A las 6:30 me levanté de la cama. No servían el desayuno hasta más tarde. Me bajé a la calle, cogí un tuk tuk y me llevó a la lonja. En realidad me dejó cerca de allí porque justo en ese momento salía la presidenta del país del palacio presidencial que se encuentra muy próximo a la lonja, y estaban todas las calles cortadas por lo que acabé antes haciendo el último tramo andando.
La lonja es un espectáculo de colores, gente y sobretodo olores. Tiene diferentes secciones, en unas limpian el pescado, en otras cocinan, en otras lo subastan...
Fue a esta última donde me dirigí. Obviamente era el único muzungu en toda la lonja.
Todo el mundo me miraba, incluso me preguntaban si quería pujar, a lo que yo les respondía que no. Estuve paseando una media hora por allí, intentando soportar el olor. Agradecí no haber desayunado nada.
Llegué al hotel y desayuné. Era buffet libre. No estaba mal del todo, pero tampoco era el mejor del mundo. Cuando acabé, bajé a la calle a ponerme más datos en la tarjeta SIM, me estaba quedando sin, cambié 100€ al mismo cambio que la vez anterior, y me subí a la habitación a ducharme.
Poco tiempo después me recogió el conductor de Bolt que me había recogido el día anterior, con el que había quedado nuevamente.
Me llevó al aeropuerto, facturé, esperé en la sala de embarqué, y finalmente cogí el vuelo a Arusha con parada en Zanzibar. El precio era de 54 €.
Al llegar a Arusha había un conductor que me había enviado Joshua que me llevó al Mambo Arusha Hostel (a unos 40 minutos del aeropuerto). Me cobró 20000 TZS. Llegué sobre las 16h al hotel, pero hasta las 17:15h no me dieron la habitación. Justo ese día estaban instalando las mosquiteras en la cama, y como habían hecho un check out tardío en mi habitación, no les dio tiempo a tenerla lista antes.
La verdad es que no me importó pues la recepción era muy agradable y tenía buena conexión.
Descansé un poco y cené allí. No había nada por la zona para hacer ni cenar.
El hotel costaba 21 USD la noche y la cena 5 USD. Estaba muy bien, muy tranquilo y la anfitriona Nam, es muy atenta y te ayuda en todo lo que puede.
Tampoco tardé en dormirme pues al día siguiente me tenía que levantar a las 7.
Me recogían para empezar los safaris.