Tras el fracaso del observatorio de osos de Fondos de Vega me levanté temprano con la idea de quitarme la espina e ir a un sitio ya conocido, La Peral, en Somiedo. Al fin y al cabo está a media hora en coche. Allí estuve algo antes de las 8 de la mañana y eché un poco más de un par de horas sin éxito alguno. Lo bueno del sitio es que siempre hay por estas fechas bastantes observadores y además abarcas mucho terreno, por lo que la posibilidad de éxito es grande, pero la observación siempre será muy lejana, no tan próxima como en Gua, por ejemplo. Lo peor fue el fuerte viento que se te calaba en los huesos que daba gusto al estar sentado tanto tiempo y además, a pesar del trípode, las miradas por el telescopio eran "moviditas" por lo que el cansancio de vista está garantizado. Así que quitando los rebecos, pocas alegrías faunísticas.
Ya de nuevo en Villablino, recojo a la señora para dirigirnos a la zona del Monasterio de Hermo, a una hora en coche, ya que por allí hay uno de los hayedos más impresionantes que hay. Curiosamente pasamos por Gedrez, villorrio también conocido por ser zona de observación osera. La ruta la saco de wikiloc, una ruta circular de unos 9,5 kms que no está señalizada. Lo maravilloso es que cuando llegas al punto de partida ves que no hay internet. El perfil es pindio por una parte y bastante más llevadera por la otra. Por tanto hemos de decidir si coger el camino de la izquierda o de la derecha sin saber cuál es el más favorable. Decidimos el de la derecha y, ya os digo que era al revés Empezamos a subir y a subir y como mi mujer no está más que hecha para el llano, va a paso cochinero hasta que dice basta cuando llevamos poco menos de 2,5 kms y nos volvemos por donde hemos venido. Yo la verdad no la veía para tanto la ruta, pero la forma física de cada uno es distinta y yo disfruto mucho más del campo que ella por lo que se me hace todo más llevadero.
En cuanto al trozo de ruta, a mí me gustó. Un hayedo frondoso con árboles de buen porte. Un pequeño encontronazo con un grupo de vacas en mitad del camino que al ver a nuestra perra supongo que se pusieron nerviosas y que tuvimos que rodearlas porque tenían pinta de querer embestirnos y secciones con moscas por todas partes.
Al coche y para Villablino. En la Tintorería volvemos a comer y pensamos qué hacer esta tarde. Mirando rutillas cortitas y fáciles por la zona damos con una que parece interesante: La ruta de los tejos.
Así que nos dirigimos al cercano pueblo de Ríoscuro y pasado el mismo veremos el cartel de la ruta con un aparcamiento para 3 ó 4 coches. La ruta comienza por una pista forestal que cruzara el río Bayo por un puente y empezará a ascender dirección Brañarronda. Seguiremos la pista hasta llegar a un cruce marcado que indica por dónde has de seguir. Aquí desaparece la pista y empieza la zona más bonita, metida en el bosque. Y por ella anduvimos hasta que dimos con nuestros primeros tejos y tras verlos decidimos volvernos por donde habíamos venido, haciendo algo menos de 7 kms en total. Muy recomendable la ruta y se puede hacer más larga y circular si se quiere.
Ya en el hotel, duchita y otra vez para la Tintorería, ya sin la perra.
Ya de nuevo en Villablino, recojo a la señora para dirigirnos a la zona del Monasterio de Hermo, a una hora en coche, ya que por allí hay uno de los hayedos más impresionantes que hay. Curiosamente pasamos por Gedrez, villorrio también conocido por ser zona de observación osera. La ruta la saco de wikiloc, una ruta circular de unos 9,5 kms que no está señalizada. Lo maravilloso es que cuando llegas al punto de partida ves que no hay internet. El perfil es pindio por una parte y bastante más llevadera por la otra. Por tanto hemos de decidir si coger el camino de la izquierda o de la derecha sin saber cuál es el más favorable. Decidimos el de la derecha y, ya os digo que era al revés Empezamos a subir y a subir y como mi mujer no está más que hecha para el llano, va a paso cochinero hasta que dice basta cuando llevamos poco menos de 2,5 kms y nos volvemos por donde hemos venido. Yo la verdad no la veía para tanto la ruta, pero la forma física de cada uno es distinta y yo disfruto mucho más del campo que ella por lo que se me hace todo más llevadero.
En cuanto al trozo de ruta, a mí me gustó. Un hayedo frondoso con árboles de buen porte. Un pequeño encontronazo con un grupo de vacas en mitad del camino que al ver a nuestra perra supongo que se pusieron nerviosas y que tuvimos que rodearlas porque tenían pinta de querer embestirnos y secciones con moscas por todas partes.
Al coche y para Villablino. En la Tintorería volvemos a comer y pensamos qué hacer esta tarde. Mirando rutillas cortitas y fáciles por la zona damos con una que parece interesante: La ruta de los tejos.
Así que nos dirigimos al cercano pueblo de Ríoscuro y pasado el mismo veremos el cartel de la ruta con un aparcamiento para 3 ó 4 coches. La ruta comienza por una pista forestal que cruzara el río Bayo por un puente y empezará a ascender dirección Brañarronda. Seguiremos la pista hasta llegar a un cruce marcado que indica por dónde has de seguir. Aquí desaparece la pista y empieza la zona más bonita, metida en el bosque. Y por ella anduvimos hasta que dimos con nuestros primeros tejos y tras verlos decidimos volvernos por donde habíamos venido, haciendo algo menos de 7 kms en total. Muy recomendable la ruta y se puede hacer más larga y circular si se quiere.
Ya en el hotel, duchita y otra vez para la Tintorería, ya sin la perra.