Hemos recuperado fuerzas y bien descansados nos han llevado hasta el aeropuerto. El avión ha salido puntual.
Lo genial del avión es que sobrevuela todo el salar de Uyuni. Sobrevolándolo es cuando te das cuenta de lo gigantesco que es. 16 minutos enteros de avión sobre el salar. Muy chulo, después del de Uyuni se veía del de Copiasa que ese es más pequeño pero sigue siendo enorme.
A las 9:20 llegamos a El Alto en La Paz, a 4061 metros de altura. Hoy es el día del peatón por lo que apenas hay coches. Aquí no se andan con tonterías y el día del peatón es de verdad, para coger el coche se necesita un permiso especial, sin el permiso ponen multas importantes por lo que no hay coches. Habíamos contratado el transfer pero al salir del aeropuerto ahí no estaba nuestro transfer por ningún lado. A y 35 un taxi nos ha dicho que nos bajaba y listo. Lo del día del peatón ha sido una auténtica suerte pillarlo. Ya bajando por el taxi la autovía está invadida de gente con bici, patines, andando... del aeropuerto al centro hay 400 metros de desnivel y la gente aprovecha el día para subir en teleférico con la bici y bajar hasta la paz por la autovía. En un día normal se tardan unos 45 minutos del aeropuerto al centro de La Paz. Hemos tardado menos de 10.
Al llegar al hotel le explicamos el problema y nos dice que el transfer nos está esperando. Que nos tendrán que cargar el transfer a nosotros. Le explico que según habíamos acordado el transfer debía estar esperándonos a y 20 y hemos estado hasta y 35 y no ha aparecido por lo que el problema no es nuestro. Dice que lo solucionará. Aquí llevarán su ritmo pero si pretenden cobrar por el transfer precio turista que den servicio al ritmo del turista, no del suyo.
Vamos a las habitaciones a dejar las cosas y bajamos a recorrer La Paz. Empezamos por el Mercado de las Brujas. Aquí es típico que venden fetos de llama, imagino que en su día se vendería con fines medicinales o esotéricos pero a día de hoy son reclamos turísticos. La Paz tiene unas cuestas importantes, vamos bajando hasta el centro y llegamos a las Plaza San Francisco. Esta zona debería ser un hervidero de coches y en cambio no hay ni uno. Está todo el mundo paseando, hay puestos de comida, y actividades de fomento del deporte. Hacen zumba, partidos de fútbol, ajedrez, conciertos... El ambiente es genial.
Hay poquísimos turistas y aun así no llamamos la atención. Se ven muchas mujeres con el bombín típico que se llaman Cholitas, la historia del bombín mola porque viene de un lote de bombines que hicieron en Londres para los ingleses que trabajaban en el ferrocarril en el siglo XIX. Resulta que estos bombines los hicieron pequeños y no les cabía en la cabeza, al ser un producto muy caro y de calidad se lo vendieron a las mujeres locales haciéndoles creer que era un símbolo de distinción económica proveniente de Europa. Estas lo aceptaron y lo incluyeron en su vestimenta típica. Cada bombín vale una pasta y lo cuidan como oro en paño. Con el tiempo le han dado un significado supersticioso de fertilidad y parece ser que incluso indican su estado civil según los lleven puesto. En el centro casada, ladeado soltera o viuda y para atrás en una relación conflictiva. Normalmente las mujeres que hemos visto son mayores pero alguna joven la hemos visto también con él.
Recorremos toda la avenida principal parándonos en los puestos y viendo las movidas que hacen, hasta karaokes. Nos comemos unos choripanes y nos desviamos para subir al mercado Killi Killi donde hay un mirador chulísimo. El mirador está bien alto y subir hasta él nos ha hecho sudar que aquello parecía el Lascar. Las vistas desde el mirador es la estampa famosa de La Paz. Toda la ciudad con asas construidas en la ladera que sube hasta El Alto. Dos millones de personas viviendo sin orden alguno, sin ningún plano. Casitas bajas que se extienden hasta el infinito. Se ven aviones llegar hasta el Alto. Los edificios de negocios destacando en el centro de la olla que es La Paz y mirando a la izquierda el estadio de fútbol con toda la ciudad que se extiende por el monte y de fondo el nevado Illimani de 6500 metros. Tenía ganas de ver este mirador y la subida merece la pena.
Del mirador vamos a la parte más histórica de La Paz. la plaza Murillo con el ayuntamiento donde ondea la bandera de Bolivia, la curiosa bandera de la unión indígena que llaman Wiphala y la bandera de la reivindicación marítima que junta la boliviana y la Wiphala en la esquina superior izquierda rodeadas de estrellas doradas pequeñas sobre un fondo azul con una estrella dorada en la esquina inferior derecha. Bolivia pero la salida al mar en la guerra del pacífico a finales del siglo XIX, quedándose la región de Antofagasta en manos chilenas hasta el día de hoy. Una de las reivindicaciones de Evo Morales es el reencuentro con el mar, pero me parece a mí que van listos si pretenden reencontrarse pasando por Chile.
