Por fin llegó el día que tanto estábamos esperando, nos íbamos a Estocolmo. Este era un viaje muy necesitado, por unos asuntos y por otros la verdad es que llevábamos mucho tiempo sin viajar, casi dos años. El verano pasado teníamos planificada una escapada que finalmente tuvimos que cancelar, por lo que desde entonces nos quedó ese regustillo en los labios y no queríamos perderlo.
Nuestro avión salía a las 10:00 de la T4 así que nos tocó madrugar un poquito para estar allí con tiempo suficiente de llegar tranquilos y desayunar en el aeropuerto. El avión sale sin retrasos, a la hora programada.
Finalmente pisamos suelo Holmiense sobre las 13:45, 15 minutos antes de lo esperado. Como no teníamos que esperar por las maletas, salimos directamente al hall del aeropuerto. Allí nos encontramos un puesto de información y turismo, y vemos que venden los billetes de autobús que nos llevaría a Estocolmo (Cityterminalen), así que decidimos comprarlos allí. Error ya que son más caros que si los adquieres en el cajero que hay situado fuera en la calle con el logotipo de la empresa.
Los autobuses que salen desde Arlanda Airport hacia Estocolmo (parada Cityterminalen) son de la compañía Flygbussarna (www.flygbussarna.se/es). El coste por trayecto, si lo compras en el cajero que hay fuera en la calle es de 99Kr / per., pero a nosotros nos salió por 119 Kr ya que lo compramos en la Oficina de Información y Turismo del Aeropuerto. Así que ya sabéis, salís fuera del hall y allí os encontraréis dicho cajero, eso sí sólo acepta tarjetas de crédito. Nuestro autobús salió de la plataforma Nº 7 y si lo perdéis no os preocupéis, pasan cada 10/15 min. Los autobuses son muy cómodos, tienen WiFi gratis. En dicha oficina fue donde me di cuenta que no aceptaban los Euros, sólo Coronas o Tarjeta de Crédito
Llegamos a la Estación Central de Estocolmo a eso de las 15:00, nuestro hotel estaba a unos 5 minutos de dicha estación y como teníamos hambre, decidimos parar en un Burguer King que estaba de camino. Nos comimos dos menús Whopper que nos salieron a 75 Kr / menú.
Llegamos al hotel, nuestra habitación la nº 470, como os he comentado anteriormente la primera impresión al ver la habitación fue de agobio. Nunca había estado en una habitación sin ventanas, parecía al típico hotel caja de la ciudad de Tokyo (Aunque no lo conozco, todavía…). El caso es que la estancia en el hotel fue muy agradable y volvería al mismo sitio sin dudarlo. Al hotel llegaríamos, casi todos los días, sobre las 22:00 por lo que no lo íbamos a disfrutar mucho, era muy cómodo y cumplía nuestras expectativas de sobra por lo que nos sirvió estupendamente. Sí es verdad que echaba un poco de menos la ventana cuando me levantaba por las mañanas para asomarme y ver el tiempo que nos esperaría fuera, pero bueno así era una sorpresa!!!
Dejamos las maletas y nos dispusimos a conocer la ciudad. Es domingo y aquí eso lo llevan a raja tabla, por lo que no esperábamos muchas cosas abiertas.
Primer destino, barrio de Östermalm, en busca del Mercado Central (Östermalm Saluhall). En el hotel nos han indicado que al ser domingo estaría cerrado, aun así decidimos ir ya que por las horas que son, tampoco íbamos a tener tiempo de ver mucho más. De camino pasamos por la plaza Hötorget con sus tonos azules en las fachadas del Konserthuset (Sala de Conciertos de Estocolmo). La plaza estaba muy animada ya que había un mercadillo de flores, frutas y puestos con cosas antiguas (relojes, barreños de cobre, etc…).
El mercado es del estilo del Mercado de San Miguel que hay en Madrid o La Boquería en Barcelona, para los que no hayáis estado es un mercado como tal, además de una zona llena de restaurantes que ofrecen comida de muchos estilos. Efectivamente se encontraba cerrado, pero se intuían sus puestos y restaurantes en el interior. Será una visita que dejaremos para el último día.
Salimos de la zona del mercado y pasamos por la Biblioteca Nacional de Suecia (Kungliga biblioteket), inmersa en un parque de grandes dimensiones. Aquí nos estábamos empezando a dar cuenta de la cantidad de zonas verdes que tiene esta ciudad. De allí llegamos a la Iglesia Katarina, un edificio que por su arquitectura y colores nos llamó especialmente la atención.
Seguimos perdiéndonos por las calles y pasamos por el Museo del Ejército, desde allí llegamos hasta el paseo marítimo de Strandvägen. Al ser domingo y la temperatura tan buena que hace para la época del año que es, los holmienses disfrutan del día paseando por la zona. Calculo que hará unos 13ºC, fresquito para alguien de Madrid, pues allí están ellos en plan veraniego sentados en los bancos disfrutando de la tarde. Desde allí podemos ver a lo lejos el Museo del Vasa y el Parque de Atracciones.
Paramos para tomar un café en una cafetería que hay en la plaza Norrmalmstorg y seguimos en dirección al hotel. En dicho recorrido nos tropezamos por casualidad con el parque Kungsträdgården, rodeado por cerezos que por la época que es todos se encuentran en flor. Es un lugar muy recomendable de visitar. Al igual que nos ocurrió en el paseo marítimo, como es domingo, se puede observar a la gente pasando la tarde en familia y amigos.
Como se va haciendo tarde y estamos un poco cansados, decidimos buscar un sitio para cenar. Al ser domingo y las horas que son, no hay mucha variedad. Finalmente probamos un restaurante en la calle Drottninggatan, se llama Drottninghof Grill & Bar. Allí pedimos un salmón a la plancha con verduras y puré, y las famosas albóndigas de reno. Todo nos salió por 496 kr, agua incluido. Comento esto ya que normalmente, si pides agua del grifo no te la cobran en ningún sitio, pero en este caso sí. Para mi gusto fue un poco caro, pero bueno.