Hoy sería el último día de navegación de este viaje tan intenso y tan especial que habíamos vivido, fue nuestro primer transatlántico y no nos defraudó. Este día fue relajado, aprovechamos un día más el buen tiempo que nos hizo para tomar el sol e incluso mojarnos un poco en los jacuzzi, después como todos los días de navegación aprovechamos para ir a comer al restaurante, definitivamente nos gustó mas que el bufé, después nos fuimos a tomar nuestro último café de sobremesa con nuestros amigos al Loft Café para después irnos a recoger parte de las maletas ya que al día siguiente no nos daría tiempo. Para rematar y antes de la cena quedamos en el Uptown Lounge para nuestro último Karaoke y bien que lo aprovechamos, este día cantamos casi todo el grupo, las cuatro chicas (Rosa, Puri, @Pepa1973 y Julia) cantaron la chica ye ye, @Jaicosa cantó de pareja con Puri (mi señora) un tema de Ana Belén y Antonio Banderas, Tomás se lanzó con Noelia de Nino Bravo, y hasta yo me lance con el “Gato que está triste y azul”, pero no tenían o no sabían la versión de Roberto Carlos y me pusieron una versión de Tamara, menudo desastre me salió, pero se trataba de pasar un rato divertido.
Tras esa demostración de cante, nos fuimos a cenar y esta noche había un musical en el teatro, “Imaginocean”, por lo que nos dirigimos tras la cena a ver el pase de las 22:15 en el Chora Theatre situado en las cubiertas 6 y 7, para a continuación dirigimos como otras noches al Atrium, allí estaban los chicos de la animación en la “Space Party”. Esta noche estuvimos hablando del día siguiente, no teníamos claro que iba a pasar con el control de inmigración, sólo sabíamos que tenían que bajar a todos los viajeros y tripulantes del barco y que esto duraría hasta las 15 horas, por lo que no se podía subir al barco hasta pasada las tres de la tarde.
Por parte de la compañía se había distribuido por camarotes y plantas unas salidas concretas del barco para el control de inmigración, a nosotros nos toco a las 7:45 a.m. por lo que esperábamos poder estar fuera a las 08:30 a.m. que era a la hora que habíamos quedado con nuestro guía acompañante para ver New York.
Después de las últimas copas de la noche, nos dirigimos a nuestro camarote y aun nos esperaba una sorpresa al ver el diario de abordo, nos comunicaban en él que sobre las 4:30 pasaríamos por debajo del puente de Verrazano y a continuación por la Estatua de la Libertad y la Isla de Ellis. Pero además teníamos también una carta para los viajeros que íbamos en balcón y a babor (parte izquierda del barco sentido de la marcha) donde se nos especificaba que a las 4:45 pasaríamos frente a la Estatua de la Libertad y además se nos pedía que tuviéramos encendidas las luces del balcón para iluminar la entrada al canal de New York. Ya os podréis imaginar, nos acostábamos pasada la una de la madrugada y si queríamos disfrutar de algo que no se ve todos los días, pasar junto a la Estatua de la Libertad con un crucero y visto desde tu camarote, nos tocaba dormir poco, por lo que puse el despertador a las 4.30 para poder disfrutar de tal acontecimiento.