La plaza Murillo está chula, es estilo colonial, igualita a las que vinos en Cuba. Está llena de palomas y la gente les da de comer. Cerca de la plaza Murillo se llega hasta la calle Jaén pasando por callejuelas que recuerdan a construcciones españolas, la calle Jaén misma es de estilo colonial.
Volvemos a bajar de la calle Jaén al centro para subirnos en teleférico. La Paz está conectada por teleférico como si fuera su metro. Vas de un punto a otro en teleférico y funcionan bastante bien, costando el billete unos 40 céntimos. Nos subimos en la línea roja que sube hasta el alto pasando por un barrio de casa pintada. En los barrancos todos señalan un coche que cayó por el barranco y acabó encajonado entre las paredes. Un hombre que iba en el vagón nos dice que los ocupantes siguen ahí porque no se ha podido sacar el coche de la grieta. Al llegar al alto el a bien sigue siendo festivo con conciertos. Se nota que aquí hace más fresquito. Cogemos la línea plateada. Ha sido la última en abrirse este mismo año y es una pasada porque recorre el alto de punta a punta con unas vistas a la paz constantes que dan su vértigo. De la plateada bajamos al centro nuevamente por la morada y terminamos de recorrer lo que nos quedaba. Con la tontería nos estamos cascando un paseo que con las cuestas bien pasa por trekking.
Volvemos al hotel para descansar un poco, de camino compramos alguna cosilla en el mercado.
Ya atardeciendo volvemos a salir. El día del peatón lo han dado por finalizado y todo empieza a llenarse de coches. Bajamos hasta la plaza San Francisco donde la gente se amontona para ver espectáculos callejeros. Principalmente espectáculos de humor tipo el chavo del ocho, esto es como retroceder en el tiempo 50 años. Con la noche empiezan a aparecer gente de mal aspecto, se ve algún enfermo mental y mendigos entre el gentío. Volvemos a subir a la zona del hotel, encontramos un bar que vende empanadas bolivianas para cenar y tras cenar unas empanadas, una sopa y una humita nos volvemos para el hotel.
La Paz me ha gustado mucho y eso que es raro que me guste una ciudad. Imagino que el ser el día del peatón ha ayudado mucho.
Lo genial del avión es que sobrevuela todo el salar de Uyuni. Sobrevolándolo es cuando te das cuenta de lo gigantesco que es. 16 minutos enteros de avión sobre el salar. Muy chulo, después del de Uyuni se veía del de Copiasa que ese es más pequeño pero sigue siendo enorme.
A las 9:20 llegamos a El Alto en La Paz, a 4061 metros de altura. Hoy es el día del peatón por lo que apenas hay coches. Aquí no se andan con tonterías y el día del peatón es de verdad, para coger el coche se necesita un permiso especial, sin el permiso ponen multas importantes por lo que no hay coches. Habíamos contratado el transfer pero al salir del aeropuerto ahí no estaba nuestro transfer por ningún lado. A y 35 un taxi nos ha dicho que nos bajaba y listo. Lo del día del peatón ha sido una auténtica suerte pillarlo. Ya bajando por el taxi la autovía está invadida de gente con bici, patines, andando... del aeropuerto al centro hay 400 metros de desnivel y la gente aprovecha el día para subir en teleférico con la bici y bajar hasta la paz por la autovía. En un día normal se tardan unos 45 minutos del aeropuerto al centro de La Paz. Hemos tardado menos de 10.
Al llegar al hotel le explicamos el problema y nos dice que el transfer nos está esperando. Que nos tendrán que cargar el transfer a nosotros. Le explico que según habíamos acordado el transfer debía estar esperándonos a y 20 y hemos estado hasta y 35 y no ha aparecido por lo que el problema no es nuestro. Dice que lo solucionará. Aquí llevarán su ritmo pero si pretenden cobrar por el transfer precio turista que den servicio al ritmo del turista, no del suyo.
Vamos a las habitaciones a dejar las cosas y bajamos a recorrer La Paz. Empezamos por el Mercado de las Brujas. Aquí es típico que venden fetos de llama, imagino que en su día se vendería con fines medicinales o esotéricos pero a día de hoy son reclamos turísticos. La Paz tiene unas cuestas importantes, vamos bajando hasta el centro y llegamos a las Plaza San Francisco. Esta zona debería ser un hervidero de coches y en cambio no hay ni uno. Está todo el mundo paseando, hay puestos de comida, y actividades de fomento del deporte. Hacen zumba, partidos de fútbol, ajedrez, conciertos... El ambiente es genial.
