La elección de Villablino como base en la segunda parte de nuestro viaje fue porque estaba estratégicamente bien situada para los diferentes miradores/puntos de observación que hay para intentar ver el oso cantábrico: a poco más de media hora de La Peral, en Somiedo, por el este, y del observatorio de la naturaleza de Fondos de Vega, por el oeste. Ya algo más lejos te pillaba La Penona de Gedrez, pero también a una distancia llevadera. Por otro lado Villablino es la capital del Valle de Laciana, zona también osera y que curiosamente este verano ha tenido avistamientos oseros muy cercanos.
La predicción metereológica no era muy alagüeña para hoy y se cumplió. Nada más levantarnos vemos que sigue lloviendo. En fin, desayunamos tranquilamente ya que en el precio del hotel el desayuno estaba incluido y cogemos el coche para dirigirnos a la zona de Muniellos, a ver si hay suerte y por allí está despejado. Nos dirigimos al centro de interpretación del famoso bosque y para ello hay que echar algo menos de 1 hora en coche, cruzando la frontera con Asturias y adentrándonos en el Parque Natural de las fuentes del Narcea, Degaña e Ibias. Todo el trayecto lloviendo, pero ya que hemos llegado al centro de interpretación de Muniellos, qué menos que verlo. Una vez dentro y con el distanciamiento social que por estas fechas manda, nos da la bienvenida una trabajadora que nos da una pequeña charla y luego pasamos a ver las salas que tiene el centro de interpretación. Una vez finalizado salimos para el coche y vemos que solo chispea, así que aprovechamos para dar la vueltecilla que parte del propio parking del centro para ir al mirador de Muniellos. El paseo de unos 700 metros merece mucho la pena, es muy cortito y la verdad es que este tiempo le da encanto a la zona, parece un bosque de cuento de hadas.


Vistas de Muniellos desde el mirador de Muniellos. Detalles del camino
Llegamos de nuevo al coche y sigue chispeando y yo me animo a realizar la ruta Obachu en su versión corta de 4 kms. que también parte del centro de interpretación. Resultó una decepción. La mitad de ella transcurre por la carretera, aunque en los más de dos kilómetros que anduve por ella no pasó ni un vehículo




Inicio de la ruta. Mirando atrás. Llegando al Centro de Interpretación
Antes de irnos nos pasamos por el otro mirador, el de la Candanosa. Y otra vez coche y para Villablino. A mitad de camino paramos en el observatorio de Fondos de Vega y decidimos que esta tarde lo que haremos es venirnos para acá para ver si hay suerte con el oso. Ya en Villablino me como mi primer cachopo del viaje, que tenía ganas, en la terraza de la Tintorería, un hotel con un bar-restaurante muy chulo.

Mirador la Candanosa
Nos fuimos para el mirador de Fondos de Vega y allí estuvimos, junto a un muchacho, echando un ojo a la montaña que teníamos enfrente, montaña próxima a donde estábamos y que si pasara un plantígrado lo vieramos claramente a simple vista, pero que al estar tan cerca no abarcabas mucho terreno. En fin, estuvimos a gusto, pero no me parece un muy buen lugar y por supuesto, osos ninguno, pero sirvió para echar la tarde tranquilamente.

En el observatorio de la naturaleza de Fondos de Vega
Ya de vuelta en Villablino, duchita y dimos una vuelta intentando ir a un pub que habíamos visto por internet con buena pinta, pero estaba cerrado, así que acabamos de nuevo en la Tintorería, echando unas cervecitas.