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Amanece de nuevo gris, pero no se anuncian lluvias, así que a las 10 de la mañana de nuevo estamos cogiendo el tranvía.
No lo he comentado pero estos días en Berlín nos estamos moviendo en transporte público de todo tipo gracias a bonos de 24h que compramos cada día. El precio para cada adulto es de 8,80 y te permite viajes ilimitados en el transporte público durante 24h desde el momento en que validas el billete. Hugo no paga.
Isidro nos ha echado una mano a organizar las visitas de hoy, de forma que caminemos lo menos posible entre un sitio y otro para evitarle a Hugo grandes distancias sin sentido.
Hoy vamos a comenzar visitando el EAST SIDE GALLERY. Nos bajamos en Berlín Ostbahnhof y recorremos a pie los 1300 metros de muro que queda como muestra de arte al aire libre.
106 son los murales que decoran este tramo del muro y cada artista a su manera, reflejaron los acontecimientos que Alemania y el mundo habían vivido e intentaron dejar un mensaje para que las futuras generaciones no repitieran los errores del pasado.
Cuando llegamos al más conocido, ‘Dios mío, ayúdame a sobrevivir a este amor mortal’, Dimitrij Vrubel (1990), la cola era como de 10 minutos para hacerse la famosa foto. El único mural que vimos con cola.
En él, Vrubel se burla de la relación (política, hasta donde sabemos) entre Erich Honecker y el ruso Leónidas Brézhnev con motivo de los 30 años de la RDA. Aunque la imagen del beso generó un gran revuelo en el bloque capitalista, este gesto era algo muy común en los países socialistas.
Al terminar, contemplamos desde la orilla del río el famoso OBERBAUMBRÜCKE, el puente de 2 alturas. Por la parte superior circula el U-Bahn y por la inferior los transeuntes.
Une los distritos de Friedrichshain y Kreuzberg, separados por el Spree, el principal río de Berlín.
Subimos la cuesta para coger el U-Bahn, cruzar el puente por la parte superior y dirigirnos al conocido CHECKPOINT CHARLIE, el paso fronterizo más famoso de Berlín y que nos decepcionó enormemente ( a pesar de que ya nos lo había advertido Isidro) . Fue famoso por ser el punto más caliente de la guerra fría, desde intercambios de espías a intentos desesperados de fugas de la parte oriental a la occidental.
La caseta original fue retirada en 1990, pero ante la avalancha de turistas en busca de un vestigio de la guerra fría se decidió colocar una caseta falsa como recuerdo y a su lado el Museo del Muro de Berlín, donde se encuentra la verdadera.
Nuestro siguiente destino era el memorial de LA TOPOGRAFÍA DEL TERROR, muy cerca del Checkpoint Charlie, desde el que llegamos caminando.
Pasamos por delante del Trabi World, el museo dedicado al Trabi, que por suerte, estaba cerrado, porque ya me veía durante horas viendo coches como este verano en La Toscana ( LA TOSCANA 2022: ENTRE TERMAS Y CIPRESES ).
La entrada a la Topografía del Terror es gratuita y está ubicado sobre la antigua sede de la Gestapo y por ello está dedicado a la historia del régimen nazi y del terrorismo en general.
Con el móvil y un pequeño mapa que te dan a la entrada vas siguiendo la exposición a través de fotos, documentos, audios...
No es muy apropiado para niños de la edad de Hugo (11), lo siguió la primera media hora, luego se cansó. Gracias que habíamos comprado unos sobres de cromos de Qatar y estuvo entretenido con ellos sentado en uno de los muchos bancos que hay en el museo mientras nosotros lo recorríamos.
Estuvimos alrededor de hora y media. Hay taquillas para dejar las cosas, y una pequeña cafetería con el café más caro de Berlín (más de 4 euros nos cobraron).
Desde allí visitamos el MERCADO NAVIDEÑO DE POTSDAMER PLATZ (que no Postdamer, como he leído en infinidad de blogs de renombre). No nos gustó, es totalmente prescindible. Además debido a su ubicación en un cruce, había como corrientes entre los puestos que lo hacía más desagradable todavía. Aún así, comimos allí y nos fuimos a visitar un museo hasta que llegase la hora azul y con ella la magia de la Navidad.
En la Potsdamer Platz tenemos también el semáforo más antiguo de Europa, que aunque hoy en día sigue emitiendo las 3 luces, solo es un mero punto de encuentro, puesto que se divisa desde cualquier punto de la plaza.
