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Esas visitas anteriores no llevan mucho tiempo. De antemano ya habíamos contratado un taxi de la zona para que nos llevara al siguiente punto del recorrido. No tener coche obliga a estas cosas.
Vallbona de les monges dista de Bellpuig unos 17 kilómetros. Nada más llegar llamamos a la puerta como se nos había indicado. Nuestra intención era quedarnos a dormir en la hospedería con pensión completa.
Casi tuvimos el primer desencanto. Nos habíamos retrasado un poco sobre la hora convenida y casi no nos dan de comer. Menos mal que conseguimos convencerles...
Comemos en una sala sencilla, todos los hospedados juntos. Nos asignan una mesa con personas que no conoces y tú pones la mesa. Te dan una servilleta, que luego guardarás allí mismo en un cajero con el número que se te asigne.
La comida es sencilla. Pasta, pollo y mandarinas. Dicen que lo que comen las monjas.
Recogemos la mesa y nos vamos hacia la habitación. La hospedería consta de 20 habitaciones dobles sencillas con cuarto de baño con ducha. Te dan unas sábanas y tú haces la cama. Por supuesto no hay tv.
En pleno invierno a la habitación le cuesta bastante caldearse.
El monasterio goza de visitas guiadas. Dejo enlace:
www.monestirvallbona.cat/ ...s-guiades/
En primer lugar debo decir que estamos ante un importante monasterio de la Orden del Císter y aún en activo (como ocurre con Poblet pero en este caso con monjas).
En 1153 Ramón de Vallbona fundó un cenobio de antiguos eremitas bajo la regla de San Benito. La curiosidad es que era mixto, es decir, de hombres y mujeres.
En 1175 los hombres se trasladaron al Montsant y se quedaron las mujeres, que decidieron acogerse a la Orden del Císter. Tenían los terrenos cedidos en 1163 por el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV. Para dirigir la comunidad se incorporó al año siguiente procedente del Monasterio de Santa María de la Caridad de Tulebras (Navarra) su primera abadesa: Oria Ramírez (1176-1180).
Pronto adquirió mucha fama y empezó a acoger a damas de la nobleza catalana. También contaba con el favor real. De hecho recibió las visitas por Alfonso II el Casto y su esposa Sancha de Castilla o Jaume I el Conquistador. Estos reyes se alojaron en el monasterio y ayudaron económicamente.
El papa Inocencio III les concedió en 1198 y 1200 la inmunidad y protección de bienes. Desde el siglo XIII, Vallbona tiene escuela monacal, donde recibían formación chicas pertenecientes a la nobleza . Dentro de esta escuela estaba el scriptorium, donde un grupo de monjas se dedicaban a copiar y ornamentar los códices. En sus aulas se cultivaba la gramática, la liturgia, la caligrafía, la miniatura, la música y el tejido y bordado.
Desde el siglo XIII recibió muchas donaciones y herencias. En el siglo XIV la abadesa Saurena de Anglesola le compró al rey Pedro III Pedro III la jurisdicción civil y criminal de todas las posesiones del monasterio por 22.000 sueldos barceloneses. Todo esto permitió que se estableciera la baronía de Vallbona. En aquella época la comunidad estaba formada por 150 religiosas, la mayoría pertenecientes a linajes de la nobleza catalana, como los Cardona, Cervera, Queralt, Boixadors, Anglesola, etc.
El siglo XVI ya no fue tan bueno. Uno de los acuerdos del Concilio de Trento prohibía la existencia de comunidades femeninas en lugares despoblados. Eso obligó a las monjas en 1573 a ceder parte de sus tierras a gentes venidas de otros lugares, principalmente habitantes de Montesquiu, para que pudieran asentarse en su entorno y crear así un núcleo de población que derivó en el actual Vallbona de les Monges pueblo.
En los siglos siguientes sufrió los estragos de las guerras sucesivas pero prácticamente nunca ha dejado de haber monjas allí.
Ahora hacen cerámica y tratamiento de textos y partituras de música por ordenador.
La puerta principal está situada en el brazo norte del transepto y que da a la plaza Mayor. Aunque parece que está dispuesta de una manera un poco rara, de lado, el rincón es muy bonito y muy fotogénico. La puerta es de arco de medio punto abocinado con cinco arquivoltas sostenidas en columnas de capiteles con relieves vegetales parecidos a la galería este del claustro y un tímpano esculpido con una figura de la Virgen con Niño bendiciendo con su mano derecha, rodeada de ángeles. Sobre ella se encuentra una cornisa con un friso de arcuaciones ciegas con ménsulas esculpidas con motivos variados.
