19 de junio.
Me levanté temprano porque el vuelo a Pangkalan Bun despegaba a las 10 de la mañana. En el hotel tenía incluido el desayuno, que era de tipo buffet. Lo podría calificar de íntegramente indonesio. Ni siquiera había bollería como tal. Todos los platos tenían el nombre en indonesio, por lo que no sé ni lo que eran la mayoría ni cómo se servían. Visto el percal, creo que desayuné a base de mie goreng o nasi goreng. De postre obviamente tampoco había bollería, sino tortitas, pancakes y otras cosas fritas que me parecían demasiado grasientas.
A las 8 de la mañana salí en el coche con conductor que había solicitado en el hotel. El precio, de 75000 IDR, lo pagué con tarjeta, porque seguía sin tener una rupia como quien dice, o no por lo menos para afrontar los gastos de los siguientes días. Paramos en un banco para sacar dinero de un cajero y luego ya en el aeropuerto volví a sacar dinero para afrontar el coste del tour en klotok que tenía que pagar ese mismo día.
El vuelo con Nam Air apenas si se retrasó unos minutos. No iba yo muy convencido con eso de volar con una línea aérea que está en la lista negra de la UE (como la mayoría de las indonesias), si bien es cierto que el vuelo transcurrió con normalidad. Incluso nos dieron algún detalle para desayunar.
Aterrizamos a las 11 y pico de la mañana, lo que quería decir que no me iba a perder la visita a ninguno de los campamentos del Parque Nacional Tanjung Puting donde alimentan a los orangutanes. La mujer de Toris, Arda, apareció por la terminal de llegadas y tras un breve saludo, me acompañó a un taxi para ir a Kumai, lugar de salida de la excursión en barco. Nada más llegar a Pangkalan Bun, es mejor rociarse con el anti mosquitos.
En Kumai subí al klotok que me correspondía pasando de uno a otro. Un klotok no es más que un barco tradicional utilizado para la pesca, que en muchos casos (¿o todos?) se ha reconvertido para uso turístico. En la parte inferior va la tripulación y en la cubierta el turista. Obviando el “cuarto de baño” y la “ducha”, la cubierta del barco que me tocó no tenía mala pinta. Sencillo pero aceptable para estar un par de días: mesa para comer, sillas, colchón para dormir y un par de tumbonas en la parte de proa para ir contemplando el paisaje.

Antes de partir hice el pago completo de la excursión (5,000,000 IDR) y se presentó la tripulación, aunque no me enteré bien de cómo se llamaban. El guía no iba a ser Toris, que se ve que ya había mejorado de su enfermedad pulmonar y estaba acompañando a otro grupo. Si haciendo la reserva con 5 meses de antelación no se consigue ir con el guía principal de una empresa ni te lo pueden confirmar, no sé qué habrá que hacer, o quizás se trata del número de personas que contrate un tour y por lo tanto de la cantidad de dinero desembolsada.
www.torisorangutantour.com/
Hechas las presentaciones me sirvieron el almuerzo, en el que la cantidad para 1 persona era algo excesiva:
Pescado en salsa
Un bol de arroz blanco
Verdura cocinada
Una especie de palitos que no sé de qué estaban rellenos. ¿Quizás de pescado?
Sandía

Los primeros minutos del itinerario son más feos porque se va navegando por el río Kumai y se ven barcos grandes con aspecto industrial, pero enseguida se empiezan a ver los primeros manglares del Parque Nacional Tanjung Puting. Un monigote que representa un orangután y un letrero, dan la bienvenida al parque.