En los años 20 del siglo pasado, era tal la avalancha de gente que transitaba por esta zona y la escasez de señales que regularan el tráfico, que los policías se veían obligados a hacerlo con trompetas, pero aún así los accidentes eran muy frecuentes.
Por eso, se instaló esta torre-semáforo de color verde, de cinco lados, y un poco más de ocho metros de alto. El cambio de señal no era automático, sino que había un policía sentado en la cabina en lo alto de la torre que cambiaba manualmente los colores. A los peatones berlineses les tomó cierto tiempo aprender a respetar estas señales.
El semáforo pronto se convirtió en todo un emblema de la ciudad. El que vemos ahora es una réplica del original que quedó destruido después de alguno de los tantos bombardeos que sufriera la plaza durante la Segunda Guerra.
Ahora sí, llegó el momento de visitar un museo en Berlín, la ciudad cuenta con más de 150 por lo que es difícil decantarse por uno. A simple vista llama la atención el de Pérgamo, pero tiene cerrada actualmente el altar de Pérgamo, así que le hicimos la cruz hasta que regresemos a la ciudad en otra ocasión.
Solo disponíamos de un par de horas para visitar el elegido, y por recomendación de Isidro elegimos el MUSEO HUMBOLDT.
Está ubicado al sur de la Isla de los Museos, muy cerca del Ayuntamiento Rojo
Visitamos las salas dedicadas al Museo Etnológico, en la 2º planta, en concreto la de Oceanía y África. Ahora mismo son gratuitas pero no tardarán en ser de pago, motivo por el cual lo elegimos también.
Pudimos contemplar máscaras, obras de arte de marfil, trajes tradicionales e incluso enormes embarcaciones. Está fenomenal con peques porque tiene muchas zonas interactivas para que puedan interactuar y manipular, y para dedicar un par de horitas es ideal.
Ahora sí, llegó el momento de la Navidad, empezaba a anochecer y nos fuimos al MERCADO NAVIDEÑO DEL ROTES RATHAUS, o el Berliner Weihnachtszeit en el Rotes Rathaus. Está situado entre el Ayuntamiento Rojo y la Marienkirche, y a unos pasos del Humboldt forum que acabamos de visitar.
Para mi es el más bonito de todos los visitados en Berlín en este viaje, y además abre hasta el 1 de enero.
Papá Noel pasa diariamente volando con su trineo a las 16:30. 18:30 y 20:30h. Un momento que nos recordó un montón a las Navidades que pasamos en el Lago Leman en Suiza, hace unos años (ESCAPADA NAVIDEÑA ALREDEDOR DEL LAGO LEMÁN ).
Recorrimos el mercado varias veces, tomamos un glühwein, vimos a la gente patinar sobre hielo en el centro del mercado, Papá Noel sobrevoló nuestras cabezas y finalmente, montamos en la noria. Hugo nunca había montado en una y la experiencia fue estupenda, además ver el mercado desde las alturas nos encantó. Las fotos desde la cabina salieron reguleras, están acristaladas y las luces de la propia noria reflejaban.
Estando tan cerquita de la ST MARIENKIRCHE bien merecía una visita, no todo va a ser Navidad!
Tres son las maravillas de esta iglesia que presume de ser la más antigua de Berlín:
La primera de ellas la conocida como Danza de la Muerte, en la torre, que se puede contemplar desde un cristal. Mide más de 22 metros de largo y se cree que data del siglo XV, cuando la peste arrasó la vida de miles de personas. Se encontró oculto tras un muro de ladrillo.
La segunda es el púlpito, que parece que levita sobre los ángeles:
Y la tercera y última el ógano:
Tras esta breve visita nos reunimos con Isidro y ponemos rumbo al distrito de SPANDAU y su MERCADO NAVIDEÑO.
Llegamos ya con noche cerrada pero nos impresionó la cantidad de casas señoriales que tiene. Como visita navideña no tiene mucho valor, seguro que de día gana más. Nosotros no visitamos la Ciudadela tampoco, por las horas que eran, y seguro que esa zona gana puntos.
Dicen que este año el mercado es menor que antes de la época covid, nosotros lo recorrimos entero, y nos dimos un homenaje en un vietnamita del casco antiguo, en el que estaba todo delicioso.
Hicimos una parada en la Puerta de Brandeburgo para verla iluminada, puesto que es de los pocos edificios que mantienen la iluminación de noche, por aquello del ahorro energético:
Regresamos a casa tarde y cansados, empezábamos a acumular los madrugones y las pateadas de toda la semana. Mañana será nuestro último día y exprimiremos la mañana al máximo...o al menos, lo intentaremos.
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