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Día 4.
Check out del hotel, cargamos las maletas en el coche, y desayunamos en otra cafetería San Francisco a la izquierda del hotel, cerca del mercado central, lo único que vemos abierto, con un par de mesas dentro, y unos cruasanes de muerte.
Primera parada en San Andrés de Arroyo, convento, con el claustro espectacular con dos filas de columnas y capitales diferentes cada uno, una monja nos hace la visita guiada, bueno ella pulsa un botón y suena un audio en cada una de las salas, entrada, claustro, sala capitular, iglesia, no se puede hacer fotos, aunque siempre alguien saca la cámara. Donde se compra la entrada (5€), hay souvenirs y dulces para comprar y otros recuerdos. Duracion 1h, ver horarios, son estrictos.
No muy lejos vamos hasta Santa María del Mave, Iglesia pequeña y con un cartel en la puerta para llamar a un número de móvil si se quiere visitar, curioso, llamamos y a los pocos minutos 5, llega un señor en bicicleta que nos abre, nos cobra la entrada (1€), espera que la veamos, es pequeña a destacar, la puerta de entrada y las pinturas de las capillas frontales. Le damos las gracias el señor cierra y se va con la bici.
A pocos kilómetros la iglesia rupestre de San Justo y Pastor, a la salida del pueblo se va andando, se ve primero un campanario sobre una roca, y si sigues subiendo la iglesia excavada en una roca, ahora está en obras y no abre, pero se puede ver la capilla y las imágenes dentro, por una rendija de la puerta.
Siguiente visita a Aguilar de Campoo, visitando el Real Monasterio de Santa María, (3€) iglesia donde ponen proyecciones, exposición de maquetas de iglesias románicas de la zona, muy bonitas, claustro, Sala capitular, y tienda del Monasterio, para llegar hay un bonito paseo desde el puente al Monasterio, también se llega en coche hasta la puerta, en el pueblo comemos en el hotel restaurante Valentín en el centro del pueblo y junto a la carretera, salón grande, casi lleno en domingo, menú variado, buen servicio y buena comida, bien de precio para ser domingo (16€).
Un paseo hasta la cercana iglesia de Santa Cecilia rómanica, a los pies del Castillo de Aguilar de Campoo, en lo alto de la colina, la iglesia no es visitable en estas fechas, la vemos por fuera, damos una vuelta por el pueblo, la plaza de España con muchas terrazas, y paseo junto al río Pisuerga.
De nuevo al coche para ir a la cueva de los Franceses no muy lejos, no hemos reservado, así que vamos a preguntar, casualmente ha habido dos bajas para la siguiente visita que podemos usar, como falta media hora, vamos hasta el mirador de Valcabado, a pocos metros, tiene unas vistas espectaculares, sobre la cornisa cantábrica, se ven debajo varios pueblos, tanto de Palencia como alguno de Cantabria, el paisaje alrededor es árido, pero a lo lejos es verde e impresiona.
De vuelta a la cueva de los Franceses, con visita guiada, 3€, dura unos 45 m, sobre todo para niños, cuentan la historia de la cueva, los nombres que le dan a las diferentes formas, pozas, colores, brillos, muy bonito, al final hay un vídeo corto, nos adentramos unos 700 u 800 metros, hace frío al entrar en la cueva, no dejan hacer fotos.
A la salida como aún tenemos tiempo vamos hasta un menhir que nos han informado esta a un par de km a pie, está bien indicado, y hacemos camino, al llegar no nos parece lo grande que decían en metros.
Pasamos de largo Cervera de Pisuerga que es nuestro destino hoy, para ir a ver otra iglesia románica en San Salvador de Cantamuda, subiendo un puerto lleno de curvas y viendo que los embalses están muy escasos de agua, visita a la iglesia por el exterior también es visitable en meses de julio y agosto.
En Cervera de Pisuerga nos alojamos en el hotel El Roble, con cafetería-bar, habitación amplia, aseo grande y espacio de sobra, se puede aparcar sin problemas en las proximidades, buen wifi y en la cafetería y bar te hacen tanto un desayuno, como un plato combinado para cenar o comer, atención del personal fantástica.
Día 5.
Desayuno en el hotel, y una hora de camino por carreteras desiertas con mas vacas que coches, pudimos ver algún venado desde la carretera, hay un par de miradores, vale la pena parar, las vistas son increíbles, hay indicaciones para llegar y un pequeño parking para dejar el coche, entre Cardaño de Arriba y Cardaño de Abajo, aquí nos ponemos las botas adecuadas, y la ruta es un ascenso continuo pero fácil de una hora por una buena pista, hasta ver la cascada, a la vuelta tomamos la alternativa de pasar por el refugio, pero después de este, la bajada al camino es muy empinada y no señalizada. Recomiendo volver por el camino de ida.
Volvemos a Cervera de Pisuerga y comemos en La Galeria en la plaza mayor, menú variado, casero y buen precio, casi todo el pueblo estaba allí. para bajar la comida fuimos hasta el ermitorio rupestre de San Vicente a 700 m del pueblo, en una roca hay una excavación en la que parece haber tres capillas, panel informativo a la entrada.
Como tenemos la tarde libre de visitas, decidimos ir hasta Reinosa a 50 minutos en coche, para ver el nacimiento del río Ebro, en Fontibre, a pocos kilómetros de Reinosa, empieza a chispear en Cantabría, el Ebro brota bajo una roca donde han colocado una pequeña capilla con una vírgen y otra sobre un pilar ya en el agua, hay un agradable paseo por los alrededores siguiendo el agua. En Reinosa tomamos un café, hasta que deja de chispear, paseo por la plaza mayor y poco mas, nos retiramos al hotel.
Día 6.
Desayuno en el hotel, y salida andando para hacer la ruta del Oso, de unos 12 km, ruta que asciende continua pero leve, por sendas entre vacas sueltas, hay que pasar algún que otro paso o puerta de cerca para que no salgan las vacas, cuidado hay que esquivar los excrementos de las vacas hay por todos lados, se llega a un par de miradores, se ven un par de refugios de montaña, se cruza un par de robledales donde no llega casi el sol, espectaculares, se baja hasta el embalse, una pena que este con tan poca agua, y se vuelve por una pista que lleva al pueblo de Arbejal, aquí seguimos por la carretera porque hemos perdido las marcas que van junto al río, ya se ve Cervera cerca.
Llegamos a tiempo de darnos una ducha y comer en el hotel, y después merecida siesta. A la tarde, paseo junto al río muy tranquilo. Lugar para relax o para hacer escapadas y rutas en el monte. En el pueblo hay muchos bares y hostales
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