Hay poquísimos turistas y aun así no llamamos la atención. Se ven muchas mujeres con el bombín típico que se llaman Cholitas, la historia del bombín mola porque viene de un lote de bombines que hicieron en Londres para los ingleses que trabajaban en el ferrocarril en el siglo XIX. Resulta que estos bombines los hicieron pequeños y no les cabía en la cabeza, al ser un producto muy caro y de calidad se lo vendieron a las mujeres locales haciéndoles creer que era un símbolo de distinción económica proveniente de Europa. Estas lo aceptaron y lo incluyeron en su vestimenta típica. Cada bombín vale una pasta y lo cuidan como oro en paño. Con el tiempo le han dado un significado supersticioso de fertilidad y parece ser que incluso indican su estado civil según los lleven puesto. En el centro casada, ladeado soltera o viuda y para atrás en una relación conflictiva. Normalmente las mujeres que hemos visto son mayores pero alguna joven la hemos visto también con él.
Recorremos toda la avenida principal parándonos en los puestos y viendo las movidas que hacen, hasta karaokes. Nos comemos unos choripanes y nos desviamos para subir al mercado Killi Killi donde hay un mirador chulísimo. El mirador está bien alto y subir hasta él nos ha hecho sudar que aquello parecía el Lascar. Las vistas desde el mirador es la estampa famosa de La Paz. Toda la ciudad con asas construidas en la ladera que sube hasta El Alto. Dos millones de personas viviendo sin orden alguno, sin ningún plano. Casitas bajas que se extienden hasta el infinito. Se ven aviones llegar hasta el Alto. Los edificios de negocios destacando en el centro de la olla que es La Paz y mirando a la izquierda el estadio de fútbol con toda la ciudad que se extiende por el monte y de fondo el nevado Illimani de 6500 metros. Tenía ganas de ver este mirador y la subida merece la pena.
Del mirador vamos a la parte más histórica de La Paz. la plaza Murillo con el ayuntamiento donde ondea la bandera de Bolivia, la curiosa bandera de la unión indígena que llaman Wiphala y la bandera de la reivindicación marítima que junta la boliviana y la Wiphala en la esquina superior izquierda rodeadas de estrellas doradas pequeñas sobre un fondo azul con una estrella dorada en la esquina inferior derecha. Bolivia pero la salida al mar en la guerra del pacífico a finales del siglo XIX, quedándose la región de Antofagasta en manos chilenas hasta el día de hoy. Una de las reivindicaciones de Evo Morales es el reencuentro con el mar, pero me parece a mí que van listos si pretenden reencontrarse pasando por Chile.
La plaza Murillo está chula, es estilo colonial, igualita a las que vinos en Cuba. Está llena de palomas y la gente les da de comer. Cerca de la plaza Murillo se llega hasta la calle Jaén pasando por callejuelas que recuerdan a construcciones españolas, la calle Jaén misma es de estilo colonial.
Volvemos a bajar de la calle Jaén al centro para subirnos en teleférico. La Paz está conectada por teleférico como si fuera su metro. Vas de un punto a otro en teleférico y funcionan bastante bien, costando el billete unos 40 céntimos. Nos subimos en la línea roja que sube hasta el alto pasando por un barrio de casa pintada. En los barrancos todos señalan un coche que cayó por el barranco y acabó encajonado entre las paredes. Un hombre que iba en el vagón nos dice que los ocupantes siguen ahí porque no se ha podido sacar el coche de la grieta. Al llegar al alto el a bien sigue siendo festivo con conciertos. Se nota que aquí hace más fresquito. Cogemos la línea plateada. Ha sido la última en abrirse este mismo año y es una pasada porque recorre el alto de punta a punta con unas vistas a la paz constantes que dan su vértigo. De la plateada bajamos al centro nuevamente por la morada y terminamos de recorrer lo que nos quedaba. Con la tontería nos estamos cascando un paseo que con las cuestas bien pasa por trekking.
Volvemos al hotel para descansar un poco, de camino compramos alguna cosilla en el mercado.
Ya atardeciendo volvemos a salir. El día del peatón lo han dado por finalizado y todo empieza a llenarse de coches. Bajamos hasta la plaza San Francisco donde la gente se amontona para ver espectáculos callejeros. Principalmente espectáculos de humor tipo el chavo del ocho, esto es como retroceder en el tiempo 50 años. Con la noche empiezan a aparecer gente de mal aspecto, se ve algún enfermo mental y mendigos entre el gentío. Volvemos a subir a la zona del hotel, encontramos un bar que vende empanadas bolivianas para cenar y tras cenar unas empanadas, una sopa y una humita nos volvemos para el hotel.
La Paz me ha gustado mucho y eso que es raro que me guste una ciudad. Imagino que el ser el día del peatón ha ayudado mucho.