Algunos datos sobre Tanjung Puting:
Fuente: orangutan.org/ ...onal-park/
- Es el mejor ejemplo de ecosistema protegido con bosque tropical costero y pantanos de turba del sur de Borneo.
- Más de 3000 km2 de terrenos pantanosos con ríos de aguas negras que desembocan en el mar de Java. En la desembocadura de estos ríos y a lo largo de la costa del mar hay manglares.
- Selva tropical y seca con bosques de brezales. Las copas de los árboles pueden superar los 50 m. En Borneo este tipo de bosque se da en terrenos arenosos y blancos.
- Pantanos de turba inundados estacionalmente con capas de turba de hasta 2 metros.
- Campos de arroz abandonados en los que crecen helechos.
- Fue declarado reserva de caza en 1935 y parque nacional en 1982.
- A pesar de no tener la mejor protección, sigue siendo un ecosistema bastante salvaje y natural.
- Entre las especies animales destacan los orangutanes, pero hay 9 especies diferentes de primates, como narigudos y gibones. Otras son: panteras nebulosa, civeta, oso malayo, ciervo ratón, muntíaco
- Más de 230 especies de aves
- 2 especies de cocodrilos
- Docenas de especies de ranas y serpientes
- Especies en extinción como el pez dragón
Una de las funciones de este parque nacional es la de la conservación de este ecosistema y de los orangutanes que viven en él, ambos amenazados por la construcción de carreteras, poblaciones, tala e incendios de extensiones de bosque para la implantación de cultivos para extraer aceite de palma.
Según el klotok se iba adentrando por el río Sekonyer el paisaje mejoraba por momentos, viendo los manglares con palmeras entre las que de vez en cuando sobresalía la copa de algún árbol más alto. Toda una gozada ir sentado en una de las butacas contemplando el paisaje, sin ver apenas ningún barco (ni siquiera de los de excursiones) y apenas alguna casa en la margen derecha del río.

Si bien al principio el día estaba soleado y a pesar de la nubosidad el guía creía que no iba a llover durante el día, lo cierto es que según nos fuimos internando en el parque nacional, la nubosidad fue a más y no había duda de que iba a llover. ¿Cuándo? Pues aproximadamente una hora después de haber comenzado la navegación. Empezó por unas gotas y un minuto después se desató una tormenta con una lluvia tropical que parecía un diluvio. A veces aflojaba y parecía que pararía de llover enseguida, pero a los minutos arreciaba otra vez. Y yo con cara de circunstancias pensando “¿con esta lluvia vamos a visitar el primer campamento?. Además, estaba equipado perfectamente:
Con calzado deportivo en lugar del calzado impermeable Goretex que suelo llevar habitualmente (salvo cuando yo decido, incomprensiblemente, viajar sin él a una zona tropical en la que sé que puede llover mucho).
Con una capa de plástico de las tiendas de chinos en vez de paraguas y mi impermeable de verano.
Llegó el rato en el que llovía tanto que echaron abajo las telas para cubrir el barco por los laterales y que no entrara agua (por lo que dejé de ver el paisaje), a pesar de lo cual sí que hubo algunas goteras.
Antes de las 14:30 estábamos junto al embarcadero del campamento de Tanjung Harapan. En este campamento la alimentación de los orangutanes tiene lugar a partir de las 15:00.
A eso de las 14:45 salimos del klotok, con una lluvia mucho menor, que en cuanto dimos dos pasos paró. ¡Menos mal!. El guía me avisó de que antes de entrar al barco a la vuelta, revisara las suelas del calzado, puesto que a causa de la lluvia podía haber sanguijuelas. Eso sí, él iba descalzo.
Tardamos unos 10 minutos en llegar al punto donde estaba la plataforma sobre la que se iba a hacer la alimentación de los orangutanes.

El área está acordada y a 4 ó 5 metros de distancia hay unos bancos de madera para sentarse y observar. Los empleados del parque dejaron los plátanos sobre la plataforma y poco a poco empezaron a llegar los orangutanes.


Las escenas más emotivas se producían con aquellos adultos que llevaban una cría a las espaldas.

Era un no parar de mirar hacia todos los lados. Algunos estaban enganchados a la rama de un árbol o saltaban de uno a otro.


Aparecieron más orangutanes cuando el macho líder fue a la plataforma a comer plátanos.

Fue toda una experiencia emocionante durante la que era imposible dejar de hacer fotos.


Por cierto, proporcionalmente bastantes parejas de españoles.
Vídeo de Tanjung Harapan:
Tras una hora y pico volvimos al klotok. Cuando me estaba arreglando un poco me di cuenta de que el calzado se me estaba descosiendo y principalmente en el derecho se había separado bastante la suela de la parte del tejido, con la posibilidad de que se metiese barro, agua y que acabase por romperse.
Para merendar me pusieron un plato con múltiples porciones de plátano frito, del que di buena cuenta. No me lo comí todo por no ponerme malo de una indigestión.
Antes de anochecer, navegamos unos 10 o 15 minutos por el río hacia atrás, hasta una zona en la que pude ver primates de la especie narigudos en las copas de los árboles.

El guía me explicó que dormían ahí para estar a salvo de los posibles depredadores que hubiese en tierra en el interior del bosque tropical.


