En ocasión de mi cincuenta aniversario, mi esposa me regaló un maravilloso viaje sorpresa a la ciudad de Londres, pues yo le había comentado en varias ocasiones que me hacia especial ilusión regresar a la capital de Gran Bretaña, ya que hacia bastante tiempo de la última vez que la visitamos que fue a finales del siglo XX, hay que ver como pasa el tiempo.
Aprovechamos los primeros días de Noviembre coincidiendo con la festividad de todos los santos, una época en la que suele hacer una buena temperatura, sin demasiado frío ni calor.
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Volamos con la compañía easyJet que suele tener precios bastante económicos en sus vuelos directos desde Barcelona a Londres. www.easyjet.com/es .
Nos alojamos en un hotel muy céntrico, pero también muy masivo, lo que hacia que desayunar fuera una “misión imposible”, con unas enormes colas de turistas para conseguir una bandeja y elegir tu desayuno, tan solo os diré que, un par de días pasamos de desayunar en el hotel y lo hicimos en un bar cercano y eso que lo teníamos incluido, se llama hotel Presidente.
1 de Noviembre
Salimos de Barcelona en el vuelo de las 10:35h, la idea era salir bastante temprano para así aprovechar al máximo nuestra estancia en Londres, al ser pocos días hay que maximizar el tiempo.
Tras un vuelo de apenas dos horas y media aterrizamos en Gatwick a las 11:55 h. hora local, como allí tienen una hora menos que nosotros apenas habíamos perdido una hora y media en el trayecto.
Para acceder al centro, cogimos el tren en la misma estación del aeropuerto, hay dos opciones el normal que tarda casi una hora, o el Gatwick Express mucho más rápido que nos llevó al centro de la ciudad en poco más de media hora, el trayecto sale por 19.90£ . www.gatwickexpress.com/ .
Una vez dejamos las maletas en el hotel, salimos a comer algo en un food track cercano. Cruzamos el parque Rusell Square, en aquellos momentos el césped estaba cubierto por un manto de hojas ocres, dándole un precioso tono otoñal, pudimos ver algunas de las típicas ardillas que habitan en los parque londinenses y que tanta gracia nos hacen.
Tras la comida salimos a recorrer la ciudad, iniciando las visitas por el Museo Británico, que lo teníamos tan solo a tres calles de distancia desde nuestro hotel, mis recuerdos de la vez anterior eran bastante difusos, en mi memoria recordaba todas las estatuas monumentales de los persas mucho más grandes, casi el doble de lo que realmente son, fue muy curiosa esta circunstancia, ya que tanto el Big Ben como Piccadilly Circus también los recordaba inmensos, pero veinte años después se han encogido o quizás al ser Gran Bretaña de los primeros países que visité me impresionó mucho más todo lo que vi en aquellos años.
En el año 2003 el Museo Británico se amplió y reformó parcialmente con el diseño a cargo del arquitecto Norman Foster, cubriendo su gran patio central, ganando 6.700 metros cuadrados más de museo, actualmente la zona de Egipto con sus enigmáticas momias es mucho más espectacular, realmente con las últimas ampliaciones el museo ha ganado mucho atractivo. info : www.britishmuseum.org/ .
Una vez terminada la visita al museo seguimos recorriendo la ciudad, bajando por la calle Tottenham Court Rd, pasando frente al teatro Dominion de estilo Art Deco inaugurado en 1930.
Fuimos introduciéndonos por el ambientado barrio del Soho, situado en la zona del West End, con sus decenas de restaurantes, tiendas y lugares de ocio.
Al llegar a la calle Gerrard Street entramos de lleno en el Chinatown londinense, con sus puertas de acceso tan características y los patos laqueados colgando de los escaparates de sus restaurantes, fue muy entretenido pasear por estas calles con tanto ambiente, además estaba anocheciendo por lo que todos los locales ya habian encendido las luces dándole más encanto todavía al barrio.
Siguiendo la calle Gerrard Street, justo antes de llegar a Leicester Square, nos encontramos con la divertida tienda de m&m en la que entramos para visitarla, son tiendas muy coloridas donde te puedes hinchar a comprar “chuches” de la famosa marca.
El barrio del Wets End es donde se concentran la mayoría de teatros de la ciudad, con los mejores musicales, al estilo de Broadway en Nueva York, lo que hace que el ocio nocturno esté garantizado.
Pasamos frente a varios teatros con sus inmensas pantallas luminosas anunciando el musical de turno para intentar atraer a la clientela, mientras nos íbamos acercando al emblemático Picadilly Circus, fácilmente reconocible por sus grandes pantallas de vídeo que iluminan toda la zona y famoso punto de encuentro entre la juventud.
Al Llegar a Trafalgar Square era completamente de noche, dicha plaza fue construida en conmemoración de la batalla de Trafalgar, donde la armada británica venció a la armada española, en aquellos momentos estaba a rebosar de turistas, dificultando bastante la tarea de hacerte alguna fotografía, en nuestro caso nos hicimos algunas en las escaleras que conducen a la National Gallery, principal museo de arte de la ciudad.
Siguiendo con nuestro paseo londinense pasamos frente a la calle Downing Street, donde reside el primer ministro británico, que casualmente en ese momento recibía la visita de algún mandatario extranjero, ya que estaba repleto de coche oficiales.
Al llegar frente al Palacio de Westminster, nos encontramos con al emblemático reloj de la ciudad, el Big Ben, donde tuve la misma sensación que en el museo británico, lo recordaba mucho más alto, no se que me pasó en este viaje que por lo visto lo había magnificado todo en mi memoria.
Paseamos por el Westminster Bridge, desde donde disfrutamos de unas estupendas vistas con el London Eye totalmente iluminado, estuvimos valorando si subir a la inmensa noria o no, pero lo descartamos ya que preferíamos seguir con nuestra ruta nocturna por los alrededores de Westminster, con la Iglesia de Santa Margarita, la Abadía de Westminster y varias atracciones turísticas más.
Para cenar lo hicimos en The Old Shades, situado en la calle Whitehall, nº 39, cerca de Trafalgar Square, como manda la tradición elegimos comer sendos Fish & Chips para integrarnos plenamente en la vida londinense.
Con energías renovadas emprendimos el regreso hacia nuestro hotel, disfrutando del gran ambiente nocturno que había en las calles, supongo debido a que eran días festivos.