En el muro norte hay puerta que daría al tramo tercero de la nave, que está cerrada y obstruida por un sarcófago dentro de su arco a manera de arcosolio y sobre el que hay un crismón trinitario de finales del siglo XII. Es francamente curioso pero sobre este muro hay cinco sarcófagos, cuatro románicos del siglo XIII y uno gótico. Todos tienen símbolos heráldicos y en dos se puede leer los nombres de los yacentes : Sibil·la de Guimerà esposa de Guerau Alamany y el otro Miquela Sasala del año 1244. La puerta se obstruyó en el siglo XV o XVI y fue entonces cuando se colocaron ahí esos sepulcros (no era su lugar original).
Uno de los sepulcros, el llamado la Tumba blanca (el segundo) está rodeado de misterio ya no que no tiene inscripciones y los escudos parece que nunca se tallaron. Se cree que aún no estaba acabado y que quien tenía que estar enterrado dentro nunca lo estuvo. Se llama Tumba blanca porque es el más claro de todos.
Pero ¿por qué tantos sepulcros?. Muy sencillo. Durante siglos este lugar que ahora es una bonita plaza fue un cementerio donde se enterraba a las monjas y a aquellos benefactores del monasterio. Así estaban cerca de la iglesia y podían ganarse el cielo. Pero en el siglo XIX ese cementerio ya no se usaba y fue entonces cuando se decidió abrir una plaza para el pueblo. De hecho tampoco es extraño; hay muchos casos así. En Barcelona, por ejemplo, casi todas las plazas que hay delante de iglesias más o menos antiguas en su tiempo fueron cementerio. Aunque en realidad parece que lo que debe decirse para hablar con propiedad es que aquí había un foso porque a la mayoría de la gente, monjas incluso, se le enterraba envuelta en una mortaja y directamente en el suelo. Tampoco había constancia de quien estaba enterrado. Se hacían excepciones, claro, con las abadesas, los reyes o grandes personajes pero ni siquiera en esos casos sus sepulcros eran demasiado ostentosos. Tampoco iba con el carácter de la Orden.
En la plaza también vemos una fuente neoclásica que data del siglo XIX. Curiosamente tiene forma octogonal.
Alrededor de la plaza hoy vemos casas. No podemos olvidar que el monasterio está en un pueblo que tiene el mismo nombre. Hoy esas casas son de particulares pero hubo un momento en que fueron dependencias del propio monasterio. Aquí vivían el cura, el farmacéutico o el médico. En la calle Mayor estaban la hospedería y el hospital de enfermos.
La Iglesia del monasterio se construyó entre los siglos XII y XIV, en la transición del románico al gótico. Tiene planta de cruz latina de una sola nave y cuatro tramos hasta el transepto, que es muy alargado pero más estrecho que la nave, por lo que da lugar a un crucero rectangular que se cubre con un cimborio ochavado que apoya sobre trompas cuya construcción está datado en el siglo XIII.
En los dos brazos del transepto hay sendas capillas absidiales cuadradas. También el ábside principal situado en la cabecera de la nave es cuadrangular liso. El templo se cubre con bóveda de crucería ojival y los ábsides y el crucero con bóvedas de cañón.
Es digna de mención por ser una de las partes más bonitas del monasterio la torre campanario de planta octogonal que se eleva a modo de un segundo cimborrio sobre el tramo segundo de la nave. Es gótica y dicen los expertos que fue todo un avance constructivo. Se edificó durante el mandato de la abadesa Elisenda de Copons entre 1340 y 1348, (hermana del famoso abad Copons de Poblet ). Es el icono del monasterio.
Dentro de la iglesia hay otra cosa que no podemos perdernos. En el presbiterio, al lado derecho del altar, se encuentra el sepulcro de Violante de Hungría esposa de Jaume I, que murió en 1251 en el monasterio de Salas de Huesca, pero fue traslada al monasterio en 1275 y es la fecha de la inscripción de su sarcófago. Ya comenté que Jaume I había visitado varias veces el monasterio y que había ayudado económicamente. No es extraño, pues, que su esposa acabase enterrada aquí. Al ser un monasterio femenino el rey se mandó enterrar en el masculino, Poblet (me remito a mi diario al respecto). Pero no acaba aquí porque al otro lado está el de la hija de ambos, Sancha de Aragón, fallecida en Tierra Santa y trasladada al monasterio. Su sarcófago está sobre tres columnas invertidas en señal de duelo.
