Todos sabemos por propia experiencia que una ruta breve y sencilla ni mucho menos tiene que ser menos bella y digna de recorrer que una larga y complicada. Y eso mismo es lo que sucede con la senda de las Pasarelas del río Mao (Ourense), que se ha convertido en punto casi imprescindible en cualquier viaje a la Ribeira Sacra. Al ser muy cortita, no requiere demasiado tiempo; además, no presenta dificultad, resulta apropiada para toda la familia y es muy bonita. ¿Qué más se puede pedir? Por eso no quiero que falte en esta recopilación de mis rutas de senderismo favoritas, aunque a ésta más que como tal se la podría catalogar de paseo.
Hicimos este itinerario de camino hacia el Parador ubicado en el antiguo Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil, un lugar encantador, monumento histórico-artístico desde 1923, que merece una visita pausada y, si es posible, algún que otro día de alojamiento. Sin embargo, no es un tema que toque aquí, pues el relato se encuentra en una etapa de mi diario De viaje por España, cuyo enlace pongo a continuación por si a alguien le interesa:
UBICACIÓN DE LA RUTA EN EL MAPA PENINSULAR SEGÚN GOOGLE MAPS.
Como simple referencia, porque no suele ser la ruta habitual que hacen los visitantes de la zona, pongo el itinerario desde Ourense capital hasta el inicio de la senda, que supone una distancia de 52 kilómetros y una hora de coche, aproximadamente.
LA RUTA.
Se trata de un paseo de unos tres kilómetros, que se completa en un hora más o menos, dependiendo del ritmo o la prisa que lleve cada cual. La senda es sencilla, ya que se va en buena parte por una amplia pasarela de madera, si bien se debe tener en cuenta que hay bastantes escaleras. En algunos tramos va a bastante altura, aunque creo que solamente podría producir vértigo a personas muy sensibles.
El inicio se encuentra a 10 kilómetros de Parada de Sil, junto a la carretera OU-0605, al lado del Albergue da “Fábrica da Luz”, una antigua central eléctrica, que cayó en desuso en los años sesenta del siglo pasado por la creación de infraestructuras más avanzadas para la generación de energía. Hace unos años se rehabilitó y se recuperó su interior para convertirlo en un Museo-Albergue. Está indicado.
Desde ese punto no tuvimos más se seguir la ruta señalada, que en principio iba al borde del río, ofreciéndonos bonitas estampas de su rápido discurrir. A lo largo de la ruta existen paneles explicativos sobre la valiosa biodiversidad del entorno, su flora y su fauna.
Poco después llegamos al inicio de una espectacular pasarela de madera, cuyo recorrido nos iba a deparar unas bellas panorámicas a vista de pájaro del río Mao, su cañón y todo el verde entorno circundante, en el que reinan castaños y viñedos.
Durante el paseo, cómodo pese a las escaleras, la pasarela se va convirtiendo en otra atracción más conforme se retuerce por las paredes del cañón que surca, formando miradores, rampas, plataformas…
Al final, volvimos a tomar una pequeña pista que nos condujo a la desembocadura del río Mao en el Sil, hasta llegar a un paraje singular con un amplio remanso de las aguas configurando un paisaje idílico.
A partir de aquí, se puede regresar al punto de partida deshaciendo el mismo itinerario o bien salir a la carretera para volver por ella. Aunque el entorno es muy bonito incluso pisando asfalto, nosotros preferimos volver sobre nuestros pasos para revivir el paseo.
También existe la posibilidad de englobar este pequeño recorrido en otras rutas de senderismo más largas, como la que va por el cañón del río Sil. No disponíamos de tiempo suficiente entonces, de modo que será cuestión de investigar próximamente, por ejemplo en el otoño, una época muy interesante en estos parajes por lo que deben ser unos extraordinarios contrastes de color.