Cogimos el primer ferry del día con destino a La Gomera que salía a las 9:30h. con la compañía Fred Olsen Express, fuimos temprano para ponernos a la cola de los turismos así poder embarcar de los primeros, pero cuando llegamos ya habían una decena de coches delante nuestro, hay que ver que madrugadora que es la gente. El trayecto tuvo una duración de cincuenta minutos con el mar en calma, que siempre es de agradecer, ya que mi esposa tiene tendencia a marearse en los barcos.
Una vez en San Sebastián de la Gomera, que fue donde desembarcamos, iniciamos el recorrido de la isla, nuestro primer destino el mirador de la punta, durante el trayecto nos detuvimos en algunos miradores en la zona del Parque Natural Majona.
Desde el mirador de la punta disfrutamos de unas preciosas vistas del valle de Hemigua, repleto de plantaciones de plataneras cultivadas en bancales desembocando en una playa de guijarros negros, creando un bonito contraste con la espuma de las olas.
Visitamos la población de Agulo, que es la más cercana al mirador, nos coincidió con alguna celebración, supongo que era el Corpus, ya que encontramos a varios lugareños haciendo alfombras de arena de colores en medio de las calles. Seguimos con nuestro relajante paseo por la localidad viendo su ayuntamiento, la iglesia y las casas coloreadas.
En unos quince minutos de conducción llegamos al centro de visitantes del Parque Nacional Garajonay, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1986 por la Unesco.
El nombre de Garajonay se debe a la leyenda indígena del amor entre la princesa Gara de Gomera y Jonay de Tenerife, que al igual que en Romeo y Julieta, ante la desaprobación de su amor por sus familias, se suicidaron clavándose una lanza de madera y tirándose desde el pico más alto de la isla.
Iniciamos el recorrido del parque en coche, a través de sus bosques de laurisilvas, que significa selva de laureles. Aunque hacía un día muy soleado, en el interior de estos bosques hay mucha sombra gracias a su tupida vegetación, una situación ideal para circular con el coche sin capota, con carreteras de baja velocidad, sombreadas y una agradable temperatura exterior.
En la ruta hicimos varias paradas para fotografiar el bosque, con sus troncos llenos de musgo y lianas de líquenes colgando de las ramas, creando una sensación parecida a los bosques que salen en las películas tenebrosas.
Al llegar al otro extremo del parque en el Valle Gran Rey, desapareció el bosque volviéndose el terreno más seco con abundantes cactus a orillas de la carretera.
Era mediodía, así que decidimos comer en el restaurante del Mirador del Palmarejo o de César Manrique, que dispone de unas extraordinarias vistas al valle, ya que las mesas están pegadas a un inmenso cristal-mirador, si alguna vez visitáis la isla os recomiendo aunque sea tomar algo aquí para disfrutar del paisaje.
Tras la comida, hicimos unas cuantas fotos y vídeo más desde el mirador al valle gran rey y emprendimos el camino de regreso, realizando algunas paradas durante el trayecto dentro del parque y en los varios miradores que nos íbamos encontrando, a destacar los inmensos conos de lava que se pueden ver desde el mirador del Morro de Agando, seguimos descendiendo encontrándonos el mirador Degollada de Peraza con vistas a Vegaipala, Jerduñe y el Cabrito en la vertiente del sur y del Barranco de La Laja por el norte.
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Al llegar a la Villa o mejor dicho San Sebastián de la Gomera dimos un paseo por la zona del casco histórico, visitando la iglesia de la Asunción construida sobre una antigua ermita donde dicen oró Cristóbal Colón antes de viajar hacia las Américas, la calle Real con sus edificios coloniales, el ayuntamiento con sus preciosos balcones canarios, la plaza constitución con sus inmensos ficus, junto a la plaza encontramos la Casa del Pozo de la Aguada donde según cuentan, Cristobal Colón tomó el agua para bendecir el “Nuevo Mundo” y visitamos la Casa Bencomo, un relajante recorrido por la encantadora capital de la Gomera.
Volvimos a embarcar en el ferry que nos llevaría de regreso a Tenerife, una vez desembarcamos nos dirigimos al hotel para descansar, cenar y disfrutar de otro espectáculo turístico, esta vez dedicado al grupo Abba.