Hoy toca día duro. Subimos al Cerro Toco a 5609 metros. Track de la Etapa: GPS
Nos hemos levantado a las 6:30. Hemos preparado todo. Las mochilas con lo justo: Botella por cabeza, dos plátanos, dos barritas, el trípode y la cámara. La ropa de frío, guantes, Gorro, térmica, abrigo y los pantalones gordos. Gafas de sol, bastones y crema solar.
A las 7 nos traen el desayuno y a y media arrancamos. Al cerro toco se va por la carretera que va a la frontera con Bolivia y Argentina, la número 27. Esa carretera no la abren hasta las 8 de la mañana por lo que madrugar es tontería. Aún así hemos llegado a menos diez y estaba abierta, imagino que la acabarían de abrir porque por el camino hemos ido adelantando tráilers cargados con coches que iban a 30 por hora. A los 30 kilómetros aparece el desvío a una carretera de tierra y piedra. Un cartel anuncia que la carretera es peligrosa porque alcanza los 5000 metros y que no hay rescate posible, que actuemos con responsabilidad. Sólo el cartel ya da el toque aventurilla a la ruta. La realidad es que el camino es de tierra pero está bastante bien.
Al poco pasamos por una zona de piedras y arbustos y vemos un conejo grande pegar un brinco, una vizcacha! Son como conejos gordos pero con la cola larga enroscada. Paro el coche y hay un huevo. Están todas encima de las piedras, alguna se dedica a chupar las piedras (imagino que o para comer sal o porque ha meado alguna vizcachita hembra) otras se pelean por conseguir la parte alta de alguna piedra. No se espantan salvo que te acerques muchísimo. Se quedan quietas mirándote y de golpe pegan un brinco y se cambian de piedra.
Tras las vizcachas continuamos el camino. El camino comienza a subir en la parte más complicada de todas pero aun así accesible. Las vistas son muy chulas con el Licancabur y el Juriques a nuestra derecha.
Al subir la cuesta llegamos a una especie de planicie ya a 5000 metros llena de placas de hielo en forma de penitentes (son como pináculos), el camino es gravilla y se conduce fácil. Pasamos el desvío que lleva a las antenas de ALMA, no hay nada que lo indique pero viendo google maps se que ese camino te lleva a las antenas. Poco antes del aparcamiento del Cerro Toco llegamos a un observatorio con varias antenas y una especie de telescopio enorme. Desde aquí se ve a lo lejos todo el complejo de antenas de alma. Yo ya voy emocionado perdido.
Finalmente llegamos a la zona donde se puede aparcar. He dejado el coche cuesta abajo ya que dicen que algunos coches en altura y con frío les puede costar arrancar. Estamos a 5200 pero la verdad que hacen unos 4 grados, sol y nada de viento. Pasamos más frío ayer.
No hay un alma. No se escucha más que algún pajarillo de vez en cuando. Nos preparamos. Viendo que no hacía mucho frío nos dejamos solo la manga larga y el corta vientos. Justo cuando empezamos a andar vemos que llega una furgoneta, menos mal. Lo de que no haya ni un alma mola pero si tenemos algún problema viene bien que haya alguien más.
La subida se hace algo dura, Belen va delante y yo voy siguiendo su ritmo. La ruta realmente es como subir al castillo de la asomada pero a 5500 metros. Belén va pasito a pasito y bien que me viene porque de ser yo me vengo arriba y termino fatigándome. A esta altura el corazón se te sale del pecho y tienes la sensación constante de que falta aire por lo que vas hiperventilando. Andando a paso cofradía y las pulsaciones a mil, en la subida ninguna sensación de mal de altura.
La zona del cerro toco el suelo es todo gravilla de azufre por lo que tiene un color amarillento como las montañas que le rodean, se ven placas de hielo que hay que pisar en algún tramo y finalmente tras una hora y media llegamos a la cima. La cima es genial porque las vistas te las encuentras de golpe. Son unas vistas espectaculares. Se ve el Licancabur de frente y el volcán de al lado se llega a ver el cráter, la parte boliviana con la laguna blanca y todo el desierto de Atacama con la altiplanicie tachonada de volcanes y a los lejos las antenas de alma. La cima tiene uno montones de piedra con unos palos y unas banderas que quedan perfectas en la foto. No corre ni pizca de viento por lo que estamos un buen rato comiendo y descansando.
Tras vernos ya con las fuerzas repuestas comenzamos a bajar. Nada más empezar nos cruzamos con los de la furgoneta que llegaba cuando nosotros empezábamos. Si nosotros llevábamos paso semana santero a estos hay que hacer un time lapse pare verlos en movimiento. La bajada en principio se puede hacer por una pedrera pero resulta que hay una placa de hielo enorme que hace imposible bajar por ahí. Bajamos por dónde hemos venido pero en vez de zigzagueando vamos todo recto clavando talones en la gravilla. En 30 minutos estábamos abajo. Yo he terminado con dolor de cabeza que por narices ha sido mal de altura. No se me quitaba con paracetamol y cuando hemos llegado a San Pedro ha desaparecido. Lo raro es que no me hubiera dado mal de altura, subir más de 2000 metros en tan poco tiempo y con dos días de aclimatación no es suficiente. Belén también llevaba la cabeza medio embotada pero menos.
