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POR EL VALLE DE BEKAA: ANJAR
POR EL VALLE DE BEKAA: ANJAR
Sabado, 29 de Abril, 2017, por la mañana
Desperté temprano y fui a desayunar incluso antes de la hora indicada: Para las 6.50 ya estaba en el comedor. Y a las 7.40 en el vestíbulo del hotel, esperando a que llegase la furgoneta de Nakhal -la empresa con la que tenía contratados los tours. Llegó puntual y de nuestro hotel subimos tres señoras y yo. Nos sumergimos en el inmenso atasco de las 8 de la mañana de Beirut. A las 8.45 estábamos en las oficinas de Nakhal, donde hay que pagar por la excursión (aunque yo ya lo tenía todo pagado de antemano) y donde te indican el vehículo en el que te tienes que subir. Baalbek es un plato fuerte cuando uno viene a Líbano, así que había un autobús bastante grande.
Salimos a las 9 puntuales. Nuestra guía se presento: Se llamaba Noushka (o algo parecido), una mujer libanesa de unos 40 años "desmelenada" (o sea: Cristiana) y muy simpática.
Ruta Beirut-Anjar-Baalbek
Nos explicó la ruta: Íbamos a atravesar el país transversalmente de modo que saldríamos de Beirut hacia el este para subir por las montañas de la Cordillera del Monte Líbano, tras lo cual descenderíamos para llegar el Valle de Bekaa, atravesándolo hasta llegar a las ruinas de la ciudad omeya de Anjar situada en la ladera de la Cordillera de Antilíbano, que hace de línea divisoria entre Líbano y Siria. Anjar se encuentra a tan sólo 6 kms de la frontera con Siria. Tras visitar la ciudad omeya, nos dirigiríamos entonces hacia el Norte hasta llegar a Baalbek, también en el Valle de Bekaa.
Comenzamos a subir la montaña. La carretera era ancha y de buen piso, pero con mucho tráfico. Noushka nos contó que en Líbano hay muchísimos coches y que en una familia media libanesa todos sus miembros mayores de 18 años tienen un coche ya que este es un país con un sistema de transporte público muy poco desarrollado. Además les encantan. Los Mercedes Benz son el gran favorito. El problema es que su educación vial deja mucho que desear. Se ven muchos vehículos con golpes y... mucho destartale también.
Yo iba al lado de la ventana y junto a mí se sentó un chico japonés de unos 30 años que se autopresentó. Dijo que se llamaba Toru. Pequeño, mostrando una incipiente calvicie y bastante oscuro de tez. Me estuvo contando que no le ha sido fácil viajar al Líbano pues es un país con una pésima reputación en Japón.
- La más actualizada guía de viaje para el Líbano en japonés es ésta que tengo en mi mano -me dijo, al tiempo que me mostraba un libro bastante usado escrito con caracteres japoneses- ¡¡... Y es del 2010 !! Es más que evidente que el gobierno japonés no quiere que sus ciudadanos viajen a éste país. Mi familia y amigos no saben que estoy aquí
- ¿Cómo dices? ¿Nadie de tus allegados en Japón sabe que estás aquí?
- Así es, porque sí se lo digo tendría que escuchar interminables sermones acerca de esta locura mía que tengo acerca de ir al Líbano ¡¡no sabes cómo es la mentalidad japonesa!!
- ¿De veras?
- Les he tenido que decir que viajaba a Qatar, donde iba a pasar 4 días y luego a Chipre. Y es cierto que es así. Ya he estado en Qatar. Pero lo que no les he dicho es que entre destino y destino, iba a meter el Líbano, como un "sandwich" -me dijo con una pícara sonrisa, como diciendo: "¡Qué astuto soy!"
Después de una hora y tras unas cuantas curvas y recurvas paramos en una cafetería de carretera en un feo pueblo de montaña para tomar un amaiketako (o tentempié de media mañana). Noushka nos recomendó el Labneh de este lugar. El labneh es una especie de cremoso o pastoso queso de youghourt hecho con leche de oveja y que almacenan con aceite de oliva para conservarlo y mantener la textura. Se sirve a modo de meze a la hora de la comida (como el hummus) o a modo de sandwich a media mañana. En este caso lo untaron en pan de pita y le pusieron tomillo, menta y aceitunas, lo enrollaron todo... y para adentro... Mmmmm...
Tras el tentempié, subimos de nuevo al bus y recorrimos el Valle de Bekaa, que forma parte del Creciente Fértil y es la principal región agrícola del Líbano. Se encuentra entre las cordilleras de Líbano y Antilíbano y está atravesado por dos ríos: El Orontes, que fluye hacia el Norte desembocando en Siria y el Litani, que fluye hacia el Sur y desemboca en el Mar Mediterráneo. La parte septentrional del Valle es más árida que la del Sur. Las tierras del norte son más aptas para el pastoreo nómada, en su mayoría llevado a cabo por sirios y en la parte meridional se cultivan el trigo, el maiz, viñedos, verduras y hortalizas.
