En un nuevo capítulo de nuestro viaje por Andalucía en la última semana de febrero, del que me estoy ocupando en las últimas etapas de este Diario, hoy le toca el turno a un lugar al que le tenía bastantes ganas, pues me lo habían recomendado y se nos quedó pendiente en la escapada que hicimos algunos meses atrás al Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Se trata del paraje conocido como la Cueva del Agua, en las inmediaciones del Santuario de Tiscar y cerca de la población de Quesada, en la provincia de Jaén.
Localización de la Cueva del Agua de Tiscar en el mapa peninsular de Google Maps.
Aunque las distancias finales no son excesivas (366 Km. desde Madrid, 131 Km. desde Granada o 112 Km. desde Jaén capital), el problema de este sitio es que no pilla de paso en los viajes de larga distancia desde el norte y el centro de España hacia Andalucía, salvo quienes se dirijan a la zona de Guadix, o los que visiten Baeza y Úbeda (56 Km) y/o la Sierra de Cazorla (la población de Cazorla se encuentra a 25 kilómetros) y lo incluyan como una excursión opcional.
Ruta por carretera desde Madrid según Google Maps.
Como el día anterior habíamos estado visitando Castril (Granada) y pasamos la noche en Pozo Alcón, a 17 kilómetros de distancia, decidimos parar allí en nuestra ruta de regreso a Madrid. De camino, desde el coche, pudimos contemplar un paisaje salpicado de colores pese al día nublado, árido y despoblado pero muy atractivo para nuestros gustos. Estábamos en la estribaciones del desierto de Gorafe, que tenemos muchas ganas de visitar lo antes posible. De hecho lo teníamos como una opción en este viaje, si bien, al final, nos decantamos por la Vereda de la Estrella, cerca de Sierra Nevada.
Ejemplos de paisajes que nos encontramos circulando por la carretera desde Pozo Alcón a Quesada.
En cualquier caso, las posibilidades de llegar y combinarse con otras excursiones son varias y merece la pena acercarse, aunque como ya he dicho el sitio se encuentra en una ubicación un poco recóndita, lo que quizás contribuye a la conservación de su belleza natural.
Entorno de la Cueva.
El puerto de Tiscar, a 1.189 metros de altitud sobre el nivel del mar, nos ofrece una amplia perspectiva en la que se aprecia la típica vegetación mediterránea de la zona, con pinares, encinas, retamas y romeros. El día de nuestra visita comenzó a torcerse el buen tiempo de que habíamos disfrutado durante toda nuestra semana andaluza y el cielo gris propiciaba un ambiente algo tenebroso que, no obstante, le sentaba muy bien al Castillo de la Peña Negra, encaramado en un afilado pico y al que, según nos comentaron, se puede llegar en una pequeña ruta de senderismo en combinación con la visita de la cueva. Lamentablemente, no podíamos entretenernos demasiado y nos tuvimos que conformar con ir a la cueva, lo que no estuvo nada mal
.Entorno y Castillo de la Peña Negra.
La Cueva del Agua se encuentra en la carretera A-6206, junto al Santuario de Tiscar, y la población más cercana es Quesada, a unos 14 kilómetros de distancia. El acceso está bien señalizado y no hay problemas en llegar utilizando un navegador, por ejemplo. Hay bastante sitio para aparcar en los alrededores, pero en fines de semana y periodos vacacionales el asunto puede complicarse. Nosotros fuimos un domingo, sobre las once y media de la mañana, y aparcamos con facilidad en la propia entrada al túnel que conduce a la cueva. Luego, cuando nos íbamos, había ya bastante gente y se llenó esa zona más próxima, con lo cual los recién llegados debían dejar el coche en los aparcamientos que se sitúan en la cuneta de la carretera, lo que, en cualquier caso, supone únicamente caminar algunas docenas de metros más. Sin embargo, es muy conveniente evitar en lo posible las aglomeraciones para recorrer la cavidad y admirar las cascadas con tranquilidad. En fin, nada nuevo.
Ruta desde Quesada, la población más cercana, según Google Maps.
Curiosamente, aunque el lugar es propiedad privada, la entrada es gratuita y el recorrido libre. Se accede a través de un túnel de unos diez metros de largo y poco más de metro de altura, así que hay que agacharse para recorrerlo. No hace falta linterna.