Una vez que hemos llegado al coche nos hemos cambiado las botas por zapatillas y hemos seguido ruta. Al bajar del aparcamiento del cerro toco se ven a la izquierda las antenas de alma. La tentación de ir a las antenas es tal que no me he podido contener, son solo diez km desde Cerro Toco. Belén no estaba muy por la labor pero al final ha aceptado acercarnos con resignación. El camino hasta las antenas es una pista de gravilla que se recorre fácil pero te encuentras varias placas de hielo que con atención se sortean fácil. El entorno es la leche, montañas marrones sin más vegetación que unos diminutos arbustillos amarillos. El camino desemboca en la pista de Alma. Dejamos la primera antena a la derecha y vemos un 4*4 que se aproxima. Me cago un poco porque se supone que no deberíamos estar ahí, pero también es cierto que no nos hemos encontrado un solo cartel de prohibido el paso. El 4*4 pasa de nosotros y sigue su camino así que ya sí que hay que acercarse a la explanada de las antenas. Las antenas están detrás de un cerrillo. Nos vamos acercando, se ve la parte de arriba de las antenas cuando aparece otro 4*4 en frente, para y le cuento una milonga "venimos de subir el cerro toco, queríamos ir a Toconao y el GPS nos ha traído por aquí". El hombre iba con suministro de oxígeno puesto en la nariz y muy amablemente nos ha dicho que vayamos al edificio central para que nos den permiso para cruzar hasta Toconao y que además nos darán agua. Seguidamente se ha ido y ya sí que, sin miedo, nos hemos acercado hasta las antenas. Al lado del camino hay unas placas de hielo enormes. No nos hemos acercado al edificio porque ya me veía que nos hacían ir hasta Toconao. Una de las antenas la tenía como a cien metros. Belén, al verme la intención, me ha dicho "Dani por favor, vámonos" le he mirado con cara de pena, me he bajado del coche y me he ido corriendo a la antena. Bajo la antena se escucha el ruido que hace y ahí ya sí que parece que estés en un documental. Lo espectacular no son solo las antenas es el escenario en sí, el ruido que hacen, a 5000 metros rodeados de montañas marrones, el conjunto es auténtico. Sin duda una de las escenas del viaje que será imborrable por muchos años que pasen.
De vuelta al coche y tras la carrera que me he pegado tenía la cabeza que me iba a reventar. He recuperado el aliento y más contento que un niño chico hemos deshecho el camino hasta Cerro Toco. Es increíble la seguridad que hay para acceder a alma desde el acceso principal en Toconao y lo fácil que ha sido acceder aquí. Imagino que el que estén a 5000 metros lo consideran suficientemente disuasorio.
Llegado a Cerro Toco cogemos el desvío para la carretera del salar de tara. Por el camino paramos en un mirador a comer y continuamos hasta los monjes de la pacana.
Los monjes de la pacana es una explanada enorme de gravilla con piedras grandes diseminadas con formas que a alguien debieron sugerirles monjes. No hay nadie y pasearse con el todo terreno es una gozada. Hasta belén ha conducido. Puedes ir de un lado para otro girando, subiendo, bajando... todo esto en un escenario chulísimo. Imagino que dentro de poco prohibirán acceder con 4*4 porque está todo lleno de huellas de gente que, como yo, se recorre la explanada sin rumbo.
En los monjes de la pacana se nos han hecho las 16:30. Entre que no se me quitaba el dolor de cabeza, el hartazgo de coche y que no queríamos llegar de noche nos hemos vuelto. Menos mal que nos hemos vuelto a tiempo porque hemos pasado el control de acceso a las 17:40 y resulta que cerraban a las 18:00. Si llegamos a marear un poco más nos quedamos sin poder acceder a San Pedro de Atacama. Seguro que habría tenido solución pero habría sido una liada.
Ya en San pedro mi dolor de cabeza había desaparecido. Nos hemos duchado, hemos ido a comprar cosillas para mañana y hemos acabado cenando medio pollo en un bar auténticamente cutre. Después del pollo al llegar a la habitación casi no me da tiempo ni a poner el despertador, hemos muerto.
Nos hemos levantado a las 6:30. Hemos preparado todo. Las mochilas con lo justo: Botella por cabeza, dos plátanos, dos barritas, el trípode y la cámara. La ropa de frío, guantes, Gorro, térmica, abrigo y los pantalones gordos. Gafas de sol, bastones y crema solar.
A las 7 nos traen el desayuno y a y media arrancamos. Al cerro toco se va por la carretera que va a la frontera con Bolivia y Argentina, la número 27. Esa carretera no la abren hasta las 8 de la mañana por lo que madrugar es tontería. Aún así hemos llegado a menos diez y estaba abierta, imagino que la acabarían de abrir porque por el camino hemos ido adelantando tráilers cargados con coches que iban a 30 por hora. A los 30 kilómetros aparece el desvío a una carretera de tierra y piedra. Un cartel anuncia que la carretera es peligrosa porque alcanza los 5000 metros y que no hay rescate posible, que actuemos con responsabilidad. Sólo el cartel ya da el toque aventurilla a la ruta. La realidad es que el camino es de tierra pero está bastante bien.
Al poco pasamos por una zona de piedras y arbustos y vemos un conejo grande pegar un brinco, una vizcacha! Son como conejos gordos pero con la cola larga enroscada. Paro el coche y hay un huevo. Están todas encima de las piedras, alguna se dedica a chupar las piedras (imagino que o para comer sal o porque ha meado alguna vizcachita hembra) otras se pelean por conseguir la parte alta de alguna piedra. No se espantan salvo que te acerques muchísimo. Se quedan quietas mirándote y de golpe pegan un brinco y se cambian de piedra.