Atracamos junto al mismo embarcadero de Tanjung Harapan para dormir ahí.El guía me dijo que esa noche no se iba a hacer finalmente la excursión nocturna para ver tarántulas y otros bichos.
A las 19:30 me pusieron la cena:
- Fideos con verdura
- Un cuenco de arroz blanco
- Carne en salsa, que creo que era pollo
- Un plato con varias unidades de algo rebozado, que creo que era de pescado, pero no estoy seguro.
- Piña.

Se presentó un huésped no invitado. Un gato que no paraba de merodear por la mesa y que pese a que el guía o el asistente del barco lo echaban una y otra vez, siempre volvía.
Una vez que había cenado y como no había nada que hacer, el guía me puso la mosquitera alrededor del colchón y me fui a dormir. Creo que fue la primera noche en 4 días que dormí todo lo que quise de un tirón (salvo en algún momento de la madrugada que volví a ver al dichoso gato al lado de la mosquitera) y descansé.
20 de junio.
El toque de diana fue como a las 7 de la mañana. Quitaron la piña de la mesa (no me gusta) que estaba infectada de mosquitos y me sirvieron el desayuno, con un zumo de naranja de bote (más que zumo sabía a refresco), una masa con forma de tortilla de color naranja toda ella, que estaba buena pero se hacía una bola al masticar y una fruta sin pelar que no reconocí y que no me iba a comer.
Antes de las 8 de la mañana comenzamos la navegación hacia el segundo campamento, el de Pondok Tanggui.

El paisaje mejoraba por momentos. El río era más estrecho, había mucha vegetación, en muchos puntos se reflejaban los árboles en las aguas del río.


Llegamos al campamento y la plataforma de alimentación de los orangutanes está más lejos con respecto al de Tanjung Harapan. Primero hay que caminar por una pasarela de madera a 1 ó 2 metros de altura que atraviesa la zona de manglar y luego un sendero se adentra en una zona de bosque tropical seco y otra más despejada y con mayor amplitud en la que hay muchos helechos.

En esta plataforma de alimentación los orangutanes se ven desde una distancia menor.


A las 9 de la mañana los empleados del parque pusieron los plátanos y un cubo de leche sobre la plataforma.

Poco a poco empezaron a bajar los orangutanes por las ramas de los árboles y empezaron a zampar.


Sobre la plataforma se puso luego un grupito de adultos con algunas crías. Nuevamente éstas son las imágenes más tiernas viendo cómo los adultos protegen a las crías, sus caritas, cómo se alimentan y juegan, cómo se mueven.








Un rato más tarde apareció en escena el macho líder. O había más plátanos de lo que se veía a lo lejos o los otros orangutanes le habían dejado las sobras, porque a mí me daba la sensación de que rebuscaba entre los restos a ver si había algo que comer. Lo pude fotografiar en todas las posiciones y con los gestos posibles, aunque capturar una imagen de frente fue complicado.



Aquí estuvimos una hora y pico.

Regresamos al barco para continuar navegando hacia Camp Leakey, el último campamento en el que íbamos a estar y el más antiguo. Mientras que me iba comiendo una bolsa de galletas que me dio el guía, contemplaba el paisaje, cada vez más salvaje, frondoso, el río más estrecho (hubo un momento en el que los barcos iban en fila y no podían adelantar.

Esto me hizo pensar que en agosto debe ser una romería de barcos y tiene que ser complicado hacer fotografías del paisaje sin que aparezca algún barco en medio), el agua más oscura y pura, en un punto en el que ya no se mezcla con el agua de mar.



A Camp Leakey llegamos a las 12 y pico, pero el guía me dijo que hasta las 13:00 no saldríamos a caminar. Me sirvieron el almuerzo, que en esta ocasión consistió en:
- Berenjena asada
- Unos fideos amarillos con verdura
- Un cuenco de arroz blanco
- Unas masas fritas rellenas de algo. Puede que fuese verdura
- Una fruta naranja que resultó ser papaya. En zumo y batido me gusta. Ésta era la primera vez que la comí como fruta y no me gustó. Desde mi punto de vista apestaba y al comérmela la sensación es la misma.¿Quizás estaba demasiado madura?

