Nos tocaba Niza; habíamos leído y habíamos sido advertidos en turismo de los inmensos atascos que se forman para entrar a cualquiera de estas ciudades en verano así que buscamos la opción del trasporte público y así nos ahorrábamos buscar aparcamiento. Esta zona de Francia (como casi todas) tiene una red de cercanías que funciona genial y teníamos la parada en frente del camping (4€); luego está la opción del autobús nº 200 que va de Canes a Niza (1,50 el trayecto), nos decidimos por el bus que para en la plaza Masena (en el corazón de la ciudad) y si lo veíamos muy mal pues volvíamos en tren, pero nos fue genial la experiencia.
NIZA: nos encantó. Tiene el encanto del paseo de los ingleses y los hotelazos y mansiones, una parte nueva que apenas vimos y luego el casco viejo.
La Promenade des Anglais es el símbolo de Niza, nombrado así por el inglés que lo convirtió en el paseo actual. Es un paseo precioso (a pesar del calor), con las típicas sillas azules al lado del mar... y también donde hace un año tuvo lugar el horror del atentado terrorista: había varios homenajes y las secuelas de los atentados. Están todas las zonas que visitamos con seguridad máxima y cualquier acera, entrada a plaza o semáforo cerrados con bloques de hormigón.
Caminamos el paseo cruzando para ver los edificios imponentes (y pillar sombrita) como el famoso hotel Negresco o el palacio Massena (de entrada gratuita) hasta llegar al Cours Saleya donde instalan un mercado de flores que cuando nosotros estuvimos era de pulgas con antigüedades, seguimos hasta el final del paseo donde se alza el Mont Boron (justo al final del paseo a mano izquierda está excavado en la roca un ascensor gratuito que te ahorra las escalinatas...); desde el monte Boron tienes unas vistas impresionantes de la Bahía de los Ángeles y del puerto marítimo a la izquierda que pertenece al pueblo de Villafranca Sur-de-mer. Una vez arriba, aparte de las vistas y fotos se puede ver el Fuerte du Mont Alban.
Decidimos bajar andando para comer y visitar la zona del caso viejo; se parece mucho al resto de las ciudades de la Provenza pero a mi me gustó especialmente. Compramos una especie de calzone rico y nos fuimos a los jardines Albert I a comerlo tirados en la hierba, estaba lleno de nizardos, de niños de campamento... y es que, a pesar de que había zonas cortadas por la festividad del 14 de julio, hay unos columpios super chulos y una zona con chorros de agua donde los niños (y grandes) se lo estaban pasando pipa... y de ahí a pasar un ratito en la playa: Niza tiene una larga playa de 7 km donde se van intercalando espacios privados y públicos pero, a diferencia de Cannes, es fácil encontrar un hueco en la playa pública. Ahí vino el susto del viaje porque un chico de unos 15 años que estaba al lado mío casi se ahoga, yo pensé que estaba haciendo el ganso y cuando me di cuenta de que no, y había llegado a cogerlo del brazo hizo pie y salió corriendo del agua: estuvo el resto de la tarde sin moverse el pobre.
Volvimos a pasear por las callejuelas observando cada tienduca, taller, recoveco...perdiéndonos. Encontramos la Opera y el Ayuntamiento, la catedral, el palacio Lascaris, el Museo de arte moderno, la Basílica de Santa María y Santa Reparata, … y acabamos visitando la Avenida Juan Médecin repleta de tiendas para volver a dar otro paseo por el paseo de los ingleses y vuelta en autobús...
NIZA: nos encantó. Tiene el encanto del paseo de los ingleses y los hotelazos y mansiones, una parte nueva que apenas vimos y luego el casco viejo.
La Promenade des Anglais es el símbolo de Niza, nombrado así por el inglés que lo convirtió en el paseo actual. Es un paseo precioso (a pesar del calor), con las típicas sillas azules al lado del mar... y también donde hace un año tuvo lugar el horror del atentado terrorista: había varios homenajes y las secuelas de los atentados. Están todas las zonas que visitamos con seguridad máxima y cualquier acera, entrada a plaza o semáforo cerrados con bloques de hormigón.
Caminamos el paseo cruzando para ver los edificios imponentes (y pillar sombrita) como el famoso hotel Negresco o el palacio Massena (de entrada gratuita) hasta llegar al Cours Saleya donde instalan un mercado de flores que cuando nosotros estuvimos era de pulgas con antigüedades, seguimos hasta el final del paseo donde se alza el Mont Boron (justo al final del paseo a mano izquierda está excavado en la roca un ascensor gratuito que te ahorra las escalinatas...); desde el monte Boron tienes unas vistas impresionantes de la Bahía de los Ángeles y del puerto marítimo a la izquierda que pertenece al pueblo de Villafranca Sur-de-mer. Una vez arriba, aparte de las vistas y fotos se puede ver el Fuerte du Mont Alban.
Decidimos bajar andando para comer y visitar la zona del caso viejo; se parece mucho al resto de las ciudades de la Provenza pero a mi me gustó especialmente. Compramos una especie de calzone rico y nos fuimos a los jardines Albert I a comerlo tirados en la hierba, estaba lleno de nizardos, de niños de campamento... y es que, a pesar de que había zonas cortadas por la festividad del 14 de julio, hay unos columpios super chulos y una zona con chorros de agua donde los niños (y grandes) se lo estaban pasando pipa... y de ahí a pasar un ratito en la playa: Niza tiene una larga playa de 7 km donde se van intercalando espacios privados y públicos pero, a diferencia de Cannes, es fácil encontrar un hueco en la playa pública. Ahí vino el susto del viaje porque un chico de unos 15 años que estaba al lado mío casi se ahoga, yo pensé que estaba haciendo el ganso y cuando me di cuenta de que no, y había llegado a cogerlo del brazo hizo pie y salió corriendo del agua: estuvo el resto de la tarde sin moverse el pobre.
Volvimos a pasear por las callejuelas observando cada tienduca, taller, recoveco...perdiéndonos. Encontramos la Opera y el Ayuntamiento, la catedral, el palacio Lascaris, el Museo de arte moderno, la Basílica de Santa María y Santa Reparata, … y acabamos visitando la Avenida Juan Médecin repleta de tiendas para volver a dar otro paseo por el paseo de los ingleses y vuelta en autobús...