Tras las vizcachas continuamos el camino. El camino comienza a subir en la parte más complicada de todas pero aun así accesible. Las vistas son muy chulas con el Licancabur y el Juriques a nuestra derecha.

Al subir la cuesta llegamos a una especie de planicie ya a 5000 metros llena de placas de hielo en forma de penitentes (son como pináculos), el camino es gravilla y se conduce fácil. Pasamos el desvío que lleva a las antenas de ALMA, no hay nada que lo indique pero viendo google maps se que ese camino te lleva a las antenas. Poco antes del aparcamiento del Cerro Toco llegamos a un observatorio con varias antenas y una especie de telescopio enorme. Desde aquí se ve a lo lejos todo el complejo de antenas de alma. Yo ya voy emocionado perdido.


Finalmente llegamos a la zona donde se puede aparcar. He dejado el coche cuesta abajo ya que dicen que algunos coches en altura y con frío les puede costar arrancar. Estamos a 5200 pero la verdad que hacen unos 4 grados, sol y nada de viento. Pasamos más frío ayer.
No hay un alma. No se escucha más que algún pajarillo de vez en cuando. Nos preparamos. Viendo que no hacía mucho frío nos dejamos solo la manga larga y el corta vientos. Justo cuando empezamos a andar vemos que llega una furgoneta, menos mal. Lo de que no haya ni un alma mola pero si tenemos algún problema viene bien que haya alguien más.

La subida se hace algo dura, Belen va delante y yo voy siguiendo su ritmo. La ruta realmente es como subir al castillo de la asomada pero a 5500 metros. Belén va pasito a pasito y bien que me viene porque de ser yo me vengo arriba y termino fatigándome. A esta altura el corazón se te sale del pecho y tienes la sensación constante de que falta aire por lo que vas hiperventilando. Andando a paso cofradía y las pulsaciones a mil, en la subida ninguna sensación de mal de altura.

La zona del cerro toco el suelo es todo gravilla de azufre por lo que tiene un color amarillento como las montañas que le rodean, se ven placas de hielo que hay que pisar en algún tramo y finalmente tras una hora y media llegamos a la cima. La cima es genial porque las vistas te las encuentras de golpe. Son unas vistas espectaculares. Se ve el Licancabur de frente y el volcán de al lado se llega a ver el cráter, la parte boliviana con la laguna blanca y todo el desierto de Atacama con la altiplanicie tachonada de volcanes y a los lejos las antenas de alma. La cima tiene uno montones de piedra con unos palos y unas banderas que quedan perfectas en la foto. No corre ni pizca de viento por lo que estamos un buen rato comiendo y descansando.



