Como resumen de nuestro viaje de seis días (cinco noches y cuatro días completos allí) en Fuerteventura puedo decir que me ha gustado la isla incluso más de lo que pensaba habiéndola conocido un poquito hace muchos años en un viaje de un día en coche de norte a sur. Aunque no somos especialmente playeros (y menos en invierno), en principio este viaje tenía la intención de aprovechar unos días de vacaciones pendientes del año pasado y descansar en lo posible ya que creíamos que no habría demasiado que ver. Luego las cosas resultaron como nos suele pasar a menudo: el tiempo se nos queda corto porque había más lugares interesantes de los esperados y descanso lo cierto es que más bien tuvimos poco. Pero tampoco nos arrepentimos, la verdad. En total hicimos alrededor de quinientos kilómetros y gastamos 45 euros en gasolina, cuyo precio es apenas unos tres o cuatro céntimos más barata que en las gasolineras de los supermercados de Madrid, lo cual nos sorprendió bastante teniendo en cuenta las diferencias que encontramos en nuestros anteriores viajes a Canarias.
Salvo que se pretendan vacaciones de completo relax, el alquiler de un coche resulta prácticamente imprescindible para moverse por la isla. Es bastante económico. Incluso sale rentable para los traslados del aeropuerto al hotel, sobre todo si éste está en la zona sur, en Jandía.
La isla tiene playas estupendas (zonas de Corralejo, Morro Jable y El Cotillo, de las que vi), aunque puede molestar el viento según qué épocas. A principios de febrero, nosotros encontramos buena temperatura (entre 18 y 20 grados de máxima) y nos llovió un par de días, pero no todo el tiempo ni mucho menos. El agua del mar estaba fría, aunque no exageradamente; había poca gente bañándose en las playas, pero sí bastante tomando el sol.
Lugares imprescindibles para visitar (hablo de gente que le guste moverse, no de quienes vayan en plan playero y de total relax) son en mi opinión y de acuerdo con lo que visité: Corralejo y el Parque Natural de las Dunas, El Cotillo (pueblo, playas y faro al atardecer), Betancuria con su pequeño casco histórico y sus miradores (Morro Velosa y Aguise y Yose), Ajuy y sus cuevas. Además, el tramo de carretera entre Betancuria y Pájara con sus miradores.
Para quien le guste caminar hay tres rutas muy bonitas: desde Vega del Río Palmas hasta el Embalse y el Barranco de las Peñas (un auténtico oasis), la del antiguo volcán Calderón Hondo, cerca de Lajares, y, por supuesto, la ruta circular en el Islote de Lobos. Al islote se puede hacer una excursión en barco para dar un paseo o darse un baño en alguna de sus calas aunque no se quiera hacer la ruta senderista completa. Lo único, cuidado en la isla porque no hay sombras y en verano puede hacer muchísimo calor. Otros lugares muy recomendables son el Puertito de los Molinos y el Faro de la Entallada. Hay otras rutas de senderismo seguramente muy interesantes como las de los Barrancos de los Enamorados y los Molinos y los de las montañas Roja y Tindaya, pero no puedo opinar porque no tuvimos tiempo de recorrerlas.
Quien se anime a viajar al sur tiene como asignatura obligatoria el Mirador de los Canarios, desde donde se obtiene un panorama precioso de la recóndita Playa de Cofete. Esta playa y el faro de la punta de Jandía son lugares muy pintorescos a los que hay que llegar por pistas de tierra, pero circulando con cuidado se puede acceder en turismo sin mayores problemas. Además, como lugar de alojamiento en el sur me gustó Morro Jable, que tiene todo tipo de servicios pero todavía guarda bastante encanto y cuenta con una playa realmente larga y apropiada para caminar. También es muy bonita la playa de la Barca, junto al hotel Melía Gorriones.
Gastronomía y restaurantes: este no fue el mejor aspecto de nuestro viaje porque debido al trajín que tuvimos con el itinerario para aprovechar las horas de sol (a las seis y media ya era de noche y no nos gusta madrugar) tuvimos que cambiar nuestros planes de almorzar en determinados sitios (Casa Luis en Tiscamanita, Casa isitas en Pájara, Casa Marcos en Villaverde…) y quedarnos donde nos pillaba mejor según el horario. De todas formas, comimos bien casi todos los días. Hay que tener en cuenta que en Canarias tienen por costumbre añadir patatas, ensalada y mojos a los platos como guarnición, con lo cual hay que tener cuidado con no pedir demasiado. Lo mejor de la isla, el pescado fresco y los quesos.
Alojamiento y hoteles. Este apartado sí que me sorprendió ya que no encontré apenas establecimientos de los que nos gustan para alojarnos: hoteles no muy grandes, situados en lugares bonitos y, si es posible, con cierto encanto, y los pocos que vi, ya no tenían plazas disponibles. Otra cosa son los apartamentos, de los que hay más oferta, pero para unos pocos días, prefiero un hotel. Los hoteles suelen ser muy grandes, con muchos servicios (piscinas, animación, spa…) y, por tanto, bastante caros. No digo que no lo valgan (el T.I. está muy de moda últimamente, aunque aquí no es comparable al de los hoteles del Caribe), pero en nuestro caso ni nos gustan ni los amortizamos. Al final, tuve que transigir y reservar alojamientos en dos de estos hoteles y para que saliera más a cuenta el precio, cogí media pensión porque apenas había cinco euros de diferencia respecto a la habitación solamente.