En la absiola sur se encuentra una sepulcro perteneciente a Ferrer Alamany de Toralla, fallecido en 1360 y de su esposa Beatriz de Guimerà. En la tapa está la imagen de él vestido de caballero con heráldica en su cota de malla; la figura de la esposa está en un lateral con hábito cisterciense. En el fondo del muro vemos la representación de dos ángeles llevando las almas de los difuntos al cielo.
A la derecha del coro se encuentra la capilla del Corpus Christi, donde vemos la imagen de Santa María de piedra policromada, obra de Guillem Seguer. Del altar de esta capilla se conservan en el Museo Nacional de Arte de Catalunya, dos frontales de altar del siglo XIV. Una verja separa la nave del transepto y de la cabecera del templo.
Muy destacable es también el claustro. Es un cuadrilátero de lados desiguales y se construyó entre el siglo XII y el XV.
El ala sur es la parte más antigua, del siglo XII. Cuando hablé de Poblet en otro diario ya comenté que la orden del Císter era muy austera. Si a ese le añadimos que es románico ya podemos imaginar que no habrá grandes florituras. Consta de tres tramos formados por tres pilares y entre éstos, tres arcos de medio punto sostenidos por parejas de columnas con capiteles totalmente lisos.
El ala este es también románica de la primera mitad del siglo XIII. Tiene cinco tramos divididos por cuatro pilares, bajo arcos de descarga apuntados y rosetones de ocho radios que se unen en el centro con dibujo de carácter islámico, se agrupan triples arcadas de medio punto sobre parejas de columnas y capiteles, ya con motivos esculpidos de carácter vegetal.
El ala norte, la más corta, está integrada por dos amplios huecos ojivales de tracería típicamente gótica y realizada durante el siglo XIV. El ala oeste, la más reciente, es ya renacentista aunque retoma las pretéritas formas románicas y edificada por las abadesas de la familia Caldés en el siglo XV, en los capiteles de las columnas se observan las heráldica de dichas abadesas.
Así pues este claustro es de todo menos unitario. La disparidad de estilos, sin embargo, no le resta encanto. Además, desde allí podemos ver asomarse la torre octogonal.
Se accede a la sala capitular por una puerta de estilo gótico construida bajo el mandato de la abadesa Anglesola en el siglo XIV. Está cubierta con una bóveda de crucería ojival y en el suelo vemos varias lápidas sepulcrales de las antiguas abadesas de la comunidad, algo que suele ser bastante común. En la sala vemos la imagen de la Virgen de la Misericordia, realizada en alabastro y atribuida al escultor Pere Johan. En esta sala es donde se tomaban las decisiones más importantes de la comunidad como la elección de abadesas. También aquí las novicias tomaban sus votos.
En la banda este del claustro, donde hay una entrada,se encuentra la capilla del año 1895 que guarda la Virgen del Claustro, una magnífica talla en piedra, románica del siglo XIII.
El vino y el aceite son productos que se comercializan con éxito, gracias a sendas cooperativas. De hecho el mismo monasterio tenía una bodega, de la que solo quedan los arcos en la calle Mayor que se aprovecharon como apoyo para construir las casas.
En esa misma calle está la entrada que nosotros usamos.
En Vallbona también se conservan antiguos lavaderos. El más grande tenía dos grandes receptáculos. Uno era para lavar la ropa y el otro para enjuagarla. Están rodeados de unas losas planas inclinadas que servían para restregar la ropa. Hoy forma parte de un itinerario sobre la Guerra civil. Y es que el pueblo conserva, también, varias trincheras y búnkeres de esa época.
Dentro de los lavaderos del pueblo cabe comentar que había uno solitario, destinado a lavar la ropa de los enfermos exclusivamente (por si tenían enfermedades infecciosas su ropa se lavaba separadamente de la de la gente sana).
Antes hablaba de las cooperativas. La de vino, llamada L'Olivera, puede visitarse. No es una gran bodega pero se hace una visita guiada con degustación.
Comenté que teníamos la pensión completa en el monasterio. La cena se hace a la hora que se determina y todos a la vez. No se puede entrar al comedor antes de esa hora y tenemos que hacerlo todos juntos. Nosotros ponemos la mesa (nos sentamos en el mismo sitio que a mediodía) y usamos la misma servilleta que teníamos guardada. La cena es sencilla. Un poco de sopa (que por algún problema llegó fría a la mesa), queso, pan con aceite (espectacular) y un yogur. Ya dije que la gastronomía no es uno de los motivos para ir a ese monasterio.
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