Nos levantamos con una fina lluvia, confiamos en que pare a lo largo de la mañana.
Hemos quedado con Isidro a las 10, comenzaremos la mañana visitando el CEMENTERIO JUDÍO, el Alter Jüdischer Friedhof, no sin antes pasear unos minutos por el Wiessensee (daño me hace no ver la beta ) viendo corretear a las ardillas.
Tras la expulsión de muchos judíos de Viena, Berlín decide acoger y establecer en la ciudad a las familias judías. Se les concede una zona de entierro a las afueras, en el barrio de Rosenthal.
Allí hay miles de judíos enterrados, entre ellos muchos personajes ilustres. Isidro nos fue relatando cientos de curiosidades, por lo que se hace necesario realizar la visita con un guía, sino simplemente deambularás entre tumbas y caminos laberínticos sin saber muy bien su historia.
Como lloviznaba cada poco, el día estaba gris, frío de diciembre y el silencio sepulcral de la zona, convirtieron la visita en un ratito súper íntimo. Además, de repente, en medio del cementerio empiezan a sonar todas las sirenas de Berlín, incluidos nuestros móviles (estaban probando el sistema de alarmas en caso de emergencia nacional), y a pesar del susto, sentimos que allí estábamos a salvo.
A media mañana Isidro se despide de nosotros y nos dirigimos a visitar lo PATIOS JUDÍOS, "Die Hackesche Höfe". Están situados en el histórico Scheunenviertel («barrio de los graneros»). En los inicios, estos patios se construyeron para albergar una gran cantidad de empresas de todo tipo: ropa de hombre, pieles, muebles, instrumentos musicales, metal, etc… Pero también en esa época los utilizaron de una forma lúdica, ya que se realizaban bailes para la alta sociedad en sus salones y era el epicentro de reuniones de los vecinos de la zona.
8 son los patios que se visitan actualmente, hay teatros, tiendas de moda e incluso la tienda del Ampelman (luego os hablo de él).
Un poquito más adelante de la entrada de los 8 primeros patios encontramos el Dead Chicken Alley, un callejón por el que pasarías por su puerta cientos de veces sin darte cuenta del tesoro que esconde. Por eso hay que ir muy atento para encontrarlo. Alberga el museo-exposición de Anna Frank, así que con esas premisas es fácil localizarlo.
Es un callejón alternativo, con graffitis y murales, y que nació tras la caída del Muro, como lugar donde expresar libremente pensamientos e ideas por parte de los jóvenes, ya que estaba terminantemente prohibido pintar en los muros de la ciudad.
Si recorres el callejón hasta el final encontrarás unas escaleras que te llevan a una original tienda de cómics
A lo largo del Barrio judío, encontramos en el suelo diversas placas doradas que destacan de los adoquines. Son los llamados Stolpersteine. Recuerdan a las víctimas de los nazis en Berlín. Delante de cada casa en la que vivieron por última vez estas personas antes de ser deportadas a los campos de concentración se han colocado estas placas, con su nombre y el lugar al que fueron deportadas.
Como os decía al hablar de los patios judíos, allí se encuentra la tienda oficial del famoso AMPELMANN. No lo he nombrado en todo el diario pero lo hemos tenido presente desde el minuto 1 que pisas Berlín.
En 1961 había un puesto de trabajo muy poco común: psicólogo del tráfico del Berlín Este. El tráfico empezaba a ser un problema y para ayudar a los niños a cruzar la calle creó un personaje para los semáforos: el AMPELMANN. Un simpático muñeco que indicaba cuando cruzar.
Con la caída del Muro, los berlineses del Este vieron que no todo lo del Oeste era mejor, y sintieron nostalgia por su Ampelmann.
Un estudio de una universidad alemana demostró, tras unas pruebas, que los niños reaccionaban mejor al Ampelmann que a otros símbolos, por lo que los investigadores recomendaron su uso en toda Europa. Es mucho más fácil de ver que nuestro tradicional peatón, puesto que es el doble de grande.
Hoy en día el Ampelmann no está solo en los semáforos, sino en camisetas, tazas... y como os he dicho, tiene hasta su propia tienda!
Para terminar la mañana con un recuerdo más alegre, fuimos a visitar el famoso MERCADO NAVIDEÑO de GENDARMEN MARKT, ahora colocado en BEBELPLATZ hasta el 2024, debido a las obras.
La nueva ubicación es ideal, entre la Ópera Estatal, la facultad de Derecho de la Universidad Humboldt y el Hotel de Roma.
Es gratuito hasta las 14h, después se paga 1 euro, y permanece abierto hasta el 31 de Diciembre.
Bueno, pues llegaba la hora de comer, compramos un par de cosas en un Edeka cercano a casa, comemos tranquilamente en el apartamento, terminamos de recoger y preparar maletas y salimos hacia el aeropuerto, nuestro vuelo sale a las 20h.
Nos queda pendiente regresar, nos vamos con mucha nostalgia, pensando fechas para regresar, quizá con mejor tiempo y más horas de luz, nos queda mucho por descubrir, nunca terminas de conocer Berlín. Como dijo un ex ministro de cultura de Francia...
"PARÍS SIEMPRE ES PARÍS, PERO BERLÍN ES...¡NUNCA BERLÍN!