cenar. Elegimos otro restaurante de la guía Al Wadi que está en la rotonda principal de Wadi Musa. Hay que decir que era bastante cutrillo por dentro aunque, como siempre, los camareros eran majísimos. Esperamos a nuestro amigo Armando mientras nos invitaban a un té. Y luego cenamos, lo de siempre: el pollo con arroz muy especiado, un sándwich kebab (el pan con la salchicha de cordero, muy buena), el humus y más carne con ensalada. Estuvo regular, pero yo creo que era porque estábamos cansados de comer lo mismo.

Nos despedimos de nuestro amigo Armando que al día siguiente se marchaba a Israel y nos dimos los correos para mandarnos las fotillos de Petra. Llegamos al hotel a las 23:00, reorganizamos la maleta y al sobre, que al día siguiente había que madrugar, para variar, aunque esta vez no tanto.

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