Dejamos Knysna atrás y volvemos a dirigirnos hacia el interior, dejando atrás la zona costera para acercarnos a Swellendam, una pequeña ciudad, situada al pie de la cordillera de Landgeberg y que es la cuarta ciudad más antigua de Sudáfrica.
Antes de alejarnos del mar, pasamos y nos detenemos en Mossel Bay, una ciudad costera, en la que aparte de tomar un café, visitamos el mercado local de artistas, donde tienen interesantes manufacturas artesanales en pieles y madera.
Desde Mossel Bay, dejamos ya atrás la costa y nos dirigimos hacia Swellendam vía Albertinia y Heidelberg.
En Swellendam nos alojamos en el B&B Bergview. Un bed and breakfast con un par de bungalós con piscina, por el precio de 57€ incluido desayuno.
Swellendam se encuentra situada al pie de la cordillera Landgeberg, así que las principales actividades que se pueden hacer aquí son el senderismo y resto de actividades de montaña. A parte de estas actividades, en Swellendam merece la pena visitar el Drostdy Museum.
Este museo está ubicado en lo que antaño fueran las oficinas centrales de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, construida a mitad del siglo XVIII. En la actualidad, este museo conserva en un excelente estado todas las dependencias que en su día sirvieron de cuartel general a la compañía, a parte de la casa del gobernador y las oficinas, se pueden visitar el resto de dependencias, desde las cocinas, hasta el molino, el horno exterior, el taller de carpintería, las celdas de los esclavos y los jardines. Se trata en resumen, de un excelente lugar para poder darse cuenta de cómo se vivía en este lugar allá por los años 1700 y 1800.
Drostdy Museum, Swellendam
Cuando reservamos el B&B, la propietaria nos indicó que había en la ciudad un pequeño restaurante al que valía la pena acercarse y que si lo deseábamos, nos reservaría una mesa para cenar allí. Aceptamos la sugerencia y fuimos a cenar allí. El nombre del restaurante es Field and Fork y está ubicado justo en frente del Drostdy Museum, de hecho, el edificio en el que se encuentra, forma parte de lo que en su tiempo eran los edificios auxiliares de las oficinas de la compañía y su decoración continua conservando el ambiente de la época, la comida fue excelente, aunque hay que decir que barata no salió la cena, si no recuerdo mal, unos 30€ cada uno, eso sí, incluyendo una botella de un buen vino sudafricano.
Swellendam no es lugar más indicado si lo que buscas es ambiente nocturno, difícil encontrar más allá de las 8 de la noche algún lugar para tomar unas copas o escuchar música, aquí la norma es el relax, la paz y el silencio. Si lo que te apetece es esto, relajarte, pasear y descansar sin sobresaltos, estas en el lugar adecuado.