¡Primer día de excursión por Holanda! El destino era La Haya, una de las ciudades más importantes del país. Para llegar allí, nosotros lo hicimos en tren, desde la estación de Ámsterdam Central y en 40 minutos estás en el centro de la ciudad. Para comprar los tickets en la estación, tienes que ir según entras a la izquierda, a las ventanillas. El precio de cada billete es de 23€ ida y vuelta y la gran mayoría de los trenes que van allí acaban su recorrido, por lo que lo verás en los paneles informativos bastante claro. Los trenes son muy cómodos, muchos de dos plantas con WC y asientos confortables.
Una vez llegas a la ciudad, te encontrarás con una explanada donde se suelen poner unos puestos con información turística que te dan mapas y demás. Llegar al centro es fácil, ya que está muy bien indicado y es una ciudad enfocada al turismo con muchas zonas comerciales. Para mí, hay dos enclaves importantes: el Parlamento y el Palacio de la Paz.
El primero es conocido como Binnenhof (para que los busquéis en los carteles) y se trata de una especie de Castillo gótico que alberga el Parlamento de Holanda (La Haya es la capital política del país), la oficina del Primer Ministro, un Ministerio. Lo que más llama la atención es el edificio central llamada Ridderzaal y es una Sala de Caballeros. Allí es donde se abren las sesiones parlamentarias el tercer martes de septiembre cada año. Ya sólo con esto vale la pena ir a La Haya ya que, además, se encuentra al lado de un lago.
Una vez llegas a la ciudad, te encontrarás con una explanada donde se suelen poner unos puestos con información turística que te dan mapas y demás. Llegar al centro es fácil, ya que está muy bien indicado y es una ciudad enfocada al turismo con muchas zonas comerciales. Para mí, hay dos enclaves importantes: el Parlamento y el Palacio de la Paz.
El primero es conocido como Binnenhof (para que los busquéis en los carteles) y se trata de una especie de Castillo gótico que alberga el Parlamento de Holanda (La Haya es la capital política del país), la oficina del Primer Ministro, un Ministerio. Lo que más llama la atención es el edificio central llamada Ridderzaal y es una Sala de Caballeros. Allí es donde se abren las sesiones parlamentarias el tercer martes de septiembre cada año. Ya sólo con esto vale la pena ir a La Haya ya que, además, se encuentra al lado de un lago.
De allí, nos dirigimos al Palacio de la Paz, que se encuentra alejado del centro (unos 20 minutos andando aunque podéis ir en tranvía). Subimos por la calle Noordeinde donde se encuentra el Palacio con su mismo nombre. Se trata de uno de los cuatro Palacios Reales que poseen los reyes de Holanda y en este, concretamente, es la sede de trabajo del Rey.
Siguiendo las indicaciones de los carteles (en holandés se llama Vredespaleis), se llega fácilmente.
El Palacio de la Paz es nada más y nada menos que la Corte Internacional de Justicia entre otras cosas, seguro lo habréis escuchado muchas veces en la prensa como la Corte de la Haya y es un edificio totalmente imponente. Vale la pena la caminata para verlo y también se puede visitar por dentro.
El Palacio de la Paz es nada más y nada menos que la Corte Internacional de Justicia entre otras cosas, seguro lo habréis escuchado muchas veces en la prensa como la Corte de la Haya y es un edificio totalmente imponente. Vale la pena la caminata para verlo y también se puede visitar por dentro.
Entre los otros atractivos de la ciudad, también está el Museo de Mauritshuis donde se encuentra el cuadro de La Joven de la Perla de Veermen de Delft.
El resto de la ciudad, vale mucho la pena dar paseos por ella ya que los edificios son muy bonitos así recomiendo ir si tenéis tiempo desde Ámsterdam.
El resto de la ciudad, vale mucho la pena dar paseos por ella ya que los edificios son muy bonitos así recomiendo ir si tenéis tiempo desde Ámsterdam.
En cuanto a su oferta gastronómica, se encuentra en su mayoría centralizada en una plaza cerca de la estación, Plein. Comimos en un restaurante llamado Cloos. Aquí, me tenéis que perdona pero perdí el ticket así que no me acuerdo del precio, pero el restaurante no era ninguna maravilla y el servicio era el más lento que he visto en mi vida, así que no lo recomiendo. Lo que si me di cuenta, es que en las típicas cartas donde exponen en la calle el menú de los restaurantes solo viene en neerlandés, así que es sentarse a la aventura y pedir si tienen una carta en inglés, para saber más que nada que comes.
A nuestra vuelta a Ámsterdam, el día anterior en el tour con Sandemans habíamos comprado por 16 € por ticket un tour por los canales. La empresa se llama Gray Line y tanto este como la mayoría de los cruceros por los canales salen al lado de la Estación Central. El recorrido está bastante bien, es tipo bus turístico con cascos en diversos idiomas que te van explicando lo que vas viendo.
Ya después nos fuimos al hotel cansados y solo salimos a cenar de nuevo al Caffe Sonnenveld donde estuvimos el día anterior comiendo en el barrio de Jordaan y cenamos, como si estuviéramos en España, unas tapas. Consistía de albóndigas fritas, patatas fritas típicas de Holanda, las croquetas también típicas del país y unos nuggets, que se nos acabaron las especialidades. Todo nos costó con bebida 29€ y estaba todo delicioso.
A nuestra vuelta a Ámsterdam, el día anterior en el tour con Sandemans habíamos comprado por 16 € por ticket un tour por los canales. La empresa se llama Gray Line y tanto este como la mayoría de los cruceros por los canales salen al lado de la Estación Central. El recorrido está bastante bien, es tipo bus turístico con cascos en diversos idiomas que te van explicando lo que vas viendo.
Ya después nos fuimos al hotel cansados y solo salimos a cenar de nuevo al Caffe Sonnenveld donde estuvimos el día anterior comiendo en el barrio de Jordaan y cenamos, como si estuviéramos en España, unas tapas. Consistía de albóndigas fritas, patatas fritas típicas de Holanda, las croquetas también típicas del país y unos nuggets, que se nos acabaron las especialidades. Todo nos costó con bebida 29€ y estaba todo delicioso.