Templo de luxor
Volvimos de nuevo a nuestro familiar templo. A esa hora el sol lucía alto y daba de lleno en la fachada del primer pilono iluminando las estatuas.
Saludamos otra vez al gran obelisco soltero. Ya saben que el otro que adornaba esta entrada fue llevado a Francia y colocado en la plaza de la Concordia de Paris y que fue cambiado por el reloj de la foto de abajo, de la ciudadela de El Cairo. Lo que quizás no sepan es que el cambio incluía los dos obeliscos pero tras el traslado del primero el otro fue devuelto por ley, sin necesidad de moverlo de su sitio.
El reloj nunca funcionó pero, a juzgar por los andamios, los egipcios quieren ponerlo en marcha (o solo adecentarlo, que nunca se sabe).
Algún dato mas: Las cuatro estatuas sedentes de Ramsés II tienen junto a su pierna otra pequeña estatua de Nefertari ataviada como la diosa Hathor, con los cuernos y el disco solar en la cabeza.
Y otra curiosidad: Durante unos sondeos para comprobar la estabilidad de las columnas de este patio, de Amenofis III, se halló un escondite secreto con varias estatuas de cuarcita roja. Unas 20 de ellas, se exhiben en el museo de Luxor, donde iríamos poco después. El descubrimiento no fue hace mucho tiempo sino en 1990. Abajo tienen la mas bella de todas: la del propio Amenofis III sobre un trineo.
De día las estancias techadas son mas visibles pudiendo observarse mejor los relieves de dioses y faraones.
En un momento llegamos al Museo de la Momificación.