Llegó un barco atestado de gente local (algunos adultos y sobre todo niños) que estaba visitando todos los campamentos en el mismo día. Justo cuando salimos el guía y yo del barco, ellos comenzaban también la visita. Allí estuvieron unos minutos haciéndose fotos con otra pareja de españoles, como si se tratase de famosos.
Dejé pasar unos minutos para que se alejase todo el grupo, que alborotaba demasiado y me ponía nervioso. La parte inicial del camino es por una pasarela de madera elevada durante unos 300 metros.

Después de la pasarela llegamos donde está el centro de recepción de visitantes, con un museo que me hubiese gustado ver para leer la información que se daba del parque nacional, pero del que pasé de largo porque en ese momento estaba lleno con el grupo indonesio.

Continuamos por el sendero entre bosque tropical que llevaba hasta la plataforma de alimentación. Estaba como a una distancia de 25 minutos y yo tenía mis dudas de que pudiese llegar. A la mitad ya me tuve que parar a descansar varios minutos. Lo peor fue que a los 5 minutos se empezaron a oír a lo lejos los truenos. El guía se había olvidado el paraguas en el barco y yo llevaba mi capa de plástico.

Antes de las 14:00 llegamos a la plataforma. Ésta se veía mejor preparada y había muchos bancos para sentarse. Lo primero que vimos fue una familia de jabalís que estaba comiendo bajo la plataforma.
Entonces la tormenta la teníamos sobre nosotros y empezó a llover ligeramente.
De 14:00 a 16:00 era la alimentación de los orangutanes. Un trabajador puso el cubo de leche y los plátanos sobre la plataforma y apareció enseguida un orangután adulto. A la par, un gibón bajó de los árboles dispuesto a robarle algún plátano al orangután. Hacía varios intentos, pero el orangután soltaba un manotazo y el gibón se alejaba. En una de las veces sin embargo, el gibón pasó por delante del orangután, tuvo éxito al coger un plátano y siguió con su huida rápidamente, moviéndose sigilosamente cual si fuese de puntillas. La escena fue muy graciosa, pero lástima que no pudiese inmortalizarla en fotos o vídeos, debido a que la lluvia era cada vez más intensa.
Aguanté estoicamente como pude un ratillo mientras me caía la lluvia sobre la capa de plástico, pero llegó un momento en el que la intensidad era tal que me tuve que ir a guarecer bajo un árbol. Sólo quedaron unos pocos valientes sentados en los bancos. Tampoco tenía sentido seguir allí, porque no iban a aparecer más orangutanes. Estuvimos un ratillo 5 españoles y mi guía bajo un paraguas haciendo tiempo esperando a que parase de llover o al menos disminuyese la intensidad. No me di cuenta de que se estaba acumulando agua en el suelo y se metió en el calzado. Además había muchos mosquitos. Tras una media hora y llegando a la conclusión de que no tenía sentido continuar allí, decidí que era mejor volver al barco. Fuimos sin parar y sorprendentemente para mí, si a la ida iba cansado y me había tenido que parar, para regresar al barco fui de un tirón y no noté ni la más mínima molestia o cansancio. Quizás la preocupación por la lluvia me hizo no pensar en lo otro.
Llegué completamente mojado al klotok, con la capa de plástico rota y con la ropa para tirarla, porque no se iba a secar y si la guardaba en la maleta apestaría.
Iniciamos el regreso hacia Kumai. En algún momento el klotok estaba navegando demasiado cerca de la ribera del río y las ramas golpearon el lateral del barco. No sé si fue la tela la que se rasgó y se arrancó o el soporte en el que se sujetaba la tela el que se rompió. El guía me informó de que esa noche iba a dormir un poquito más a la intemperie y que mejor que no lloviese, cosa que por suerte no pasó.
Me pusieron la cena alrededor de las 7 de la noche, que ya no recuerdo no era. Más tarde, cuando nos estábamos acercando a Kumai, el klotok se aproximó a los manglares para ver las luciérnagas. Supuestamente iluminaban la vegetación, pero quizás por la lluvia, según me informó el guía en algún momento, no había muchas y sólo una de las veces percibí que uno de los árboles brillaba un poco. Esto sí me decepcionó. Me esperaba más o quizás esto era simplemente lo único que se observa habitualmente.
Hicimos la parada amarrados a la vegetación del manglar y antes de dormir estuve un rato de conversación con el guía. La conversación típica y tópica sobre comparación de costumbres entre un país y otro, lo que costaba viajar, etc...