Aunque el título hace referencia a la famosa peli de Dany Boyle rodada en Maya Bay (islas Phi Phi) allí no fuimos, aunque estaba a "un paseo". Realmente la zona famosa, con todo merecimiento, de las islas de Tailandia, se encuentra en el centro-sur del país en dirección oeste, y tiene sus "bases de operaciones" en las provincias de Phuket y Krabi
Phuket es una isla mismamente, de grandes dimensiones y unida por carretera al continente, mientras que Krabi es continental. Entre ellas se encuentran multitud de islas e islotes a los que se puede acceder desde cualquiera de ambas.

En nuestro caso elegimos, en la provincia de Krabi, la población costera de Ao Nang como base por varios motivos. Habíamos visto que Phuket es más popular, ergo bulliciosa, fiestera y cara (no me cansaré de repetirlo, en términos relativos) y además, a nivel logístico si queríamos alojarnos en la playa, teniendo en cuenta que los viajes internos los hemos hecho en avión y hay que contar con los traslados desde aeropuertos varios y adaptarse a horarios, Aonang era mucho más rápida en ese aspecto. Lógicamente al no haber probao los 2 cafés no sé cual está más bueno pero indudablemente parece que fue un acierto el destino elegido, por lo menos de cara a la no masificación. Estamos en temporada altísima y nos ha resultado, una vez asustados de las fotos y videos de internet, muy relajante y poco bulliciosa la totalidad de nuestra visita a esta zona.

Añadir por último a la intro que voy a intentar agrupar todo en una entrada, a lo sumo dos, ya que llevamos 2 días fuera de ahí y si no me pongo al día ya esto acabará interruptus, que me conozco y en casa no escribo ni la lista de la compra.
El traslado desde Bangkok me lo salto que ya hablaré de eso (taxis a aeropuerto, compañías aéreas, consigna de maletas...) en el post final (en este caso ya está disponible en otro diario, en www.losviajeros.com/ ...hp?b=15735)
Comienzo pues la historia quitándonos los zapatos para entrar en el (cuando reservamos) J Boutique, pero ahora llamado Pornthep 2 donde nos reciben con la habitual sonrisa y simpatía, pagamos con recargo (en los "hoteles" pequeños, aunque Booking no lo diga, si pagas con tarjeta la comisión bancaria te la hacen pagar a tí) podría pero no hemos venido a discutir y menos por 4 euros. La habitación muy bien, como en el anterior (y el siguiente) te ponen a diario agua fresca (lo que es muy importante si recuerdas que el agua del grifo no se puede beber salvo que seas tan exótico que te apetezca pillar una bonita enfermedad tropical) café y té. El aire acondicionado funciona bien, la ducha digna y la cama es pa matrimonios enfadaos, todo bien a este lado del globo.

Nos cuentan lo de siempre, que si queremos excursiones ellos nos pueden reservar lo que sea y que tienen alquiler de motos. Perfect pero de momento, recién llegados, estos robinsones van a hacer prospección y ya veremos.
Decir que cogimos un hotel baratito no en la misma playa asumiendo costes de taxi "pa subir y pa bajar" pero le preguntamos, andando a cuánto?. 5 minutos, nos dice, hasta Noppharat, la playa más cercana. Serán 10. Por allí. Una carretera negra como pelo de huevo (ya era de noche). Ala vamos!. Y a mitad de camino sabíamos que never more. Realmente estaba cerca pero era un peligro por falta de visibilidad. Como fuere al llegar a la playa la decepción era directamente proporcional a la hora, lo que debíamos haber previsto. No se veía nada. Así que andamos playa abajo en dirección Ao Nang "pueblo" a ver si veíamos más vida que los grupitos de locales que se estaban haciendo su barbacoa playera (apunte geográfico) la zona de Aonang son 2 zonas (y 3 playas) de norte a sur Noppharat Thara beach, Aonang beach y un bonus que no tiene nombre pero nosotros la llamamos Centara beach, ya que es una playa aislada con un gran resort llamado así, no se puede acceder a ella salvo a través de un camino de tablas y escaleras infernal entre la selva y el mar pero que merece la pena que te cagas ya que sin duda es la mejor playa de las 3. Aunque es del resort sólo tienes que apuntar, al terminar el camino, tu nombre en un libro que tiene un guarda y hora de entrada y salida.
Pero retornando a lo cronológico, nosotros seguíamos por Noppharat hasta encontrar luz o lo que es lo mismo, puestecillos, restaurantes... y como estábamos caninos nos metimos en el único que tenía música en directo, y qué música!!! Un sesentón local parecido a juan tamariz en un teclado que cantaba, y no exagero, como un superclase. Clásicos de siempre con una voz enormemente personal, maravillosa y acompañado magistralmente al piano. Repito, no penséis que exagero, la comida, que estaba muy buena, fue lo de menos.