Seguimos en dirección hacia la frontera siria, aunque sin alcanzarla, tras atravesar el pueblo de Anjar, cuyos habitantes son en su mayoría armenios libaneses. Incluso los carteles están escritos en alfabeto armenio. Paramos en la entrada de las ruinas omeyas de Anjar.
Ruinas Omeyas de Anjar (عنجر )
Una de las peculiaridades de este yacimiento arqueológico es que en él no hay diferentes capas o niveles de sedimentos correspondiéndose a distintos períodos históricos. Anjar es única y exclusivamente el producto de un sólo período: El Califato Omeya del siglo VIII, la primera y la más corta de las dinastías árabes que fundaron un imperio islámico que se extendía desde Al-Andalus hasta el Valle del Indo. Anjar fue una próspera ciudad comercial durante unos 50 años hasta que los Omeyas perdieron el poder en favor de los Abásidas.
Fue descubierta en 1949 y hoy es Patrimonio de la UNESCO
La Ciudad Omeya de Anjar fue fundada por el califa Walid Bin Abd El-Malik al comienzo del siglo VIII. Situada a los pies de la Cordillera del Anti-Líbano, el lugar tenía una ubicación fundamental en el Valle de Bekaa durante la época antigua y medieval: Se sitúa en el cruce de caminos que llevan por un lado de Homs -al Norte en Siria- hasta el Lago Tiberíades y por otro en la ruta de Beirut a Damasco.
La ciudad, con todos sus componentes urbanos, constituye el asentamiento Omeya más completo que se conserva y ha visto el paso de varias civilizaciones en la región.
Los Omeyas construyeron la ciudad siguiendo un plano urbanístico de retícula de 374 x 308 metros, de clara influencia romana. El lado externo del muro que se extiende por su perímetro está flanqueado por 36 torres semicirculares y 4 torres haciendo esquina. Las dos calles principales están orientadas de Norte a Sur (Cardo Maximus) y de Este a Oeste (Decumanus), que a sus lados tienen tiendas que sistemáticamente se abren bajo los pórticos. La intersección entre estas dos calles principales está marcada por un tetrapylon, parecido al de las ciudades antiguas. Las otras callejuelas son perpendicualres a estos dos ejes, dividiendo la parte occidental de la ciudad y asegurando el acceso a los barrios residenciales.
Anjar: Calle Decumanus
Anjar: Calle Cardo Maximus
La parte sur-oeste de la ciudad se caracteriza por una gran estructura palaciega. El gran palacio, situado en uno de las terrazas más elevadas, domina el area de alrededor. En el lado norte está conectado con la mezquita, situada cerca de Decumanus. El lado norte de esta calle Decumanus está ocupada por cuatro palacios idénticos, con orientación este-oeste, reunidos en grupos de dos; Uno de los palacios -conocido como el "Pequeño Palacio" está completo. También hay unos baños decorados con mosaicos.
Anjar: El Palacio
Anjar: El Palacio
La parte occidental de la ciudad es completamente distinta. La Calle Decumanus la divide en dos partes, cada una de las cuales se divide por un doble sendero en dirección este-oeste y norte-sur. Callejuelas secundarias las atraviesan formando ángulos rectos que llevan a las Insulae residenciales, compuestas de 2, 4 o 6 casas.
Anjar: La Mezquita
La ciudad Omeya pasó por varias transformaciones en los períodos posteriores. Las modificaciones en las construcciones son testigos de las actividades industriales que se llevaron a cabo entre los siglos XI y XIII. Esto va en consonancia con ciertos ajustes que se dieron en las sillerías del pequeño palacio y otras partes de la ciudad, el desarrollo de los baños alcanzando el muro defensivo y la localización de una iglesia, partiendo de los cimientos de dos casas.
Anjar ha sido una auténtica sorpresa. No esperaba que fuese tan interesante. Me pareció único con esas calles y esas columnas y arcos tan esbeltos. Por lo que nos dijo nuestra guía es un lugar que mucha gente pasa por alto cuando viene a Líbano.
Subimos de nuevo al autobús para dirigirnos a Baalbek, uno de los platos fuertes del Líbano. En nuestro trayecto a lo largo del Valle de Bekaa podíamos ver los campamentos de refugiados sirios con sus tiendas y muchísimos niños viviendo en ellos. Muchos se encuentran aquí trabajando de jornaleros. Nada menos que dos millones de refugiados sirios se encuentran actualmente en el Líbano. Hay además alrededor de medio millón de refugiados palestinos. La población del Líbano (sin contar a los refugiados) es de 5 millones. La situación es difícil.
Una cosa curiosa que nuestra guía Noushka nos contó fue que con el advenimiento de la guerra de Siria, la demanda de viajes a Damasco desde Beirut en bus se había incrementado!! Le preguntamos "¿A pesar de la situación?" Y dijo: "Sí, pero tenéis que tener en cuenta que muchos son refugiados, o gente que vive en el Líbano pero con familiares sirios y van allá a visitarles. Por otro lado Damasco es una de las ciudades santas del Islam y muchos musulmanes viajan a ella a modo de peregrinos". Actualmente la frontera está cerrada al turismo, creo.
Continuamos con nuestro periplo por el Valle de Bekaa en el siguiente capítulo --> Pasen y vean... -->