Túnel de entrada.
El panel informativo lo presenta como un sendero de 100 metros de longitud, con un nivel de dificultad fácil y unos 15 minutos de duración. Hay bastantes escaleras y algún tramo puede resultar resbaladizo por el agua y la humedad, pero el recorrido está acondicionado y la vista panorámica también es muy bonita desde arriba, así que merece la pena igualmente para personas con problemas de movilidad.
Panel informativo en el acceso.
Vista de la cueva a la salida del túnel.
Vista de la cueva a la salida del túnel.
Desde un punto de vista geológico, la gran cavidad responde a una formación caliza resultado de la erosión superficial de las rocas del Monte del Caballo por el río Tiscar, cuyas aguas se encajonan y se entremeten en la montaña y, aprovechando el gran desnivel, forman saltos, cascadas de hasta 20 metros, fuentes y pilones. Por cierto que hace algunos meses la Junta de Andalucía lo declaró Monumento Natural, con lo cual su protección se ha incrementado.
También es conocida como la Cueva de la Virgen de Tiscar por una leyenda que asegura que la Virgen se apareció al reyezuelo del lugar, en 1319, mientras los cristianos acechaban el castillo de Tiscar para su conquista. Existen varias versiones de dicha leyenda, una de ellas cuenta que Mahomad Abdon ordenó arrojar la imagen desde las almenas a la cueva, que se encontraba a los pies de la fortaleza, pero la imagen volvió a subir al castillo y lo hizo todas las veces que el rey intentó deshacerse de ella, hasta que la partió en mil pedazos con su daga. Cuando vencieron en la batalla, los cristianos recopilaron los trozos y los llevaron a Toledo para reparar la talla. Milagrosamente, ésta volvió a aparecer en la cueva, donde se erigió una pequeña capilla. Actualmente, se conserva una imagen de la Virgen, rodeada de velas, en un recoveco intrincado pero perfectamente visible desde casi todos los lados.
Otro rasgo característico de esta cavidad es su fantástica acústica, razón por la cual el Ayuntamiento de Quesada organiza numerosos conciertos de música en su interior, sobre todo en verano. En cuanto a la visita en sí, una vez cruzado el túnel, se llega a una especie de balcón panorámico que ofrece una visión casi completa de la cueva y que, realmente, sorprende por su amplitud y su belleza: la enorme gruta, el pilón sobre el que derrama una preciosa cascada, el paisaje de fondo, así como un buen número de empinadas escaleras que aguardan si se quiere ver todo más de cerca. Y, naturalmente, no hay casi nadie que no quiera.
Lo que nos encontramos al salir del túnel.
Hacia la derecha, el camino habilitado nos llevó hacia el curso encajonado del río, que se desliza desde lo alto de las rocas y que, en un paisaje casi idílico, nos permitió contemplar uno de los rincones más bonitos de la cueva.
Retrocedimos hasta alcanzar de nuevo las escaleras y, otra vez a la derecha, prácticamente escondido, vimos un hueco que en cinco o seis escalones nos condujo a una abertura desde la cual pudimos contemplar el agua formando una preciosa cascada. No os lo perdáis. Ojo, que es fácil pasarlo por alto.
Cuando terminamos de bajar las escaleras llegamos una especie de pequeña explanada. A la izquierda se abre un balcón panorámico hacia la Aldea de Belarda y el monte exterior que, además, permite contemplar las dimensiones de la cueva y el juego de los colores de sus paredes incrustadas de musgo. Igualmente, pudimos distinguir la diminuta figura de la imagen de la Virgen de Tiscar, rodeada de velas, en el fondo de una oquedad.
Aquí se sitúa el final del recorrido, frente al llamado Pozo Azul, que recibe con estruendo el agua que se derrama por un tubo natural, formando otra preciosa cascada, cuya belleza queda realzada por las paredes de roca forradas de hiedra y musgo, con sus colores verdes, grises, marrones y negros. Muy bonito.
En resumen, una visita cortita, pero que merece mucho la pena tanto por el lugar en sí como por el entorno. Y, además, es gratis. Muy recomendable y perfecta para combinar con otras excursiones por la zona.