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Decía el genio Salvador Dalí que Perpignan era “el centro del mundo”.
La estación de Perpiñán o Mística de la estación de Perpiñán o con su nombre completo Gala contemplando a Dalí en estado de ingravidez sobre su obra de arte ‘Pop, Op, Yes, Yes, Pompier’, es un cuadro pintado en 1965 por el artista catalán y que resume, de modo onírico, aspectos relevantes de su vida. En 1929 Gala se apeó en esa estación junto al que entonces era su marido, Paul Eluard, y se quedó para siempre con Dalí, siendo la mayor de sus musas y su compañera. Para Dalí esa estación, por la que transitaban tantas personalidades, no podía ser algo distinto al centro del mundo.
Hoy el cuadro está el museo Ludwig de arte moderno pero la estación allí sigue.
Perpignan está situada en la región de Languedoc-Rosellón, a orillas del curso inferior del río Têt, entre los Pirineos y el Mediterráneo. Es capital del departamento de los Pirineos Orientales desde la Revolución Francesa.
Fundada en el siglo X, pronto se convirtió en la capital del Condado de Rosellón. Se integró en la Corona de Aragón en 1172, con el testamento de Gerardo II de Rosselló, conde de Empúries. Perpignan está considerada como la capital de la llamada Catalunya Nord, donde se hablan tanto el francés como el catalán. Ojo, no nos equivoquemos. A la práctica tampoco encontramos a tanta gente que hable catalán (en los restaurantes, por ejemplo). En la Edad media fue pasando de manos aragoneso-catalanas a francesas y viceversa. Durante la rebelión de Cataluña, la Guerra dels Segadors, de 1640, Perpignan fue ocupada por tropas francesas apoyadas por los sublevados catalanes. Tras la rendición de Barcelona ante el rey Felipe IV, la Generalitat de Cataluña se trasladó allí. La firma de la Paz de los Pirineos (1659) entre los reyes de Francia y España certificó la cesión de Perpignan, junto con el resto de territorios catalanes que formarían la provincia del Rosellón, a la corona francesa. En 1660 la Generalitat fue suprimida por la monarquía francesa.
Durante la Guerra Civil Española (1936-1939), Perpignan, junto con otras ciudades del Mediodía francés, acogió a numerosos exiliados republicanos españoles, principalmente catalanes.
La primera vez que se menciona el nombre de la ciudad de Perpignan es en un documento del año 927, con la forma Perpinianum. Después el nombre fue sufriendo algunas variaciones, siendo Perpenyà la más usada. Una versión extendida dice que proviene del nombre de un importante soldado romano llamado Perpenna. Otra hipótesis dice que proviene del árabe y significaría "pozo de construcciones".
Las especialidades gastronómicas son los boles de Picoulat, la bullinada, la escalibada de legumbres, los caracoles a la catalana, las bougnettes, l’ollada, los barazos de gitano…
Las "Bolas de Picolat" son albóndigas de carne picada servida con alubias blancas en una salsa picante de tomate, aceitunas verdes, setas y piñones. La bullinada es una sopa de pescado parecida a la bulabessa. Las bougnettes también son típicas en algunas zonas de Catalunya (se llaman orelletes). Están hechas de una masa de levadura hecha de harina, huevos, mantequilla, ralladura de limón y agua de azahar. Después se fríen y se pone azúcar. Son deliciosas. L'ollada es parecida a la escudella catalana.
En la ciudad podemos encontrar una gran variedad de restaurantes y hoteles.
A Perpignan podemos llegar en coche o tren. También tenemos la opción del autobús. Nosotros usamos la compañía Flixbus. Hemos viajado bastante con ellos a y por Francia y no tenemos queja. Encontramos una oferta especial a 5 euros el trayecto por persona. El trayecto es de dos horas y media aproximadamente desde Estació del nord de Barcelona. Llega a la Gare Routière de Perpignan. Como viene siendo habitual en muchas ciudades francesas está próxima a la estación de trenes. Entre ambas estaciones encontramos el centro comercial Centre del món.
La llegada del tren a Perpignan tuvo lugar en 1858 con la llegada de la línea Narbona-Perpignan que luego continuaría hasta la frontera con España. Los primeros trenes se detenían en una estación provisional situada en Le Vernet hasta que se concluyó la construcción de un puente sobre el Tét, el río que pasa por la ciudad.
A esta estación llegan trenes normales y de alta velocidad. Desde Barcelona Sants se llega en tren en una hora 20 minutos aproximadamente.
Desde allí tenemos unos 20-25 minutos, depende de cómo caminemos, hasta el centro de la ciudad. Si no queremos caminar podemos coger el autobús urbano número 1.
Yo recomiendo hacer como hicimos nosotros e ir andando por la Avenida Charles de Gaulle. Poco tiene de avenida, no nos engañemos. Pero hay edificios de finales del siglo XIX y principios del XX y tiene cierto encanto. Tampoco es muy larga. En esa calle y aledaños hay algún alojamiento turístico, tiendas y locales de restauración.
Al llegar al final encontraremos una calle muy grande de doble sentido, Cours Lazare Escarguel. Si pasamos al otro lado encontramos la Plaza de Catalunya, donde hay una estatua de Dalí. Hay palmeras, fuentes que brotan del suelo y un gran edificio donde se ha instalado una tienda de Fnac. Por detrás se accede a la ciudad antigua.
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