Con ese regusto nos dispusimos a la vuelta convencidos de pagar lo que sea por evitar el pateo. Pero hete ahí que cuando no quieres te acosan y cuando los necesitas, andandarán?. Andábamos y no pasaba ningún transporte hasta que por fin pasa un tuc tuc, le hacemos señas y pasa de nosotros...aparentemente, pero más alante parece que para, gira en redondo y vuelve. Yo con mi frase preparada, "fifty to Jey Butik?" Y me dice, no soy un taxi. Como? Po va a ser que el tuc tuc también es un medio de transporte propio, para la familia. Ah! Donde? Nos dice, le enseñamos mapa sin enterarnos mucho de qué va la cosa porque no hablaba casi nada de inglés, solo no taxi, pilla móvil, llama, habla y yo le enseño google maps, me dice uan jandre yo no no fifty, only 20 minits guokin (que 100, que no que 50, que son solo 20 minutos andando) me dice sorry no taxi. No problem thank you, kop khun krap. Se vé que llamó a un amigo o conocido que sí que era taxista y el regateo fue así. Le agradecimos nuevamente su amabilidad y seguimos camino. 20 metros habríamos andado y nos pasa por al lado, se para y nos dice Fi fi fi fi!! Y yo que? Y el señalándonos que nos montáramos Fi fi! Ostia que nos lleva! Ahí que vamos y nuevamente nosotros, españolitos que no nos entra en la cabeza que nuestra picaresca es mierda pura aun pensando en pagarle al chaval que, una vez nos deja en la puerta del hotel nos repite por enésima vez, no taxi, nos lleva de favor y con prisas porque en el fondo está perjudicando a un vecino que vivirá de eso. Nos lleva por caridad, porque en vez de ver a dos carteras occidentales ve a dos personas andando por una playa oscura camino de su casa. Pero nosotros seguimos enseñando a nuestros hijos el... bueno va. Ha quedao claro el concepto. Seguiré partiéndome la caja por dentro cada vez que oigo cantar con orgullo el Yo soyy españoool españ....
Pero bueno, como en botica habrá de todo y con esto nos plantamos en el segundo día, dedicado a disfrutar de la zona nuestra, es decir, no a hacer excursiones para lo que, tras desayunar en el hotel un muy buen desayuno casero, nuestra primera acción fue alquilar una moto, en principio, para ese día. 200 baths y a tirar esta vez si, a disfrutar de las grandiosas vistas que ofrecía "nuestra" playa, Noppharat Thara. Desde ella, ya con el lorenzo encendido podíamos observar en el horizonte cuanto aparece en el mapa que encabeza esta entrada. Ahora mucho más cómodo ya que este país está hecho para la moto con lo que aparcar donde quisiéramos no era un problema.



Así nos fuimos a Aonang Beach para comprobar que es bastante más bulliciosa que la nuestra, aun si ser el Portil en verano, nos llegamos hasta la zona donde los puestos que venden excursiones y taxis marítimos llevaban aquí y allá a turistas como nosotros para ver precios a efectos de los posteriores días, corroboramos,nada cambió nuestro plan, que al siguiente haríamos Railay y al otro las islas Hong y con esas nos bajamos a recorrer la playa y, al final de ésta o, lo que es lo mismo, en la estribación sur, encaramos el camino que nos llevaría a la que hemos venido en llamar Centara. Anunciaba en la entrada un cartel que ojo con los monos. No los alimentes ni dejes que te roben así que con la mochila prieta comenzamos lo que presumíamos plácido hasta que, cosa previsible ya que no se puede ir ni por "dentro" ni por playa, empezó la escalada, y vaya escalada!. Con el calor que supondréis en estas latitudes dolía avanzar pero esperábamos un fin justificante, como así fue. PLAYACA!






Muy tranquila ya que aparte de los pocos atrevidos y los residentes del hotel no había más para repartir. Ubicamos una sombra que la cosa pegaba tela y al agua patos. Caldito puchero pal cuerpo y un buen rato que estuvimos antes de decidirnos a iniciar el camino de vuelta que, de nuevo empezaba con una fuerte escalera parriba. Cuando alcancé la cúspide empecé a bufar como un toro moribundo, tuve que retener a Luky un tanto pues me dió la sensación que, recuperado plenamenge como creía, maldita sea mi estampa, me estaba empezando a dar otra vez la fiebre, me temblaba todo el cuerpo y con el humor por los suelos cogimos la moto y a la cama al hotel.
No fue hasta estar en la habitación y darme una ducha que comprendí, con alegría, aunque resulte paradógico, que mi cabezo de guiri se había transformado en cabezo de guiri al punto de insolación. Ostia qué relax! Se ve que, membrillo de mí, que aun no había comprado protector solar pensando que la gorra se encargaba del tema y un rato en el agua no era nada, que a esta altura del hemisferio norte, casi en la periferia, la naranja mecánica está más cerca y se come la gorra como yo el Padthai y el fried rice with tamarind sauce. Embadurnéme de crema hidratante, una siesta y como salido de fábrica. Oh yeah. Y como ese mamoncete está a punto de ponerse vamos a ver qué nos regala en compensación y oh!...bueno, va, te perdono, pensaba con mi amor al lado disfrutando de una puesta de sol alucinante (aunque las de Huelva tampoco son poca cosa eh?).




Con las pilas cargadas y protector solar de 50 comprado en el super cerca del hotel nos fuimos de nuevo a la zona de resraurantes para saludar a nuestros amigos del Talay (el del piano) pero seguir a probar otro. Un poco cansados de noodles y arroz (que es casi redundante) probamos una pasta fresca (de huevo) con gambas y los siempre deliciosos springrolls. Rico pero decidimos que la próxima volvíamos al Talay.

Como aun estábamos calentitos del sol decidimos retirarnos de nuevo a casa, en un alarde de nostradamunismo ya que, llegar con la moto, decirles que nos la íbamos a quedar un día más, entrar en la habitación, y empezar a llover como si no hubiera un mañana, fue todo uno oiga. Qué forma de tronar! Por la ventana veíamos bajar el agua a riadas y los truenos sonaban como si los lanzaran desde la mezquita de la esquina. Duró poco, en caso contrario no hubiera sido fácil conciliar el sueño.
Y con esto llegamos al tercer, o mejor dicho, segundo día completo allí. Destino Railay.
Pero eso será en la segunda parte. Hasta entonces.