Los hoteles elegidos, de los que voy a dar mi opinión, fueron:
Hotel Occidental (Barceló) Jandía Playa, de cuatro estrellas. Se encuentra frente a la Playa del Matorral, a unos cuatro kilómetros de Morro Jable. Es un complejo enorme, con alojamientos en casitas de dos o tres plantas. Las habitaciones son grandes, se encuentran bien mantenidas y el baño es amplio. Está en la ladera de una colina, al otro lado de la carretera que va paralela a la playa. Con lo cual el acceso a ésta lleva un ratito, que depende de donde esté situada la habitación. Si está en la parte baja del complejo, hay menos distancia hasta la playa, pero más hasta el restaurante, que se encuentra en la parte alta. Después, hay que cruzar una zona comercial, bajar por unos ascensores, cruzar la carretera (hay un subterráneo) y encontrar el camino que lleva al agua, ya que la playa tiene una zona de matorral (de ahí su nombre) protegido que no se puede pisar. También, dependiendo del estado de la marea, hay que cruzar una zona inundada antes de llegar a la orilla. Por lo demás, la playa es enorme, muy cómoda y bonita. Nosotros estuvimos una tarde, no sé cómo estará de concurrida en época de máxima afluencia turística.
Nuestra habitación. La terraza daba directamente a la calle interior del complejo.
El precio de la habitación fue de 100 euros (media pensión incluida). Como puntos positivos, tiene parking privado y los bufets me parecieron abundantes, variados y la comida no estaba mal. Las bebidas no eran baratas, pero eso es algo de esperar. Dada la temporada, no tuvimos problemas de espera en los bufets; no sé qué ocurrirá en verano, pero los comedores no me parecieron lo suficientemente grandes como para alojar a todo el personal con el establecimiento lleno. Hay piscinas, juegos infantiles, chiringuitos, animación, etc. Te ponen la típica pulserita de un color diferente, dependiendo de lo contratado. Por supuesto, te pasas el día yendo y viniendo por las zonas comunes.
A continuación de este hotel, está el Occidental (Barceló) Jandía Mar, que ya se encuentra en la cima de la colina y llegar a la playa debe suponer subir y bajar una cuesta realmente importante.
El hotel desde la Playa del Matorral. Arriba del todo queda el Jandía Mar.
H10 Ocean Dreams Hotel Boutique, Adults Only en Corralejo, también de cuatro estrellas. No habíamos estado nunca en un establecimiento de estas características, sin niños de por medio, y la verdad es que la experiencia no fue mala, pero tampoco le sacamos demasiado partido teniendo en cuenta el precio. Es un hotel mediano, de 100 habitaciones, también repartidas en casitas, prácticamente nuevo, muy bonito y cuidado. También cogimos media pensión por las mismas razones que he citado anteriormente. La habitación nos costó 125 euros por noche, los servicios eran más esmerados y las comidas a la carta, con cava incluido. El primer día fuimos a cenar y tenían un surtido de entrantes con quesos y aperitivos, luego un primero y un segundo a elegir y un surtido de postres tipo bufet. No solemos cenar tanto, así que nos sobró el segundo plato, con lo cual al día siguiente decidimos cambiar la comida por la cena para aprovechar mejor el servicio. Nos vino bien porque lo utilizamos a la vuelta del Islote de Lobos. También fue a la carta, junto a la piscina, y comimos bastante bien. Los desayunos muy variados y te hacían el plato caliente (huevos, tortillas, judías, salchichas, etc.) en el momento. Lo peor, que no tiene parking y se encuentra en una calle concurrida. Puede haber problemas para aparcar en época de máxima afluencia turística.
Nuestra habitación.
La zona de la piscina era muy bonita.
La zona de la piscina era muy bonita.
Hotel Soul Surfer en El Cotillo. Un hotel pequeño de dos estrellas que vi a última hora, pero que solo tenía disponibilidad para el último día de nuestra estancia. Es un hotel de los que solemos preferir, pequeño pero limpio y cómodo, con mobiliario nuevo, y personal muy amable. Tiene una pequeña piscina en la azotea. Una pega es que no tenía wifi en las habitaciones, pero sí en las zonas comunes. El precio fue de 65 euros, sin desayuno. Se encuentra al lado del puertecito de El Cotillo, a un par de minutos de los restaurantes. Se puede ir andando a casi todas partes, salvo al faro que está un poco alejado y conviene ir en el coche.
Nuestra habitación.
Hasta aquí el relato de nuestra estancia en Fuerteventura, una isla que nos gustó bastante, pero que no me atrevería a recomendar a todo el mundo. Los amantes de las playas creo que la disfrutarán mucho, aunque el viento puede ser un problema en determinados momentos. Pero no será el destino más propicio para los fanáticos de los parajes verdes y los bosques frondosos, y digo "fanáticos" (sin querer darle tono peyorativo, que cada uno tiene sus preferencias) refiriéndome a quienes les gusta eso y no existe nada bonito más allá de eso, que los hay y, de hecho, conozco algunos. Sin embargo, sus escenarios descarnados, sus miradores, sus pequeños oasis, sus antiguos volcanes, sus playas recónditas y sus furiosas olas golpeando los escollos conforman un panorama que merecerá la pena visitar a los que gusten de disfrutar de los paisajes en general (o en mayúsculas, quizás), como es nuestro caso.
Esperando que este diario le sea de utilidad a algún viajero, repito mi agradecimiento al foro y a los foreros que tanto me ayudaron a preparar el viaje. Muchas gracias.
Hasta la vista, Fuerteventura.