En Johannesburgo no teníamos intención de quedarnos, simplemente llegar allí, coger el coche, dormir una noche y largarnos rápidamente. Por suerte, un amigo me recomendó visitar el museo del Apartheid y la verdad es que le agradezco que nos lo aconsejara, porque vale mucho la pena dedicar un par de horas a visitar el lugar.
Museo Appartheid
Del resto de la ciudad, poco puedo deciros, ya que una vez visto el museo, la dejamos atrás para dirigirnos ya hacia Harrismith, donde dormiríamos esa noche.
En Johannesburgo dormimos en el hotel The Capital 20 West, en la zona de Sandton, precio de la habitación, 80€. Un hotel moderno y muy correcto, con muy buenas instalaciones y con bastantes opciones por los alrededores para salir a cenar o a tomar una copa. Mi puntuación es de 7 sobre 10.
Nos levantamos por la mañana y nos vamos hasta el museo del Apartheid. Lo primero que pensé al ir hacia allí era que esperaba no encontrarme con una especie de El Museo de los Horrores, que te dejara con mal cuerpo a base de mostrarte todas las animaladas que ocurrieron durante ese triste periodo. Pero no, la verdad es que han conseguido que, a pesar de que muchas veces se te pongan los pelos de punta al ver, oír o leer lo que allí ocurrió, tratan un tema tan doloroso con un gusto y una delicadez exquisitos. Para mí, totalmente recomendable, por no decir imprescindible, la visita.
Una vez salimos del museo, nos dirigimos ya hacia nuestra siguiente parada, Harrismith. No es que fuéramos a ver nada en particular y la ciudad, tampoco es que tenga mucho que ofrecer, pero era un final de etapa, un lugar donde buscar un lugar para dormir para poder finalmente llegar hasta las montañas Drakkensberg, que era nuestro destino.
Harrismith
Así hicimos los primeros 300 Km, por tierras sudafricanas, los paisajes, básicamente un terreno llano, ligeramente ondulado y seco, muy seco, dominado por el ocre de la tierra, el amarillo de la hierba reseca y el azul del cielo.
Finalmente llegamos a Harrismith, nos acercamos al centro del pueblo, para buscar alguna tienda donde comprar algunos utensilios que no teníamos encima y de paso, para dar un vistazo al pueblo. Una vez visto le que sería la zona central del pueblo, nos dirigimos hacia el hotel, el cual se encuentra fuera del pueblo, junto a la carretera por la que mañana debemos seguir en dirección a las Drakkensberg.
El La La Nathi Country Guesthouse resultó ser una agradabilísima sorpresa, un conjunto de pequeñas cabañas, imitando a los “huts” típicos de los habitantes originales de la zona, muy cuidado y limpio y para rematarlo, el trato de la propietaria del lugar y la comida que te ofrece, de una calidad superior
Habitación en La La Nathi
El precio de la cabaña fue de 60€ la habitación con desayuno mas 20€ cada uno por la cena. Para mí un 9 sobre 10.