Nos desviamos un poco de la ruta "circular" de Irlanda, para ir al centro del país, a Clonmacnoise, en una ruta de 1h20 de carretera que merece muchísimo la pena. Clonmacnoise es una antigua catedral, actualmente en ruinas (como casi todo lo que merece la pena en este país). El lugar es espectacular, muy verde, junto al río Shannon. Tiene un cementerio enorme con cruces celtas. Merece la pena pasear y es un lugar ideal para los aficionados a la fotografía. La entrada era gratis en 2021 por el COVID.


Deshicimos el camino por la misma carretera y pasamos por el castillo de Dunguaire, en la localidad de Kinvara. No entramos al castillo, solo paseamos por los alrededores.

Unos 30 minutos de carreteras pequeñas y secundarias nos llevó al monolito de Poulnabrone, un dolmen funerario del Neolítico. La visita es gratis. Otros 30 minutos de carreteras secundarias para llegar hasta Doolin, donde paramos a comer en el restaurante McGann's, típico bar irlandés con buena comida.

Desde ahí bajamos por la carretera por la zona de The burren, una zona de piedra kárstica junto al mar, que lleva hasta los archiconocidos Acantilados de Moher, probablemente el sitio más turístico de toda Irlanda. Ojo la visita a los acantilados de Moher es gratuita, pero te cobran por dejar el coche, en concreto 10€ por cada ocupante del coche. Consejo: antes de entrar al aparcamiento (que es al aire libre), bajaos todos los ocupantes del vehículo (excepto el conductor, jaja) y os ahorrareis un buen dinero. Los acantilados son bastante espectaculares y merece la pena pasearlos y disfrutar de todos los puntos de vista.


Finalmente condujimos algo más de 1 hora hasta Limerick, donde nos alojamos en el Hotel Limerick City.