Tras vernos ya con las fuerzas repuestas comenzamos a bajar. Nada más empezar nos cruzamos con los de la furgoneta que llegaba cuando nosotros empezábamos. Si nosotros llevábamos paso semana santero a estos hay que hacer un time lapse pare verlos en movimiento. La bajada en principio se puede hacer por una pedrera pero resulta que hay una placa de hielo enorme que hace imposible bajar por ahí. Bajamos por dónde hemos venido pero en vez de zigzagueando vamos todo recto clavando talones en la gravilla. En 30 minutos estábamos abajo. Yo he terminado con dolor de cabeza que por narices ha sido mal de altura. No se me quitaba con paracetamol y cuando hemos llegado a San Pedro ha desaparecido. Lo raro es que no me hubiera dado mal de altura, subir más de 2000 metros en tan poco tiempo y con dos días de aclimatación no es suficiente. Belén también llevaba la cabeza medio embotada pero menos.
Una vez que hemos llegado al coche nos hemos cambiado las botas por zapatillas y hemos seguido ruta. Al bajar del aparcamiento del cerro toco se ven a la izquierda las antenas de alma. La tentación de ir a las antenas es tal que no me he podido contener, son solo diez km desde Cerro Toco. Belén no estaba muy por la labor pero al final ha aceptado acercarnos con resignación. El camino hasta las antenas es una pista de gravilla que se recorre fácil pero te encuentras varias placas de hielo que con atención se sortean fácil. El entorno es la leche, montañas marrones sin más vegetación que unos diminutos arbustillos amarillos. El camino desemboca en la pista de Alma. Dejamos la primera antena a la derecha y vemos un 4*4 que se aproxima. Me cago un poco porque se supone que no deberíamos estar ahí, pero también es cierto que no nos hemos encontrado un solo cartel de prohibido el paso. El 4*4 pasa de nosotros y sigue su camino así que ya sí que hay que acercarse a la explanada de las antenas. Las antenas están detrás de un cerrillo. Nos vamos acercando, se ve la parte de arriba de las antenas cuando aparece otro 4*4 en frente, para y le cuento una milonga "venimos de subir el cerro toco, queríamos ir a Toconao y el GPS nos ha traído por aquí". El hombre iba con suministro de oxígeno puesto en la nariz y muy amablemente nos ha dicho que vayamos al edificio central para que nos den permiso para cruzar hasta Toconao y que además nos darán agua. Seguidamente se ha ido y ya sí que, sin miedo, nos hemos acercado hasta las antenas. Al lado del camino hay unas placas de hielo enormes. No nos hemos acercado al edificio porque ya me veía que nos hacían ir hasta Toconao. Una de las antenas la tenía como a cien metros. Belén, al verme la intención, me ha dicho "Dani por favor, vámonos" le he mirado con cara de pena, me he bajado del coche y me he ido corriendo a la antena. Bajo la antena se escucha el ruido que hace y ahí ya sí que parece que estés en un documental. Lo espectacular no son solo las antenas es el escenario en sí, el ruido que hacen, a 5000 metros rodeados de montañas marrones, el conjunto es auténtico. Sin duda una de las escenas del viaje que será imborrable por muchos años que pasen.



De vuelta al coche y tras la carrera que me he pegado tenía la cabeza que me iba a reventar. He recuperado el aliento y más contento que un niño chico hemos deshecho el camino hasta Cerro Toco. Es increíble la seguridad que hay para acceder a alma desde el acceso principal en Toconao y lo fácil que ha sido acceder aquí. Imagino que el que estén a 5000 metros lo consideran suficientemente disuasorio.
Llegado a Cerro Toco cogemos el desvío para la carretera del salar de tara. Por el camino paramos en un mirador a comer y continuamos hasta los monjes de la pacana.
Los monjes de la pacana es una explanada enorme de gravilla con piedras grandes diseminadas con formas que a alguien debieron sugerirles monjes. No hay nadie y pasearse con el todo terreno es una gozada. Hasta belén ha conducido. Puedes ir de un lado para otro girando, subiendo, bajando... todo esto en un escenario chulísimo. Imagino que dentro de poco prohibirán acceder con 4*4 porque está todo lleno de huellas de gente que, como yo, se recorre la explanada sin rumbo.

En los monjes de la pacana se nos han hecho las 16:30. Entre que no se me quitaba el dolor de cabeza, el hartazgo de coche y que no queríamos llegar de noche nos hemos vuelto. Menos mal que nos hemos vuelto a tiempo porque hemos pasado el control de acceso a las 17:40 y resulta que cerraban a las 18:00. Si llegamos a marear un poco más nos quedamos sin poder acceder a San Pedro de Atacama. Seguro que habría tenido solución pero habría sido una liada.
Ya en San pedro mi dolor de cabeza había desaparecido. Nos hemos duchado, hemos ido a comprar cosillas para mañana y hemos acabado cenando medio pollo en un bar auténticamente cutre. Después del pollo al llegar a la habitación casi no me da tiempo ni a poner el despertador, hemos muerto.